Voy por la página 35 del libro Matar, Purgar, Sanar y el plumero fabricado con las plumas del aguilucho franquista se ve a leguas. Su autor suponemos que no es un franquista redomado, tan solo es de la escuela de Julius Ruiz o Del Rey Reguillo: los historiadores no militantes. En la introducción ya se notaba el tufillo semi-exculpatorio de la represión franquista.
El libro es obra de la tesis del historiador Javier Gómez Calvo, una versión reducida, dice el autor. La tesis fue dirigida por Fussi, González Calleja, Del Rey Reguillo y el hispanista Julius Ruiz. Este elenco, exceptuando a Calleja me presagiaban la orientación analítica de la obra.
Antonio Rivera, el prologuista, dice que "Javier Gómez Calvo, es uno de los exponentes más brillantes de la nueva generación de historiadores vascos de comienzos del siglo XXI (...), por su magnífica formación y, sobre todo, por no deberse a ninguna sujección, ni ideológica ni historiográfica, ni de otro tipo". No se puede dudar de la capacidad intelectual, de su honradez y de su capacidad investigadora , ni de la de ningún doctor en historia. Lo que si podemos poner en tela de juicio es esa falta de sujección ideológica, historiográfica, o de ningún otro tipo. Con todos mis respetos, no creemos en la neutralidad del historiador, una cosa es ser honrado -no ocultar información-, y otra muy distinta sea que los análisis de todo historiador estén libres de prejuicios ideológicos, historiográficos o de otro tipo.
Francisco Espinosa, Moreno Gómez, o Paul Preston son "exterministas", ¿Serán estos historiadores los que sí tienen sujección ideológica, historiográfica? Para el autor, tanto Espinosa como Preston son "partidarios de las tesis exterministas, tan en boga en parte de nuestra historiografía sobre la Guerra Civil y el franquismo". Para alimentar su tesis de no exterminio nos recuerda al bárbaro Hitler, y claro, así no hay comparación posible. de 150.000 personas que fueron asesinadas por los franquistas a los 8.000.000 de judíos que liquidó el Fhürer no hay color. Dicho así tendríamos que callarnos. Ahora bien, si pensamos que Pinochet fue juzgado por 2.000 asesinatos (más o menos), pues los 150.000 de Franco, hace que pensemos en un plan exterminista. a la RAE se le está acumulando el trabajo, a la acepción historia mimlitante, ahora hay que añadirle la palabra "exterminista".
Seguiremos disfrutando de la lectura. Al menos el libro no es muy academicista, está escrito para que todos lo entendamos a la primera: tuve que haberme dado cuenta de que iba la obra solamente al haber leído la tercera palabra del título: SANAR. Sí, en las cárceles franquistas si no acababas en una saca, muerto de hambre, de enfermedad o comido por los piojos, sanabas, claro que sanabas. Sanabas si la multa impuesta no te dejaba en la más absoluta misería, sanabas si al perder tu puesto de trabajo encontrabas otro, y sobre todo, sanabas por COJONES.
Como ya ha apuntado Francisco Espinosa, los mal llamados revisionistas (Moa, Vidal) que tanto vendían y tan buenos resultados daban -ideológicos y económicos-, han sido sustituidos por profesores, historiadores y/o doctores -autores que podíamos considerarlo dentro de esa tercera España que nunca existió-. Los moas y vidales quedaron desacreditados, esta nueva corriente revisionista es más efectiva y eficaz. Venden menos, pero venden mejor la moto. Qué al fin y al cabo es de lo que se trata: el franquismo fue malo pero no tanto. Gómez Calvo sabe lo que se tiene entre manos, y sabe jugar muy bien con las palabras, tildarlos de golpistas y criminales a los militares es demasiado osado, así que un término que enmascara el objetivo de los militares rebeldes es llamarlos militares "levantiscos" (de genio inquieto y turbulento). Un poco cursi sí que es, pero para el fin es perfecto.
Estos militares levantiscos no eran esos malvados que nos quieren pintar. Dice Calvo que hasta el 31 de diciembre de 1938 de 4955 penas de muerte se cumplió con el máximo castigo en 3.189, es decir, 1 de cada 3 penas de muerte no se cumplieron. Dicho así hasta parecen misericordiosos. Se salvaron 1.789 de casi 5.000 personas -vaya misericordia-, habría que ver si ninguno de esos que salvaron la vida hasta diciembre de 1938 no perecerían después en ningún presidio. La mortandad era muy malta. Aun así , si lo explicamos de esta otra manera la cosa cambia. De cada 3 penas de muerte se ejecutaban 2. ¿Muchas?,¿pocas? Demasiadas. Pero eso era hasta diciembre de 1938. Si analizamos la posguerra hasta que Hitler no empezó a perder la guerra no cesaron las matanzas: perecieron 50.000 personas. Cifra que Julius Ruiz, al menos hasta hace poco reconocía.
