Antonio Bahamonde y Sanchez de Castro había trabajado a las órdenes de Carlos Padró, jefe territorial de prensa y propaganda al servicio del fascismo. En un viaje que hizo a Lisboa, asqueado de lo que vio trabajando al lado del borracho Queipo, aprovechó la ocasión para abandonar la zona Nacional. Antonio Bahamonde había sido delegado de propaganda a las ordenes del beodo Queipo de Llano. Una vez lejos de esta camada de asesinos y mentirosos, escribió un libro editado en Barcelona en 1938 donde nos relata todas las barbaridades que se cometían para engañar y manipular. Los hermanos Burgos, eran los encargados de estampar con su “arte” las más burdas mentiras:
“Se hace una propaganda habilísima a base de documentos fotográficos. En la División hay dos fotógrafos, los hermanos Burgos, dedicados exclusivamente a estos fines. Reproducen en todos los tamaños y posturas las personas que son víctimas de accidentes fortuitos. Sacan fotografías de los cadáveres de los fusilados. Cientos de estos han sido mutilados y quemados bárbaramente para sacar fotografías y, con todo género de detalles, exhibirlas en España y en el extranjero, diciendo que son crímenes feroces cometidos por los “rojos”. Esta propaganda ha contribuido mucho a formar en el extranjero un ambiente desfavorable a los gubernamentales, a los que presentan como criminales feroces.
El general Queipo de Llano tiene en su despacho un álbum voluminoso, con los crímenes cometidos por los “rojos”. Las fotografías de este álbum están hechas por los hermanos Burgos. Todas ellas son falsas; no hay un solo caso que haya ocurrido tal como se presenta.
En Granja de Torre-Hermosa (Badajoz), al entrar los “nacionales” después de una dura lucha encontraron, naturalmente, un cierto número de cadáveres dejados al abandonar el pueblo. Los trasladaron al cementerio y fueron bárbaramente profanados. A una mujer le abrieron el vientre; a otro cadáver le saltaron los ojos; a otro le machacaron la cabeza con una piedra; a otro le separaron los brazos y las piernas del tronco. Los hermanos Burgos, que iban con la columna, sacaron numerosas fotografías desde diferentes ángulos. Estas reproducciones han recorrido el mundo, como crímenes terribles cometidos por los “rojos” en Granja de Torre-Hermosa”
También en esta magnifica obra de incuestionable valor, podemos descubrir al “misericordioso” cura de Zafra; de constatar lo miserable que podía llegar a ser el clero. Eran capaces de estar a la altura de los miserables que decían combatir los “Gloriosos Alzados”:
“En mis viajes por los pueblos había oído hablar mucho de las hazañas de un cura del tercio, al que no conocía personalmente (...). Tenía gran interés por conocerle y pedí al gobernador que me lo presentara. Tiene unos treinta años, moreno con el pelo ondulado, tipo corriente y muy locuaz de bastante simpatía (...). Me refirió su historia. Ejercía su sagrado ministerio en Zafra (Badajoz), pueblo en el que no hubo lucha ni víctimas. Él y todas las personas de derechas fueron respetadas (...)
Partió con la bandera que tomó Badajoz, y al quedar esta aniquilada, pasó a la ONCE BANDERA, SEGUNDO TERCIO DE LA LEGIÓN, donde en la actualidad se encuentra. Las dos escenas que relato a continuación las oí de sus labios. En la catedral de Badajoz, el día que entró el tercio, había un hombre escondido en un confesionario. El sacerdote lo descubrió, sacó la pistola y allí mismo lo mató (...). En Granja de Torre-, Hermosa ya sabe usted las barbaridades y crímenes tan horribles que cometieron los marxistas. Nos causaron muchas bajas (...). Encontré metidos en una cuneta a cuatro hombres y una mujer joven que estaba herida. Les quité dos pistolas que tenían , y tuvieron el cinismo de decirme que si hubieran tenido municiones no les hubiera cogido tan fácilmente. Les hice cavar su propia fosa y les enterré vivos, “para escarmiento de esa ralea”(...).
Le pedí que me mostrara la pistola, de la que me dijo que no se separaba nunca. Dijo: “Aquí donde usted la ve, esta pistolita lleva quitado de en medio más de cien marxistas”
El nombre de este “angelito” conocido vulgarmente como el Cura de Zafra, era Juan Galán Bermejo. El obispo de Badajoz José María Alcalá y Alenda no tardó en salir en defensa de este asesino. La iglesia siempre defiende a los suyos. No es de extrañar. Fijémonos en los casos de pederastia que en los últimos años han salido a la luz. Los afectados después de largos años se atrevieron a denunciar estos lamentables sucesos. ¿Tantos años? ¿Tantas violaciones y nadie se percató de nada? Es obvio que se miraba para otro lado.
