sábado, 6 de abril de 2013

JAY ALLEN, UN PERIODISTA, BIEN INFORMADO.



¿Estuvo en Badajoz Jay Allen para escribir su famosa crónica? ¿Se inventó que en Badajoz en nueve días habían asesinado a 4.000 personas? A día de hoy y sin ninguna fuente oficial que lo confirme, no estamos en condición de saber a cuantas personas mataron desde que entró Yagüe en Badajoz hasta que Jay Allen escribió su artículo. Por lo tanto negar la matanza de Badajoz es fácil. Basta sólo decir que los periodistas que confirmaban la matanza o eran unos inexpertos o unos bolcheviques de la Komintern.  Mario Neves, Jacques Berthet, Marcel Dany, René Bruth, Jean d'Esme, Packard, confirmaron que hubo fusilamientos en masa, Casi todos fueron expulsados, al menos Jacques Berthet, Jean d'Esme y René Brut no pudieron regresar a zona fascista, Packard tuvo que jurar que el no había estado en Badajoz -por lo visto su mujer sí-  y Mario Neves prometió que no volvería más a la capital pacense. Como vemos, un gran revuelo se montó alrededor de los que confirmaban que se estaba asesinando en masa a los "rojos". Todos estos periodistas habían escrito sobre las matanzas de los primeros días y habían dejado suficientes pistas para que Jay Allen escribiera su famoso artículo.

Paul Preston dice de Allen que fue el periodista extranjero mejor informado de la guerra, y no anda muy errado. A parte de las dos entrevistas una a Franco y otra a José Antonio, Allen estaba muy al corriente de lo que sucedía en la zona fascista. Francisco Espinosa escribía en el Hoy:
(...)Sabemos por las notas que dejó que seguía al día las noticias de los corresponsales portugueses, Neves inclusive. Pero su crónica amplía y complementa las de éstos.  Allen, aunque yerre en detalles de segundo orden, no sólo da noticia de la huida de Puigdengolas, del intento falangista de acabar con la vida del gobernador civil Granados, del fatal destino de diversos dirigentes civiles y militares pacenses, del asesinato de los hermanos Pla o del saqueo a que fue sometida la ciudad, sino que confirma la matanza inmediata de cientos de personas, el uso de la plaza de toros como uno de los escenarios de la masacre, la persistencia de la represión tras la marcha de la columna de la muerte y, muy importante por el momento en que fue hecha la denuncia, el inadmisible trato dado por el Gobierno portugués a cientos de refugiados, entregados de inmediato a los fascistas de Badajoz y, por tanto, a una muerte segura (...).
Efectivamente el artículo de Allen está plagado de verdades. Las inexactitudes no desmienten la información veraz, por mucho que algunos mal intencionados traten de resaltar solo los errores. ¿Se inventó Allen la cifra de 4.000 represaliados?. Sino fuera por que esa cifra la hemos visto escrita en otro documento los "revisionistas podrían salirse con la suya, y podrían decir que esa cifra es fruto de su imaginación Bolchevique. Claudio Sánchez Albornoz recibió un informe donde informaba de los asesinatos de la columna de la muerte:
En Almendralejo fusilaron 1.200 hombres y 200 mujeres. En Mérida se calcula que hayan muerto, dicho a mi mismo por los médicos que acompañan a Castejón, unas 2.000 personas, así mismo se calcula que en Badajoz unas 4/4.500

