Fernando del Rey dirige el libro palabras como puños. En principio el libro da a entender que la República sufrió los peores embistes por los sectores más intransigentes del panorama político de la época, es decir, de la izquierda radical y la ultraderecha. Entre esa izquierda radical este libro posiciona, ¡como no! al PSOE de Largo Caballero y al PCE de la Pasionaria. Curiosamente cuando le toca hablar de los católicos de la CEDA de Gil Robles, todo es un mar de compresiones. Manuel Álvarez Tardío, defensor de las tesis de Pío Moa(http://www.revistadelibros.com/articulo_completo.php?art=2169)
es el encargado de hablarnos de Gil Robles diciendo cosas como: “la CEDA no podía nacer exigiendo a sus afiliados que dejaran de ser monárquicos para hacerse republicanos de una República con una Constitución ideada para dificultar los derechos a los católicos. ¿Qué derechos dificultaba? ¿ Les prohibían casarse por la iglesia, bautizarse, ir a misa, enterrarse bajo la cruz, comulgar, hacer política desde los púlpitos? ¡Qué más derechos pueden exigir los católicos!.
Los derechos de la iglesia deberían haber sido luchar por los parias de la tierra, no mantenerse chupando de la sopa boba. La política de la iglesia actual, es la misma que la de la segunda República. Se han opuesto al aborto, al divorcio, quieren seguir influenciando a los más jóvenes desde la enseñanza. Por eso se oponen con todas sus fuerzas a la educación para la ciudadanía. El Papa cuando pisó la última vez suelo español dijo que el gobierno de Zapatero era anticlerical. En este hombre parece que la demencia senil empieza a ser evidente. 10.000.000.000 de euros desembolsó el zapaterismo en el año 2010. ¡Qué mas quieren! 50.000.000 de euros costó que el máximo jerarca católico viniera a España a aborregar a incautos. No cambian, exigen siempre sus derechos bajo su pensamiento teológico. No al aborto, no al matrimonio homosexual, no al derecho de morir dignamente, no a la inseminación artificial (Cospedal que ahora reivindica las costumbres católicas acudió a tan maravilloso sistema para ser fecundada).
Empieza a ser cansino cuando los historiadores recurren a la Constitución de la II República para decir que los políticos de izquierdas eran anticlericales. Cada vez estoy más convencido que en España hizo falta otra toma de la Bastilla para que los intransigentes no usaran el nombre de Dios o el de un monarca para reivindicar sus derechos.
El primer bienio republicano intentó una serie de cambios históricos de modernización (la derecha se empeña en llamarlos cambios revolucionarios) que la reaccionaria CEDA de Gil Robles no estaba dispuesta ha consentir, prueba de ello es cuando accedieron al poder paralizaron todos esos cambios. En el libro nos mienten diciendo que el gobierno de Lerroux no paralizó la reforma agraria, sino todo lo contrario, la impulsaron, incluso afirman que el gobierno de las derechas hizo todo lo posible para que los sueldos no se rebajaran. MENTIRA. Cuando las derechas llegaron al poder el problema del campesinado se acentuó, el paro aumentó. Los caciques usaban la famosa frase de “comed República” para negar el trabajo al pueblo hambriento. Derecho a comer, derecho a trabajar, derecho a una educación. De estos derechos no nos habla Álvarez Tardío, solo del derecho de los católicos a mantener el influjo de la iglesia en toda la sociedad española, Iglesia que nunca supo ni quiso participar en los problemas reales de sus feligreses más pobres. ¿No dicen que somos todos hijos de Dios? Los campesinos deberían ser los hijos bastardos del Divino y hermanos de la desigualdad.
