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lunes, 3 de septiembre de 2012

ALAMÁN CASTRO, EL FRANQUISMO SIGUE VIVO

El ex coronel Alamán Castro, otro defensor del 18 de julio en una entrevista en la web ultrafascista Alerta Digital ha afirmado contundentemente:

-¿Contempla usted la independencia de Cataluña en el horizonte de esta vieja nación?
¿La independencia de Cataluña? Por encima de mi cadáver y el de muchos. Los militares hicimos un juramento sagrado: cumplir el ordenamiento constitucional que consagra la unidad de España como principio irrenunciable.
Stop, peligro. Fascismo. La Transición "modélica" no condenó el franquismo por eso este ex militar fascista se permite decir cosas como: "Aunque el león parezca dormido, que no provoquen demasiado al león, porque ya ha dado pruebas sobradas de su ferocidad a lo largo de los siglos". Este león, mejor que siga durmiendo y deje la política a los políticos, que bastante la liaron ya en el 36. Siempre existe la vía del dialogo, pero estos ex militares franquistas  se sienten muy orgullosos del pasado golpista militar. A pesar de que Franco lleva ya algunos años enterrado en el mausoleo que se construyó para su eterno descanso, todavía sigue muy vivo el franquismo social.

Imagen más actual de Alamán Castro el león está perdiendo la ferocidad



Este militar retirado  inició una polémica con el historiador Blanco Escolá. En la revista Catoblepas escribió un artículo escribiendo mentiras. Mentiras, de otra forma no saben hacerse notar. El artículo empezaba así:
Leo en El Catoblepas, nº 28, pág. 6, de junio de 2004, un artículo de don José María Laso Prieto, comentando un libro del coronel Blanco Escolá, donde nos explica, con todo detalle, lo tonto que era el general Franco y lo listo que era el general Rojo.

Nos cuenta don José María que el coronel Blanco fue Director de la Academia Militar de Zaragoza, seguramente se referirá a la Academia General Militar de Zaragoza (AGM), pobre AGM. Nada menos exacto. El coronel, que pasó a la reserva siendo teniente coronel, nunca ejerció el empleo de coronel. Sí fue un mediocre profesor de aquella Academia, como mediocre había sido su carrera. Para dirigir la Academia General Militar se ha de ser general de brigada. Por ejemplo Franco, que lo era cuando la creó. No tenía la categoría táctica ni estratégica de nuestro Blanco Escolá, pero, que le vamos a hacer, nadie es perfecto. Leer más...

La respuesta de Blanco Escolá no se hizo esperar:

Acabo de enterarme de que, hace algunos meses, un coronel que dice llamarse Francisco Alamán Castro me ha dedicado un comentario en las páginas de El Catoblepas (nº 29, pág. 13), que constituye un zafio ataque personal, y que, evidentemente, no persigue otro objeto que el de desacreditarme, como militar y como historiador. Las acusaciones se centran sobre todo en mis supuestas limitaciones intelectuales y culturales, para llegar a la conclusión de que mis obras publicadas sobre Franco y la Guerra Civil ofrecen un nivel muy bajo. Considero, desde luego, que este militar tiene todo el derecho del mundo, como cualquier otro ciudadano español, para defender sus opiniones en torno al denominado Caudillo y la contienda desarrollada entre 1936 y 1939, que para eso vivimos bajo un régimen democrático; pero a lo que no tiene derecho es a recurrir a las injurias y calumnias, a las infames falsedades, cuando se propone descalificar a quienes piensan de forma distinta que él. En definitiva, queda meridianamente claro que no ha encontrado otros argumentos para hacer valer sus tesis que las burdas mentiras y el deleznable ataque personal, propio todo ello de quienes se hallan plenamente identificados con el fascismo.

