Hoy venía en la prensa una historia de la guerra civil – mejor dicho, de la posguerra- que me ha impresionado. Tal y como dice el diario, “Celda era agricultor, afiliado a Izquierda Republicana y lo detuvieron cuando volvía con su hija de segar arroz en Canals acusado de varios asesinatos cometidos en Massamagrell, a unos 100 kilómetros de distancia. Lo juzgaron en minutos, lo condenaron a pena de muerte. Pasó 11 meses en prisión y fue fusilado junto a la tapia trasera del cementerio de Paterna, en Valencia, el 14 de Septiembre de 1940”.
Posteriormente fue indultado cuando llevaba tres años muertos. Así actuaba la justicia franquista.
Su hija, Josefa Celda es la que ha removido el tema hasta conseguir que recientemente se haya podido identificar el cuerpo de su padre que ya descansa junto a los restos de su mujer. Josefa aprovechó las ayudas que para estos fines y dentro de la Ley para la Memoria Histórica, concedía el gobierno de Zapatero. Esto ocurrió en Noviembre de 2011 cuando el leonés se encontraba de presidente en funciones. Como todos sabemos, a continuación el gobierno de Rajoy ha decidido cortar el grifo.
Cuenta Josefa que su padre tenía el pelo negro y que en ocho días en prisión se le quedó blanco. Días antes del asesinato de su progenitor, una tía suya le dijo las siguientes palabras “ Vas a ver a tu padre por última vez, pero delante de él que no te caiga una lágrima”. Cuenta Josefa “A mi me cogió una cosa en la garganta al tragarme las lágrimas que nunca más he podido volver a llorar”. “Nada más entrar mi padre se coge a la reja y me dice,” Hija con ganas que tiene el padre de abrazarte y con las ganas se va a quedar”,
Su tía Pura buscó al enterador, Leoncio Navarro, que era republicano y lo condenaron a ser enterrador. “ Pura le dio cinco duros y le pidió que enterrara a su hermano lo más arriba posible como si pudiera imaginar entonces que su ubicación sería fundamental algún día. Leoncio además le dejó cortarle un mechón de pelo a Celda que 70 años después ha sido fundamental para cotejar el ADN. El enterrador arregló el cadáver y lo introdujo dentro de un ataúd. Detrás de su cabeza escondió una pequeña botella y dentro un papel donde estaba escrito su nombre, José Celda Beneyto, 14 de Septiembre de 1940, Massamagrell. Otros 11 cadáveres recuperados junto al de Celda tenían también su botella”.
Su hija conserva la botella con el nombre de su padre, un mechón envuelto en papel de seda y una carta que su padre escribió en la cárcel.
Como bien resalta esta mujer, no se trata de ningún tipo de revanchas. Yo añadiría que de lo que se trata es de de algo tan simple y humano como localizar los restos de aquellos que murieron defendiendo sus ideas y que puedan ser enterrados con dignidad.
¿Por qué se oponen algunos a algo tan elemental?
ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ
Información y foto recogida de la edición digital de El Mundo, 30 de Marzo de 2013
Y todavía dicen que Franco impartía justicia. Mentirosos.
ResponderEliminarY lo curioso es que El Mundo se haga eco de esta noticia
ResponderEliminarPedro J. le da a todo. Imagino que las ventas no irán muy bien y habrá que captar a un público de centro-izquierda...cualquiera sabe lo que piensa ese hombre!!!
ResponderEliminarYa ha habido con anterioridad otras informaciones de este periódico sobre represaliados de izquierda como también de derechas.
ResponderEliminarYo creo que independientemente de la ideología que tiene este periódico, la cual todos la conocemos, el negocio es el negocio y está claro que el tema de la guerra civil interesa mucho a mucha gente.
A esto hay que añadir que lo noticiable son las historias de los asesinados que aún queda por encontrar sus restos. Yo creo que al mundo le da igual que fueran de derecha o de izquierda los verdugos. El negocio es el negocio.
Eso está claro, De Frente, el negocio es el negocio. Que se lo pregunten a nuestro amigo Roures, jeej. Aunque lo bueno es que por "h" o por "b", conozcamos estos temas...
ResponderEliminarY enhorabuena por la entrada, que he visto que es tuya.