miércoles, 13 de abril de 2016

Barbadillo no acierta con Guernika


Vamos a desmenuzar y a desmontar ( o al menos intentarlo) un artículo de Pedro Fenández Barbadillo sobre el bombardeo de Guernika aparecido en una web informativa que se le supone un talante liberal, libertad Digital. Es curioso pero el liberalismo español suele alinearse con las tesis franquistas.

Guernica, la mentira que nunca muere
Pedro Fernández Barbadillo.

El dicho popular sostiene que las mentiras "tienen las patas cortas". Será en la vida cotidiana, porque en la universitaria las mentiras avanzan con grandes zancadas. Los españoles lo podemos comprobar si nos acercamos al consenso de los historiadores sobre la II República, la Guerra Civil y el régimen franquista.

El "Y punto" de Viñas como argumento

Un ejemplo es la fabulación de que el general Franco hizo matar al gobernador militar de Las Palmas, general Amado Balmes, para dejar Santa Cruz de Tenerife y poder subir al avión que le trasladó a Marruecos. Según el fabulador, el catedrático Ángel Viñas, esa muerte accidental "¡es un asesinato con premeditación y alevosía. Y punto!". Un historiador aficionado, Moisés Domínguez, ha demostrado que la narración no pasa de ser una novela, y encima poco verosímil, ya que ha encontrado hasta la autopsia que se realizó a Balmes. Pero la academia sigue difundiendo la fábula. El único profesor que yo sepa se ha atrevido a señalar al rey desnudo ha sido Stanley Payne en su El camino al 18 de julio.

Efectivamente Moisés Domínguez es un investigador aficionado, que no historiador, cosa por otro lado muy honrosa. Tenemos que argumentar en favor de Viñas que el sr. Domínguez, por mucho empeño que haya puesto y por muchos apoyos que haya recibido del CEU (Luis E. Togores, Carlos Gregorio Hernández,) no ha demostrado nada de nada. El historiador profesional y profesor, Roberto Muñoz Bolaños, en un grandísimo y eficaz artículo, puso en graves aprietos el libro de Moisés Domínguez. En favor del investigador aficionado hemos de considerar que los archivos que ha encontrado ( la autopsia), a pesar de ser una copia del original, tienen un valor, al menos interesante, pero tal y como afirma el prof. Bolaños, y tal como es la información que nos ofrece, no puede ser bajo ningún concepto una prueba concluyente. La autopsia solo confirma que el sujeto recibió un disparo a quema ropa que si bien accidentalmente pudo ser un auto-disparo, bien podrá haber sido obra de alguna persona de confianza del general Balmes. Tampoco el testimonio del conductor de Balmes es un aporte definitivo. Bien podría estar en el ajo y si no lo estaba, y por la cuenta que le tenía, sería mejor llevarle la corriente a los asesinos golpistas.

Un cínico —o quizás un realista—, afirmaba que en la universidad se producía la sustitución de las teorías o los paradigmas desfasados por otros nuevos sólo cuando los viejos que habían elaborado los primeros y se negaban a aceptar las novedades se jubilaban o se morían. Yo aceptaría la afirmación anterior si hubiera esa sustitución de teorías, pero es que los años pasan y vemos que, en este caso, las mentiras se mantienen, incluso engordan. Bien lo sabía el militar, ingeniero e historiador Jesús María Salas Larrazábal, fallecido el 29 de marzo, que, junto con el periodista Vicente Talón, introdujo racionalidad y hechos en el episodio más manipulado de la guerra civil española: el bombardeo de Guernica, realizado el lunes 26 de abril de 1937 por las aviaciones de Italia y Alemania.

Talón y Larrazabal bien pueden considerárseles autores con claras evidencias de confraternizar con el lado oscuro de la historia.

Talón reveló (Arde Guernica) que el delegado del Gobierno vasco había suspendido el tradicional mercado del lunes, aparte de tomar otras medidas para proteger a la población de un bombardeo, cosa lógica debido al bombardeo de Durango efectuado por los italianos el 31 de marzo; la cercanía del frente; y las tropas y fábricas militares que había en la pequeña ciudad. Salas redujo el número de muertos a menos de 130, de los que dio nombre y apellidos, cuando la historiografía antifranquista y abertzale había impuesto el número de 1.654 fallecidos. Para desprestigiar a Salas, que expuso por escrito sus descubrimientos por primera vez en 1981, se le tildó de "general franquista", cuando sus dos ascensos a general de brigada y de división los aprobaron sendos Gobiernos socialistas presididos por Felipe González.

