De unos militares profesionales que se sublevaban (según ellos) contra un gobierno caótico que quería proclamar una república bolchevique (otra locura), se podía esperar sobre todo, justicia. Miguel de Unamuno se puso de parte de los criminales fascistas, dejándose seducir por los sables y estrellas del generalato, creyó que estos militares con su alto grado del deber vendrían a imponer la justicia y la paz que España tanto necesitaba. Pues ni justicia ni paz. Unamuno, cuando vio que estaban asesinando a amigos suyos y que su único delito, era que no habían cometido ningún delito, les retiro su apoyo. Pero esto a los rebeldes les daba igual. Incluso hasta los falangistas llegaron a manipular su entierro.
Los defensores del 18 de julio, creen que Franco al dictar la orden de que se dejase de asesinar sin juicio previo estaba controlando la represión ilegal. Esto es un refrito en toda regla. Nadie en su sano juicio puede creerse que aquellas farsas pudieran ser justas. La Causa General es parcial. Los juicios que los militares llevaban a cabo no tenían ninguna garantía. El fiscal era un militar lo mismo que el bogado defensor, que, a parte de ser militar; la inmensa mayoría de estos no tenían conocimientos jurídicos. Otra aberración más que se cometía en la zona fascista. Otra de las tantas. Por que a mi me gustaría saber que delito es el que habían cometido los masones, o los curas vascos, o los protestantes, o la infinidad de alcaldes socialistas que arriesgando sus vidas se opusieron a la furia incontrolada de las milicias. Por que deben saber los defensores del 18 de Julio que gracias a una cantidad considerable de dirigentes del Frente Popular la escabechina no fue mayor. Los historiadores del refrito deben saber, y creo que lo saben, aunque; aparentemente lo ignoren, que fue el gobierno de la República el que prohibió las chekas, que fue un anarquista el que acabó con las famosas matanzas de Paracuellos.
Otra de las bazas para estos héroes del refrito es mencionar la persecución religiosa, para hacernos ver que los "rojos" eran el mismo diablo. La constitución del 31 intentó cortar el cordón umbilical que tradicionalmente mantenía la iglesia con el estado. Durante la monarquía (es decir desde siempre). Los tres pilares fundamentales que ostentaban esta forma de gobierno eran: Nobles (oligarquías), ejército e iglesia. Por eso en el 31 después de una provocación promonárquica, la muchedumbre enfurecida quemó edificios religiosos, la población relacionaba directamente monarquía e iglesia. Esta fea costumbre de quemar edificios religiosos no fue un invento de la República, viene ya, del siglo XIX. A principios del siglo XX. Más concretamente del 26 de julio al 2 de agosto de 1909, en la Semana Trágica en Barcelona se quemaron infinidad de edificios religiosos. Se calcula sobre 80. El odio que tenían las clases desfavorecidas a las oligarquías venía desde lejos, y la iglesia que estaba en plena conjunción con los opresores del pueblo estaba en el punto de mira. Después, durante la Guerra Civil estos odios ancestrales afloraron con más ímpetu que nunca. Pero no fue el colectivo religioso el que sufrió más víctimas durante la guerra que se desató por culpa de los militares traidores. El colectivo que más sufrió, y los que más asesinatos tuvieron que soportar fueron los campesinos, esa gran masa que hacía peligrar los privilegios de las oligarquías.
Se dice que la Guerra Civil fue la consecuencia del fracaso de la República. Es justamente al revés. La República fue abortada por la píldora reaccionaria que los militares africanistas suministraron a una incipiente República.
La republica se la cargaron las izquierdas y las derechas. Por igual.
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