El colmo del cinismo es cuando Álvarez Tardío justifica la donación de 500.000 pesetas de las arcas de la CEDA metiéndose en el pensamiento de Gil robles y afirmando que este debió pensar que tras el Asesinato de Calvo Sotelo la mejor forma de contribuir a la paz era donar “desinteresadamente” un dineral al Glorioso Movimiento Nacional”. Lo más seguro es que Gil robles pensase que la mejor forma de deshacerse de la izquierda era mediante un golpe de estado por unos militares conservadores (la mayoría lo eran)
Gil Robles, diría que tendría problemas de conciencia porque ese dinero no había sido donado para este fin (¡seguro que no durmió en varios días!), pero que al final llegó a la conclusión que sus afiliados hubieran estado de acuerdo en esa cesión de fondos a los golpistas ya que era la única forma de parar la anarquía.(menuda cantidad de estupideces) Los golpistas produjeron una guerra civil donde seguramente muchos de los afiliados de la CEDA que tan gentilmente aportaron esos fondos murieron.
No debemos olvidar que la Revolución de Asturias quedó sofocada fácilmente por el ejército al servicio de la República. Fácilmente y drásticamente. El peligro Revolucionario o anárquico no existía ni se produciría si el ejército se mantenía fiel a la República, como quedó de manifiesto, pero claro, un gobierno reformista de izquierdas ni interesaba a la CEDA ni al Ejército. Católicos que veían que gracias a la Constitución la Iglesia era apartada del estado y, militares que veían peligrar el estatus privilegiado que habían mantenido durante décadas.
La deducción que puede sacar un incauto lector al acabar la lectura de este tan católico libro, es que, una República que nació de la Izquierda anticlerical era normal que fuese derribada por los generales africanistas que salieron en defensa de la familia y de la religión. Nada más alejado de la realidad. Durante la II República ni se perseguía a la religión ni mucho menos a la familia. Había sectores de la población que a todas luces eran anticlericales, pero ese problema venía arrastrándose de lejos, ya durante la monarquía se produjeron quema de conventos ¿eran los monarcas anticlericales?
Las ansias revolucionarias que tan denostada son por los piadosos católicos nacen a raíz de las injusticias sociales, de un proletariado explotado por el caciquismo imperante en la atrasada España de principios del siglo pasado. Casi media España era campesina, analfabeta y hambrienta y, los católicos, monárquicos y demás reacción, querían que siguiera siendo así.
¡Viva la Revolución! Debían pensar los campesinos. Si esta revolución nos trae pan, ya que tantos siglos de catolicismo y monarquía lo único que nos ha ocasionado es miseria y desgracias.
Mensaje a todos los que critican las subvenciones de la Memoria Histórica. Este libro tan piadoso está subvencionado por el Ministerio de Cultura
Lo primero felicitarle por tan magnífico blog, lo segundo un pequeño apunte, en el texto indicas “Empieza a ser cansino cuando los historiadores recurren a la Constitución de la II República para decir que los políticos de izquierdas eran anticlericales.”, sinceramente, creo que tanto los políticos de izquierdas como la constitución fueron anticlericales, si entendemos como tal el oponerse a la interferencia de la iglesia en la vida pública del país, ahora si entendemos anticlericalismo como quema de conventos estoy completamente de acuerdo con su análisis.
ResponderEliminarSaludos y espero continúe mucho tiempo con tan buen blog.
Cuando leí el título "Mentiras a puñaos", pensé que iba a refutar esas mentiras con algún argumento semi-sólido y semi-contrastado. Por lo que me puse a leer interesedamente.
ResponderEliminarAl final, no he visto nada semi, ¡vamos "no he leído nada! El "argumento" (que no es tal), ha resultado ser un panfleto contra la iglesia y la derecha, además de una falacia ad hominem al basarse de que lo que escribe Álvarez Tardio es mentira solo porque "defiende" la tesis de Pio Moa.
En fin, que Hitler dijo: 2+2=4, como lo dijo Hitler, es imposible que dos más dos sean cuatro.
¡Estupendo!
Realmente defreudante su artículo. No aporta nada ¿Por qué, entonces debo de creerle a usted?