ARTÍCULO POR ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ
Tengo que reconocer que hasta
fechas bien recientes no conocía en su integridad el contenido del diario que escribió el que fuera
comandante militar de la provincia de Badajoz, Ildefonso Puigdengolas, salvo algunos trozos sueltos que se habían
publicado. En el último libro de Francisco Espinosa Maestre, Guerra y represión
en el Sur de España. Entre la historia y la memoria, se reproduce íntegramente, resultando muy interesante además, los
comentarios vertidos por el autor sobre el documento.
Ildefonso Puigdengolas
En primer lugar hay que decir que
en el diario no se encontró la parte que
el coronel escribió sobre la guardia civil de Badajoz. Según Espinosa, lo
destruyó su mujer para evitar complicaciones. También advierte que el diario
encontrado no es el manuscrito original que escribió probablemente en Portugal
sino unas páginas mecanografiadas, existiendo la posibilidad de que se hubieran
eliminado otras partes.
Siempre he defendido y así lo he
expuesto, mi convencimiento de que que este militar ofreció algunos datos
falsos para justificar su conducta al huir de Badajoz, ante la posibilidad de
que se le abriera un consejo de guerra por parte del gobierno republicano.
Después de leerlo me reafirmo aún más si cabe en esta convicción.
Ildefonso Puigdengolas Ponce de León fue un
militar de conducta intachable con una hoja de servicios impecable y probada
fidelidad a la república. Por estos
motivos además de su innegable competencia, fue nombrado por el ministro de la
guerra, comandante militar de la provincia de Badajoz. A esta ciudad llegó el 25 de Julio donde
permaneció hasta el 14 de Agosto de 1936. Logró huir a Portugal donde
permaneció dos meses y embarcó en Octubre de ese año junto a otros refugiados,
en el Niassa , que lo trasladó sano y salvo a zona republicana, concretamente a
Tarragona. Pocos días después, el 30 de Octubre, encontró la muerte en Illescas
(Toledo) como consecuencia de la acción que desarrolló para neutralizar una
desbandada de las fuerzas a su mando.
Nadie puede dudar de la difícil misión que se le
encomendó en Badajoz, donde como el mismo relata tuvo que hacer frente a
diversas dificultades. Así de esta
manera tan esclarecedora lo resume Francisco Espinosa.
“Las
notas del militar también aportan numerosos datos, tal como mantuve en La
columna de la muerte, sobre cómo la República en Badajoz tuvo por primer y gran
enemigo, antes que a los que subían desde Sevilla, al enemigo interior: los
militares favorables al golpe, los saboteadores, los desertores, los traidores,
los que comunicaban a Sevilla todo lo que ocurría, la prensa portuguesa… En
estas condiciones hay que reconocer, a favor del coronel, que su misión era muy
difícil, cuando no imposible, de cumplir. Una cosa era sofocar la sublevación
en Guadalajara o Alcalá de Henares con Madrid al lado y otra muy diferente
meterse en aquella ratonera rodeada de sublevados por el norte y por el sur y
con Portugal a la espalda. ¿Cuántos militares, fieles a la República y con
capacidad probada, hubieran estado dispuestos a aceptar ese destino? (Guerra y represión en el sur de España. Francisco Espinosa)
En este contexto de extrema
dificultad no puede extrañarnos que decidiera intentar salvar su vida. Los
militares antes que nada son seres humanos como cualquiera de sus semejantes.
¿Qué tiene de criticable que intentara ponerse a salvo cuando de lo que se
trataba era de elegir entre enfrentarse a una muerte segura o tratar de
salvarse para entre otras cosas, seguir prestando sus servicios a la causa
republicana? De hecho murió en acto de servicio y defendiendo los ideales de
la II República española.
De igual modo merecen el mayor de
los respetos y reconocimiento aquellos que decidieron resistir hasta el final
ofrendando sus vidas en defensa de unas ideas. No olvidemos que esa sangre
derramada fue la semilla del actual sistema de libertades que disfrutamos en la
actualidad. Vaya una vez más mi recuerdo
a aquellos valerosos hombres y mujeres que pagaron un alto precio por defender
la legalidad.
Todo esto nos lleva a la
conclusión de que el coronel intento con este escrito salvar de alguna manera su honor y cubrirse
las espaldas ante la posibilidad de que tuviera que rendir cuenta en Madrid de
su actuación.
No es menos cierto que aunque
incurrió en algunas falsedades no por eso deja de tener el documento un gran
valor desde un punto de vista histórico, pues gracias a él podemos contrastar
diversas informaciones y conocer de primera mano algunos hechos de especial
relevancia.
Veamos en primer lugar la
situación que describe el comandante militar de Badajoz sobre el asunto de las
deserciones.
