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miércoles, 19 de marzo de 2014

La realidad supera a la ficción.


Esta fotografía -de la que ya hablamos en su día- corresponde a un  fusilamiento. Se supone que son rojos asesinando a azules en el cementerio de Durango después del bombardeo del ejército fascista. La fotografía la usan en infinidad de páginas para ilustrar artículos sobre el genocidio franquista. Algunos comentaristas se alarmaban por la presencia de niños

Lamentablemente, y esto hace daño a la verdad, no son militares de Franco asesinando a rojos, ni rojos asesinando a militares franquistas. En realidad se trata de propaganda franquista de posguerra. Por lo visto cuando se produjeron los bombardeos de Durango por parte de la aviación fascista, en venganza cogieron a presos derechistas y los asesinaron. Para rememorar esa tragedia una vez acabada la contienda hicieron un simulacro de fusilamiento con público y todo para recordar que malos fueron los rojos. También podían haber hecho un simulacro de bombardeo para recordar que "buenos" eran los fascistas.

Cómo siempre en muchos casos la realidad supera la ficción. Esa escena de fusilamientos con público -entre los que se encontraban niños- debieron de ser más habituales de lo deseable. En la historiografía famosos son los fusilamientos de Valladolid. Aquí en Badajoz fue sonado -se publicó en la prensa- el asesinato ceremonial del Alcalde Sinforiano Madroñero Madroñero y el concejal Nicolás de Pablos. Hoy, gracias a la pericia investigadora de Moisés Domínguez Núñez podemos disponer imágenes de aquel fatídico 20 de agosto.


Cómo dijimos antes la realidad supera la ficción. Desgraciadamente la fotografía solo recoge instantes después del macabro asesinato. Por otra parte obvio, el periodista -Basil Gee, como muy bien ha descubierto Moisés Domínguez- solo pudo sacar su cámara fotográfica una vez que las "autoridades" desaparecieron de escena. Es llamativo como la gente se apelotona alrededor de una víctima de la barbarie franquista, y sobre todo;y esto es lo más repugnante, la cantidad de niños que hay alrededor del cadáver. Se trataba de dar escarmiento público y aterrorizar a la población mediante el asesinato y el escarnio público.

La fotografía solo capta una pequeña parte del acto. No sabemos que pasaba donde la cámara no llega. Moisés Domínguez, dice que la cifra -que dio Allen- de 3.000 espectadores es desorbitada, que sólo eran unos cuantos los que acudieron al macabro espectáculo. 3.000 personas son muchas personas, eso es cierto, no obstante la fotografía no nos sirve para cuantificar nada. En la instantánea solo aparece el rincón de la muralla.

Moisés esta vez nos ha descubierto unas fotografías magníficas, cómo bien dijo Antonio Alfonso Hernández: "Si señor, esta vez nos vamos a tener que quitar el sombrero". Y nos lo quitamos.

Aun así hay que darle un tirón de orejas. Sus análisis a veces dejan mucho que desear, su sesgo patriota le juega malas pasadas. En el artículo que acompaña a las fotografías escribia la siguiente perla:
Si algún día se abren los archivos del M16 británico a los investigadores, quizás muchas de las incógnitas que sobrevuelan sobre la actuación del servicio británico durante la Guerra Civil española y, en concreto, sobre los acontecimientos de Badajoz, queden definitivamente resueltas.

Está muy bien acceder a las hemerotecas vía Internet, -o ponerse en contacto con testigos vía telefónica-, los documentos periodísticos nos pueden ser muy útiles, pero no son la única fuente posible. Además, hay que tener mucho cuidado con la intoxicación partidista de la prensa. Tanto ayer cómo hoy la prensa puede ser un foco de desinformación y tergiversación. Sabemos que hay periodistas honrados por eso hay que saber apartar la paja del trigo. Mario Neves fue uno de ellos. Él quedó convencido de que en Badajoz hubo una cruel matanza.

Corrección: dije que los archivos del M16 estan abiertos al Público. error garrafal. Siguen cerrados a cal y canto.