Comienza afirmando el mendaz añorante del franquismo que, dadas mis limitaciones para el estudio, tardé nada menos que cinco años en ingresar en la Academia General, cuando lo normal es que se tardara sólo tres; lo cierto es que yo solamente acudí a las convocatorias de 1953, 1954 y 1955, logrando el ingreso en esta última y dejando, de paso, constancia de mi nivel de preparación, al obtener la más alta puntuación de mi tanda en la prueba más difícil de matemáticas. Miente de nuevo Alamán al decir que yo tuve que repetir curso en tres de los cuatro años de la carrera; y miente porque yo aprobé legalmente y a la primera el cuarto y último curso en julio de 1959, sin haber repetido anteriormente ninguno. Ocurrió, sin embargo, en aquellos días finales del último curso, ya en la Academia de Caballería, un hecho lamentable del que salí gravemente perjudicado, y que, por diversas razones, merece la pena recordar aquí.

Con la euforia propia de la finalización de los estudios académicos, algunos de los denominados alumnos galonistas se habían tomado ciertas libertades que el capitán de cuartel no juzgó admisibles, procediendo al arresto de los infractores. Como represalia, los citados galonistas organizaron un acto de protesta contra el capitán, que consistiría en guardar un absoluto silencio durante la cena, que él estaba encargado de vigilar; el capitán respondió a esta protesta dando parte al comandante de servicio, y todos los alumnos (los de las promociones 14 y 15) fuimos castigados, a las doce de la noche, a un denigrante paso ligero, portando el fusil reglamentario, en el patio de armas de la Academia. Se nos trató, entonces, a quienes paradójicamente ostentábamos el título de «caballero» y llevábamos la estrella de oficial en el uniforme, como a unos vulgares soldados mercenarios de la época absolutista, anterior a la del liberalismo y los ejércitos de los soldados ciudadanos... Así se las gastaban en el despreciable y fascistoide régimen franquista. Ninguno de los supuestos «caballeros» de las promociones 14 y 15 se atrevió a formular la más leve reclamación; pero el capitán de cuartel, con todo, no se consideró desagraviado, y consiguió, actuando de forma miserable y rastrera, con la aquiescencia del director del centro, que cuatro alumnos, ajenos a la organización de la protesta de los galonistas, tuviéramos que permanecer en la Academia un año más, aun con el curso legalmente aprobado. La amordazada prensa franquista, por supuesto, se guardó muy mucho de reflejar este lamentable episodio en sus páginas.

Hoy estoy plenamente convencido de que, bajo el actual régimen democrático, nadie se hubiera atrevido a cometer el canallesco atropello que sufrimos los cuatro alumnos injustamente castigados, mientras quedaban libres de todo castigo los verdaderos culpables; y, cada vez que pienso en ello, me dan ganas de gritar con todas mis fuerzas: «¡Viva la democracia!, ¡mueran las dictaduras fascistas!» Mi disgusto es todavía mayor, al recordar que, por aquella época de manifiesta corrupción, muchos de los que ingresaban en la Academia lo hacían con trampas, recibiendo muy diversas ayudas bajo cuerda, sin tener ocasión de demostrar, como yo lo había hecho, los méritos suficientes para merecer el aprobado en el examen de ingreso. Quienes se aprovecharon de la corrupción reinante, por otra parte, no sólo se agarrarían con fuerza a los derechos tan inicuamente adquiridos, sino que además, como es fácil suponer, se convertirían en los más firmes defensores del régimen franquista, al que ensalzarían, incluso, después de su desaparición, oponiéndose manifiestamente a la instauración de la democracia.

Tras concluir mi estancia como alumno en la Academia, fui destinado, en diciembre de 1960, al grupo ligero blindado del tercer tercio sahariano de la Legión, donde permanecí hasta el verano de 1964. Unos cuantos meses antes había finalizado la guerra de Ifni y Sáhara, y muchos de los que en ella habían participado, que seguían prestando sus servicios en las unidades saharianas, me pusieron al corriente de la ridícula y desastrosa actuación del ejército franquista, en las que fueron las únicas operaciones militares por él afrontadas a lo largo de la ominosa cuarentena; mis informadores solían referirse a la guerrita de Ifni-Sáhara con el nombre de «la guerra de Gila» (para más detalles pueden consultarse las obras en que contemplan el tema algunos militares como Amadeo Martínez Inglés y mi querido amigo Gabriel Cardona).