El 25 de marzo de 2010 la Legión de Cristo reconoció públicamente que su fundador Marcial Maciel incurrió en actos que resultaron en perjuicio a varias personas. En su comunicado omite los nombres de las personas y el número de víctimas de los actos de Maciel, incluido el abuso sexual contra seminaristas y menores de edad. En el mismo comunicado de prensa, la congregación acepta que Maciel sostuvo una relación estable con una mujer con la que tuvo una hija; y que en últimos tiempos han aparecido dos hermanos que afirman ser también sus hijos. El comunicado omite también los nombres de estas personas, se trata de Norma Baños y su hija Norma Hilda Rivas Baños que fueron la familia de Maciel en España. En el caso del par de hermanos que refiere este comunicado se trata de José Raúl y Cristian González Lara, aunque de acuerdo con las afirmaciones del primero, Maciel también reconocía a Omar González Lara como su hijo, habido por Blanca Estela Lara —pareja de Maciel en México— en una primera relación.
Con todo esto quiero hacer ver que los eclesiásticos son personas terrenales y como tal se comportan. Los hay buenos, menos buenos y delincuentes. Los hay que tienen debilidad por el dinero, y sobre todo, los que tienen unos deseos irrefrenables por el sexo. Tal vez si abolieran los votos de castidad muchos de estos problemas desaparecerían de raíz.
Sobre el tema clero, está claro que están sometidos a las mismas debilidades a las que el resto de los mortales, con una serie de diferencias, que mientras el resto de los mortales no pontificamos estos señores se llenan la boca sobre la moralidad que supone vivir bajo la bota de la iglesia a la vez que esconden las inmoralidades que comenten sus curas, porque mientras nosotros despreciamos a quienes delinquen, estos señores justifican sus actuaciones con frases como las leídas ayer en un diario tales como que la pederastia se entiende pues “algunos niños de 13 años provocan”.
ResponderEliminarSobre tu comentario del libro de Bahamonde comentarte que es simplemente genial, me gustaría saber qué es lo que cierto “historiador” por no llamarle historietista tiene que decir, supongo que pese a estar publicado en 1938, y ser el autor testigo directo de los sucesos y las falsificaciones fotográficas, pese a todo eso la culpa será de Francisco Espinosa que viajo en el tiempo y escribió bajo pseudónimo, creo que este libro deja bien claro la fiabilidad de esos relatos sobre ojos sacados, vientres rajados y etc, todos ellos anónimos y que pueblan libros como los de el señor Zabala (los crímenes de la guerra civil) o blog como los del innombrable, relatos que por cierto coinciden en la gran mayoría de los casos con los relatados en el esperpento judicial de nombre “La Causa General”, recomendada y colgada en internet para su descarga por quien todos sabemos.
Je, je, je... es que estos niños de 13 años los carga el diablo...
ResponderEliminarIgnacio, gracias por la lucidez de tus comentarios.
La Causa General precisamente me la descargué de su blog. En una de sus últimas entradas expone un documento dirigido a Mariano Luján, juez especial de la rebelión, por el subdirector general del Banco Hispano Americano, indicando que se iba a proceder a la apertura violenta y a la incautación de ciertas cajas de seguridad en las que se encontraba entre otras la de Gil-Robles, el mismo que robó o cogió prestadas 500.000 pesetas para donarlos a los militares rebeldes.
Este documento no dice que fue incautado, ni que se hizo posteriormente con lo allí obtenido. Evidentemente se estaba investigando para depurar responsabilidades. El documento habla de cajas de Seguridad, no de dinero, ni de cuentas corrientes. En las cajas de seguridad a parte de joyas y objetos valiosos en muchas ocasiones se suelen guardar documentos comprometedores. Así que antes de acusar de ladrón a nadie, primero tenemos que saber que es lo que se ha robado. En dicho documento (vuelvo a repetir)no dice nada de lo incautado, ni del motivo de la incautación, ni de a donde fue a parar lo incautado. Por lo tanto este documento no demuestra nada, bueno sí, que se estaba investigando.
Una muestra más de intento de manipulación del abogado/historiador.
Como sea igual de mal abogado que historiador mejor que se dedique a coger tomates.