¿Dónde están enterrados los muertos de la represión franquista de la Guerra Civil?

Esta pregunta que hago en el titular se contesta rápido. En tumbas, o en fosas comunes. Muchos de ellos se conocen donde están enterrados, es decir, están localizados, pero todavía existe el fenómeno de los desaparecidos. El investigador Francisco Pilo Ortiz preguntaba hace unos días por el caso Nicolás de Pablo, diputado socialista de Badajoz: "¿Cómo es que de todos los que fueron fusilados el día 20 sabemos dónde están sus sepulturas y nada se sabe de Nicolás de Pablo?". Una pregunta harto extraña. Es como si los asesinos fueran personas decentes que daban cristiana sepultura a todas sus víctimas. En algunos casos los enterraban individualmente y en otros (la mayoría) no, como los asesinados en caliente que los metían a todos en fosas comunes.

Veamos el caso del alcalde de Campillo de Llerena, que tuvo que huir de su localidad al entrar los facciosos en el pueblo el 1 de octubre de 1936, a las órdenes del teniente de carabineros Florencio Campos Márquez, auxiliado por los capitanes Carlos Ponce de León y Medardo Chicote. Según Martín Bastos: "los dirigentes republicanos habían abandonado la localidad ante la inminente llegada de los sublevados". En esta localidad la represión republicana fue de las más altas de la provincia, costando 69 vidas. Con el control de la localidad la represión franquista se llevó por delante la vida de 96 personas. 

Algunas de estas personas de Llerena asesinadas por el franquismo que huyeron al entrar los fascistas fueron asesinados durante la posguerra, como es el caso de Valentín Cortés Lombardo. La terrible historia de este alcalde socialista hace algunos años nos la relató nuestro amigo Antonio Alfonso Hernández en este mismo blog: "Hay un magnífico libro editado por la Diputación Provincial de Badajoz, Espacios, lugares y personas de la Guerra Civil en la provincia de Badajoz que se publicó en 2005. El trabajo dirigido por Ángel Olmedo Alonso y con la participación de Joxe Izquierdo Izquierdo, cuenta con testimonios de personas que padecieron directamente el terror desencadenado por los sublevados en las distintas localidades en donde intervinieron. Este es el caso de Quintina Cortés Navarro, hija del alcalde socialista de Campillo de Llerena, Valentín Cortés Lombardo, cuando ocuparon las fuerzas rebeldes la localidad, la cual mostró en opinión de los autores cierto temor en expresar su experiencia" (leer más...👈).

Según Antonio Alfonso Hernández, Valentín Cortés Lombardo fue "juzgado el 13 de abril de 1940 [y], fue condenado a muerte, y asesinado en Mérida el 3 de agosto del mismo año", a pesar de que en el juicio tuvo un testimonio de descargo muy favorable: "El que suscribe, Modesto Robles Gómez, mayor de edad y vecino de Azuaga ( Badajoz) juro por Dios que el 18 de julio de 1936 (fecha del Glorioso Movimiento Nacional), me encontraba en Campillo de Llerena (Badajoz), donde mi padre, D. Antonio Robledo, ejercía la profesión de secretario municipal, que en dicha Villa fuimos conducidos al cementerio para ser fusilados por las hordas marxistas, cuando llegamos a las puertas del citado cementerio, yo salí corriendo logrando escapar de las garras asesinas y que el vecino de Campillo de  LLERENA ( Badajoz), Valentín Cortés Lombardo no intervino en la muerte de mi padre. Azuaga a 7 de junio de 1940. Firmado Modesto Robles".

En el libro La columna de la muerte está registrado el "alcalde republicano de Campillo" el día...

3/8/1940

Valentín Cortés Lombardo, 40, labrador (Campillo de Llerena), Pág. 397

Según Mirta Núñez Díaz-Balart...

... Tal fue el caso de Valentín Cortés Lombardo, que había sido alcalde del PSOE por Campillo de Llerena (Badajoz). Muchos le debían favores por haber evitado su detención en el periodo de guerra, pero de poco le sirvió. Detenido tras volver al Pueblo, su mujer e hijos se lanzaron a buscar avales para impedir su fusilamiento. A pesar del respaldo de hombres relevantes del pueblo, fue asesinado en Mérida el 3 de agosto de 1940 y aún hoy se desconoce donde se halla el cadáver. La gran represión, Pág. 232 

A pesar de que lo fusilaron en 1940 tras una farsa judicial, los familiares nunca conocieron en donde lo enterraron. Y aquí no pueden negar que fue ejecutado en Mérida, pero no sabemos donde está enterrado. ¿Por qué? ¿Por qué no sabemos dónde enterraron a Valentín Cortés Lombardo? Por la misma razón por la que no sabemos donde está enterrado el diputado del PSOE Nicolás de Pablo. Solo los asesinos fascistas, que ya han muerto, podrían despejarnos tales incógnitas. 

Lo más seguro es que al alcalde de Campillo de Llerena lo tirasen en la fosa común del cementerio de Mérida, como debieron de hacer con Nicolas de Pablo en el cementerio de Badajoz. Tal vez envidias y rencillas fueron clave para que Nicolás de Pablo no fuera enterrado ni registrado. ¿No ha sido registrado?

No obstante en el libro de Martín Bastos, Nicolás de Pablo fue asesinado el  20/8/1936: "REGISTRO CIVIL DE BADAJOZ. PARTIDA DE DEFUNCIÓN. No consta la causa de la muerte, pero "La inscripción se practica en virtud de dicho mandamiento dimanado de expediente instruido, en virtud de los dispuesto en el decreto de 10 de noviembre último (...). Según la base de datos de PREMHEX, fusilado extrajudicialmente en 20-08-1936, de acuerdo a su partida de defunción en el Registro Civil de Badajoz" (ver enlace...👈).