Afirma el mentiroso Alamán Castro que nunca estuve destinado en «unidades de élite» como la Legión; es claro que sí lo estuve, y guardo, por lo demás, un gratísimo recuerdo de los muchachos que bajo mi mando realizaron decenas de patrullas por las fronteras saharianas de Marruecos, Argelia y Mauritania, venciendo las dificultades de aquel inhóspito territorio con los limitados medios que el tercermundista ejército de Franco nos proporcionaba; un ejército, en realidad, organizado para llevar a cabo la exclusiva misión del gendarme, para respaldar el ilegítimo gobierno franquista, manteniendo a raya a la población. En la «guerra de Gila», el único episodio bélico en que tuvo ocasión de participar, dio la medida de sus posibilidades.

Me acusa también el falaz Alamán de no haber ocupado, prácticamente, otros cargos en el Ejército que los desempeñados en los servicios de Cría Caballar... Lo cierto es que, de mis 28 años de militar en activo entre 1960 y 1988, cuando pasé voluntariamente a la reserva, sólo 6 de ellos transcurrieron en los referidos servicios, lo que representa, por ejemplo, menos de la mitad del tiempo que ejercí como oficial de la Legión y como profesor de la Academia General Militar; el resto de mis destinos militares corresponden a los regimientos de Farnesio y Numancia, el grupo blindado de Gerona, la Policía Nacional, el Instituto Politécnico y los campamentos de reclutas de Córdoba y Vitoria. Por tres veces presté mis servicios en el País Vasco, siempre en circunstancias difíciles, desempeñando, entre otros y durante dos años, el cargo de jefe de la Yeguada Militar de Marquina (Vizcaya). En los años que pasé en el País Vasco, por cierto, no tuve ocasión de verle el pelo por allí al esclarecido patriota y esforzado mílite, señor Alamán... Ni siquiera tengo noticia de que participara en la única campaña militar emprendida durante el franquismo, «la guerra de Gila». Este Napoleón de vía estrecha, este mariscal Montgomery de andar por casa, no ha ganado, desde luego, ninguna batalla, ni tampoco la ha empatado, porque el inoperante ejército gendarme forjado por Franco no ha dado lugar para ello; pero, al menos, podría haberse esmerado un poco en perfeccionar su cultura militar, para evitar hacer el ridículo públicamente, como lo ha hecho con el artículo enviado a El Catoblepas que estamos comentando.

En el mencionado artículo, además de lanzar contra mí unas cuantas acusaciones falsas, dejando así en evidencia su catadura moral, el señor Alamán se limita a repetir como un papagayo todas las fábulas y sandeces que han propalado durante décadas los grotescos hagiógrafos de Franco y los falaces propagandistas del franquismo; no es capaz de apartarse de las premisas que manejan semejantes autores, y critica el contenido de mis libros «tocando de oído», aprovechando lo que otros han escrito. El caso de Alamán, por lo demás, no es precisamente una excepción; abundan los que, como él, carecen de ideas propias e inquietudes culturales, tras haber sufrido un embotamiento del cerebro, como consecuencia de su identificación con el régimen franquista. Con la insensatez propia de los ignorantes, llega incluso a declararse ferviente admirador de los militares africanistas, esa «banda de bárbaros, irresponsables y corruptos», según la autorizada opinión de Stanley Payne, que para defender sus privilegios, sus intereses particulares, provocaron la pavorosa tragedia de 1936, la cual iniciaron con el vil asesinato de los honestos militares que se negaron a traicionar al legítimo Gobierno de la República.

Uno de los más destacados miembros del grupo africanista, José Millán Astray, que en la primera etapa de la Guerra Civil ejerció como jefe de la propaganda de Franco, se atrevió a gritar, el 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca: «¡Muera la inteligencia!». Y, para rematar su «brillante» actuación, añadió que el fascismo era el remedio de España. Algunos años antes, el insigne intelectual don José Ortega y Gasset había advertido que, con el fascismo, había aparecido un tipo de hombre que no quería dar razones ni pretendía tener razón, mostrándose tan sólo resuelto a imponer sus opiniones a toda costa. «He aquí lo nuevo –concluyó el maestro–, el derecho a no tener razón, la razón de la sinrazón.» Resulta, en verdad, bastante explicable que el señor Alamán se considere un rendido admirador de los africanistas.

