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Federico de Juan y Luis Ignacio González --Los Clones-- aseguraban que "nos debían ocho meses e Intereconomía nos invitó a irnos". El documentalista neo-franquista Alfonso Arteseros, estrella de la cadena, harto de promesas incumplidas, explotó y difundió un vídeo por la red acusando a Intereconomía de ser su ruina y de haberlo dejado desangrado. En el vídeo el documentalista neo-franquista se quejaba de que lleva año y medio viviendo de los ahorros de su mujer. Según Arteseros Intereconomía le debe 400.000 euros por la venta y distribución junto a su rotativo La Gaceta de los DVD de su programa y dice que se siente "estafado". Incluso los trabajadores de Intereconomía han realizado una huelga de 10 días.
Estos eran los motivos por los que convocaban la huelga que finalizaba el 26 de diciembre:
El caso es que el cierre de la edición impresa de La Gaceta no ha sorprendido a nadie tras los escándalos económicos que acucian a Julio Ariza. Apenas algunas líneas en la prensa han informado de la desaparición de La Gaceta. Todo lo contrario pasó cuando el diario progresista Público tuvo que echar el cierre, Aunque desde cierto sector de la derecha se era condescendiente con el cierre de Público, ciertos personajes de la fría caverna se alegraban por el cierre del diario progresista . El colérico Herman Tersch en su cuenta de twiter se alegraba y dejaba un tweet cargado de odio:
Malos periodistas los ha habido siempre, pero cerdos de esta calaña debían ser sometidos a la más fría indiferencia. El problema es que individuos rastreros como Tertsch, venden, y venden mucho. Lo mismo que vende libros Belén Esteban o discos Paquirrín.
También el ex-comunista Sánchez Dragó dijo: "Me alegré del cierre de Público porque fue un medio que me atacó, me insultó y me manipuló informaciones". ¿Habrá insultado y manipulado La Gaceta? En fin, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Acaso Sánchez Dragó no insulta y manipula?
El caso más bochornoso fue el de Intereconomía. Ellos se alegraron enormemente del cierre de Público. Fernando Díaz Villanueva escribió un artículo titulado HASTA SIEMPRE PÚBLICO, donde se alegraba del cierre del diario progresista. El final del artículo acaba así: "el que ríe el último ríe mejor". Paradójico, ¿no?, ¿quién ríe el último ahora?
He intentado localizar el artículo en la web de La Gaceta. En el buscador de la web escribí el título --Hasta siempre Público-- y nada mi gozo en un pozo, el artículo parece que fue retirado. Así que busque de otra forma. En el buscador de la web puse "cierre de Público". Aquí ya encontré algo, pero no el artículo de Fernando Díaz Villanueva:
No encontré el dichoso articulito pero sí un enlace que en teoría debía remitirme al artículo de marras. En la imagen de arriba vemos el enlace:
Creo que no se lee demasiado bien. No es problema:
Hasta nunca Público
Es curioso, decía el neo-franquista Pedro Fernández Barbadillo que Público: “Es El País para víctimas de la LOGSE” y el tontolculo de Fernando Díaz Villanueva lo confirmaba afirmando que el diario progresista era "para chavalines de extrema izquierda con la cabeza llena de "consignas y prejuicios logsianos". Curioso, la LOGSE solo afecta a "chavalines de extrema izquierda", parece ser que los chavalines de la extrema derecha son inmunes a la LOGSE. Deben haber encontrado el antídoto contra los "prejuicios logsianos". ¿No será el señor Díaz Villanueva una víctima de la LOGSE?
Estos eran los motivos por los que convocaban la huelga que finalizaba el 26 de diciembre:
-INCUMPLIMIENTO DEL PAGO DE NÓMINAS DESDE MEDIADOS DE 2012. Debido a la irregularidad en la entrega de los salarios o la ausencia de pago de ninguna clase durante algunos meses, la empresa adeuda a la plantilla una media de siete nóminas. A pesar de estos incumplimientos, la empresa no ha convocado concurso de acreedores ni ha llevado a cabo un ERE en los últimos seis meses, por lo que consideramos que el IMPAGO no está, en absoluto, justificado.
-Hace también ahora año y medio, se obligó a la plantilla a una REDUCCIÓN SALARIAL DEL 10% a la que todos los trabajadores accedieron de buen grado con el fin de hacer viable la compañía.
