Un crucifijo en un ayuntamiento pinta tanto como una fotografía de Messi o de Ronaldo, o como la de una mona. Un crucifijo pinta lo mismo en un ayuntamiento que en un puticlub, es decir nada de nada. Otra cosa es que exista un empecinamiento en querer demostrarnos lo contrario.
Un amigo compartía por Facebook un post de Caridad López:
Como no tenía ni pajolera de quien es Caridad López, indagué en su perfil:
Tieno Galván no solo mantuvo en su oficina un crucifijo, sino que al tomar posesión de su cargo pidió hacerlo delante de otro crucifijo. ¿Era agnóstico o estúpido?, o simplemente un demagogo populista, o todo a la vez. Cualquiera sabe.
La izquierda durante la transición hizo muchas cosas que hoy no entendemos. La debilidad con respecto la oligarquía y los poderes fácticos del franquismo era obvia. El PSOE era un partido reiventado que nada tuvo que ver con el partido obrero que fundó Pablo Iglesias y con el partido del exilio. Era una izquierda reinventada que después demostró que de obrero y socialista tan solo tenía el nombre.
Sin embargo el PCE de Carrillo seguía siendo aquel partido que se mantuvo activo durante el franquismo, por eso si que podemos decir que en el PCE fueron traidores a sus principios con esa suerte de eurocomunismo.
Traer a primer plano de la actualidad a viejos dirigentes de la transición española para legitimar posturas actuales, como el debate de la simbología religiosa en edificios publicos es un ejercicio que se torna peligroso.
Tierno Galván -igual que cierta parte izquierdosa- también destilaba homofobia en los años transicionales. En su número 29, la revista Interviú publicó una entrevista a Tierno Galván en la que el político hizo ver sus ideas sobre la sexualidad
A la pregunta de la periodista Mar Fontcuberta, sobre el homosexualismo, esto respondía Tierno Galván:
“Es una desviación del instinto que está extendida. Digo que es una desviación porque no creo que el instinto tenga una formulación exclusivamente ideológica. Creo que el instinto son los impulsos definidos por la educación.”
Repreguntado por Fontcuberta sobre si era partidario de castigar a los homosexuales decía:
“No, no creo que se les deba castigar. Pero no soy partidario de conceder libertad ni de hacer propaganda del homosexualismo. Creo que hay que poner límites a este tipo de desviaciones, cuando el instinto está tan claramente definido en el mundo occidental. La libertad de los instintos es una libertad respetable, siempre que no atente en ningún caso a los modelos de convivencia mayoritariamente aceptados como modelos morales positivos. (…) La familia y el matrimonio.”
Y a la pregunta de qué haría si un hijo suyo tuviese esas “desviaciones”, Tierno reconocía que se las corregiría:
“Procuraría corregirlas. Tenemos experiencias muy radicales, como las del Bajo Imperio Romano, en las que realmente se perdió el sentido pleno de cualquier jerarquía de valores por haber hecho unas concesiones totales en lo que se refiere a la moral”.
Y añade algo aún más fuerte: que ese tipo de comportamientos habría que castigarlas.
“Desde el punto de vista público esto habría que frenarlo, e incluso castigarlo si atentaba públicamente a lo que se admite como ético.”
El viejo profesor era víctima de sus arcaicas convicciones morales, por eso no ha de extrañarnos que se refugiara bajo el signo del crucifijo. Y por eso no nos tragamos el agnosticismo de don Tierno. Mezclar política y religión siempre resulta hediondo: el viejo profesor dio una lección; sí, una magistal lección de lo que no debía de ser la izquierda.
Tierno Galván, según descubrieron, se inventó una biografía a su gusto:
https://zaratiegui.net/2013/10/01/tierno-galvan-una-vida-inventada/
Más vale que nos recuerden al Alcalde de la "Movida"por sus aciertos que por sus estupideces.
Tierno Galván fue el típico facha tan pagado de sí mismo como para ni darse cuenta de que era un facha acabado.
ResponderEliminarVamos, como el autor de este blog. Exactamente igual de cavernario.