viernes, 4 de diciembre de 2015

Y dicen que Jay Allen se inventó la Matanza de Badajoz


Los neofranquistas  dicen que la matanza de Badajoz también fue un invento de Indalecio Prieto, por conjurar que no quede, pero vamos a centrarnos en Jay Allen

El periodista norteamericano era un demócrata de izquierdas que creía en la II República y tenía amistades entre el PSOE de Pablo Iglesias. Esto no es ningún secreto tan solo tenemos que leer a Paul Preston, no hace falta ir muy lejos. Es obvio que Jay Allen quería contribuir con la causa republicana en contra del fascismo, no en vano Hitler, Mussolini y Salazar -fascismo suave o semifascismo- brindaron una ayuda impagable a los franquistas.

En la FNFF escribían a propósito de Allen:
Jay Allen periodista militante y de combate al servicio del comunismo, es el primer manipulador oficial de la guerra civil española con dos notables actuaciones. Los “crímenes de Badajoz” donde se acreditó que Allen ni estuvo los días de la toma, y simplemente se inventó los fusilamientos masivos, como acreditaron documentalmente Francisco Pilo, Fernando de la Iglesia y Moisés Domínguez, en 2010 en un libro documentadísimo. [La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda]
En efecto, el libro es un libro documentadísimo, que para desmentir la matanza de Badajoz se documenta, principalmente, en la prensa -permítanme la expresión- militante y de combate al servicio del fascismo, es decir, en la prensa lusa. Allen no tuvo la necesidad de inventarse ningún fusilamiento masivo. Estos son demostrados por el mismo libro al que hacen referencia en la FNFF. Este trabajo no hace otra cosa que añadir más dudas a los asesinatos consentidos por el tte. coronel Juan Yagüe Blanco.