La sinrazón de Alamán sale sobre todo a relucir cuando trata de denigrarme con sus estúpidas falsedades. Tras acusarme, mintiendo con increíble desfachatez, de no haber desarrollado, apenas, en el Ejército otras actividades que las que corresponden a los servicios de Cría Caballar, se permite añadir que no he realizado ningún curso importante relacionado con las materias propiamente militares... La realidad es que sí realicé alguno, por ejemplo, el de jefe (comandante) en el que participamos miembros de tres promociones, y tuve el honor de alcanzar el número uno, en las pruebas previas, teóricas y prácticas, que se desarrollaron durante una semana. Dichas pruebas no incluyeron tema alguno relativo a la cría caballar, abarcando, en cambio, las materias de táctica, logística, organización, mando, topografía, armamento, tiro, carros de combate, transmisiones, &c. No se explica, verdaderamente, cómo, en mi condición de mero especialista en cría caballar, pude obtener el éxito en esos exámenes. Tal vez me iluminara el Espíritu Santo... En todo caso, creo oportuno aclarar que he efectuado «cursos», mucho más importantes, en el ámbito civil, en la Universidad española, donde culminé, superando los cinco años de estudios y aprobando 28 asignaturas, mi carrera de Historia. Quiero resaltar, por lo demás, que todos los datos que aporto sobre mi persona en esta réplica, no son sólo rigurosamente ciertos, sino también fácilmente verificables; al falsearlos, Alamán se muestra como una persona que delira o como un vulgar farsante, aunque me inclino a pensar que su forma de comportarse obedece a su condición de fascista puro y duro. (Afirma incluso que fui un mediocre profesor en la Academia General, lo que, entre otras cosas, no se corresponde en absoluto con las calificaciones que me aplicaron en las hojas anuales, mientras desarrollaba las tareas de enseñanza, con los empleos de comandante y teniente coronel, antes de pasar destinado al Regimiento de Numancia.)

Es sobradamente conocido que he publicado cinco libros (en estos días sale a las librerías el sexto) en editoriales de primera fila de ámbito nacional, como Labor, Alianza, la Esfera de los Libros y Planeta, cosechando favorables críticas en las revistas especializadas y en la prensa, en general, incluida la de la derecha (civilizada, naturalmente); en las universidades siguen reclamando mi presencia para participar en seminarios, ciclos de conferencias y cursos de verano, y los autores de prestigio, nacionales y extranjeros, por otra parte, suelen citarme en sus obras... Frente a este currículo, en fin, ¿qué puede ofrecernos el pretencioso e indocumentado Alamán Castro? Por el momento, que se sepa, el artículo que ha publicado en El Catoblepas, en el que, con el inconfundible estilo de las más cutres tertulias cuarteleras, se ha limitado a repetir las patochadas divulgadas por los autores de la órbita franquista, las cuales, realmente, comenzaron a quedar en evidencia con la desaparición de la feroz censura mantenida por Franco, y hoy apenas hallan cierto eco en el reducido círculo de los irredentos y revanchistas añorantes del franquismo, que fue repudiado por los ciudadanos españoles en el referéndum del 15 de diciembre de 1976 con el 94,2 por ciento de los votos. Entiendo que todas esas patochadas han sido ya convenientemente rebatidas en mis libros (a los que me remito), y, por tanto, no voy a dedicarles aquí ni el más mínimo comentario. Quisiera, no obstante, denunciar el torpe intento de Alamán, al tratar de denigrar de forma insidiosa y aportando una versión de su cosecha, al ilustre general don Vicente Rojo Lluch, el militar más brillante, sin duda, del siglo XX español; en ese torpe intento se hacen unas afirmaciones que nada tienen que ver con los datos que he recogido en el archivo del general, ni con los informes que me ha proporcionado su honorable familia, la cual, obviamente, me merece más credibilidad que el mentiroso Alamán Castro.