Ángel Viñas, el "exterminador de mitos franquistas señaló que. "En el tardofranquismo apareció por arte de birlibirloque. Eminentes historiadores como Ricardo de la Cierva y el general Jesús Salas Larrazábal ignoraron a Southworth y echaron las campanas al vuelo. En su versión, ligeramente tergiversada, estaba la verdad encarnada". Si ignoramos todo lo que escriben los autores no franquistas, las tesis de estos adquieren visos de verdad incontestable. Esta táctica la usa Fernández Barbadillo, que parece desconocer como se hizo la "inmaculada" Transición, si no no diría que Salas Larrazabal no era pro-franquista porque Felipe González le concedió dos ascensos.

Es cierto que se había anulado el mercado, pero también es cierto, según relata, Ignacio Fontes de Garnica, que a pesar de todo "numerosos baseritarras de los caseríos de los alrededores ya habían bajado a vender sus productos como hacían cada lunes, y a pesar de que se habían sellado los accesos a la ciudad, también habían llegado de los alrededores cierta cantidad de aficionados para presenciar el partido de pelota vasca convocado en el frontón (...), y que igualmente sería suspendido". (1.937: el crimen fue Guernica. Pag,) 61


¿El peor libro de Anthony Beevor?

En La Guerra Civil española, escrito para el septuagésimo aniversario de la contienda, el historiador británico Anthony Beevor dedica poco más de dos páginas al bombardeo de Guernica, y, como le replicó Salas en su último libro:

Demuestra que en el siglo XXI pueden seguir escribiéndose insensateces sobre el bombardeo de Guernica. Antepone versiones de escritores de su nacionalidad, aunque se alejen por completo de la realidad, a serias investigaciones de españoles, alemanes e italianos.

Entre otros errores, Beevor escribe que en Guernica "era día de mercado"; no menciona el primer bombardeo, que fue realizado por los italianos y había alertado a los habitantes; repite que los aviones alemanes ametrallaron a las personas que estaban dentro de las calles de la villa; inventa que de Bilbao, más alejado del frente, huía gente a Guernica que llegaba a ésta mientras se producía el bombardeo; ignora las intenciones de los corresponsales británicos de lanzar una campaña contra la amenaza nazi exagerando los horrores de la Luftwaffe... Y por último se sacude su responsabilidad con este párrafo:

Nunca se ha sabido con certeza el número de muertos y heridos que produjo el ataque. El gobierno vasco sostuvo que un tercio de la población (1.654 muertos y 889 heridos) sufrió en sus carnes el bombardeo, aunque las investigaciones más recientes sostienen que los muertos no pasaron de 300.

¿En qué quedamos? ¿Se conoce o no se conoce el número de víctimas? ¿Qué merece más crédito a un historiador: la declaración de uno de los bandos en una guerra o las posteriores investigaciones?

No se conoce ni se conocerá jamás el número exacto de muertos en el criminal bombardeo de Guernica. Seguimos con Ignacio Fontes de Garnica: "Sólo Jesús Salas Larrazábal había emprendido la tarea (...), de levantar acta de las víctimas con nombre y apellido de cada una de las víctimas cifrándolas en 126; hasta la actualidad, cuando Gernicazarra Historia Taldea, asociación de historiadores de la ciudad, reanudó el trabajo hasta mayo de 2012 había documentado 153 víctimas y tenía otras seis en estudio. Pero ellos mismos dicen que nunca podrá conocerse el número de víctimas con exactitud; entre los otros extremos citados que lo impiden, el hecho de que el suelo de la Guernica reconstruida, el actual, está en una cota de 1,50 a 1,80 metros sobre la anterior al bombardeo: no se retiraron las ruinas sino que se compactaron para que sirvieran de cimientos a las nuevas edificaciones; los cadáveres que no estuvieran a la vista reposan para siempre en el subsuelo guerniqués". el periodista Noel Monks escribió:
Volví al pueblo ennegrecido al amanecer [del día 28 de abril]. Las llamas se habían apagado, pero las ruinas ardían lentamente. Vi más de ochocientos cadáveres. Otros treecientos cadáveres no eran reconocibles como tales porque no eran reconocibles como tales porque no eran cuerpos, eran solo manos piernas, brazos, cabezas y pedazos de carne humana. Muchos cuerpos tenían heridas de bala, balas de las ametralladoras de los aviones.

Las ciudades bombardeados por el Frente Popular

Una de las mentiras que forman parte de la leyenda de Guernica es que se trató del primer bombardeo aéreo de una ciudad. El Gobierno del Frente Popular había hecho bombardear por su aviación, según enumera Salas: Ceuta (20, 26 y 28 de julio), Tetuán (20 y 28 de julio), Melilla (26 y 28 de julio) Larache (28 y 7 de agosto), Cádiz (20 y 26 de julio y 7 de agosto), Toledo (22 de julio), Sevilla (23 y 26 de julio), Córdoba (26 de julio, 5 y 22 de agosto), Siétamo y Leciñena (1 y 2 de agosto), Algeciras y Tarifa (7 de agosto), Palma (13 de agosto), Huesca (24 y 27 de agosto), Oviedo (21, 24, 25 y 27 de agosto)

