Un monumento fascista menos.

El PP de Valladolid autoriza, en cumplimiento de la Ley 52/2007, la retirada del monumento al dirigente fascista, Onésimo Redondo.

De vez en cuando tenemos alegrías de este tipo qué, en los tiempos que corren, son muy de agradecer. La Ley 52/2007, desgraciadamente, es muy vulnerable, pero cuando hay voluntad política, como en este caso, puede ser muy útil para democratizar los espacios públicos, o dicho de una forma más incorrecta, para mandar al "peo" todos los vestigios fascistas y dictatoriales que afean el espacio ciudadano. Sería necesario resolver el problema de las fosas comunes y de Cuelgamuros .desacralizar el monumento fascista y enviar a Franco a "descansar" a su entorno íntimo.

Los pro-franquistas, como era de esperar, están que echan humo y cargan todas sus armas contra el Partido Popular. Desde el diario Ya, fiel a sus convicciones, nos muestran una borrosa imagen donde dicen que aparece Alberto Gutiérrez Alberca, ex viceconsejero de cultura y actual senador por Valladolid por el Partido Popular, vestido de falangista en un homenaje frente al monumento a Onésimo Redondo. La verdad es que no tendría nada, pero que nada, de extraño que un actual dirigente del PP en su juventud hubiese pertenecido a la falange franquista, no tiene nada de extraño si pensamos que el Partido Popular fue fundado por siete ministros franquistas. El anterior rey fue sucesor de Franco y el centrista Adolfo Suárez, fue Secretario del Movimiento.

Tampoco nos extrañan nada estas palabras de Aznar cuando era un chavalín con claras tendencias "azules":

"Vientos de revancha son los que parecen traer algunos de los Ayuntamientos recientemente constituidos. Las calles dedicadas a Franco y a José Antonio lo estarán a partir de ahora a la Constitución. En Valencia la Plaza del Caudillo pasará a llamarse del "País Valenciá". Y no hemos hecho más que empezar. Se dedican a borrar la historia." (La Nueva Rioja. 9.5.1979).

Un jovencito Aznar, ya apuntaba maneras, y presagiaba lo que estaba por llegar, y lo que estaba por llegar no era otra cosa que la normalización de los principios democráticos que brutalmente nos fueron robados a partir del 17 de julio en el norte de África, y el 18 de julio en la península. Más de 35 años nos está costando que Franco y su franquismo sean desterrados de las calles de este país. El PP, en ciertas localidades, como se ha llegado a demostrar, no está por la labor, incluso hasta algún alcalde socialista se ha negado a retirar una cruz franquista, y está usando los medios disponibles que le brinda el consistorio para recurrir una decisión judicial que le obligaba a retirar la cruz franquista.