He aquí mi respuesta a un militar fascista; es evidente que ha tratado de desacreditarme utilizando los más groseros embustes. La actitud de Alamán, en todo caso, resulta bastante elocuente, si tenemos en cuenta que, mientras tanto, se ha dejado en el tintero hechos de cuya existencia se cuenta con sobrados indicios, y que, por otra parte, han sido profusamente comentados en el seno de las Fuerzas Armadas, aunque nadie se haya atrevido a hacerlo en público. Pienso que el señor Alamán Castro debería haber abandonado sus falsedades y prestar, de paso, atención a temas de especial interés para el Ejército y la gran masa ciudadana. Debería haber hablado, por ejemplo, de los hipócritas militares afectos al franquismo que en todo momento han mostrado una larvada oposición al régimen democrático establecido en España, cuidándose mucho, no obstante, de seguir desarrollando sus carreras, y percibiendo puntualmente su sueldo todos los meses; de los que apoyaron sin reservas el golpe del 23-F, y que después no han tenido agallas para dar la cara, pese a haber estado dispuestos, en su momento, a subirse en el carro triunfante del golpismo; de las consideraciones que con ellos han tenido los gobiernos, en contraste con el trato recibido por los miembros de la Unión Militar Democrática (UMD), que lucharon por la implantación de la democracia. Ha podido referirse, además, a las vergonzosas maniobras realizadas entre los bastidores de la burocracia militar, por quienes intentaban evitar el destino al País Vasco, adonde casi siempre íbamos los mismos; y también a las substanciosas cantidades que se han cobrado por traslados de vivienda, que, en realidad, nunca se llevaron a cabo... De éstas y otras cosas ha podido hablar el señor Alamán Castro, en lugar de dedicarse a las miserables difamaciones, con las malas artes del fascismo; pero ha preferido no hacerlo. Él sabrá por qué.



19 comentarios:

  1. ¡Qué largo, Juan Antonio!
    Digo yo (para mis adentros) que algún 'delito' tiene haber pertenecido al ejército de Franco entre 1960 y 1988. ¿O es que al coronel Blanco Escolá le obligaron a ser militar a la fuerza?

    ¡¡Joder, joder!! Cuánto demócrata de toda la vida hay hoy día por ahí.
    Yo creo que el coronel Blanco Escolá va por la vida con el cuello demasiado estirado, ¿no te parece?

    Salú,

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  2. No se las penas que cometió Escolá, pero con la bibliogafía que nos ha legado seguro que las ha purgado por completo. jejejejejejejejejeje

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  3. Las declaraciones de Alamán Castro son inaceptables, máxime si tenemos en cuenta que los militares no deben mostrar preferencias políticas en sus manifestaciones públicas.

    Por otra parte demuestra una enorme ignorancia cuando dice "Se destrozan las estatuas pero se conservan los paradores de turismo"

    Este individuo debería saber que las edificaciones de los paradores de turismo no se iniciaron durante la dictadura. El primer parador de turismo se construyó en 1928, por tanto dificilmente pueden considerarse símbolos del franquismo. Antes de que Franco accediera al poder por la fuerza, ya se habían inaugurado unos pocos.

    Para acabar de "arreglar" el desaguisado, el profesor Centeno ha manifestado que no sería necesario mandar al ejército a Cataluña. Dice que como los independentistas son unos mierdas,bastarían unos pocos guardias civiles.

    Que pais.

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  4. Para que luego no digan que hablamos por hablar y sin aportar datos.

    El primer parador de turismo fue el de Gredos(1928), después vino el de Córdoba del mismo años, el de Oropesa(Toledo,1930), Úbeda(Jaen,1930), Ciudad Rodrigo(Salamanca, 1931), Mérida(Badajoz, 1933).....

    Asimismo, se construyeron a partir de 1928 numerosos albergues de carreteras, que formaron parte de la Red de Paradores.

    ¿De qué habla este señor?

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  5. Sí es que hay tarados en todos sitios, después de las declaraciones de este militar, Dos ayuntamientos catalanes, Sant Pere de Torelló y Calldetenes, aprobaron ayer por primera vez una moción para declararse “territorios catalanes libres” y “sin injerencias extranjeras”.

    Cuanto "zumbao" hay por el mundo.

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  6. Pues yo veo un poco incoherente al Blanco Escolá, qué quereis que os diga!!!

