Vamos a hablar hoy del pasado, mas concretamente del pasado
personal de cada individuo. La derecha española debiera de saber que el pasado
de cada persona es como el DNI. personal e intransferible. El
entorno que nos rodea: nuestros padres, nuestras amistades, nuestros
profesores, la música que escuchamos, los libros que leemos, etc nos influye y
nos educa. De todos estos elementos sociales que he nombrado, extraemos lo que
va más acorde con nuestros sentimientos, con nuestra personalidad.
Mi primeros pasos en la educación vinieron de mano del
nacionalcatolicismo. Jamás olvidaré como en clase teníamos que rezar todos los
días, o como cuando todos los alumnos del colegio acudíamos en masa a realizar el rito de la confirmación, o
como cuando era obligatorio asistir a catequesis. En clase había una gran cruz
y una solemne fotografía del Generalísimo. Estoy hablando de los años setenta,
cuando según los historiadores del refrito, El régimen estaba mostrando su
mejor cara. Una falacia más. La dictadura nunca tuvo ni buena cara ni su lado
bueno (como todas las dictaduras). A pesar de esta educación sectaria que
recibí durante mis primeros años de escolarización, ni me gustó el
aborregamiento eclesiástico ni todo aquel rollo patatero de España una grande y
libre. Cuando llegué a la adolescencia intenté olvidarme del miedo que durante
mi escolarización la iglesia había
inyectado en lo más profundo de mi ser. Si eras malo ibas al infierno. Pero es
que para la iglesia todo lo que se saliera de su estricta moral era malo. Yo,
irremediablemente; me veía ardiendo por los siglos de los siglos.
Afortunadamente al crecer y al alejarte de esta secta de masas y con el simple
uso de la razón te das cuenta de lo equivocados que estaban. Juan Pablo II nos
confirmaba que el infierno no existe, sin embargo el actual Papa Benedicto XVI,
o Ratzinger para otros, ha vuelta a dar vigencia al mito del infierno. Lo que
es obvio es que no se aclaran entre ellos. Durante los años posteriores de mi
escolarización y con la entrada de la democracia era más fácil olvidarte de la
iglesia. Por ejemplo: se acabó con la fea costumbre que tenían durante la
Semana Santa, de que en esa semana, todo fuera “santo”, incluso hasta los medios de
comunicación.
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El creador de este blog en sus años mozos
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Aprendí a tocar la guitarra y junto a los amigos de siempre
formamos un grupo. El Rock and roll me abrió las puertas de la libertad. Empecé
a componer canciones a escribir letras, a rebelarme contra todo aquello que no
me gustaba: “Yo no quiero obedecer/ a un capitalista burgués/ que nos hace
trabajar/ por un mísero jornal. Así empezaba una de mis primeras composiciones
y la titulé
CACIQUE VETE A PIQUE. Sí, la democracia daba
sus primeros pasos, pero la historia no había cambiado. El obrero era explotado
por los de siempre. Más tarde encontré trabajo, me case tuve, un hijo, me quedé
sin trabajo, llegó el divorcio. Años de incertidumbre y precariedad laboral;
conocí a otra mujer y, como el hombre es el único animal que tropieza dos veces
en la misma piedra me he vuelto a casar hace poco.
Ese es mi pasado a grandes rasgos claro está; pero el mío,
no el de mi hijo ni el de mi padre. Mi padre solo se caso una vez, mi hijo
sigue soltero y no tiene ni pajolera idea de tocar algún instrumento.
Compartimos genes, eso es ley de vida, sin embargo, el pensamiento sigue otros
cauces. Vean este ejemplo: El papá de Franco fue un liberal, algunos dicen que
masón, tenía los vicios que franco odiaba: Se divorció de su madre, se acostó
con una menor de 14 años. De un hombre así salió un mojigato beato. ¡Ya ven! ¿Tenía
Franco, un pasado liberal? No, su padre era un ser normal, con sus vicios y
virtudes. El engendro nauseabundo fue el hijo: antidemócrata, catolicismo
exacerbado, antiliberal, antiizquierdista, homófobo (encarcelaba a las personas
por su orientación sexual), y sobre todo asesino.
