miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Terror rojo de Julius Ruiz.


¿Como excusamos a los cura trabucaires? Veamos los triples saltos mortales que ejecuta Julius Ruiz en su libro "El Terror Rojo":
Es cierto que había sacerdotes  que acompañaban a los voluntarios principalmente carlistas de Mola desde Navarra hasta Madrid en calidad de capellanes. Tal era la escasez de oficiales que alguno de ellos incluso se hicieron cargo de requetés en el campo de batalla cuando sus jefes caían. Eduardo Barreiros (...) se encontró con que su unidad estaba bajo el control de facto de diez sacerdotes, entre quienes se encontraba José Ulibarri. (El Terror Rojo. Ed. de bolsillo, pag.95 )

José Ulibarri, carlista y párroco de Ugar, se hizo famoso por quemar una bandera republicana en 1932. Según  M. Santa Cruz:


En fin, justificar el mando militar que ciertos curas integristas abordaron con sumo gusto, alegando falta de oficialidad es muy poco ético por parte del hispanista británico, y nos hace sospechar de la finalidad de sus estudios.

Es muy difícil aceptar por parte de la derecha que durante la Guerra Civil, igual que en las Guerras Carlistas, existieron curas que no tuvieron ningún pudor en coger un arma. Estos curas del requeté son un ejemplo, lo mismo que el cura de Zafra que iba armado y se jactaba de ciertas hazañas poco decorosas.

La izquierda atacó al clero por estas circunstancias y porque el odio a las sotanas venía de lejos. Durante la monarquía de Alfonso XIII los pistoleros anarquistas se cargaron al cardenal Soldevila. Siguiendo a Rosa María Aragüés Estragués:
El grupo Los Solidarios [anarcosindicalistas] decidió asumir la responsabilidad de eliminar a varias personalidades antirrevolucionarias: a Martínez Anido gobernador civil de Barcelona; al coronel Arlegui, jefe superior de policía de Barcelona; a los ex ministros Bagallal y el conde de Coello, a José Regueral, gobernador de Bilbao; y al cardenal Soldevila. A todos ellos hacen responsables directos de la política terrorista que se estaba llevando a cabo contra los anarquista.
La CNT relacionaba al cardenal Soldevila con los sindicatos amarillos creados por la patronal, y es que de siempre a la iglesia le ha gustado participar en la política [http://www.elplural.com/2015/10/13/la-iglesia-espanola-mas-divida-que-nunca-los-obispos-sostienen-posiciones-enfrentadas-sobre-la-unidad-de-espana-o-los-matrimonios-gays] lo mismo que en los negocios [http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/09/130912_cultura_propiedades_millonarias_iglesias_papa_francisco_kv].

No hubo persecución por la fe. Podremos estar repitiendolo hasta el infinito y más allá, que la Iglesia Católica y sus acólitos seguirán suspirando por sus mártires por la fe. Una cosa sí que es cierta, fueron mártires, pero lo fueron lo mismo que los asesinados por el franquismo: por sus inclinaciones políticas. Esto no quiere decir que no pagaran justos por pecadores, y que se merecieran el final que tuvieron, pero ya es hora de desterrar el mito de la "persecución religiosa". O mejor dicho, pongamos a la tan cacareada "persecución religiosa" en el mismo plano que cualquier otro asesinato en retaguardia.





3 comentarios:

  1. ¿Desde cuando ser capellan es sinónimo de criminal de guerra?Cruz Laplana y Laguna, de 61 años y nacido en Plan (Huesca), sacerdote desde 1898, era obispo de Cuenca desde fines de 1922.
    La supuesta intervención política de Laplana fue negada por el mismo Sebastián Cirac al declarar en el proceso de beatificación que “nunca en su vida intervino en política o tuvo aficiones por los partidos o caciques políticos. Su ejemplo, su preocupación y hasta su intervención, aconsejando, estuvo exclusivamente promovido por las necesidades de salvar a la Iglesia y a las almas”. Para el mismo proceso declararía el alcalde socialista de Cuenca en 1936, Antonio Torrero González: “como tal D. Cruz Laplana, no había nada contra él, como contra el otro señor; el meterse con ellos fue por ser obispo, por ser sacerdote. Yo, desde luego, puedo resaltar que el Sr. obispo, en política, huía de toda ella. La impresión en que se le tenía en Cuenca era que era buena persona, y no se le tenía odio alguno. En el Palacio no se encontró absolutamente nada, ni de cartas, ni de periódicos, ni de armas, nada que pudiera ser comprometedor para el Sr. obispo. Mi opinión sobre la muerte de los dos es que murieron como santos”.

    Tras la llegada a Cuenca de las milicias anarquistas de Cipriano Mera, en la tarde del 20 de julio hizo explosión una bomba en la puerta del palacio episcopal. El 28 de julio el obispo es obligado a dejar su residencia en compañía de su mayordomo Manuel Laplana y de su familiar Fernando Español. Bajo custodia de milicianos es conducido al Seminario convertido en cárcel. Laplana y Español fueron fusilados en la carretera de Villar de Olalla (en el alto de Puente de la Sierra, kilómetro 5 de la carretera) en la madrugada del 8 de agosto. Los cadáveres quedaron abandonados en la cuneta. Fernando Español Berdié, oscense de Ardiles (1875), era sacerdote desde 1901, y prefirió ser cura de aldea a profesor del seminario hasta que Laplana le pidió que le ayudara en Cuenca. Allí fue como canónigo y familiar del obispo, del que no quiso separarse en la hora de la muerte, a pesar de que le dijeron que a él no le buscaban. Fue beatificado con el obispo en 2007. http://www.forumlibertas.com/alcalde-socialista-de-cuenca-el-obispo-y-su-ayudante-murieron-como-santos/

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  2. Entonces, tampoco existe ninguna persecución religiosa (a lo sumo política) ahora por parte del Estado Islamico (los amigos arabes de los asesinos terroristas de París) en Irak y Siria, también esto es un engaño de la Derecha (incluido Hollan) como la de los años 30.

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  3. Creo que en la entrada queda muy clara mi postura. Así que no voy a repetir lo mismo.
    Gracias.

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