    Intenta ingresar en la Academia Militar, no una ni dos...sino tres veces!!! (Imagino que haría el juramento que hacían todos los cadetes); nos cuenta una historia en su último año en la Academia que tenemos que dar por buena, las pruebas son lo de menos; critica a Millán Astray pero fue oficial de la Legión... ¿cuándo se volvió demócrata este hombre? ¿cuándo empezó a hablar de la mediocridad de Franco como militar y de las grandes dotes de Rojo? ¿En las clases en la Academia ya hablaba de estas cosas? En definitiva: ¿se la jugó durante el franquismo? Pregunto, que no lo sé.

    Vamos, que sin conocer mucho al sujeto, creo que se ha vuelto demócrata con la democracia. El otro, el Alamán, podré discrepar con él, pero era franquista y lo sigue siendo. Al menos no le puedo acusar de incoherente.

    Saludos.

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  7. Pío Moa de la ultra izquierda terrorista del grapo a la ultraderecha neo franquista

    Jimenez Losantos primero milita en Organización Comunista de España (Bandera Roja) y después en el Partit Socialista Unificat de Catalunya. También militó en Partido Socialista de Aragó. Ahora se declara liberal, pero lo que parece más bien es un ultraderechista.

    Escolá habrá estado en el ejército franquista, pero jamás lo hemos oído hablar bien del franquismo. Moa en su juventud eran antifranquista y ahora le chuparía la porra a Franco si estuviera vivo

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  8. "Imagino que haría el juramento que hacían todos los cadetes"

    imaginas bien. Juan Carlos I también juró fidelidad a las Leyes Fundamentales del Reino y lealtad a los principios del Movimiento Nacional.

    http://www.youtube.com/watch?v=xHhU6Yg4K28

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  9. "Escolá habrá estado en el ejército franquista, pero jamás lo hemos oído hablar bien del franquismo". Joer, pues otra incoherencia más, pertenecer a un ejército en el que no crees. No sé si le pondrían una pistola en el año 54 para ingresar en el Ejército.

    Pío Moa y Jiménez Losantos (ninguno es santo de mi devoción), al menos se la jugaron. No todo el mundo se atrevía a ser antifranquista en vida de Franco; después es mucho más fácil.

    Juan Carlos I juró fidelidad a los Principios del Movimiento, obvio, pero nunca ha hablado mal de Franco. Las Cortes franquistas fueron "de la Ley a la Ley".

    Voy a trabajar. Saludos!!!

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  10. Exactamente el rey jamás habló mal de Franco, sino más bien al contrario alabó la figura del dictador

    http://www.youtube.com/watch?v=M6x4KDhSynU

    Por aquellos años si querías ser rey había que agachar la cabeza delante del Dictador. Lo mismo ocurría si querías ser militar. Sí, será una incoherencia estar en el ejército franquista y no hablar bien de Franco, pero me temo que eso es lo que MÁS JODE.

    Mi abuelo fue subteniente durante la Guerra Civil, no era franquista y le tocó luchar al lado de los rebeldes. Un tío mío, hermano de mi padre es tte Coronel retirado. Jamás ha sido franquista, es de ideas progresistas, aunque reconoce que lo mejor para un militar es no meterse en política y cumplir con su deber, Como ves, se podía ser militar y no comulgar con el nacionalcatolicismo. El ejército es cuestión de vocación. Blanco Escolá es hijo de militar y decidió seguir la estela familiar amen de la ideología. O acaso ¿Era una cuestión imprescindible ser franquista para amar el ejercito y querer pertenecer a el durante la Dictadura? Aunque pueda parecer mentira hubo demócratas dentro del ejército Franquista La UMD nació en 1974 y tuvo una vida muy cortita, ya que detuvieron a todos sus componentes en 1975 y sufrieron los rigores del tardo franquismo.

    Ya ves, se podía amar al ejército y no ser precisamente un defensor del 18 de julio,es el caso de Julio Busquets que ingresó en el ejército en 1954 y fue uno de los fundadores de la UMD.