“Puigdengolas
enumera con detalle todas las deserciones, de la mayor parte de los cuales ya
teníamos noticias. Por el contrario, resulta sorprendente la noticia de que a
las 9 de la mañana del 14 de Agosto el coronel Cantero se pasará con todos sus
hombres al enemigo desde el cuartel de la Bomba. Es posible que ocurriera como dijo Puigdengola y que Cantero
fuera tan ingenuo como para pensar que su entrega lo libraría de la muerte,
pero haría falta confirmarlo por otras fuentes, aunque solo sea porque sabemos
su final y también, por qué no, por compensar el especial interés manifestado por el coronel a lo largo del escrito en
demostrar que se quedó literalmente sólo en su resistencia ante los
atacantes, razón por la cual no le quedó
otra opción que la que tomó. O sea que, si en vez de la supuesta entrega,
Cantero hubiera aguantado en su puesto hasta la muerte, la huida de
Puigdengolas quedaría como un acto de traición y de cobardía. En este sentido
resulta sospechoso que, en su deseo por aparecer como protagonista absoluto de
lo ocurrido, oculte que el fracaso de la sublevación en Badajoz se fraguó antes de su llegada y que la actitud
del coronel Cantero y de otros miltares, a los que solo menciona para destacar
su huida, fue importante para que tal cosa ocurriera (GUERRA Y REPRESIÓN EN EL SUR DE ESPAÑA, pag. 191. Francisco
Espinosa Maestre)
Según explica Francisco Pilo
Ortiz en su blog LA GUERRA CIVIL EN BADAJOZ, no existe ningún informe que
indique que el coronel del Regimiento de Infantería de
Castilla 3, coronel Cantero, se entregase a las fuerzas sublevadas e
incluso en la Causa General consta que fue hallado muerto por los insurgentes
en el interior del cuartel de la Bomba, de
lo cual se deduce que este hombre había resistido hasta el final
resultando por tanto poco verosímil la
afirmación de Puigdengolas en sentido contrario.(blog.
LA GUERRA CIVIL EN BADAJOZ. ¿Quiénes asesinaron al coronel Cantero? 3-10-2009)
Como podemos ver por el título de
esta entrada el Sr. Pilo se preguntaba quiénes habían asesinado al coronel
Cantero, aunque en su libro ELLOS LO VIVIERON asegure que murió como
consecuencia de los bombardeos fascistas en la mañana del 14 de Agosto. El término fascista como es lógico, lo añado
yo.
Poco fino anduvo el autor del diario en los detalles que ofrece sobre la entrada de Castejón, cuando afirma que éste
entró a primera hora de la mañana del 14 de Agosto. Tampoco tiene desperdicio cuando
asegura que el mismo permaneció en Badajoz hasta las 15 horas de ese mismo día.
Sabemos que Castejón irrumpió en
la ciudad sobre el mediodía del 14, asimismo se tiene constancia de la llegada
de Puigdengolas a Portugal sobre las 10 horas de ese mismo día. Este dato lo
facilitó Francisco Pilo Ortiz en su blog ,
el cual como parece lógico accedería en algún momento a la documentación
que lo acredita. Por tanto quedaría esta mentira al descubierto y dejaría meridianamente
claro que el coronel abandonó Badajoz
mucho antes de que entrasen parte de los facciosos con Castejón a la cabeza.
Nadie en su sano juicio podría creerse que en una ciudad tan pequeña como el
Badajoz de entonces, pudiera haberse movido con entera libertad nada menos que toda la mañana teniendo ya
dentro de la ciudad a las fuerzas atacantes. Esto no hay quien se lo crea, pero
estamos nuevamente ante un nuevo intento
de aparentar que resistió hasta el final.
Entre cómico y esperpéntico más
bien sacado de una película de Berlanga podría considerarse el episodio donde
relata la forma en que salió de la ciudad. Al parecer transitaban en un
vehículo por las inmediaciones de Puerta de Palmas en labores de inspección él
y su chófer, cuando de repente éste por propia iniciativa decidió acelerar el
coche y luego de cruzar el Puente de
Palmas se plantó en dos minutos en la frontera con Portugal.
Llegamos al espinoso asunto de
los defensores que tuvo Badajoz. Sobre
esto, detalló lo siguiente:
“El
total de los milicianos que debían
quedar en Badajoz, pero de cuyo número no respondo, era de 275 armados con
fusil, 200 carabineros próximamente unos 100 soldados de Infantería que
quedaron después de los bombardeos de aviación, hacia el doce de Agosto estas fuerzas
eran suficientes para defender Badajoz si no hubieran abandonado los puestos
que a cada uno se le señaló en la línea de defensa. A los milicianos que
quedaron con escopetas o desarmados también se les señaló su misión. Los
servicios de abastecimiento se le encomendó al Ayuntamiento” (GUERRA Y REPRESIÓN
EN EL SUR DE ESPAÑA. Francisco Espinosa Maestre, pag. 181)
Hemos sumado 575 personas entre
milicianos, soldados de infantería y carabineros aparte de los milicianos con
escopeta o desarmados. Tal y como indica
el autor del diario estos efectivos fueron reduciéndose conforme fueron
pasando las horas. De hecho los revisionistas suelen reducirlo a la mitad
dejando entrever que Badajoz fue defendida finalmente, si acaso, por unos 250 0 300. Todos nos preguntamos de dónde
sacarán estas cifras.
