domingo, 28 de enero de 2018

Viñas, la bestia negra del neofranquismo



  • La historia en manos expertas, como las de Ángel Viñas, recibe un trato aséptico y científico. Cuando inexpertos nada cualificados y altamente ideologizados se deciden a intervenir en el mundo historiográfico, se crean obras disparatadas lejos de cualquier atisbo intelectual.




En diciembre de 2015 salía a la venta un trabajo, pretendidamente neutral -En busca del general Balmes (Moisés Domínguez Núñez)-, por el cual venían a desmentir la afirmación que hizo en su día Ángel Viñas -La conspiración del general Franco: y otras revelaciones acerca de una guerra civil desfigurada-  de que el General Amado Balmes fue asesinado por orden de Franco. El historiador Roberto Muñoz Bolaños me evitó tener que leerme el trabajo editado por Domínguez, una especie de estudio pseudorevisionista con ínfulas académicas.

Esta investigación afiló los colmillos de los círculos abiertamente franquistas y conservadores. Pedro Fernández Barbadillo, desde las RRSS, retaba al insigne Ángel Viñas a contestar al aficionado que había tirado por tierra las tesis de Viñas (Barbadillo entrecomillaba la palabra aficionado, nosotros las comillas las obviamos. A las cosas hay que llamarlas por su nombre: "al pan, pan y al vino, vino").

Viñas contestó también por las RRSS:





Las cosas de palacio van despacio, y como Ángel Viñas es un verdadero historiador muy ocupado, el martes pasado, la ilustre Editorial Crítica ha publicado un libro donde nos desvelan lo cuán equivocado que estaba Domínguez y todo su círculo que lo apoyó sin crítica alguna de por medio.

El primer asesinato de Franco, Así se titula el trabajo de Viñas, en donde en más de 600 páginas dan buena cuenta de este falso revisionismo que intenta salvar a toda costa la imagen de Franco. Hasta la fecha, los "barbadillos" hacen mutis por el foro y parecen desaparecidos en combate. El único que se ha atrevido a mover el pico ha sido Pío Moa, que sin leerse el libro, desde su blog ha cargado contra Ángel Viñas. El 21 de enero, dos días antes de que el libro saliera a la venta, Moa hacía alarde de su tragicómica prosa:
Ángel Viñas vuelve con sus disparates sobre el general Balmes, ya rebatidos contundentemente por Moisés Domínguez. Pero lo significativo es la cancha que dan los medios a las burradas de este fanático antifranquista (y que prosperó como funcionario de bastante nivel en el aparato del régimen, como ocurre con tanto otros antifranquistas de chiste). Así está el nivel intelectual del país tras cuatro décadas de embuste institucionalizado...

Es prodigioso que sin leerse el libro de Viñas, este neofranquista declarado, hable de disparates y de fanatismo. ¿Quén es pues el disparatado y el fanático si no?

La historia en manos expertas, como las de Ángel Viñas, recibe un trato aséptico y científico. Cuando inexpertos nada cualificados y altamente ideologizados se deciden a intervenir en el mundo historiográfico, se crean obras disparatadas lejos de cualquier atisbo intelectual.

Estos días varios medios de comunicación se hacían eco de lo útimo sobre el asesinato de Balmes (Público, El País, La Provincia, Infolibre, El Español, La Voz de Galicia, La Vanguardia,):
...En 2015, el historiador Moisés Domínguez (a quien los autores llaman aquí "aficionado a la historia") publicó En busca del general Balmes, un libro en el que, en parte en respuesta a las declaraciones anteriores de Viñas, mantenía que la causa de la muerte había sido, efectivamente, un accidente. Esta conclusión se apoyaba, sobre todo, en una (pretendida) autopsia de Balmes, que se hacía pública por primera vez tras haber sido encontrada en un archivo de las clases pasivas del Ejército, en el expediente de la pensión de su viuda. Aquí entra Ull, que asegura que a partir de este informe no puede concluirse que el general se disparara por equivocación. Al contrario: asegura que "es un documento falaz y una chapuza, un trabajo mal hecho y sin esmero".

"Lo primero que hay que explicar es que no es el informe de autopsia, sino la copia de la transcripción de la información oral que le dan supuestamente los forenses al secretario del juzgado". El documento está datado el 21 de abril de 1936, lo que no puede ser sino un error, y se cree que podría haber sido redactado el mismo día del 37, meses después de la muerte del militar. "Con respecto a esa autopsia", advierte el patólogo, "no hay un solo documento en el que aparezca la firma de los dos forenses que asistieron. De la misma forma que tampoco está el certificado médico oficial que testifica que el general ha muerto". También considera sospechoso el doctor que en este documento aparezcan términos poco concretos, como "vientre" en lugar del médico "abdomen", o "pecho" en lugar de "tórax". La ausencia de documentación clara es interpretada por los tres autores como una prueba de que "todo es ocultación y todo está orientado a convencer de que el general murió en un accidente, y no que murió de lo que murió: que le pegaron un tiro".

Los documentos que existen son dudosos. Pero, ¿cómo determinar, sin los que faltan, cuál fue la verdadera causa del fallecimiento de Balmes? "Tenemos dos aspectos: el orificio de entrada y de salida la trayectoria que describe, y las lesiones viscerales que dicen que se han producido. Son incompatibles totalmente". Pero el equipo señala que, en el mismo día del accidente, el Diario de Las Palmas publica una información que describe otros orificios de entrada y salida que sí concordarían con las lesiones. Es, además, el primer periódico en hacerlo, por lo que los investigadores asumen que su información vendría de la Casa de Socorro, donde recibe las atenciones de urgencia. Este diario no sitúa el orificio de entrada en el vientre (en el mesogastrio), sino en la zona izquierda de las costillas (hipocondrio izquierdo). Eso sí se correspondería con las lesiones sufridas, explica Ull. Pero no es una herida que pudiera infligirse el propio Balmes con su extraña maniobra de desencasquillamiento. Leer más en Infolibre...

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