    Lo que la ultraderecha parece no entender o no quiere entender, es que se puede haber permanecido en algún organismo durante la Dictadura y no ser precisamente benévolo con la ella (habría que sobrevivir). Lo que sí parece entender la ultraderecha es el caso contrario. Las ovejas descarriadas que vuelven al redil después de haber pecado en las aguas del Marxismo.

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  11. Claro que entiendo a este hombre!!! Claro que sé que es más fácil agachar la cabeza y levantarla cuando no hay ningún peligro!!! E ir de demócrata de toda la vida. Hablar mal del franquismo da muchos puntos y lava más de una conciencia...

    Elevemos a los altares a Fraga!!! Él nunca fue fascista, tan solo un hombre con vocación política que tuvo que sobrevivir en unos difíciles momentos, pero que a la muerte del dictador fundó un partido democrático y defendió la democracia!!! Seamos indulgentes con personas como Fraga!!!

    Bromas aparte, hay que decir que hubo personas que no agacharon la cabeza, personas que se jugaron el tipo, que padecieron la cárcel e incluso pagaron con su vida su oposición al régimen, una oposición que llevaron a cabo en vida del dictador. Obviamente, estas personas fueron las menos, por eso Franco murió en la cama, porque la mayoría agachó la cabeza.

    Saludos!

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  12. Bueno, Fraga fue un político, Carlos Blanco Escolá es sólo un historiador militar. Que sepamos no se le conocen actividades políticas. ¿O es que para ser historiador hay que haber sido un reconocido activista antifranquista? Me parece que hay mucho delirio sobre esta cuestión.

    Escribir libros de historia, no se resume sólo en hablar bien o mal de este u otro personaje.

    En vida de Franco no se podía escribir otra cosa que no fuera contraria a la historia oficial de la "Cruzada", No olvidemos nunca jamás el régimen represivo que montó el caudillo/generalísimo/jefe del Movimiento. Y tampoco debemos olvidar que el primer libro de Escolá se edita en 1989, cuando el sártrapa llevaba 14 años muerto. Hay muchos jóvenes historiadores que no conocieron a Franco y por eso ¿no pueden hablar mal de Franco?. Pero el caso es que no se trata de hablar bien o mal de este u otro personaje, se trata de historiar. Resumiendo, no hace falta haber sido un reconocido antifranquista para decir que Franco fue un mal estratega.

    Según tú y mucha gente, Blanco Escolá u otros historiadores que conocieron en vida a Franco debieron escribir lo que sabían de él cuando este todavía estaba vivo. ¿Y d qué le hubieran conseguido, yo te lo digo: hubiera dado con sus huesos en la cárcel o hubiera acabado delante de un pelotón de fusilamiento o degollado en el garrote vil. ¿Hubiera merecido la pena?

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  13. Yo no puedo opinar sobre el Blanco Escolá historiador, no he leído sus libros. Sí he leído libros de militares historiadores, como los hermanos Salas Larrazábal, que gozan de un gran prestigio, pese a no ser antifranquistas, ya que para ser historiador no hace falta ser antifranquista, eso está claro.

    Yo respeto que este señor sea antifranquista desde la muerte de Franco, o que hable mal de la Legión habiendo sido oficial de la misma. Allá cada cual, Víctor Manuel cantaba a Franco y después se hizo comunista; hay quien elige muy bien dónde estar en cada momento.

    Saludos!!!

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  14. Estudia la historia de España de 1934
    Y luego hablas, amigo Companys.