Siguiendo las pautas de Julius Ruiz, Calvo, analiza y pontifica que la teoría del exterminio no se sostiene debido a que en Madrid y Cataluña durante el verano del terror los rojos matan a 17.167 personas contra 6.892 personas asesinadas después de que franco "liberara" estas dos regiones. Claro, si nos quedamos ahí pues hasta tiene razón, pero si nos vamos a Andalucía y Extremadura el análisis cambia. El terror azul en estas dos regiones se cobraron la vida de 57.933, y el terror rojo 9.934. Estaban exterminando al enemigo político más significado y a los que cogieron las armas para defenderse del fascismo. Franco no podía acabar con toda la población que no secundó el golpe. No podía exterminar a media población. Hitler, sobre todo, quiso acabar con el pueblo judío no con media Alemania. Se exterminaban a los más significados, los demás podían ser reciclados. Y esto lo avala si nos vamos a donde no hubo represión roja: sumemos el terror criminal en Canarias, norte de África, Navarra, La Rioja, en ninguna de estas localidades hubo Guerra Civil, la resistencia fue poca o inexistente y los "levanticos" hicieron triunfar el golpe de Estado y no hubo muertos de derechas, bien, pues los "levantiscos" acabaron con la vida de 12.913, esto es un exterminio del enemigo en toda regla. Y si nos vamos a Castilla la Mancha y Castilla-León el resultado es parecido. La violencia roja alcanzó 8.088 víctimas y la violencia azul 25.018. Otra vez las cifras hablan por si solas.
Según Calvo, Los campos de concentración franquista no eran campos de exterminio, nadie ha dicho que estuvieran diseñados para el exterminio masivo. También dice que es mentira -como dice Espinosa- que los juicios franquistas no empezaron en el 37, comenzaron la misma semana del golpe de Estado. Es una lástima que al comandante de la Guardia Civil, José Vega Cornejo y a su hijo el tte Vega, o a los hermanos Pla, Luis y Carlos, o a Nicolas de Pablos, Sinforiano Madroñero, el alcalde Alegría no le hicieran uno de esos magnánimos juicios.· "Los desafectos eran amenazados con perder su empleo". Eran amenazados y algo más, eran expulsados sin contemplaciones. Eran desafectos, por eso eran depurados ¿verdad?. Entonces, para conservar tu trabajo había que ser de derechas o falangista, carlista, monárquico. Los "alzados" y "levantiscos" no tenían potestad para nombrar a nadie desafecto, los desafectos eran ellos.
Ya en el colmo de la desinformación -y esto es triste tratándose de una tesis doctoral- dice Calvo:
(...) ya se habían sentado las bases que permitieron la sustitución del personal dudoso por empleados políticamente afines. Sorprende, por su notable importancia, que los formuladores del paradigma exterminista hayan atendido poco o muy poco este medio de persecución política (...)Esto tiene visos de poca veracidad, la historiografía sobre la represión y depuración franquista ha abordado suficientemente la depuración del funcionariado. Lo que pasa es que no sabemos quienes son esos historiadores del paradigma "exterminista". Lo mismo son los historiadores "militantes"
España en los años 30 tenía 24 mlls. de habitantes, Franco acabó con unas 150.000 personas. Los exterministas se equivocan y los historiadores desideologizados, los equidistantes, los historiadores que ven la historia con la perspectiva del analista objetivo tienen, como siempre la razón. Franco no necesitó acabar con 12.000.000 de personas para exterminar a su enemigo político. Le bastó con desangrar a los alcaldes, concejales y a sus familiares. A las mujeres e hijos de estos campesinos que pedían reforma agraria. Franco extermino entre otras cosas: la República y la democracia. Algo abstracto que hizo tanto daño como la desaparición del enemigo. Tuvieron suerte de que la situación política cambiase a finales de los años cuarenta. Según Calvo, no se puede exterminar a medias. O acabas con todos o si no, no hay exterminio.
Es terrible, estamos hablando de 150.000 asesinatos y la consideración de los equidistantes es que a lo sumo eso no es otra cosa que un mero castigo: vencer a la disidencia política. Algunos de esos disidentes no eran otra cosa que campesinos que defendían unas ideas o que no querían acabar con el pescuezo bajo la bota militar. Sí las cifras que hemos dado de Andalucía, Extremadura, las dos Castillas o las de las regiones donde no hubo ni guerra ni muertos de derechas no le son a Calvo suficiente para demostrar un exterminio, será porque la historia para los equidistantes es algo frío y carente de calor. A veces, para exterminar un cáncer no es necesario extirpar todo el miembro afectado. ¿Ven cómo los equidistantes son más efectivos que los moas y vidales? Pío Moa dijo: Franco no exterminó a los rojos, los excarmentó. Calvo es más sutil: "no se puede exterminar a medias"
El caso es que según la RAE, exterminar es: "acabar del todo con algo o alguien", la ambigüedad de la Real Academia nos puede llevar a pensar que sí, sí se puede exterminar a un sector de la comunidad -aunque este sector sea pequeño en comparación con el total de la comunidad. Acabar del todo con alguien, no significa acabar del todo con todos.
Fueron muchos mas los muertos anónimos sin contar los desaparecidos sin dar señales de vida fuera del país. Ocultos para que los nazis no los encontraran ,muertos en vida también cuentan.
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