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jueves, 4 de agosto de 2022

La izquierda y la Iglesia: odio idelógico y no de fe.

 


Uno de los temas recurrentes para justificar el golpe de Estado de 1936 es acordarse del anticlericalismo republicano y de la quema de edificios religiosos. Los neofranquistas y la derecha en general, o los abducidos por la historiografía tipo Payne, dicen que en la Guerra Civil las izquierdas mataban a los religiosos por el odio a la fe.

Asesinaran por una cosa u otra a todo aquel que tuviera contacto con el catolicismo, no podría justificar nunca ese nauseabundo baño de sangre. Aunque la Causa General está llena de relatos para no dormir, y se exagera mucho y tergiversa lo que pasó, de lo que no hay duda es de los miles asesinatos que se produjeron contra la Iglesia y su entorno.

La Iglesia del siglo XX y XXI, ha aprovechado para montar su propia memoria histórica y beatificar a sus martires por la fe. No, no fueron mártires por la tan cacareada fe. Aunque esto moleste al espectro derechista y católico. Pero como digo, esto no quita peso a los asesinatos.

¿De donde viene este anticlericalismo secular español? Obviamente de la II República no. Aunque los Payne y los Moas se empeñen en lo contrario. Las primeras quemas de edificios relacionados con la Iglesias se producen...

...  tras la muerte de Fernando VII y el inicio de la primera guerra carlista, primero con la matanza de frailes de 1834 y después en los motines anticlericales de 1835. Los motivos de estos levantamientos fueron la respuesta del pueblo a la represión dirigida por la Iglesia contra los liberales partidarios de la monarquía parlamentaria, represión que se inicia en 1814 con la vuelta del absolutismo y que se extiende a lo largo de la década ominosa (1823–1833), con ejecuciones extrajudiciales, torturas, detenciones y vejaciones públicas a la oposición política, pero también desencadena estos levantamientos el apoyo de la iglesia a los Carlistas en contra del gobierno de España. Leer más...👈

Después, ya en el siglo XX, y en el reinado de Alfonso XIII, se produce en Barcelona la Semana Trágica, donde después de unas manifestaciones relacionados con el servicio militar, una muchedumbre hizo arder más de un centenar largo de edificios religiosos.

Y es que el sentir popular relacionaba a la Iglesia católica con la élites de poder, y no les faltaba razón. Durante la Guerra Civil, según Julián Casanova...

... los odios de clase se extendieron como una fuerza devastadora para aniquilar el viejo orden. La ola destructiva cazó a la Iglesia de lleno. En palabras del Francés Lannon, "la Iglesia tuvo que pagar un precio cruel por su identificación con un sistema de relaciones de clase y de propiedad que ella había creado. La Iglesia de Franco. Pág.16. edición de 2011.

La derecha católica, y por supuesto la Iglesia, era profundamente antiliberal. Según explica Manuel Penella...

... Los seminaristas y sacerdotes tenían "prohibidas" la lectura de la prensa liberal. Los maestros y profesores de los centros educacionales de la Iglesia tenían que prestar el solemne "juramento antimodernista" instituido por el Papa Pío X. Había un Índice de libros prohibidos. Según las normas religiosas vigentes en España desde principios de siglo, invocadas por el cardenal Segura, los creyentes estaban obligados a luchar por el restablecimiento de la "unidad católica", y a combatir los errores condenados en Sylabus, empezando por las libertades de conciencia, de culto, de prensa..., llamadas libertades de perdición. La Causa contra Franco, pág. 84.

Debe de saber el amable y sufrido lector que ha llegado a estas páginas, que contextualizar, y por lo tanto explicar, nunca puede significar justificar. Es como cuando se dice que los asesinatos de la ETA tenían fines políticos. He visto a la derecha vomitar demonios por sus fauces, cuando se relaciona a la actividad terrorista de la ETA con una motivación política. Esto, como es obvio, tampoco exculpa los asesinatos etarras.

Han pasado ya muchos años de aquel anticlericalismo incendiario, pero la Iglesia sigue justamente donde estaba durante la II República. Solo tenemos que ver y oír los medios informativos que financia la Conferencia Episcopal. También la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACdP), que fundara Ángel Herrera Oría y el padre Ayala, a principios del siglo pasado, y que todavía sigue vigente, crearon en los años 10 del siglo pasado El Debate y en 1993 la universidad católica CEU San Pablo, donde han salido historiadores filofranquistas como Bullón de Mendoza o Luis E. Togores. La ACdP ha vuelto a reeditar El Debate, el famoso diario durante la II República donde Gil Robles tenía su altavoz mediático. El Debate del siglo XXI, sigue en el mismo lugar también que durante la II República. Aquí tenemos a este diario, haciendo de vocero y difundiendo los embustes de un nieto del golpista e inventor aeronáutico, Juan de la Cierva (ver enlace...👈)

De casualidad me he topado con un artículo de Sergi Sol para Público, que vendría a corroborar todo lo que digo. Está muy bien resumido y es bien conciso;


Nada puede justificar la cacería de sotanas que se desató allí donde fracasó el golpe militar de julio de 1936, protagonizado por unos generales africanistas que se curtieron en un ambiente marcial y atroz, en las reyertas contra los cabildos bereberes.

En verano de 1936 la turba -armada hasta los dientes tras requisar las armas al Ejército- se lanzó a una criminal venganza; una orgía de sangre sin parangón que envileció la República de los derechos y libertades.

Una locura criminal que, sin embargo, respondió fundamentalmente al odio engendrado por la jefatura de la Iglesia por su identificación y apoyo al integrismo de derechas, a la explotación de los más por los menos, de los pobres por sus patronos. El grueso del episcopado español se posicionó con la extrema derecha y el golpismo antes y después del asalto al poder de Primo de Rivera. Esa es la razón de fondo que dio pie a la peor matanza de clérigos, monjas y seglares. Era el odio -incubado durante centurias- a un sistema que condenaba a la miseria a las clases trabajadoras.

No sólo fue el silencio de la Iglesia ante los abusos perpetrados contra esas clases trabajadoras, a menudo fue su complicidad. Y luego, para más inri, su llamada a la guerra santa contra la República, una actitud que, aunque difusa, persiste, y que ya en pleno siglo XXI se concretó en una resolución de los Obispos afirmando que la unidad de España era un bien moral. Ergo, que el independentismo (catalán, en este caso) era un pecado.

1 comentario:

  1. Franco fusilo curas contrarios al golpe fascista en el nombre de dios ,cierren la boca los curas franquistas y sus fabuladores la dos españa ,solo hay un españa la de los inocentes asesinados por la Libertad y Democracia ...

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