-Durante este tiempo se han ido sucediendo DESPIDOS INTERMITENTES de trabajadores que, en algunos casos, reclamaron a la empresa o públicamente el pago de sus salarios.
-Como consecuencia de esos despidos, la situación de los trabajadores ha empeorado; debido a la exigencia, por parte de la empresa, de la ampliación de la jornada laboral, el cumplimiento de horas extraordinarias no remuneradas o cambios en la planificación y los horarios. De igual forma, la empresa ha realizado cesión de trabajadores entre las empresas del grupo en detrimento de nuestros derechos laborales.
-Los medios para realizar nuestra labor son cada día más precarios. Falta de periódicos, papel, impresoras o unos cuartos de baño en pésimas condiciones hacen aún más penoso nuestro trabajo. Sobre todo, porque hemos asistido, mientras tanto, a las obras de acondicionamiento de nuevos despachos para los directivos del grupo.
-Simultáneamente, se ha producido la contratación injustificada de nuevos empleados con los que, en ocasiones, se ha cumplido con mayor puntualidad que con los antiguos trabajadores.-Las reclamaciones que se han hecho del pago de nóminas o las peticiones de información sobre la situación real de la empresa han sido contestadas con indiferencia, silencio o, en algunos casos, con indignación por parte de algunos directivos de la empresa.
-Los trabajadores de Intereconomía carecemos de representación y no hemos tenido hasta ahora COMITÉ DE EMPRESA ni CONVENIO COLECTIVO, ni siquiera de aplicación, siendo nuestra referencia, según consta en los contratos, un Estatuto de los Trabajadores que tampoco se cumple.Dicen los trabajadores que no tenían Comité de Empresa ni Convenio Colectivo. Y que esperaban de una empresa: neofranquista, homófoba, xenófoba, y sobre todo, orgullosa de ser de derechas. Lo que nos deja sin habla es que todavía Intereconomía siga emitiendo a pesar de la mínima audiencia que recauda.
El caso es que el cierre de la edición impresa de La Gaceta no ha sorprendido a nadie tras los escándalos económicos que acucian a Julio Ariza. Apenas algunas líneas en la prensa han informado de la desaparición de La Gaceta. Todo lo contrario pasó cuando el diario progresista Público tuvo que echar el cierre, Aunque desde cierto sector de la derecha se era condescendiente con el cierre de Público, ciertos personajes de la fría caverna se alegraban por el cierre del diario progresista . El colérico Herman Tersch en su cuenta de twiter se alegraba y dejaba un tweet cargado de odio:
Malos periodistas los ha habido siempre, pero cerdos de esta calaña debían ser sometidos a la más fría indiferencia. El problema es que individuos rastreros como Tertsch, venden, y venden mucho. Lo mismo que vende libros Belén Esteban o discos Paquirrín.
También el ex-comunista Sánchez Dragó dijo: "Me alegré del cierre de Público porque fue un medio que me atacó, me insultó y me manipuló informaciones". ¿Habrá insultado y manipulado La Gaceta? En fin, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Acaso Sánchez Dragó no insulta y manipula?
El caso más bochornoso fue el de Intereconomía. Ellos se alegraron enormemente del cierre de Público. Fernando Díaz Villanueva escribió un artículo titulado HASTA SIEMPRE PÚBLICO, donde se alegraba del cierre del diario progresista. El final del artículo acaba así: "el que ríe el último ríe mejor". Paradójico, ¿no?, ¿quién ríe el último ahora?
He intentado localizar el artículo en la web de La Gaceta. En el buscador de la web escribí el título --Hasta siempre Público-- y nada mi gozo en un pozo, el artículo parece que fue retirado. Así que busque de otra forma. En el buscador de la web puse "cierre de Público". Aquí ya encontré algo, pero no el artículo de Fernando Díaz Villanueva:
No encontré el dichoso articulito pero sí un enlace que en teoría debía remitirme al artículo de marras. En la imagen de arriba vemos el enlace:
Hago click en el enlace, y nada de nada. Definitivamente puedo comprobar que el artículo ha sido eliminado. Los orgullosos de ser de derechas no están orgullosos de todos sus artículos:
Pero como un servidor es muy cabezón al final di con el articulito por otras vías. La Red siempre deja rastros:
Fernando Díaz Villanueva.
