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domingo, 28 de agosto de 2016

EL CINISMO DEL DICTADOR

Autor: Antonio Alfonso Hernández




Francisco Franco, el tipo que secuestró las libertades del pueblo español durante cuarenta años tenía un punto de vista muy particular de cómo debían ser esas libertades.

Existe un documento, al que ya me he referido en estas páginas en otras ocasiones, al que yo le concedo un enorme valor a la hora de saber la opinión del dictador en determinados temas.

Dicho trabajo tiene, además, el valor añadido  de conocer al Franco que hablaba en  la intimidad dando por hecho que las conversaciones nunca verían la luz. Es decir, no hablaba de cara a la galería y lo hacía con alguien de su entera confianza. Tampoco podemos poner en duda la veracidad del contenido de esas conversaciones pues la persona con quien las mantuvo era absolutamente leal al régimen y al dictador, aunque tales hechos no evitó que  le dedicara algunas  críticas  tal y como aparecen reflejadas en el libro.

Me refiero a, Mis conversaciones privadas con Franco,  de Francisco Franco Salgado- Araujo, primo hermano del sátrapa.  Salgado- Araujo llegó al grado de Teniente general del ejército y fue fiel colaborador de su primo llegando a ser jefe de la Casa Militar de Franco, entre 1954 y 1956.

Anotó con extraordinaria paciencia el contenido de sus conversaciones con Franco desde 1954 y 1971 cuando por motivos de enfermedad tuvo que dejarlo.  El libro se publicó en 1976 tras su muerte y la del propio dictador. Al parecer, la familia del dictador, litigió o amagó con hacerlo, con la viuda de Salgado- Araujo al aparecer publicado el libro.

En relación a un programa de televisión emitido el 25 de febrero de 1963 por el canal estadounidense 13,  “Fin de la era de Franco” , narrado por Hugh Thomas y el profesor de Historia del City College, Briley Dilfy,  Salgado –Araujo lo comenta con su primo después de recibir un informe procedente de Estados Unidos sobre dicho programa.

Esta conversación se produjo el 2 de marzo de 1963, es decir, apenas una semana después de emitirse el programa televisivo.

El hombre que con mano de hierro regía los destinos de España , le dice a su primo al que familiarmente llama Pacón. “ Creo que la mayoría de los que escriben en los Estados Unidos sobre asuntos de España si no son rojos o izquierdistas son unos despistados”   Sentencia a continuación que los izquierdistas americanos están influenciados por la propaganda roja exiliada que a su vez, según él, claro, hablaban al dictado de Moscú.

El cenit del cinismo viene a continuación. “ En España nunca hubo las libertades de ahora; cada español hace lo que le parece y piensa lo que le da la gana, teniendo participación en la vida pública a través de las elecciones sindicales, las de concejales, las de la parte electiva de las Cortes, etcétera . La prensa tiene hoy libertad de expresión y a ningún español se le castiga por tener ideas distintas a las del régimen ni por defenderlas con sus amistades. Aquí lo que no se tolera es la violencia, como en ningún país civilizado, y la alteración del orden público, que es lo que hacen siempre los comunistas o agentes de Moscú, o los exiliados españoles.” Como diría Rajoy, hasta aquí la cita. No se puede encontrar más cinismo en tan poco tiempo.


En realidad, cuando decía refiriéndose al sufrido ciudadano “ piensa lo que le da la gana”, no estaba mintiendo. Es evidente que cada cual podía pensar lo que le apeteciese. Hasta ahí podíamos llegar.  Cosa bien distinta es que se atreviese a manifestar determinados pensamientos. Quizá fuera lo único que le estaba permitido hacer a los disidentes, pensar lo que quisieran, pues aunque el régimen sometió a un enorme y eficaz lavado de cerebro a los españoles, que buen fruto propagandístico le dio, a lo que nunca se atrevió, por razones obvias, es a intentar meterse en el interior del cerebro de los ciudadanos para averiguar qué pensaban. Cierto es que tampoco les hizo falta. Los informes político-sociales que elaboraban algunas de las fuerzas vivas del régimen que contaban con todo un ejército de confidentes  encargados de averiguarle la vida al más pintado, suplieron muy eficazmente la insalvable dificultad de escudriñar el interior del cerebro de los españoles.