¿Qué invento Allen? poca cosa:
...Desde entonces, cada día se ejecuta a 50 o 100 personas. Los moros y los legionarios lo saquean todo. Pero lo más siniestro es que la «policía internacional» portuguesa está contraviniendo las normas internacionales y devolviendo a cientos de refugiados republicanos a una muerte segura bajo los pelotones de fusilamiento rebeldes... (fragmento del artículo de Jay Allen)
Es imposible documentar el número de muertes por día. No sabemos si están más cerca de las 50 que des las 100, pero es seguro que desde que entró Yagüe en Badajoz no se dejó de asesinar. En un reciente trabajo Dulce Simoes demuestra que las autoridades portuguesas devolvían a los refugiados que huían de los franquistas ( 'Frontera y Guerra Civil española: dominación, resistencia y usos de la memoria' ).
Este mismo día [23 de agosto] llegó un coche con la bandera roja y amarilla de los rebeldes. En él iban tres falangistas, acompañados por un teniente portugués. Enfilaron por las estrechas calles hasta llegar al hospital donde yacía el señor Granado, gobernador civil republicano de la ciudad. El señor Granado y su comandante militar, el coronel Puigdengola, abandonaron a la milicia leal dos días antes de que cayera Badajoz. (fragmento del artículo de Jay Allen)
El Gobernador Miguel Granados Ruiz de IR -partido moderado de izquierdas-, en efecto, abandonó Badajoz dos días antes de que Yagüe entrara en Badajoz, pero Puigdengolas se adentró en portugal la misma mañana del día 14, yerra en la fecha pero no en la acción. Errores de fechas lo veremos más veces.
Los fascistas subieron corriendo las escaleras, y recorrieron un pasillo con las armas desenfundadas, hasta entrar en la habitación del gobernador. El Dr. Pabgeno, director del hospital, se arrojó sobre su indefenso paciente y gritó pidiendo ayuda, consiguiendo salvar una vida (fragmento del artículo de Jay Allen).
Desconocemos a ciencia cierta el nombre del doctor que salvó la vida a Miguel Granados, pero los falangistas pacenses reconocieron que le mandaron un "regalito" al Gobernador Civil. En el libro El Secretario, también explican este suceso. Miguel Granados huyó de Badajoz campo a través, el esfuerzo en el caluroso agosto extremeño le llevó a ser hospitalizado en Elvas.
Diputado entregado a los rebeldes
El día anterior, entregaron a los rebeldes a Madronero (sic), alcalde de Badajoz, y al diputado socialista Nicelau de Pablo (sic). El martes, escoltaron a 40 refugiados republicanos hasta la frontera de España. Treinta y dos de ellos fueron fusilados a la mañana siguiente. Cuatrocientos hombres, mujeres y niños fueron conducidos con una escolta de caballería desde el puesto fronterizo de Caia hasta las líneas españolas. Cerca de 300 de ellos fueron ejecutados. (fragmento del artículo de Jay Allen).
No existe ninguna duda de la entrega del alcalde Sinforiano Madroñero y del diputado Nicolás de Pablos. Tampoco podemos documentar si cerca de 300 refugiados fueron ejecutados, si existió esa documentación fue eliminada. Pero era voz pópuli el destino que les esperaba a los que huían a Portugal. Un amigo profesor de historia me confesó en persona el asesinato de un tío suyo que había huido a Portugal.
Fuimos directos hasta el centro de Badajoz. Estas son mis notas: la catedral está intacta. No, no lo está. Al pasar junto a ella en coche veo que ha desaparecido una parte de la torre cuadrada. (fragmento del artículo de Jay Allen).
Hasta la fecha no hemos encontrado ningún testigo que confirme que faltase un trozo de torre de la catedral de Badajoz, pero en las crónicas de Mario Neves se confirmaba que la catedral había sufrido graves desperfectos.
Ayer tuvo lugar allí un fusilamiento ceremonial, simbólico. Siete importantes miembros del Frente Republicano fueron fusilados al son de una banda de música y demás fanfarria, ante 3000 personas. Todo ello para probar que los generales rebeldes no fusilan sólo a obreros y campesinos; con el Frente Popular no hay favoritismos que valgan. ((fragmento del artículo de Jay Allen).
Totalmente cierto. El diario fascista Hoy. publicó un artículo al respecto (Se ha hecho justicia). Parece una exageración que 3.000 personas acudieran a ver el asesinato, pero público asistió para ver como se asesinaba en vivo y en directo. Moisés Domínguez Núñez consiguió unas fotografías de este luctuoso acto.
Tiendas saqueadas por conquistadores
Todas las tiendas parecían destrozadas. Los conquistadores las saqueaban al pasar. Los portugueses llevan toda la semana comprando relojes y joyas por prácticamente nada. Muchas de esas tiendes pertenecen a gente de derechas. Es el impuesto de guerra que pagan por su salvación, me dijo con gesto huraño un oficial rebelde. 
((fragmento del artículo de Jay Allen).
En los primeros meses se le permitía a los moros saquear las localidades conquistadas. El caso de Badajoz fue un escándalo -como ha demostrado Francisco Espinosa Maestre- ya que saquearon a gente de orden y para colmo el saqueo había cruzado fronteras.
Las enormes paredes del Alcázar asoman al final de la calle de San Juan. Fue allí donde los defensores de la ciudad, refugiados en la torre de Espantaperros, fueron asfixiados con humo y tiroteados.
En la Torre de Espantaperros se colocaron ametralladoras. Según el libro De Moisés Domínguez, Una visión Histórica en el Badajoz "Rojo" -copia de la causa 397/1936-, pag. 95:
En la declaración del sargento Barragán encontramos que en la Torre de Espantaperros se hicieron fuertes el cabo de Tambores Martínez, con el cabo José Bogace...
Esto desmiente que Jay Allen confundiera la Torre de Espantaperros -una construcción árabe-  con la torre de la Iglesia de Almendralejo -una construcción cristiana-. No es descabellado pensar que para expulsar a los que se habían hecho fuerte en la Torre de Espantaperros usaran el humo y el fuego, tal y como habían hecho en Almendralejo y en Llerena. No tenemos ningún documento que nos confirme todo esto, pero como sabemos poca documentación se dispone para este asunto.
Los «rojos» eran jóvenes, en su mayoría campesinos con camisa azul y mecánicos vistiendo monos de trabajo. Todavía los estaban reuniendo. A las 4 de la madrugada los hicieron entrar en la plaza por la puerta por donde solía entrar el desfile inicial de toreros. Dentro les esperaban las ametralladoras.
Dicen que la primera noche la sangre alcanzó un palmo de profundidad. No lo dudo. Allí se asesinó a mil ochocientos hombres y mujeres en un plazo de doce horas. En 1.800 cuerpos hay más sangre de la que uno imagina. ((fragmento del artículo de Jay Allen).
La primera matanza no se produjo en la plaza de toros, aquí Allen deja correr la imaginación, Se mató por todo Badajoz: en el río Rivillas, en las murallas, enfrente del Ayuntamiento y en la catedral, por las calles, y por supuesto, en la tristemente famosa plaza de toros. La plaza ha sido usada como emblema.

