HAY QUE TOMAR EJEMPLO DE ALEMANIA.

Sí, tenemos que tomar ejemplo de Alemania, pero no, no me refiero al plano económico, sino a la forma de actuar con los símbolos anti-democráticos dictatoriales y totalitarios. En 2010 el PSM instó al Gobierno del PP madrileño retirar varios símbolos de la dictadura que han pervivido gracias a la dejadez política de unos socialistas que prefirieron seguir el "espíritu" de la "Transacción" - no, no me he equivocado, he escrito Transacción-. Y digo transacción porque a juicio de Carlos Elordi que dijo en la presentación de su libro '¿Quiénes mandan de verdad en España?' :

" nuestra democracia viene de una reforma y no de una ruptura con la dictadura”. “Los ciudadanos en los 80 sólo tenían claro que debíamos ser Europa y tener un Estado de Bienestar, que llegó, que nos fue dado, pero nadie se preguntó qué compromiso suponía”

Pero eso es otra historia, y es muy fácil hablar a toro pasado de como debiera haber sido la Transición, sobre todo sí tenemos en cuenta que los represores y criminales fanquistas no se iban a dejar encarcelar tan fácilmente. También hay que tener en cuenta que el ejército estaba lleno de nostálgicos del 18 de julio. Lo que es indudable que la Transición no puede considerarse modélica, sino que fue la que dejaron que fuera. A consecuencia de esta verdad, todavía perviven monumentos fascistas y calles con recordatorios de la dictadura. He empezado la entrada hablando de los socialistas madrileños que querían la retirada de varios homenajes a la dictadura: los monumentos conmemorativos a los muertos de la División Azul, el Cuartel de la Montaña y la Legión Cóndor. Como era previsible el Partido Popular se negó en redondo. Defendió a la División Azul aduciendo que -todavía en el siglo XXI se usa la propaganda franquista- : (...) "no hay que olvidar que los 46.000 miembros que tuvo marcharon al peor frente posible, no a luchar contra la democracia sino contra la peor dictadura que ha conocido la humanidad”. La propaganda franquista de Serrano Súñer podría engañar a los fanatizados falangistas de los años cuarenta. Pero que todavía se siga empleando esa excusa es un insulto contra la inteligencia.

No hay que decir que los rusos formaban parte de los aliados, por mucho que esta realidad enerve a los anti-comunistas. Los homenajes del Cuartel de la Montaña, y de la División Azul siguen en píe. Afortunadamente una queja a la embajada Alemana hizo que esta retirara un símbolo nazi que pervivía en el cementerio de la Almudena.

El Partido Popular ha reconocido que en este año y medio no ha quitado ni un solo símbolo de la dictadura franquista. se justifica diciendo que no hay intereses políticos sino económicos. En los "chinos" venden destornilladores baratísimos. No habrá dinero para cambiar el nombre de las placas de las calles, o para retirar estatuas etc, pero si hay cerca de 300.000 € (50.000.0000 de pts.) para adecentar el engendro fantasmagórico del Valle de los Caídos. http://boe.es/boe/dias/2013/05/17/pdfs/BOE-B-2013-18734.pdf 

Mientras todo esto sucede un juez insta a retirar el monolito que José Carrillo, rector de la Universidad Complutense de Madrid, colocó el 22 de octubre de 2011. La sentencia dice que no tenía el permiso de obras correspondiente y que en el plazo de dos meses tiene que ser retirado. La justicia para unas cosas  es muy diligente. Esa diligencia es la que nos gustaría ver para que se cumpla la Ley de la Memoria Histórica.

¿Es lícito homenajear a las Brigadas Internacionales? tan lícito como homenajear a los españoles que lucharon en la División Leclerc que participaron en la liberación de la capital francesa de la ocupación nazi.  Las Brigadas internacionales estuvieron luchando junto al Gobierno legal de la República. 

El PP debiera de abandonar esas interpretaciones sesgadas de la Guerra Civil que tan diligentemente les ofrecen indocumentados como Pío Moa o el hispanista radicalizado Stanley G. Payne. Los que iban a luchar a Rusia podían ir engañados a causa de  su fanatismo fascista -algunos fueron para ganarse un sueldo- pero a día de hoy no podemos homenajear a esa división que se integró en el ejército de la Alemania nazi. Ejército que todos sabemos cuales eran sus intenciones. Franco, con la excusa de combatir el comunismo simpatizaba con el nazismo mandando a voluntarios españoles  dispuestos a morir después de haber jurado fidelidad al Führer, colaboraba así con Hitler, demostrando de esta forma su simpatía por los asesinos alemanes, y a la vez, podía mantener su no beligerancia. Franco siempre supo navegar entre dos aguas. Y a esa ambigüedad es a la que se agarran los nostálgicos neo-franquistas. No luchaban con los alemanes, su cruzada era a parte, era contra la terrible dictadura bolchevique. Pues esa terrible dictadura bolchevique es la que entró junto a los Americanos para librarnos de Adolf Hitler. Los americanos, franceses, ingleses hicieron un paréntesis y se aliaron con Stalin para luchar contra un enemigo común más peligroso y mortífero que cualquier otro tipo de totalitarismo: el Reich de los mil años.