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miércoles, 4 de noviembre de 2015

A Elvira Lindo le gustaría

Antonio Muñoz Molina junto a su esposa Elvira Lindo.

Creo que muy poca gente tiene nada que reprocharle a Elvira Lindo, periodista, escritora, colaboradora de El País y actriz circunstancial. Al revés, muchos infantes le estarán eternamente agradecidos por sus historias sobre Manolito Gafotas y demás cuentos. Su imaginación y su facilidad con la pluma es realmente asombrosa: ha escrito cuentos, novela para adultos, obras de teatro, guiones para el cine, artículos periodísticos y en sus ratos libres hacía sus pinitos como  actriz. Todo un portento de señora.

Hoy en el País escribía un artículo de opinión, explicándonos en la ESPAÑA que le gustaría vivir:
Me gustaría ser de un país que hubiera superado su etapa adolescente. Me gustaría ser de un país que no anduviera todavía a estas alturas buscando su definición. Me gustaría ser de un país del que el pueblo no exhibiera su orgullo pero tampoco su vergüenza. Me gustaría ser de un país en el que las noticias no estuvieran colonizadas siempre por los mismos. Me gustaría ser de un país en el que se hablara tanto del sur pobre como del norte rico. Me gustaría ser de un país en el que el paro fuera el primer asunto en cuestión, y la precariedad laboral y los sueldos de mierda y la falta de conciliación familiar y el descenso de la natalidad y la educación. Me gustaría ser de un país en el que los jóvenes pudieran marcharse de casa cuando toca. Me gustaría ser de un país que pronunciara con naturalidad su nombre, España, como otros dicen Francia o Italia, y dejara el término Estado para asuntos administrativos. Me gustaría ser de un país que celebrara su diversidad más que alentar lo irreconciliable. Me gustaría ser de un país en el que los políticos hablaran con franqueza y no de esa manera jesuítica en la que las palabras se miden para no llamar a las cosas por su nombre. Me gustaría ser de un país en el que las personas pudieran construirse una opinión y expresarla sin miedo a ser arrinconadas. Me gustaría ser de un país menos engolfado en cuestiones abstractas. Pero andamos como Bill Murray, atrapados en el tiempo. Imposible avanzar en nuestro calendario. La diferencia es que aquello era una comedia. Y esto es una farsa. Que agota.

Bueno, el portento que parecía tener Elvira Lindo se diluye cuando sale de su reino virtual y baja a la tierra de la ideología.  Aquí somos todos iguales, y la intelectualidad del más alto pensador se equipara, acaso, con el pensamiento del más humilde ciudadano. La cátedras o los premios literarios de nada  valen cuando te conviertes en un simple ideólogo.

A Elvira le gustaría otro país, otro lugar donde la izquierda no se avergüence de llamar las cosas por su nombre. Habría que predicar con el ejemplo ¿Cuantas veces escribe la palabra España nuestra querida Elvira, precisamente en un artículo que habla sobre España? UNA. Una mísera vez.

 Esta crítica viene porque el domingo en El Objetivo de Ana Pastor entrevistaron a Ada Colau. La nueva alcaldesa, por lo visto, no dijo en ningún momento de la larga entrevista la palabra España, dicen que fue sustituida por la palabra Estado. Desde el País le recriminaban a Ada Colau que no nombrara más veces con orgullo la palabra España. En fin, la "tercera" España dándonos consejos de como tenemos que usar la lengua de Cervantes.

A Elvira ni le gusta el exceso ni el defecto: todo en su justa medida (Me gustaría ser de un país del que el pueblo no exhibiera su orgullo pero tampoco su vergüenza). No le gustan ni los golpes en el pecho de los patriotas, ni que en el día de la Raza, perdón, el día de España, salga cierta izquierda a contarnos otro relato del supuesto descubrimiento de América. Qué tiempos aquellos donde no había otra izquierda que el PSOE (a Izquierda Unida ni se la notaba), y el relato histórico era favorable a los bienpensantes de la transición.

A Elvira le gustaría ser de un país en el que se hablara tanto del sur pobre como del norte rico. ¿Y cómo se come eso? Porque hablar, en España (¿has visto Elvira?, los izquierdosos usamos la palabra España y no nos salen sarpullidos), se habla mucho y se hace menos. Además, en el sur pobre, estamos más que cansados de liderar los rankings en las listas de desempleados: y da igual quien gobierne, PSOE o PP. Si queréis ahora hablamos del norte rico,pero ¿para qué?.

Para Elvira los españoles siempre estamos a la gresca: Me gustaría ser de un país que celebrara su diversidad más que alentar lo irreconciliable. Si salimos a la calle y dejamos el mundo virtual o la televisión de lado (webs, redes sociales, blogs, foros donde abundan los trolls, debates televisivos), vemos..., ¡coño!, no vemos nada: el niño jugando en el parque; la señora saliendo del supermercado; el barrendero muy ufano con sus tareas. Se aproxima el fin de semana y los estudiantes están comprando los preparativos para el gran botellón. "Éste será mucho mejor que el de la semana pasada", comentaba un joven a su linda pareja. Y esta  noche todos atentos a su monitor de tv, juegan en la Champion League, el Real Madrid y el París St. Germain: 6.582.000 almas con la mirada fija al televisor viendo como 22 multimillonarios vestidos con calzones le dan patadas a un balón. eso sí, con mucha maestría. Y esque este país, España, no es un país cainita, tal y como nos lo quiere pintar la tercera España. Cierto es, que por Internet hay mucho amargado y mucho energúmeno suelto, pero hay más millones de buena gente en la vida real, algo alienada eso sí.

Precisamente los que están todo el día a la gresca son los marhuendas, los erkaizeres, y demás fauna que intenta vivir del periodismo. No todo el mundo puede escribir novelas millonarias.

Elvira debiera de hablar con sus jefes de El País, porque a ella le gustaría se de un país en el que las personas pudieran construirse una opinión y expresarla sin miedo a ser arrinconadas. Esto lo dice alguien precisamente desde un medio subordinado. Elvira tendría que hablar con Vicenç Navarro y preguntarle porque no aparecen artículos del profesor en ese periódico donde ella escribe. Y si quiere ser coherente con sus palabras debería dejar de mandar escritos a El País.

¡A cualquier hijo de vecino les gustarían tantas cosas!, una cosa que se me ocurre es que la prensa estatalista -que no estalinista, aunque se le parece- sea honrada y que deje de manipular las no encuestas. Si, suena algo raro:http://www.elconfidencialdigital.com/medios/encuesta-Pais-anunciando-empate-PP-Ciudadanos-PSOE_0_2594140580.html

Tambien nos gustaria, por poner un ejemplo, que los libros de historia se vendieran tanto como las novelas. Es patético, se vende mejor una novela histórica, donde no se sabe donde empieza la ficción y acaba la historia, que un buen libro de historia.

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