Más adelante, el comandante
militar de Badajoz da cuenta de los
defensores que encuentra en Badajoz
instantes antes de poner rumbo a Portugal.
Sospechosamente la nueva generación de revisionistas suelen soslayar estas
partes del diario.
“Sólo
encuentro milicianos en Puerta Trinidad, en un número aproximado de una docena
y están en lo alto de una defensa en la muralla de un túnel donde se refugian
cuando aparece un avión. Les llamo y no consigo hacerlos bajar a pesar de que
mandé al chófer para que les explicara la situación de la plaza. Su
desobediencia impidió toda actuación. En el punto denominado Memoria de Menacho
encuentro al teniente coronel de
Carabineros con cuatro milicianos: tiene un fusil en la mano y en ese momento
cae herido con un balazo en el cuello….” (GUERRA Y REPRESIÓN EN EL SUR DE ESPAÑA. Francisco Espinosa
Maestre, pag. 184)
En realidad dibuja un panorama
desolador y catastrófico.
“El
día 13 por la mañana quedaban muy pocos en las fortificaciones. El día 14 ya no
quedaba uno, por lo que el sector que comprendía el de la Puerta Trinidad a la
de Palmas quedó abierto al enemigo” (…) “En el punto denominado Memoria de
Menacho encuentro al teniente coronel de Carabineros con cuatro milicianos; tiene un fusil en la mano y en ese momento cae herido con un balazo en el
cuello” (GUERRA Y REPRESIÓN EN EN EL SUR DE
ESPAÑA. Francisco Espinosa Maestre, pag. 184)
Cualquiera diría que la ciudad no ofreció ninguna resistencia. No
obstante, es difícil de explicar, pues,
cómo se pudieron producir entonces 185 bajas en el enemigo, entre los cuales 44
muertos .
Estamos sin duda ante la zona más
oscura y menos creible del diario de Puigdengolas. Tanto es así que no resulta
extraño que los enterradores de la verdad se den cierta habilidad en obviarla,
no vaya a ser que la tesis de los 575 defensores que ellos reducen a la mitad
se les venga abajo.
A estas alturas es difícil
discernir cuándo miente y cuándo dice la verdad el coronel.
La conclusión a la que se puede llegar
es que el documento tiene cierto valor histórico pero no prueba en modo
alguno que la resistencia de la ciudad de Badajoz fuera tan
débil como algunos nos quieren hacer creer que fue.
Es probable que la decisión que
tomó de abandonar Badajoz no lo fuera tanto por la cantidad de defensores con
que contaba, cuanto por la situación en
general , que a juzgar por sus impresiones se podría calificar de desastrosa;
militares favorables al golpe, los desertores, los saboteadores, los traidores,
los que comunicaban a Sevilla todo lo que ocurría, la prensa portuguesa etc, a
todo esto habría que añadir los efectos de los bombardeos de los golpistas que
debieron provocar un efecto desmoralizador sobre los defensores, máxime si
tenemos en cuenta que el gobierno republicano bajo mi punto de vista, abandonó
a su suerte la ciudad. ¿Dónde estaba la aviación gubernamental que nada hizo
por impedir el avance del ejército africanista?
No debe extrañarnos que muchos
ciudadanos decidieran intentar ponerse a salvo después de contemplar como las
principales autoridades civiles y militares hacían lo propio. ¿Cuántos de ellos
podían sentir la obligación de quedarse en
una situación así?
Con todo, sigo pensando que la
resistencia que ofreció Badajoz a los golpistas tuvo que ser bastante más numerosa en hombres que lo refleja el diario
de Ildefonso Puigdengolas en su apreciación del día 12. 575 defensores armados más un número indeterminado de
milicianos con escopeta o desarmados– suponiendo que en el mejor de los casos
no hubiera desertado ninguno hasta la mañana del día 14- no se corresponden con los datos que
tenemos. Los periodistas reflejaron en
su crónica del día 15 que fueron centenares los muertos que quedaron por las
calles tras el asalto. Este dato queda corroborado por distintos testimonios
que hablan de que fueron necesarios tres días para recoger los cadáveres (testimonio del propietario derechista
Lisardo Sánchez, el ayudante del conductor que recogíó los cadáveres, así como
otros testigos). Por otro lado, tenemos la crónica de Mario Pires quien dice
encontrar un día después de la ocupación
a unos 500 presos en la plaza de toros. Suponemos con fundamento que la mayoría
debieron ser personas que combatieron. Por último tenemos que mencionar a
aquellos que lograron escapar principalmente por Puerta de Palmas, ya que fue
esta la salida que dejaron los insurgentes a partir del cerco que
protagonizaron, probablemente para reducir el número de defensores. Estos
también lucharon. ¿Cuántos fueron? Nadie
lo sabe pero no debieron ser pocos. De todas formas, si vamos sumando la cosa
no cuadra.
