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lunes, 23 de marzo de 2015

ENIGMAS EN EL ASESINATO DE GARCÍA LORCA.(1)

Por motivos técnicos he permanecido varios días sin un pc. en condiciones para poder publicar en el blog. Una vez subsanadas todas las dificultades volvemos a la carga.
Como no hay mal que por bien no venga, en esto días Antonio Alfonso nos ha preparado un pequeño trabajo, en tres entregas, sobre la muerte y asesinato del gran poeta Federico García Lorca.
A pesar de los años transcurridos, casi ochenta, aún están por resolverse algunos puntos esenciales del asesinato de nuestro poeta  más importante del siglo XX.  No sabemos a  día de hoy a ciencia cierta, quién o quiénes firmaron la denuncia contra él, aún siendo éste el aspecto que más claro parece, quién o quiénes revelaron el lugar donde se encontraba cuando fue detenido, cuántos días estuvo en el Gobierno  Civil, quién o quiénes fueron los que dieron la orden de su asesinato,  por qué  lo mataron  y por último, dónde se encuentran los restos del poeta.

No pretende este modesto análisis de los últimos días de Lorca  esclarecer los hechos, cosa harto difícil,   pero s, al menos, poner el mayor número de datos  sobre la mesa y que cada cual saque las debidas conclusiones.  A fin de cuentas,  después de todo lo leído sobre este trágico suceso, he llegado a la conclusión de que estamos ante algo parecido a un enorme libro al que le faltan  muchas páginas o un gigantesco rompecabezas con multitud de piezas que no encajan en el tablero.


La inexistencia de muchos documentos oficiales, los destruyeron las autoridades franquistas o desaparecieron,  o ambas cosas a la vez,  unido al hecho de que los distintos testimonios de las personas que vivieron aquel dramático acontecimiento incurran a menudo en contradicciones, agravan, sin duda, el esclarecimiento de lo ocurrido.

El gran poeta y dramaturgo granadino llega a Granada el 14 de julio de 1936 procedente de Madrid. Allí, sus amigos de la residencia de estudiantes, entre ellos Luis Buñuel, le aconsejan  que no se desplace a la capital andaluza pues estiman que se va a encontrar más seguro en la capital de España. Lorca, que está viviendo con tremenda amargura los acontecimientos violentos que se vienen sucediendo en Madrid y debido, probablemente, a  su carácter asustadizo, llega a la conclusión de que estará más seguro en Granada, arropado por su familia y amigos, pero el ambiente de preguerra que se respira en su tierra lo hace un lugar sumamente peligroso, acaso no mucho más que otras poblaciones españolas.

Hay que tener en cuenta, que en tierras granadinas no son pocos los que sienten animadversión hacia él. No le perdonan su homosexualidad, ni el éxito grandioso obtenido con sus obras, ni su modernidad en el vestir,  ni su innegable popularidad, ni el contenido de algunos  de sus textos , como,  Romance a la Guardia Civil española, incluido en El  Romancero gitano, que irritó a un sector de la derecha  y de la burguesía granadina, a la que él mismo calificó en una entrevista reciente, como la peor burguesía de España.  

Obviamente, esto no quiere decir que las personas en las que despertaba este odio debido a los motivos mencionados tuvieran algo que ver en su asesinato. Las razones del execrable crimen bien parece que fueron otros. Simplemente, describo la opinión que suscitaba desde algunos sectores minoritarios de la sociedad granadina cuando regresa a la ciudad el 14 de julio. Hay que decir, que salvo estas minorías, la mayoría de los ciudadanos sentían cariño, respeto y admiración por el poeta.

Otro hecho que bien pudo agravar el odio que desde ciertos sectores generaba el poeta de Fuente Vaqueros, fue la obra teatral, La casa de Bernarda Alba.  Aunque la había acabado a comienzos de junio de ese año, aún no se había publicado ni representado, esto último ocurriría en 1945 con la magistral interpretación de Margarita Xirgú en el papel principal,  la realidad es que el autor la había dado a conocer dándole lectura en diversos lugares,  principalmente en Madrid, por lo que no está descartado del todo, que  las familias retratadas en el texto lorquiano, Los Roldán  y los Alba, no estuvieran  al corriente de su existencia.  Vecinos de Asquerosa, estas familias  estaban  emparentadas entre sí.  De igual forma, la familia del padre de Lorca que también tenía parentescos familiares con los Roldán, mantuvo viejas rencillas, a partir principalmente de la instalación de una azucarera en la vega granadina a principios del siglo pasado, de la que debido a diversas circunstancias, salió beneficiado el padre de Lorca y perjudicada la otra familia.

