La Gaceta de Intereconomía el 10 de abril publicó un artículo del antirrepublicano y franquista Stanley G. Payne, donde vuelve sacar a la palestra el tan manido discurso de que todas la elecciones que ganaron las izquierdas fueron fraudulentas, que no está claro que los republicanos se impusieran a los monárquicos. Estas afirmaciones nos quieren hacer ver a un cándido monarca al que su bendita ingenuidad le llevó al exilio para evitar una confrontación entre hermanos. Nada más lejos de la realidad. Alfonso XIII intentó conseguir el apoyo del ejército, pero ni el mismísimo golpista Sanjurjo le prestó su apoyo. Donde no cabe lugar a dudas de ilegitimidad, es en el régimen monárquico que se alineó con una dictadura militar, lo que es obvio, es que; la dictadura militar franquista, nació sobre la más absoluta ilegitimidad, vio la luz y se extinguió asesinando
Por favor dejen de presentarnos a la derecha como lo no fue, ni es, ni será; unos inocentes corderitos dominados por los astutos lobos “Rojos”. La derecha conspiró entre las sombras contra la República, la derecha católica peleó para que la iglesia siguiera con la gran influencia y privilegios que había gozado hasta la fecha.
Nos hablan del anticlericalismo republicano, pero lo cierto que ese fenómeno viene de lejos y, aun, se puede sentir en nuestros días. Digo yo que algo habrá hecho la iglesia para recibir este trato. Sirva como muestra un botón.
En Rociana el párroco Eduardo Martínez Laorden, que fue salvado por el alcalde socialista de dicha localidad dándole refugio en su propio hogar. El 28 de Julio pronunció un discurso desde el balcón del Ayuntamiento: “Ustedes creerán que por mi calidad de sacerdote voy a decir palabras de perdón y de arrepentimiento. Pues no, guerra contra ellos hasta que no quede la última raíz”. Este encendido discurso provocó la detención y posterior asesinato de 60 vecinos. Al piadoso párroco le debieron parecer pocos. En enero de 1937 presentó una queja a los organismos oficiales haciendo constatar que la represión se quedó corta
Este pequeño relato de la barbarie clerical, que aunque parezca mentira la hubo, nos muestra que a pesar de ser sacerdotes, ante todo eran hombres con sus defectos y virtudes, y como tal fueron tratados. ¿O acaso su condición de sacerdotes les hacía estar por encima del resto de los mortales? Hay un hecho que por mucho que lo vea sigue sorprendiéndome, y es ver fotografías de la curia eclesiástica realizando el saludo fascista.
El clero desde sus púlpitos pidió el voto para la derechas y justificó los asesinatos en la retaguardia rebelde. Cuando oigo hablar sobre la persecución de la que fue objeto la iglesia, me hace gracia ese especial énfasis que ponen algunos revisionistas al tratar el tema. Es cierto, se mataron curas, pero por el mero hecho de ser curas no merecen distinto trato que cualquier otro tipo de víctima o colectivo, ni distinta consideración,. En la Guerra Civil española se asesinó y ninguna clase social quedó al margen del Holocausto.
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El obispo de Alcalá oficiando una misa en el Valle de los
Caídos bajo símbolos fascistas
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No leas, ni escuches a Intereconomia, es peor que leer a Pilo y sus palmeros.
ResponderEliminarSalud