Marhuenda me recuerda a Calvo Sotelo, los dos monárquicos hasta la médula y con simpatías por el fascismo. En fin, lo de Calvo Sotelo iba más allá que una mera simpatía. ¿Por qué digo que don Marhuenda simpatiza con el fascismo? Con el título de ¡Matadlos que son curas!: a la orden de Largo Caballero, le han publicado un artículo a José Mª Tuñón de Aza, nacido en "Oviedo, España, 1936. Con formación académica en Ciencias Empresariales, su vida laboral transcurrió en la empresa privada en el área de la dirección financiera. Asimismo mantuvo frecuentes colaboraciones periodísticas, sobre todo en el diario Región de Asturias. Fue corresponsal de la Agencia EFE en Oviedo. Una vez jubilado, se dedica a la investigación histórica....". Esta es su biografía a la hora de vender libros. La página web filofascista, elmunicipio.es le hizo una entrevista, en donde afirmaban que Tuñón de Aza es "Joseantoniano, nacido en Oviedo, Asturias, España, en 1936. Hijo de Celso García de Tuñón que fue Jefe falangista de la primera hora asturiana. Entre sus libros publicados podemos destacar los siguientes: “José Antonio y la República” Tarfe, Oviedo 1995 y en 1996- 2ª edición revisada; “Apuntes para una historia de la Falange Asturiana” Fundación Ramiro Ledesma, Oviedo, 2002; “José Antonio y los Poetas” Plataforma 2003, Madrid, 2003".
José Mª Tuñón de Aza |
El propio Tuñón de Aza declaró que se afilió a la Falange "en el año 1977 cuando Falange Española de las JONS recuperó, después de cuarenta años, su propio nombre". También reconoce que en la actualidad no milita en ningún partido fascista, pero que a pesar de eso declara que su "admiración por José Antonio Primo de Rivera es total".
El artículo de Tuñón de Aza viene a cuento porque en 2019 beatificaron a varios seminaristas que fueron asesinados sin motivo alguno en la Revolución de Asturias, según cuentan Tuñón de Aza y la propia Iglesia, bajo la consigna de "Matadlos que son curas"...
... Los seis asesinados el 7 de octubre de 1934, hoy ya beatificados, responden a los nombres de: Ángel Cuartas Cristóbal, nacido en 1910; *César Gonzalo Zurro Fanjul, nacido en 1912; José María Fernández Martínez, nacido en 1915; Jesús Prieto López, nacido en 1912; Juan José Castañón Fernández, nacido en 1916; *Mariano Suárez Fernández. Así, pues, el más joven, en este baño de sangre, con solo 18 años, fue Juan José Castañón. El mayor, Manuel Olay, con 25 años. La Razón. Tuñón de Aza
Largo Caballero se mantuvo durante toda la Revolución asturiana en Madrid, por lo que no pudo dar la orden de matadlos porque eran curas. El título es un puro camelo, porque más adelante escribe Tuñón de Aza, el "joseantoniano"...
... Unos jóvenes candidatos al sacerdocio vieron sus vidas cercenadas cuando alguien gritó: «¡Matadlos, que son curas!». Y así fue. Seis de ellos fueron asesinados durante la Revolución de Asturias donde nada tenían que ver con las reivindicaciones de los asesinos revolucionarios. De esos que nunca hablan los de la memoria histórica. Estaban dirigidos aquellos verdugos por los socialistas Indalecio Prieto, natural de Oviedo, y Francisco Largo Caballero...
Ahora se entiende, "alguien gritó: «¡Matadlos, que son curas!". ¿Pero quién fue ese "alguien"? No lo explica. Según el libro de Pablo Gil Vico, Verdugos de Asturias, los asesinatos, según la documentación de la investigación se produjeron el día 8 y no el 7 según afirman tantos "beatos". Cuenta Gil Vico que, fueron "fuslidado[s] repentinamente en la ctra. de Santo Domingo mientras iba[n] detenidos".
Hay dos nombres mal escritos en el artículo de La Razón: *César González-Zurro Fanjul y *Mariano Sergio Suárez Lerus. También ese mismo día 8 asesinaron a Aurelio Gago (religioso), Secretario Obispado; ejecutado en el Mercado de San Lázaro por varios revolucionarios.
Volvemos a repetir que ni Caballero ni Prieto se movieron de Madrid para dirigir ninguna operación armada. Prieto se exilió y a Caballero lo detuvieron en Madrid en su propio domicilio. Largo Caballero estuvo 13 meses en prisión preventiva esperando el juicio, y aunque hoy sabemos que fue uno de los reponsables junto a Prieto, de que estallase la revolución de Asturias, fue absuelto por falta de pruebas; Luis Jiménez de Asua fue su abogado. Pero decir que Prieto y Caballero dirigieron a los revolucionarios de Asturias es incierto.
