jueves, 4 de enero de 2018

Besteiro pertenecía al ala derecha del PSOE


El otro día debatiendo con un colega quise explicar que dentro del PSOE de los años 30 existían tres corrientes: izquierda (Largo Caballero), centro (Indalecio Prieto) y derecha (Julián Besteiro). Con esto no queremos decir que Besteiro fuese un Gil Robles cualquiera, si no que las posicones de Julián Besteiro  estaban más alejadas de Prieto o Largo Caballero. Algo parecido sucede hoy en día : José Antonio Pérez Tapia -que acaba de abandonar el PSOE- se posiciona más a la izquierda que Javier Fernández:
El líder del PSOE gusta más a los votantes de derechas que a los de izquierdas. Javier Fernández ha obtenido una gran valoración gracias al apoyo recibido por parte de personas que se ubican en la derecha ideológica. El Boletín...
La respuesta de mi colega fue...
...No le quieras buscar 5 pies al gato. Ni Besteiro fue conservador, ni lo es Fernández (...). Son apreciaciones tuyas que ves lo que no ve prácticamente nadie.
Hombre, apreciaciones mías QUE NO VE NADIE es mucho decir.   Si Javier Fernandez es apreciado por la derecha algún motivo debe de haber ¿no? Pero es que lo de que Besteiro representaba la parte más a la derecha del PSOE no me lo he inventado yo:


El sector más derechista, el tradicionalmente identificado como “reformista”, cuyo dirigente más destacado era Julián Besteiro, fue triturado por los acontecimientos, agrupándose sus restos en la llamada corriente “centrista”, capitaneada por Indalecio Prieto. Esta fue la que asumió dentro del socialismo español la defensa más consecuente de los postulados clásicos socialdemócratas, de colaboración con la burguesía, de defensa del capitalismo y la democracia burguesa, frente a lo que consideraban veleidades izquierdistas irresponsables del sector capitaneado por el veterano dirigente Largo Caballero, y las JJSS. Revolución socialista y guerra civil (1936-1939), Carlos Ramírez.

En muhos libros de historia hemos leído los "extremismos" izquierdistas de Largo Caballero y la moderación "derechista" de Julián Besteiro. Es un tema del que se ha escrito mucho. Por eso es gracioso que me recriminen que le estoy "buscando 5 pies al gato" realizando " apreciaciones que no ve nadie".

Lo de Julián Besteiro es digno de mencionar, participó en el golpe de Casado -secundó otro golpe de Estado en contra de la II República-, cometiendo la tremenda estúpidez de quedarse en Madrid esperando a que llegase Franco. Como no pudo ser de otra forma, lo encarcelaron y murió en una de esas insalubres cárceles de la posguerra: un insentato. Bien podría haber hecho como Seguismundo Casado, el protagonista de la traición, que puso pies en polvorosa. Bien debería de saber que Franco no iba a ser misericorde con los perdedores de la Guerra Civil.

Según le preguntó García Prada:
-Y usted, don Julián, ¿por qué no se marcha ya?
-No me voy -respondió Besteiro- Me han llamado traidor y me quedo en Madrid para contestarles con mi condena. Soy viejo y les he dicho a los consejeros que me perdonen por quedarme aquí.
A los consejeros poco podría importarles que el viejo Besteiro se quedase en Madrid, fue una insensated totalmente sin sentido. La traición a la II República le costó muy cara, aunque quienes les juzgaron no tenían potestad para ello. Lo juzgaron por rebelión, y rebelión fue el delito que cometió, pero era la II República a quien le correspondía juzgarlo.

La historiografía había sido demasiado benevolente con la traición de los casadistas:
 Fue un error colosal desde el punto de vista estratégico. Aunque la guerra estuviera ya perdida, una tercera parte del territorio estaba aún en manos republicanas. El golpe de Casado no solo frustró la posibilidad de una paz digna, sino que impidió de paso todos los planes de evacuación y abrió las puertas a las tremendas represalias de la victoria franquista (Paul Preston).
Casualmente Seguismundo Casado recibió un trato muy especial en Gran Bretaña. Se le adjudicó un  puesto de comentarista en la BBC, con el seudónimo de Coronel Juan de Padilla, y en Londres entabla una relación con una inglesa, Norah Purcell, que tenía contactos con los servicios de inteligencia británica.
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