Por eso señores ultracavernarios, Relacionar el pasado de un
padre al presente del hijo es cuanto menos, de idiotas sectarios sin dos dedos
de frente. El abogado/historiador simpatizante del PP Barragán-Lancharro, usa
esa táctica; mencionar el pasado franquista de los historiadores que le
molestan. Historiadores más objetivos que él, más sabios que el, y sobre todo,
más honrados. Como por ejemplo los historiadores José María Lama o Francisco
Espinosa Maestre. Este último es el
más atacado por el
abogado/historiador. Espinosa en su último libro es el primero en hablar de su
padre, con lo cual, no se a que viene ese repentino interés de los neofranquistas
por el pasado de los padres de nadie.
¿Acaso debemos condenar a los hijos de los delincuentes
presos en las cárceles españolas? ¿Si tu padre fue un alcohólico drogadicto que
pegaba a tú madre, tú debes continuar el legado delictivo/machista de tu padre?
En mi opinión esa técnica barata de hablar de tus antepasados para ver si enturbian
tú presente, nos dice mucho de quienes la practican. Nos hace percatarnos de la
falta de recursos que tienen estos pobres infelices, que al no tener otro
argumento que esgrimir para hacerse notar, tiran de tan baja estrategia.
Barragán/Lancharro intentó polemizar con Francisco Espinosa
aduciendo que se había inventado 19 muertos en Monesterio para abultar la cifra
de los represaliados. 19 muertos no nos dicen nada, cualquiera puede
equivocarse, si es que se ha equivocado. Todo sabemos, incluso el
abogado/historiador también lo sabe, que los fascistas asesinos intentaron
ocultar las matanzas que llevaron acabo, de ahí viene lo complicado de dar
cifras. Yo les propondría un trabajo más provechoso a estos historiadores que
tanto están “aportando” últimamente a la historia de la guerra Civil, y que
tanto se están quejando sobre las cifras de represaliados que últimamente se
están publicando. En vez de perderse en archivos franceses durante largas horas
y descubrir 7 segundos de una grabación del cameraman René Brut; 7 eternos segundo ni más ni menos¡.Dios Santo! ¡Qué
descubrimiento! En vez de perder el tiempo tan estrepitosamente, y quejarse
tanto sobre las cifras de las victimas de los fascistas. ¿Porqué no investigan
ellos en profundidad sobre las cifras que tanto le molestan, y cuando digo en
profundidad no vale decir que Francisco Espinosa se ha inventado 19 muertos en
Monesterio. Para ellos, un pequeño error enturbia todo el trabajo.
Los asesinos del pueblo español usaron todo tipo de tretas
para ocultar el genocidio llevado a cabo y, ahora el neofranquismo de los
Barragán –Lancharro, Moises y compañía han cogido el relevo. Nos quieren seguir
ocultando la matanza, pero se les olvida un pequeño detalle. Día tras día y
gracias a la Memoria Histórica, se está desenterrando ese pasado que nos
intentaron ocultar y que tanto molesta a la derecha española.
Con estas gentes es inútil razonar
ResponderEliminarestos temas, les puede el fanatis-
mo.
Date cuenta que el de Monesterio
esgrime para justificarse, que como
dicen los de la izquierda que son
hijos de represaliados, ahí apare-
ce el para demostrar lo contrario.
Aunque esto fuera sí que lo dudo,
que arremeta contra los que lo han
dicho. Pero como puedes ver, es una
falsedad más.Porque Espinosa Maes-
tre jamás ha dicho tal cosa y sin
embargo le han sacado lo de su pa-
dre.
Pero estos historiadores sensacio
nalistas no tienen nada y por tan-
to recurren a lo frívolo.
Tú date cuenta a quienes nos en-
frentamos.
A los que nos han descubierto sie
te segundos inéditos de Franco mene
ando su volluminoso culo por los Golfines. Lo tienen como un gran descubrimiento.
Yo te digo que estos son a la his-
toria lo que los buitres carroñeros
de la prensa del corazon, a la re-
vista Hola.
Muy acertado tu artículo.
DE FRENTE