Ocultar. La palabra clave es ocultar.

Cuando Neves entró en Badajoz el día 15, la ciudad estaba repleta de cadáveres. Esto lo sabemos por el testimonio de Mario Neves. Personalmente también se de otro testimonio, la hija del comandante Vega Cornejo. El día 15 fue del hospital Provincial hasta San Agustín en busca de su hermano el teniente José Vega Rodriguez, Lo que vio no debería haber sido demasiado agradable: las calles llenas de cadáveres y un olor a muerte insoportable. El día 16 Mario Neves seguía viendo cadáveres por distinto puntos de la ciudad. Sabemos que  los periodistas iban acompañados de fotógrafos, sin embargo parece que estos profesionales de la fotografía no estuvieron al tanto de lo ocurrido en Badajoz. Eso o que la prensa lusitana estaba cumpliendo con las órdenes del gobierno de Salazar. En el último esfuerzo   historiógrafo para reducir las muertes por la represión del ejército de Yagüe (La Matanza de Badajoz ante los...) editan una documentación excepcional sobre las fotografías que los fotógrafos lusos realizaron los primeros días de la toma de Badajoz. Lo que parece mentira es que las calles estuvieran repletas de muertos y en los archivos de Lisboa solo aparezcan fotografías con un puñado de cadáveres esparcidos por el suelo. ¿A nadie le interesaba la cantidad de muertos resultantes de la toma de Badajoz? ¿Qué clase de profesionales eran esos que apenas sacaron instantáneas de los cadáveres que llenaban las calles de Badajoz?

Ocultar. La palabra clave es ocultar. Cualquier profesional que se precie hubiera sacado fotografías de tantos cadáveres. hubiera sido un documento excepcional. René Brut el día 18 sacó imágenes de cadáveres esperando incineración o ya incinerados. En contraste  a los portugueses a penas le llamó la atención de la masacre pacense.

Ocultar. La palabra clave es ocultar. La prensa del país vecino no reflejaba en sus artículos la realidad de lo que estaba sucediendo en Badajoz. Este incuestionable hecho a algunos seudohistoriadores se que no les hace demasiada gracia. Pero la realidad es esa.

Ocultar. La palabra clave es ocultar. También hay otras palabras. Negar, reducir, engañar, confundir...

Sabemos que se utilizaban las plazas de toros como campos de concentración provisionales. Hasta que los militares prepararan sus famosos campos de concentración en los que se inspirarían los alemanes para construir después los suyos. la plaza de toros que vemos en la fotografía de la izquierda corresponde al coso de Santander, vemos una plaza de toros repleta de milicianos y campesinos. Izquierdistas en general. Si no fuera por lo trágico de los acontecimientos podríamos pensar que estaban esperando a la suelta de las típicas vaquillas. La realidad era bien distinta.

En esta otra instantánea en la derecha, vemos la plaza de toros de Badajoz. Totalmente desierta. Tan solo un militar y dos cadáveres. Mario Neves dice que tan solo vio unos cuantos de detenidos en los toriles esperando su trágico fin. Sabemos por los periodistas y por testigos de la época que la plaza de toros de Badajoz era usada con el mismo fin que la plaza de Santander, ¿donde estaban los detenidos después de la toma de Badajoz? Los toriles no pueden albergar a mucho personal. En la plaza de arriba vemos las gradas y el albero abarrotados y en la plaza de abajo vemos un impresionante desierto. La fotografía habla por si misma. En la plaza de toros de Badajoz   no vemos a nadie por la sencilla razón de que los habían asesinado.