La mejor definición del diario Público la formuló Pedro Fernández Barbadillo con su retranca habitual poco después de que saliese a la venta. “Es El País para víctimas de la LOGSE”, decía y, claro, todos nos moríamos de la risa. Porque Público era eso mismo, una versión del papel prisaico en colorines y letras extragandes adaptada para chavalines de extrema izquierda con la cabeza llena de consignas y prejuicios logsianos. Salió a la calle tras una masiva campaña publicitaria que incluyó spots de televisión en los que una que estaba regando en la terraza se daba la vuelta y enseñaba una camiseta con la leyenda “Fuck Bush”.
Aquello era demasiado. Es como, si dos años después, cuando fue relanzada La Gaceta, Intereconomía hubiese encargado un anuncio en la que apareciese la misma gachisa regadera en mano con el lema “Fuck Obama”. En fin, la hubieran armado pero bien armada. Y con razón. Pero a la izquierda, que está permanente indignada y en un estado virginal perpetuo, se le perdona todo. Se le han perdonado los 100 millones de muertos como para no perdonarles un spot delirante.
Bien, después de eso Público echó a andar tal y como estaba previsto que lo hiciese. Era la voz de su amo más ridícula de todas las voces de su amo que en el mundo han sido. Leerlo era sencillo, y no por las pocas letras que llevaba impresas, sino porque era regalado. Y esto es literal, era bastante más fácil encontrarse con una pila de Públicos gratuitos que con un quiosco. Luego se daba la circunstancia de que las suscripciones a Público por parte de los organismos oficiales eran numerosísimas, así que, como todos tenemos un amigo funcionario, no costaba demasiado hojearlo de prestado. Eso, y ciertas coincidencias en el diseño gráfico, lo llevaron a ser conocido como el único periódico gratis de pago.
Había gente que lo compraba -no mucha, la verdad-, especialmente los domingos de manifa si al chico que los repartía gratis se le habían acabado las existencias. Esos días el director se esmeraba en hacer una portada-pancarta, que luego los manifestantes elevaban orgullosos sobre sus cabezas. Con cosas así nadie, a excepción de los cuatro flipados de siempre, se lo podía tomar en serio. Ente la innoble presentación, los titulares desmadrados y unos contenidos que oscilaban entre lo malo y lo peor, el número de lectores era muy limitado.
Para animar las ventas empezó a lanzar promociones dominicales, casi siempre deuvedés de pelis comprometidas y algunas veces colecciones de libros, también comprometidos. El periódico también estaba comprometido, pero con el Gobierno de Zapatero. Las pelis funcionaban porque el público objetivo del diario era más de ver que de leer. Ya se sabe, la LOGSE. Los libros eran tostones de contenido político que los compradores dejaban pudrirse en el quiosco. Es el drama de la izquierda cultural, hace todo lo posible por hacer del mundo un lugar lleno de analfabetos y luego padece su propia creación. La utopía, al fin y al cabo, no se conquista leyendo tranquilamente el periódico en un café de la plaza como un detestable burgués, sino lanzándose sobre la yugular del capitalismo cóctel molotov en ristre para meter fuego al McDonald’s más cercano.
Al final ha tenido que cerrar su edición de papel. Con Zapatero vivían mejor. Ha tirado un porrón de números, creado infinidad de polémicas e interpuesto alguna que otra demanda, unas contra periodistas que les criticaban, otras contra simples blogueros. Eso era Público, un subproducto periodístico imposible de entender si no es en el marco del zapaterismo piafante que reinaba en España aquel día 26 de septiembre de 2007 en que vio por primera vez la luz. Sus deudos no lo lamentarán porque la red hierve de Públicos digitales llenos de viñetas de El Roto y fotos de falsos ciegos a los que agrede la policía. Los que padecimos su ira lo celebramos porque, como diría mi buen amigo Gonzalo Altozano, el que ríe el último, ríe mejor.
Es cierto "el que ríe el último, ríe mejor. ¿Orgullosos de ser de derechas? ¡Menudo orgullo!
Es curioso, decía el neo-franquista Pedro Fernández Barbadillo que Público: “Es El País para víctimas de la LOGSE” y el tontolculo de Fernando Díaz Villanueva lo confirmaba afirmando que el diario progresista era "para chavalines de extrema izquierda con la cabeza llena de "consignas y prejuicios logsianos". Curioso, la LOGSE solo afecta a "chavalines de extrema izquierda", parece ser que los chavalines de la extrema derecha son inmunes a la LOGSE. Deben haber encontrado el antídoto contra los "prejuicios logsianos". ¿No será el señor Díaz Villanueva una víctima de la LOGSE?