1.800 personas dice Allen que murieron en la primera matanza. ¿Invento de Allen? No, la prensa informaba de grandes bajas; desde las mil, hasta los dos mil personas: Allen apostó por las mil ochocientas.
Llegamos a la puerta de la Trinidad atravesando las antaño invencibles fortificaciones. La luna lo iluminaba todo. Una semana antes, entró por ella un batallón de 280 legionarios. Sólo veintidós vivieron para contar la historia de cómo se encaramaron a los cuerpos de sus propios muertos para silenciar con granadas de mano y cuchillos dos ametralladoras asesinas. ¿Dónde estaba la aviación del gobernador? Es un misterio. Hace que uno se estremezca pensando en Madrid.((fragmento del artículo de Jay Allen).
Esto no es cierto, pero esta falsedad proviene, precisamente, de las filas franquistas que propagaron que un batallón de legionarios fue eliminado al intentar entrar por la brecha de la Trinidad. La realidad es que Mario Neves contó en aquella zona alrededor de veintitantos cadáveres. La leyenda ha seguido vigente durante muchos años. No en vano por donde entraron los moros se llama el parque de la Legión. Aquí Allen, también denunciaba el abandono del Gobierno de Madrid que sufrió Badajoz.

—Hasta ayer, allí había una piscina ennegrecida por la sangre —dijo uno de mis amigos—. Allí fusilaron a los militares leales y no se llevaron sus cuerpos en varios días, para que sirvieran de ejemplo.((fragmento del artículo de Jay Allen).
Es cierto que dejaban los cadáveres a la intemperie para aterrorizar, a la ya aterrorizada población por los bombardeos y los combates.
En la plaza de toros, Mario Pires perdió la cabeza durante las ejecuciones. Intentó salvar a una preciosa niña de 15 años a la que sorprendieron con un rifle en la mano. El moro fue inflexible. Mario vio como la disparaban. Ahora Mario está recibiendo cuidados médicos en Lisboa. ((fragmento del artículo de Jay Allen).
Es imposible contrastar la la historia de la preciosa niña de 15 años, pero el Embajador republicano en Lisboa tenía un informe sobre la enfermedad pasajera del reportero portugués que fue internado por sufrir una crisis.
—¿Qué fue de los Plá?
—Los fusilaron.
—¿Por qué?
Sin respuesta.
No hay respuesta. Podían haber dejado que esas personas escaparan a Portugal, que estaba a sólo cinco kilómetros de distancia. Pero no les dejaron. ((fragmento del artículo de Jay Allen).
Los hermanos Pla fueron asesinados a pesar de que se entregaron voluntariamente y que les prometieran que sus vidas no corrían peligro. El obispo de Badajoz medió por ellos, pero Yagüe fue cruel e inflexible.

El artículo se titulaba: «Matanza de 4000 personas en Badajoz, “Ciudad de los horrores“,
 contada por el corresponsal del Tribune» y fue publicado en el Chicago Tribune el 30 de agosto de 1936.
He llegado aquí desde Badajoz, ciudad a unos kilómetros de distancia, en España. Subí a la azotea para mirar atrás. Vi fuego. Están quemando los cuerpos. Cuatro mil hombres y mujeres han muerto en Badajoz desde que los moros y los legionarios rebeldes del general Francisco Franco treparan sobre los cuerpos de sus propios muertos para escalar las murallas tantas veces empapadas en sangre.
Es obvio que Allen ni vio fuego, ni los moros y legionarios treparon sobre cuerpo alguno, y es obvio que Allen adorna el artículo para beneficiar a la causa republicana, pero también es cierto que se quemaron cadáveres y que Allen no se inventó la cifra de 4.000 muertes. En el informe del embajador en Lisboa se ofrece una cifra entre 4.000 y 4.500 muertos.

Según informó Domínguez, el diario L’Intransigeant (París), publicó el 29 de agosto de 1936 las famosas imágenes que René Brut tomó en el cementerio de Badajoz.



Y dicen que Jay Allen se inventó la matanza de Badajoz. Para no haber estado en la capital pacense el periodista estadounidense estaba muy bien informado de lo que aconteció en Badajoz.




2 comentarios:

  1. Yo siempre digo lo mismo. Parece que se han centrado en el artículo de Jay Allen, pero la realidad es que antes que él ya hubo otros periodistas que escribieron sobre la masacre cometida en Badajoz.

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  2. Y ofrecieron datos bastante preocupantes de lo que había ocurrido en Badajoz. Habría que destacar entre otros, los de Berthet y Marcel Dany. Esto quiere decir, que el conocimiento a nivel internacional de lo que pasó aquí ya se sabía antes de publicarse el escrito del norteamericano,.

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