En la última actualización de su investigación, Guernica, el bombardeo: la historia frente al mito (Galland), editado en 2012, y de donde sacamos las citas anteriores, Salas volvió a desmontar los puntos de la leyenda sobre Guernica tanto los antiguos que provienen de los años de la guerra, como los nuevos. Entre éstos, destaca la afirmación de dos escritores británicos, Gordon Thomas y Max Morgan, en su novela El día en que murió Guernica (1976), de que la víspera del bombardeo hubo una reunión en Burgos de Franco, Mola, Richthofen (jefe de estado mayor de la Legión Cóndor), Velardi (jefe de la Aviación Legionaria italiana) y otros militares para planear el ataque genocida. Esa reunión era imposible entre otros motivos porque Franco, en Salamanca, se enfrentaba a la rebelión de algunos falangistas y carlistas que no aceptaban su unificación en FET de las Jons; el día 25 había sido detenido el jefe falangista Manuel Hedilla.

No es necesario acudir al útimo refrito de Salas Larrazábal para desacreditar la novela El día en que murió Guernica. Southworth en su obra sobre la destrucción de Guernica (mucho antes que Larrazabal) comenta que "(...) el diario privado de Von Richthofen no confirma la reunión ni las decisiones que según Gordon Thomas y Morgan Witts allí se tomaron (...). El libro de Thomas y Morgan-Witss carece de todos escrúpulos en términos de erudicción (...)". Larrazabal ni desmistifica ni es original.

Sin embargo, los hechos siguen siendo ignorados en favor del mito. En un artículo del profesor universitario y militar Fernando Puell de la Villa, publicado en el número 7 de la revista Desperta Ferro dedicado a la guerra en Vizcaya en 1937, se incluye un mapa con los datos de la leyenda: bombardeo ininterrumpido "durante más de tres horas" y 1.654 muertos, según el Gobierno vasco.


Mientras la Academia se cierra a la verdad, como la cripta de un vampiro a la luz, la villa de Guernica no tuvo reparos en invitar a Salas Larrazábal a actos sobre el bombardeo.

El mito sobre Guernica es que no hay tal mito. Franco durante cuarenta años le estuvo echando la culpa a los rojos. Cuando murió el dictador esa mentira, monstruosa por otra parte, no se pudo mantener por más tiempo y Ricardo de la Cierva y compañía comenzaron con la maniobra de cargarle todo el mochuelo a los aviones de la Legión Condor. Aviones que por otra parte había metido el propio Franco en España para poder ganar la guerra, así que algo de responsabilidad tendría el dictador en las acciones de sus aliados. Franco no hizo ningún reproche a la aviación nazi: toda la culpa la tuvieron los rojos .

No hubo tal mito. El ejército de Franco supo desde el primer momento que Guernica estaba siendo bombardeada, incluso hoy sabemos que aviones españoles participaron en la destrucción de Guernica. No se sabrá el número exacto de víctimas mortales, lo mismo que nunca sabremos con exactitud las cifras de la matanza de Badajoz o la masacre de la carretera Málaga-Almeria, etc, etc. Las cifras que los historiadores nos ofrecen  sobre las víctimas del franquismo siempre son aproximadas y han de revisarse al alza. Artículos como los de Pedro Fernández Barbadillo, o los libros como los de salas Larrazábal, no son otra cosa que intentos revisionistas y/o negacionistas y no consisten en otra cosa que echarle más leña al fuego para que la llama de la mentira no se apague jamás. Como muy dijo Viñas: ... "Pero no se preocupe el lector. Todavía hoy encontrará fácilmente a historiadores que siguen negando la responsabilidad de Mola, de Kindelán o de Franco"

Nueva entrada del Blog Badajoz RepublicanoSolo Podemos es totalitario o autoritario.

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4 comentarios:

  1. A día de hoy, para mí al menos, La destrucción de Guernica, de Herbert. R. Soutworth, sigue siendo el trabajo más contundente y claro sobre las mentiras que idearon los franquistas sobre lo de Guernica. Como siempre, el norteamericano se apoyó en innumerables fuentes bibliográficas.

    Por cierto, el libro, El dia en que murió guernica, de Gordon Thomas y Max Morgan Witts, el cual se menciona en esta entrada,tuve la suerte de hacerme de él en fechas recientes, en un mercadillo de libros antiguos al módico precio de un euro.

    A veces te encuentras auténticas joyas en dónde menos te lo esperas.

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  2. Joooder, que suerte. ¿Lo has leído ya? Southworrth no habla nada bien de él.

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  3. No, aún no lo he leído. Lo compré hace poco y estoy en otras lecturas.

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  4. Yo me estoy releyendo toda mi biblioteca: son más de 200 libros.

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