La obra, denuncia la tiranía, representada en Bernalda Alba, Francisca Alba  en  la realidad, y ensalza la libertad que representa una de las hijas de Bernalda. Francisca, no era la madre tirana que aparece en el texto lorquiano, producto, pues, de la imaginación del autor. De hecho, parece que la madre de éste, Vicenta, le aconsejó que cambiara el apellido del personaje para no agraviarla. Por desgracia nunca sabremos si finalmente hubiera accedido  a esta petición materna.

En  cualquier caso, no está demostrado que estas familias estuvieran al tanto de la existencia de  La Casa de Bernarda Alba.

Lo cierto es que, la  guarnición granadina se subleva el 20 de julio y tres días después la ciudad está completamente bajo el control de las fuerzas insurgentes.  En el barrio de El Albaicín se ha producido una heroica resistencia  a los fascistas.  Aplastada cruelmente a sangre y fuego, cae finalmente el 23 de julio.  El nuevo gobernador civil, es el comandante José Valdés Guzmán. Natural de Logroño, es además jefe de milicias de Falange en Granada. Ha participado en la preparación del golpe en esta ciudad  y es enemigo visceral de la República.

Este individuo habría de tener una importancia capital en el desarrollo de los acontecimientos relacionados con la suerte que correría García Lorca.

El comandante militar de Granada, general Miguel Campins y  Aura, se mostró en principio  algo dubitativo entre sublevarse o no. Estas dudas habrían de costarle la vida posteriormente aunque finalmente se uniera a los sublevados. Sus encontronazos con José Valdés, que lo denunció, le pusieron la puntilla. Fue sometido a Consejo de Guerra y fusilado el 16 de agosto pese a las peticiones de clemencia que Franco le hizo al jefe del ejército del sur, el irascible Queipo de Llano. Posteriormente, el caudillo de España por la gracia de Dio, se vengaría del llamado virrey de Andalucía desestimando las peticiones de éste para evitar el fusilamiento del general Domingo Batet ocurrido en febrero de 1937.

El día que se sublevan en la capital granadina, 20 de julio, es detenido el alcalde socialista Manuel Fernández Montesinos, marido de Concha que es hermana del poeta.  Permanece en  la cárcel hasta  que el 16 de agosto, el mismo día que detienen a Lorca, es  asesinado en compañía  de veintinueve  personas más,  junto a las tapias del cementerio  de Granada en respuesta a unos bombardeos de la aviación republicana. Esta práctica represiva fue muy habitual en aquellos días, pues hay que señalar que la ciudad se encontraba sitiada por las fuerzas gubernamentales.

En  Granada también se encuentra un individuo  que  tuvo un destacado protagonismo en los hechos que  precedieron a la muerte de García Lorca. Nos referimos a Ramón  Ruiz Alonso, padre de las actrices, Enma Penella,  Terele  Pávez y Elisa Montes ,  miembro destacado de la CEDA, y diputado por Granada en la anterior legislatura, se le considera muy bien mirado por Gil Robles que le ha ayudado en su ascenso en la formación que dirige. Ha  sido reelegido en las elecciones de febrero de 1936 pero se ve fuera del Parlamento Nacional al anular el  Gobierno del Frente Popular las elecciones  en la capital andaluza al detectarse posibles irregularidades.  Este hecho, incrementó su odio a las izquierdas, que según él,  le venían perjudicando desde tiempos  atrás.  El “obrero  amaestrado”, apodo que según parece le colocó José Antonio Primo de Rivera, guarda  asimismo un enfermizo resentimiento a Falange por la que se siente  ninguneado y despreciado.

Lorca se instala con su familia en La  Huerta de San Vicente, lugar en el  que solían pasar los veranos. Aquí, se suceden de manera continuada distintas “visitas” de los facciosos que no hacen sino incrementar el temor del poeta que se encuentra continuamente  amenazado.

El 6 de agosto, llega a  La Huerta  un escuadrón falangista para efectuar un registro dirigido por el capitán Manuel Rojas, considerado por la justicia  responsable de la matanza de Casas Viejas en enero de 1933. Fue condenado a veintiún años pero fue amnistiado por el gobierno de derechas en 1934. En estos momentos es jefe de milicias de Falange en Granada.