Jay Allen era un genio, sino había estado en Badajoz, sabía de aspectos de la toma de Badajoz que los experimentados y "neutrales" periodistas lusos no informaron es sus respectivos periódicos. El Informe que estaba en poder de Sánchez Albornoz también informaba que:
“al entrar las fuerzas en el campo de San Juan y plaza de San Juan fueron fusilados 78, posteriormente fusilaron a don Luis y a don Carlos Pla, al dentista sr. Vives, al sr. Campini y todos los redactores de la Vanguardia, al inspector del Hospital Provincial sr. Cabeza al doctor comandante sr. Villa, ignorándose el paradero del doctor Alejo García, todos de izquierdas, entre otros muchos que se ignora el paradero de ellos suponiendo que estén también fusilados. Después fusilaron al coronel del Regimiento sr. Cantero, al comandante sr. Alonso y al sr. Vega de la Guardia Civil. Después saquearon todos los comercios de significados izquierdistas de la capital, vendiendo los moros por las calles los géneros como querían comprárselos sin mirar los precios. Posterior a todo esto, como en la frontera de Portugal hay dos o tres mil personas los moros vienen en camionetas y se los llevan por levas y no se vuelve a saber de ellos, este señor puede garantizar que ha visto tres camionetas que van a Portugal (frontera de Caia) y los que los fascistas indican como reos son trasladados en la misma y y trasladados a Badajoz sin saber lo que les haya podido pasar, estos viajes los hacen diariamente
Allen tenía donde informarse para escribir su artículo, es cierto pero ¿tenemos que suponer que el reportero americano se hizo con el informe que le enviaron al embajador?, puede que sí, pero si se hubiese hecho con el informe no dudemos que hubiera incluido en su artículo los asesinatos del Coronel Cantero, del comandante Alonso o del sr. Vega de la guardia civil. Lo mismo que del dentista sr. Vives o el doctor comandante señor Villa. Allen también habla de la mediación de los hermanos Pla para que los milicianos no consiguieran asaltar la cárcel llena de unos 300 derechistas. Cuesta creer que a tantos kilómetros de Badajoz el reportero americano pudiera estar también informado sobre los "sucesos" de Badajoz. Debería haberse hecho con el diario pro golpista Hoy, cosa que dudamos, para enterarse de que Sinforiano Madroñero había sido asesinado:
"Ayer tuvo lugar allí un fusilamiento ceremonial, simbólico. Siete importantes miembros del Frente Republicano fueron fusilados al son de una banda de música y demás fanfarria, ante 3000 personas. Todo ello para probar que los generales rebeldes no fusilan sólo a obreros y campesinos; con el Frente Popular no hay favoritismos que valgan".
Este asesinato fue publicado en el Hoy de Badajoz. Se usan las exageraciones en las que indudablemente incurrió Allen para hacer ver que su artículo era el popular producto de la manipulación propagandista de la Komintern. Solo que la Komintern, es decir, RUSIA o si lo prefieren STALIN todavía no estaba suministrando ayuda a la República. Faltaba un mes todavía para que los comisarios políticos hicieran acto de presencia. Allen  o Berthet iban por libres. Es indudable la simpatía de Allen  y Berthet, por la República, es decir por la Democracia, no olvidemos que estos dos periodistas  venían de países con una experiencia democrática ya consolidada. El problema para Allen fue el anticomunismo furibundo americano según Preston:
Después de estos artículos, Allen perdió su empleo en el Chicago Daily Tribune y pasó a hacer algunos trabajos puntuales para el New York Times, pero, sobre todo, se dedicó a hacer campaña en Washington a favor de la República. En Nueva York, con Herbert Southworth, montó una oficina para dicho trabajo. Se reunía con el ministro de Asuntos Exteriores Cordell Hull y el Ministro de Interior, Harold L. Ickes y a menudo conseguía arreglárselas para ver a Eleanor Roosevelt. En una ocasión llegó incluso a exponer durante media hora la conveniencia del levantamiento del embargo de armas ante el propio Presidente Franklyn D. Roosevelt.

Jay Allen fue un izquierdista y un antifascista en el lugar equivocado:
En palabras de su hijo: «Había sufrido demasiadas derrotas. Combatió por la justicia y por la paz. Combatió bien. Y le abatieron». Ya sufría las primeras fases de una profunda depresión de la que jamás se recuperaría por entero. Jay Allen se retiró de la esfera pública. Parece que, a consecuencia de su compromiso con la República, sus trabajos no encontraron salida. Su nombre figuraba en una lista negra. En muchos aspectos, el valiente periodista que fue Jay Allen desapareció. La derrota de la República española, el desgaste sufrido al tratar de alertar a Estados Unidos del peligro del fascismo, su experiencia en una prisión de la Gestapo y la violenta reacción antiizquierdista que emponzoñaba la vida estadounidense a finales de la década de 1940 se coaligaron para agotar su optimismo y su determinación a la hora de continuar luchando por aquello en lo que creía

Nadie puede poner en duda que Allen fue uno de los grandes periodistas y luchadores antifascistas de todos los tiempos. Trató por todos los medios a su alcance de librarnos del yugo totalitario fascista, pero la preocupación de las democracias occidentales era otra, no cabrear a la bestia nazi. También podemos señalar que los propagandistas reaccionarios hicieron muy bien su trabajo, supieron intoxicar debidamente a los conservadores británicos pintando una República al servicio de Rusia. Ni que decir tiene que los asesinatos de la retaguardia republicana fueron usado correctamente por los golpistas. Solo se asesinaba en la zona republicana, en la zona fascista se "aplicaba" la ley.

En homenaje a los que lucharon contra el fascismo. Tanto con la pluma como con las armas.

3 comentarios:

  1. Tony te he dejado un mensaje muy interesante. Es de El Pilo que ha puesto nueva entrada. Corre, corre tío. No te demores. Deja lo que estés haciendo;la grabación del disco..., lo que sea, que nos lleva varias horas de ventaja, tocayo.

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  2. No voy a abundar mucho en lo de Jay Allen, pues ya sé lo que pienso al respecto. Si estoy de acuerdo contigo en que su crónica aparte de las falsedades y-o errores que tiene, también aportó datos interesantes que no se conocían y eso hay que valorarlo en su justa medida.

    Los revisionistas no descansan en los ataques desmesurados al norteamericanao. Recientemente en el blog del vecino de la derecha, un gracioso anónimo se atrevía a decir que probablemente la entrevista que le hizo el norteamericano a José Antonio en la cárcel de Alicante, no la hiciera él aunque llevara su firma. Todo esto a pesar de todas las evidencias que existen de que realmente la hizo.

    En el colmo de los despropósitos, el propietario del blog al principio le dice algo así "hombre tampoco hay que llegar a esos extremos", pero posteriormente se lo debió pensar mejor y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, es decir, aprovechando que se le brindaba una nueva ocasión para atacar a Allen va el tío y le suelta"no es nada descabellado su comentario"

    Como vemos, están a las caidas y no conocen límites a la hora de desacreditar gratuitamente a Jay Allen. Si la verdad no les favorece, se la inventan los tios.

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  3. No voy a abundar mucho en lo de Jay Allen, pues ya sé sabe lo que pienso al respecto.

    Es lo que quise poner en el primer parrafo. Me comí la palabra sabe.

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