La prueba más importante de que
la resistencia fue de envergadura la tenemos en el propio Yagüe que informa a
Franco en ese sentido en el parte que realiza tras la ocupación de Badajoz. Es
más, le pide que en lo sucesivo la
aviación castigue las posiciones
enemigas en los momentos precisos en que se efectúe un ataque en el interior de
una población, siendo de gran ayuda según él esta cooperación . Debo suponer que Yagüe se
debió referir a los momentos claves de la operación, cuando arranca el ataque
en Puerta Trinidad, pues con anterioridad
si se habían producido ataques aéreos.
Esto nos lleva a la conclusión de
que a pesar de las terribles dificultades
a las que tuvieron que enfrentarse, fueron muchos los que no se
aminoraron y plantaron cara a los
atacantes. Que causaran tantas bajas y dificultaran la ocupación nos da una idea
de la valentía con que actuaron. Bastaría con recordar que Badajoz fue el
primer lugar donde los fascistas
encontraron una oposición realmente seria.
Todo esto me lleva a la
conclusión de que el diario del coronel Puigdengolas no puede constituir una
prueba por si sola de que la ciudad contara con escasos defensores, sobre todo
si tenemos en cuenta las circunstancias tan especiales en las que el tuvo que escribirlo a las que ya me he
referido. No puede producirnos extrañeza pues, que se viera obligado a
exagerar y deformar los hechos.
En todo caso, no deja de
parecerme significativo que algunos pongan el mismo entusiasmo en machacar y
denunciar las falsedades incluidas en algunos documentos o crónicas
periodísticas si éstas van en contra de sus tesis, tanto como otros en promover y santificar las falsedades incluidas
en otros documentos o crónicas periodísticas si éstas avalan sus trabajos. Cuando digo que machacan o santifican las
falsedades según los casos, para su provecho, me estoy refiriendo naturalmente,
que lo hacen a sabiendas que son falsedades. En este asunto me refiero tanto a algunos historiadores o investigadores
de izquierda como a los de derecha.
Todos sabemos a quienes me refiero y en este apartado son iguales los
unos como los otros.
A LOS QUE DEFENDIERON HERÓICAMENTE BADAJOZ
Antonio Alfonso Hernández. 13 de
Enero de 2013.
los diarios y las memorias que salieron después de la Guerra Civil hay que cogerlos con pinzas. La mayoría suelen ser justificativos. En la zona frentepopulista es normal encontrarnos actos de cobardía no olvidemos que fueron perdiendo la guerra es todo momento. Sin embargo podemos destacar la numantínica resistencia de Madrid. Asolada por los bombardeos y muerta de hambre.
ResponderEliminarBadajoz fue dejado a su suerte. O tal vez podríamos decir que su mala suerte fue la falta de organización durante los primeros compases del conflicto bélico. Yagüe venía con un ejército profesional que ya había participado en combates, y Puigdengolas contaba con milicianos sin experiencia y un ejército nada confiable. Es indudable que Puigdengolas protagonizó un acto cobarde, pero no es menos cierto que Yagüe estaba cometiendo un delito contra la Nación y de genocidio
Es humano no obstante que intentara salvar la vida. Al parecer lo primero que dijo al llegar a Portugal es que pensó en su mujer y sus hijos.
ResponderEliminarYo tengo la sensación de que el gobierno republicano dio Badajoz y Mérida por perdidos a pesar de la importancia estratégica que tenían estas localidades. No olvidemos que después de ser tomadas se produjo la unión de los ejércitos de Franco por el sur y Mola por el norte.
No encuentro una explicación razonable al terreno que le dejaron los republicanos a los golpistas por el sur. De estos temas militares entiendo bien poco, pero creo que hubiera sido razonable que la aviación republicana hubiera intervenido más activamente para frenar el avance del ejército africanista.Me pregunto ¿Dónde estaban los aviones gubernamentales cuando le permitieron a Franco cruzar el Estrecho en el primer puente aéreo de tropas de la historia?
Da la sensación de que concentraron las mayores fuerzas y medios en los alrededores de las grandes capitales y que por ese motivo la cagaron.