Uno que es curioso investigó de donde se habían sacado esa frase de "¡Matadlos que son curas! Andrés Pérez, postulador diocesano, que fue el encargado de investigar estos sucesos explicó en un vídeo su versión de los hechos:
El P. Andrés Pérez, postulador diocesano explica en un vídeo que el día seis...
... los revolucionarios asaltaron con tiros el seminario, y los seminaristas se escaparon por donde pudieron. Un grupo se escondió, pero los encontraron y los llevaron a la cárcel de Mieres. Otro grupo más pequeño se refugió en un sótano. Permanecieron allí toda la noche, hablaron sobre si iban a morir mártires, rezaron el Rosario. Como no habían comido ni bebido nada, al día siguiente, día 7, uno de ellos salió a ver si encontraba comida. Pero lo apresaron y le obligaron a decir dónde estaban. Salieron todos del sótano menos el dominico y un seminarista. Los llevaron detenidos por la calle y la gente comenzó a decir ‘Mátadlos, que son curas’. Entonces comenzaron a disparar”.
Según esta versión cuando iban detenidos por la calle la gente pedía a gritos que los mataran por su condición de curas. ¿Cuales son las fuentes del Padre Andrés Pérez? ¿En que documentos o libros se basa para decir que la gente demandaba el asesinato de aquellos chavales? No lo dice, pero se me hacía raro que en medio de una semi guerra hubiese público por las calles. Solamente si hubo testigos de derechas podrían haber testificado que la muchedumbre estuviera pidiendo sagre de "sotana".
En efecto, hubo algún testimonio, un superviviente de aquellos asesinatos. Volvemos a Verdugos de Asturias; según cuenta Gil Vico, el seminario y el Convento de Santo Domingo fueron sitiados por los revolucionarios. El día 6 de octubre a las 3 de la tarde, más o menos, los religiosos vestidos de paisanos abandonan como pueden el convento y el seminario. "Días después, el edificio ardería por los cuatro costados"; mientras, los seminaristas permanecían escondidos en una casa en los aledaños. Debieron de permanecer dos días escondidos en los sotanos, "porque ni siquiera ninguno de los supervivientes puede asegurarlo". No es descartable que tan solo fuera una noche. El hambre hizo acto de presencia y siete seminaristas decidieron salir. Y allí es cuando los revolucionarios los detuvieron ...
La mayoría de los religiosos presos eran conducidos a la cárcel de Mieres y parecía que estos iban a correr la misma suerte cuando los subían en fila india y con los brazos en alto por la cuesta de Santo Domingo hacia las afueras de Oviedo. De repente, a la altura de un portón que quedaba a mano izquierda y del bar Amadora, los revolucionarios ordenaron parar. Tras dos minutos de densa calma y cuchicheos uno de ellos abrió fuego inopinadamente. Algunos seminaristas sobrevivieron a la primera descarga, retorcidos de dolor en el suelo, hasta que dispararon los demás. Al final uno solo se movía, herido en un muslo y horrorizado con la escena de sus compañeros exánimes. "Le preguntaron si era cura, y al contestarles que no le indicaron que se fuese arrastrando hasta el portal; allí le registraron y al no encontrar ningún dato de identificación, además de haberle indicado que era estudiante, le recogieron y en un coche fue llevado al hospital de Mieres donde estuvo detenido en el Orfeón y luego como herido en el Hosdpital de la Cruz Roja" (...).
Muchos miembros del clero ingresaban en la cárcel de Mieres de Oviedo, o de otras poblaciones y sobrevivían. Verdugos de Asturias. Página 71.
Este asesinato es el absurdo de lo absurdo. ¿No pudieron hacerle la misma pregunta, que si eran curas, antes de apretar el gatillo como hicieron con el único superviviente de aquellos 7 desdichados seminaristas? En fin, en la mente de los asesinos es mejor no entrar.
Este relato los obtiene Pablo Gil Vico de la "Declaración del superviviente José González García (AIMRN. Asturias, leg. 863, causa 940/34, fol. 470) efectuada el 15 de octubre de 1935 y mucho más parco en palabras -y desde luego mucho más fiable- que otro testimonio suyo fechado un mes antes y publicado en la revista eclesiástica, t. IX, núm 50 (1935), pp 632-642". Se entiende que lo de "¡Matadlos que son curas!" fue una exageración de la clerigalla para revestir de mucho más dramtismo aquel absurdo asesinato. Y exageración que se sigue repitiendo sin solución de continuidad con la ayuda de fascistas y reaccionarios.
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