Una buena obra maestra  del cinismo la encontramos cuando asegura que a nadie se le castigaba por defender sus ideas entre sus amistades. Otra cosa es que se convirtiera en  indispensable que la persona en cuestión tomara todo  tipo de precauciones para evitar que algún vecino  o quién fuera  pudiera complicarle seriamente la vida.  No fueron pocos los casos que se dieron de particulares denunciando a fulano o mengano por haberle oído decir tal o cual cosa con los resultados que nos podemos imaginar para el desafortunado ciudadano que osara criticar al régimen instaurado  a sangre y fuego.

Así lo cuenta Francisco Espinosa en, Guerra y represión en el sur de España, “Además, había que tener sumo cuidado en las relaciones sociales, elegir bien con quién se hablaba y vigilar

quién podía escuchar”. En relación a esto y gracias a sus impecables investigaciones en los archivos, el maestro Espinosa da cuenta en el citado trabajo de un caso realmente estremecedor

Se trata de lo ocurrido a Manuel Fernández Villegas, quien en la noche del 9 de diciembre de 1937 se encontraba algo bebido en una taberna de Lepe donde tuvo un encontronazo con un vecino de dicha localidad, Antonio Infante Rodríguez. Éste tras una discusión con Villegas, originada por ver quién pagaba la ronda, se cuadró y dijo, ¡Arriba España! ¡Viva España! La reacción de aquel no pudo ser más desafortunada para su porvenir en aquellos tiempos.  “Bueno, vivirá o no vivirá , eso ya se verá” El caso es que Infante fue a denunciarlo y añadió que también había dicho, “ no se sabe quién ganará la guerra y que tanto como pregona Franco no ha ganado todavía nada” El juez instructor calificó el hecho de delito de rebelión militar ordenando el procesamiento y entrada en prisión incondicional para Fernández Villegas.

De nada sirvió que posteriormente Infante se retractara de parte de lo que según él había dicho Villegas.

Finalmente,  fue sentenciado por delito de excitación a la rebelión  con seis años y un día de cárcel  que finalmente se quedaron en  prácticamente cuatro. (Guerra y represión en el Sur de España, Francisco Espinosa Maestre, páginas ,79 y 80)

Anda que no le salió caro a este pobre hombre atreverse a dar su opinión sobre el desenlace de la guerra. Aunque ocurrió al principio del régimen no podemos  por ello dudar ni un instante que los delitos de opinión fueron castigados muy duramente por el franquismo durante toda su existencia.

Hay que señalar el enorme valor que tuvieron muchas personas que en medio de tanta represión mantuvieran sus ideas intactas y fueran capaces de defenderlas en aquellas circunstancias.

Lo que le contó a su primo sobre la participación que tenían los españoles en la vida pública a través de las elecciones de sus representantes, sólo puede causarnos indignación a sabiendas de cómo funcionaba la democracia orgánica franquista. En cuanto a la libertad de expresión que según él disfrutaba la prensa hoy en día lo podríamos casi considerar una broma de mal gusto.

Después insiste en el despropósito cuando afirma, “  Hoy se gobierna en España a través de la voluntad popular, representada por los organismos que he citado, y cuyos representantes son elegidos libremente”

Menuda tomadura de pelo histórica lo de la democracia orgánica.  Una “ democracia” donde sólo tenían cabida los que habían ganado la guerra excluyendo así a más de la mitad de la población que para nada estaban representados en las Cortes franquistas.

La parte en negrita son extractos del libro, Mis conversaciones privadas con Franco, Teniente general Francisco Franco Salgado- Araujo, página 376.


ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ, 27 de agosto de 2016

4 comentarios:

  1. Para ser demócrata primero habría que ser anti-franquista. Pero no por ello hay que dejar de ser riguroso. Buena entrada amigo.

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  2. Gracias, Tony. Por cierto, me ha gustado la foto que has colocado, jeje.

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  3. Confundir antifranquismo y democracia es lo mismo que confundir el culo con las tempóras. ¿Acaso el cleptomano Jordi Pujol, Rafael Blasco, el corrupto que viajó de la violencia del FRAP al PP, el racista y pronazi PNV y el estalinista PCE eran democratas? http://www.eldiario.es/cv/Blasco-caida-antifascista-factotum-PP_0_397210880.html
    http://www.deia.com/opinion/foros/viewtopic.php?f=4&t=2259&start=45

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  4. Se puede ser antifranquista y no ser demócrata, como los casos que citas. Pero el verdadero demócrata si no es antifranquista, muy demócrata no puede ser.

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