Al día siguiente, se produce una nueva intervención de los partidarios del golpe en la residencia veraniega de la familia de Lorca. Van en busca de Alfredo Rodríguez Orgaz, amigo de Lorca y arquitecto municipal de Granada.  Finalmente, el registro no logra felizmente sus frutos y el arquitecto es puesto a salvo por la intermediación del padre del poeta  que contacta con unos campesinos que lo ponen a salvo en zona republicana.

Es el día 9 cuando las cosas se ponen realmente serias , al irrumpir  en la finca un grupo de hombres armados que intentan localizar a  tres hermanos del casero de La Huerta de San Vicente , Gabriel Perea Ruiz, acusados de haber matado a dos personas en la población granadina  de Asquerosa el 20 de julio.  Entre otros, intervienen en la operación, los hermanos, Miguel y Horacio Roldán Quesada, terratenientes y vecinos de Asquerosa, actual  Valderrubio.  Como decía antes, estas personas tenían parentesco familiar con Federico García Rodríguez, padre de Lorca.

En esta ocasión, el grupo actúa con extremada violencia golpeando a distintas personas  que se encuentran presentes. La persona que cuida a los hijos de Concha García Lorca, Angelina, le contó al hispanista Ian Gibson en 1966, que azotaron a Gabriel, pegaron y tiraron por las escaleras a la madre de éste, Isabel, a Lorca y a ella misma. También le explicó  que amenazaron con matarlos a todos pero que ella logró huir con los hijos de Concha poniéndolos a salvo y que se refugió en una finca cercana desde donde pidieron auxilio. Otro grupo llegó con posterioridad evitando que la cosa pasara a mayores. Aclaró que al  padre de García Lorca no le hicieron nada.

Gabriel Perea, acusado de proteger a sus hermanos, fue interrogado y puesto en libertad. Según Gibson la acusación contra los hermanos era falsa. Es evidente que a partir de ese momento, García Lorca teme seriamente por su vida.

Ese mismo día, en vista del cariz que estaban tomando los acontecimientos, Lorca decide contactar con Luis Rosales, poeta también y amigo suyo, para  ponerlo al corriente de todos estos hechos  y pedirle ayuda. Los Rosales formaban  parte de una importante  familia de Granada,  además, algunos de sus miembros fueron  destacados falangistas. El propio Luís, jefe del sector de Motril, sus hermanos, Miguel, jefe de una escuadra de Falange,  José, “Pepiniqui”, el más influyente de todos, llega a ser jefe de Falange en Granada y tiene un papel destacado en los preparativos del levantamiento del 20 de julio, y por último, Antonio,  que también pertenece a Falange.  El padre, Miguel Rosales Vallecillos, es en esos momentos dueño de los  almacenes La Esperanza y según le confesó Luis Rosales a Ian Gibson, era de tendencia conservadora liberal y antifalangista.

Rosales se persona tan pronto como puede en La Huerta de San Vicente y allí se reúnen todos para tratar de encontrar una solución. Les propone sacar a Federico a zona republicana para lo cual no debe encontrar mucha dificultad, pero a  Lorca no le gusta la idea. Posiblemente, siente el temor de que puedan tomar acciones de represalia contra su padre en el caso de que él huya. En cualquier caso, se baraja la opción de alojarlo en casa de los Rosales, en lo que todos están de acuerdo. Antes de irse, Luis les pide que bajo ningún concepto revelen el paradero de Federico.

Esa misma noche, 9 de agosto, un coche hace parada en la calle Angulo, 1,  domicilio de la familia Rosales Camacho,  a sólo  unos trescientos metros del Gobierno Civil, en la que iba a ser la última morada en libertad del poeta de Fuente Vaqueros.

OBRA CONSULTADA
Vida, pasión y muerte de Federico García  Lorca. Ian Gibson.


Antonio Alfonso Hernández, 19 de marzo de 2015

  

2 comentarios:

  1. Tony, me alegro que hayas resuelto los problemas técnicos. Más que nada por tu comodidad. También me alegro que actuéis, tú y tu grupo musical, Inlavables, en el próximo Extremúsica que se celebrará en junio en Trujillo, donde actuarán gente como Loquillo, Siniestro Total y otros grandes.

    Enhorabuena.

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  2. Bueno ya estamos de vuelta: Inlavables y el blog.

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