El Daily News (1/9/1936), usando un fotograma que grabó René Brut a su paso por Extremadura, publicó un artículo con un titular espectacular:
Las marcas negras que se señalan en la pared son huellas dejadas después de la crucifixión de algunos de los desventurados prisioneros capturados por los rebeldes españoles en la ocupación de Badajoz (The blacks marks being pointed out on the wall here were imprints left after crucifixion of some of the hapless prisoners seized by the Spanish Rebels in the occupation of Badajoz) .
El periodista Jay Allen también se refirió a cierta crucifixión, oyó campanas pero no lo explicó bien. En su crónica sobre lo sucedido en Badajoz, escribió que: "El derechista Almendralejo fue crucificado, empapado en gasolina y quemado vivo". Jay Allen no pisó Almendralejo y se nutría de lo que leía en la prensa internacional.
En Badajoz no se crucificó a nadie en ninguna pared, como afirma el Daily News, además usan una imagen de la cárcel de Almendralejo y no de Badajoz. Se trataba a todas luces de propaganda antifranquista. Fue el diario de Lisboa quien propaló tamaña propaganda, pero según el Diario de Lisboa fueron los "rojos" los que crucificaron a los presos de derechas.
Félix Correia escribía en el Diario de Lisboa el día 18...
... Almendralejo tiene el aspecto de una ciudad desbastada por la guerra. Treinta y ocho prisioneros crucificados y quemados vivos
Entramos en la cárcel y nos dirigimos al patio, donde encontramos un espectáculo horrible: En los muros no sólo estaban bien marcados a fuego, como si fuesen fantasmas negros, los restos de los cuerpos reducidos a cenizas. En los muros también estaban los clavos con los que los crucificaron antes de quemarlos. Empleados de la prisión desinfectaban el patio. Pero el olor del desinfectante no conseguía hacer desaparecer el desagradable olor de los cadáveres carbonizados.
Asistían a esto, tan horrorizados como nosotros, nuestros compañeros Leopoldo Nunes, José Augusto y el periodista francés que escribe para Le Matín, Guilleaume de Brassy.
A la salida, el teniente coronel Tella dice aún:
-¿Han visto barbaridad mayor? ¡Estos hombres son verdaderas fieras! Estoy convencido que ni en Rusia ni en Hungría pasa nada semejante a esto. Todo está organizado a las órdenes de Moscú con fines terroristas por esa Margarita Nelken y por sus cómplices… Pero lo que parece imposible es que haya naciones que, por acción u omisión, estén ayudando a estos bárbaros, que avergüenzan a la especie humana, y a sus cómplices de Madrid. (artículo obtenido del investigador Francisco Pilo Ortiz)
Fue Félix Correia quien se inventó el bulo de las crucifixiones en el patio de la cárcel de Almendralejo, y además mete de por medio, para dar más credibilidad al bulo, al teniente coronel Tella, que según Correia dijo al salir de la cárcel. "¿Han visto barbaridad mayor? ¡Estos hombres son verdaderas fieras! Estoy convencido que ni en Rusia ni en Hungría pasa nada semejante a esto...". Si Tella hubiera visitado la cárcel junto al periodista, en sus informes aparecerían esas supuestas crucifixiones ¡Hasta mete en el ajo a Margarita Nelken!. Y por supuesto, las autoridades golpistas lo habrían anotado en la Causa General y demás documentación que se creó cuando tomaban cualquier localidad.
Para ser historiador no solo basta con poseer abundante documentación, sino saber que se tiene entre manos e interpretar adecuadamente los datos que nos ofrecen las fuentes primarias. Francisco Espinosa Maestre, en la Columna de la muerte, desmonta los mitos y la propaganda que se tejió sobre la matanza de Badajoz y la maldita plaza de toros. Ni se toreó a ningún preso, ni en aquella plaza de toros murieron 1.800 personas como afirmó Jay Allen, ni nadie puede afirmar que Yagüe asesinó a 4.000 personas en Badajoz como también escribió Jay Allen. Lo que si afirma el prestigioso historiador extremeño, es que efectivamente, estamos ante una gran matanza, que es difícil de cuantificar porque no se registraron todos los óbitos mientras Yagüe permaneció en Badajoz, sin embargo dejaron suficientes pistas que nos confirmarían tamaña masacre.
Que Jay Allen hubiera estado o no en Badajoz, o se hubiera acercado solo a Elvas o ni siquiera se hubiera acercado a Badajoz y a Elvas, es irrelevante. Espinosa apenas cita al periodista norteamericano para explicarnos lo que sucedió en Badajoz. Allen escribió dos semanas después del asalto a Badajoz su artículo, cuando la prensa internacional ya había escrito sobre el asunto. En mi opinión personal, si Allen no se atrevió a entrar en Badajoz, bien pudo visitar Elvas. Solo tenemos que leer el artículo que escribió sobre los "horrores de Badajoz", para percatarnos de que sabía cosas que la prensa no había aireado. Sea como fuere, Jay Allen, como dijo Paúl Preston, era uno de los periodistas mejores informados sobre la Guerra Civil.