Moisés Domínguez sigue sin saber analizar las fuentes de la Guerra Civil. El caso Balmes

 

Moisés Domínguez. Fuente: El Correo de España👈

De vez en cuando el aficionado historiador Moisés Domínguez Núñez, suele publicar ciertos artículitos en la web de su amigo el religioso filofalangista Ángel David Martín Rubio sobre la Guerra Civil. En este último escrito da por zanjado definitivamente el caso Balmes, o el asesinato que Ángel Viñas le achaca a Franco. Moisés Domínguez escribió un librito para intentar demostrar que Balmes murió de un fatal accidente. 

Según las historia oficial de los generales traídores y demás canalla fascista, Balmes se fue al campo de tiro a probar unas pistolas para ofrecerlas a los colaboradores de los golpistas. ¿Todo un general probando una vulgares pistolas en un campo de tiro? ¿No tenían Franco y Balmes subordinados de confianza? Los tenían y de sobra. Ese fue uno de los primeros bulos que colaron para encubrir el asesinato. El más gordo fue cuando explicaron como ocurrió el accidente. Por lo visto se disparó el mismo intentando desencasquillar una pistola, debido una mala costumbre adquirida en África durante las guerras del Rif. Otro camelo fue la autopsia que le realizaron al cadáver de Balmes. Camelo que en el libro de Ángel Viñas desmontan sin dificultad alguna, y para ello acude a Miguel Ull Laita: patólogo jubilado. Doctor en Medicina y Cirugía. Toda una eminencia en medicina.

Moisés Domínguez titula su artículo: General Balmes, caso cerrado (ver enlace...👈). ¿Cómo cierra el caso el Sr. Domínguez? Con un artículo de un diario republicano que según el propio Domínguez estaba relacionado con Manuel Azaña. Para ello rescata una minúscula cita:

(Balmes) Era tan monárquico como el cabecilla de la actual militarada, y, menos cauto que él, no disimulaba su odio a la República.Balmes mandó una de las columnas que atacaron Asturias, y, estaba, por lo tanto, implicado en los desmanes y servicios perpetrados en la represión por legionarios y regulares”.

La información la obtenían de un anónimo venido de "Canarias y que hasta agosto de 1936 estuvo en estrecho contacto con un íntimo colaborador del general Franco". Que Balmes dirigió una columna en la Revolución de Asturias no es ningún secreto. En el libro de Carlos Taibo II, sobre dicho acontecimiento, el autor da fe de ello, sin embargo no se le responsabiliza ni directa o indirectamente de los asesinatos extrajudiciales. 

Pablo Gil Vico ha estudiado la represión extragubernamental en la Asturias de 1934 (Verdugos de Asturias), y tampoco puede responsanilizar a Balmes de ningún asesinato. Gil Vico también pone en duda que el general López Ochoa, que fue brutalmente asesinado en Madrid mientras permanecía convaleciente en un hospital, y que posteriormente pasearon su cabeza por las calles de la capital, fuera el verdugo de Asturias, tal y como se tenía popularmente el convencimiento en aquellas fechas. Todo era propaganda de guerra el achacar crimense horrendos a todos, casi sin excepción, de los que participaron en neutralizar la Revolución de Asturias.

El artículo que ha rescatado Moisés Domínguez es una curiosidad más de las miles que se encuentran en los archivos, pero nada más, tan solo propaganda de guerra, y tampoco nos sirve para decir que el caso Balmes está cerrado, hay que ser más humildes. Eso era muy típico de Ricardo de la Cierva que se creía que escribía la historia definitiva sobre Franco.

Balmes podría ser conservador, monárquico, católico, votante de  derechas, amigo de Franco, pero eso no significaría imperiosamente que estuviera dispuesto a saltarse la legalidad y faltar a su juramento de lealtad a la II República. Esa circunstancia parece que no le entra en la sesera al Sr. Domínguez Núñez.

Para obtener abundante información de cómo y porqué Franco ordenó asesinar a Balmes, debemos acudir a la antológica obra de Ángel Viñas; El primer asesinato de Franco, y olvidarnos de la pseudohistoria filofranquista que todavía en el siglo XXI sigue apareciendo sin solución de continuidad.