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  15. El pobre Blanco Escolá, tambien fue teniente y capitán de los feroces y crueles grises franquistas, llegando a ser profesor en su academia, ya había muerto Franco, pero no se sabía como iba a ir la cosa, era mejor esperar un tiempo prudencial para convertirse en rotundo antifranquista.
    Y luego no dejar de decir tonterías en sus libros. Verbigracia:
    En otro libro, La incompetencia militar de Franco, el coronel Blanco, nos había contado la torpeza de Franco en su avance sobre Madrid. Opinaba el sabio coronel que el avance debía haber sido hecho por Despeñaperros, en vez de apoyarse en la frontera portuguesa avanzando por Badajoz como hizo: la carretera era mejor y se hubiese ahorrado setenta y nueve kilómetros, así la toma hubiese sido mucho más rápida.
    Es original la maniobra, no se le hubiese ocurrido ni a un cabo 1º con paga. El muy incompetente coronel quería meter al pobre Franco con una columna de apenas 12.000 hombres y escasa artillería, que era las fuerzas de Regulares y el Tercio que disponía, por un itinerario con los dos flancos descubiertos, en un terreno abrupto, contra un enemigo muy superior en número, se calculaban que unos 42.000 milicianos voluntarios, poco instruidos y mal mandados, pero valientes y muy motivados, eran los que se oponían al avance y por una zona manifiestamente de izquierdas, como se había demostrado en las elecciones de febrero.
    El bobo de Franco prefirió ir pegadito a la frontera con Portugal, con un flanco cubierto y además cubierto por una nación amiga, que le ayudaría en todo lo que pudiese, como así fue, por un terreno mucho más suave, con un enemigo menos belicoso, menos organizado e inferior en número.
    Maniobra que le permitiría enlazar, en Cáceres, con el Ejercito del Norte mandado por Mola, como así fue. Y además ganar la gran baza moral y de propaganda mundial de la liberación del Alcázar de Toledo, como así fue.
    Además Azaña, cuatro años antes, había organizado y financiado un golpe de estado en Portugal
    contra Salazar y este estaba loco por devolverle el favor y a fe que lo devolvió.
    Es muy posible que Franco no hubiese llegado a Madrid sin el apoyo portugués, por allí pasaron toda la munición y gasolina que en los cuatro primeros meses de la guerra gastaron los nacionales.
    Blanco Escola es un melón.
    Pena, para el frente popular, fue que el coronel Blanco no mandase la maniobra, pues la guerra hubiese acabado en nada, eso sí con la victoria de la República.

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  16. Muchos milicianos son esos 42.000, pero bueno manejáis las cifras que os dan los franquistas, como esa falacia de que Azaña había financiado un Golpe de Estado en Portugal. La incompetencia en efecto fue mayúscula, si quería que el Golpe hubiese triunfado en Madrid, la Columna de la Muerte tenía que haber salido a toda leche hacia Madrid. Los gilipollas dejaron que Madrid se organizase y llegaran las Brigadas Internacionales. Franco no era un inútil pero tampoco era un estratega brillante.

    Al principio del Golpe de Estado, no había ninguna fuerza miliciana que diera la talla para enfrentarse a los legionarios y regulares marroquíes, podían haber tomado el camino más corto para tomar Madrid. Muchas muertes se habrían ahorrado. Ni Paracuellos, ni bombardeos fascistas. ¿Lo pillas?

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  17. Efectivamente, este militarucho-momia llamado Francisco Alamán Castrado se pone en pie de guerra cuando se plantea una consulta -que ni siquiera sería inconstitucional-, afirmando que no tolerará que se viole la 'sagrada' constitución (enculada hace 1 año por el PPSOE con la reforma del techo de gasto, y los militaruchos callados como putas). Y los derechos constitucionales como la vivienda, el trabajo digno -que coño, el trabajo-, el pan, la justicia? Quien se va a 'alzar' para defender al PUEBLO ante las agresiones de los mercados y sus mamporreros gobernantes? USTED, 'sr' Coronel Alaman el Castrado? Valiente hijo de puta? Feto malparido? Viejo carca sub-normal? Usted es el que dice defender la constitucion? El magno texto 'sagrado'? No me haga reir, pobre desgraciado. Usted no se va a levantar ni con 50 viagras, y si lo hace, yo voy a estar ahí para darle un palazo en la boca, por subnormal. TENGA USTED HUEVOS Y DEFIENDA EL TRABAJO, EL PAN Y LA JUSTICIA QUE SE SUPONEN GARANTIZA LA CONSTITUCION Y QUE SE VIOLAN SISTEMATICAMENTE. USTED ES UN CASTRADO DE MIERDA. UN PERDEDOR. Un militar de la peor CALAÑA. MUERASE, CORONEL ALAMAN, PUDRASE EN LA TUMBA Y QUE LOS GUSANOS SE LO COMAN.

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