Horror de los horrores. Disculpen la la expresión pero no he podido evitar sentir casi pánico al enterarme de que el novelista, poeta y ensayista, Andrés Trapiello, formará parte de la comisión para la Memoria Histórica en el Ayuntamiento madrileño. ¿Porqué ese temor? Porque el literato español equipara el Gobierno de la II República con los fascistas golpistas: "Siempre podremos encontrar una foto peor que otra; de cualquiera de los dos bandos". ¿Se atrevería a decir lo mismo de los nazis y de los aliados de la II Guerra Mundial? Con el talante de Andrés Trapiello nos podemos esperar cualquier cosa.
Nos parece improductivo explicarle a Trapiello y a todos sus acólitos y colegas de pensamiento (Leguina, Álvarez Tardio, Santos Julia, Álvarez Junco, Del Rey Reguillo, Stanley G. Payne, Julius Ruiz...) que el Gobierno republicano fue víctima, de alguna forma, de los asesinatos cometidos en su retaguardia: la mala fama que adquirió en las cancillerías por culpa de tanto asesino de izquierdas fue letal para el legítimo Gobierno de la República.
Para Trapiello, que Clara Campoamor no tenga una calle en Madrid le parece una barbaridad, y lo es ciertamente. Campoamor luchó a contracorriente para que la mujer pudiese votar. ¡Y lo consiguió! ¡Y fue durante la II República! Y..., por cierto, aunque el PSOE en un principio se negaba a que la mujer pudiese votar -pensaban que las mujeres estaban influenciadas por la Iglesia- gracias a los votos de una gran parte del PSOE -se salltaron las disciplina de voto- y de parte de la derecha, Campoamor consiguió el sufragio femenino. Digno de admiración. Durante la II República la mujer pudo votar, incluso antes que en Francia. En Francia no sería hasta el año 1944.
El literato español también le pondría una calle al periodista Chaves Nogales,gran periodista y escritor, aunque nosotros le pondríamos una calle a otros periodístas que se quedaron junto al Gobierno Republicano plantándole cara al fascismo. Según Trapiello, Margarita Nelken no se merece una calle porque no fue demócrata. Menos mal que el ex fascista Dionisio Ridruejo ya tiene su calle en Madrid, sino Trapiello -fan de Dionisio Ridruejo-, propondría tajantemente que el ex fascista tuviera su calle propia.
¿Cuando se nos hizo demócrata el sr. Ridruejo? ¿Cuando se adhirió alegremente al golpe del 18 de Julio? ¿Cuando se fue a la División Azul de Hitler? ¿Cuando vio que Franco arrinconaba a sus amigos fascistas en favor de los curas? ¿ O tal vez fue cuando en los años 70 "to" quisqui se cambiaba de chaqueta? De camisa vieja a chaqueta nueva.
Para saber más sobre Andrés Trapiello aconsejo leer este magnífico estudio de Francisco Espinosa Maestre:
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/memorias/documentos/20140214_FE_ChavesNogales.pdf
Perdona este inciso, pero ya que hablas de memoria historica no me resisto a comentar las hazañas antifranquistas de Maragall y otros burgueses catalanes : "Hay una tercera tesis –no menos endeble– en el relato del conflicto que merecería un tratamiento aparte: la Guerra Civil como una guerra contra Cataluña y el País Vasco. Un dato para cada caso. Las provincias vascongadas fue el lugar de España donde fue menor la represión franquista: «sólo en las provincias de Burgos o de Santander se fusiló a más gente que en toda la hoy comunidad autónoma, a pesar de la diferencia enorme de población» (José María Ruiz Soroa, «Los muertos que perdieron su identidad»). El otro dato ejemplifica con su eficiencia la recreación histórica del «conflicto». En la versión original de las memorias de Pasqual Maragall, escrita por Esther Tusquets y Mercedes Vilanova, el expresidente de la Generalitat contaba que la familia Maragall recibió con algo parecido al entusiasmo «la liberación de Barcelona». Digo «en la versión original», porque esa edición no fue la que finalmente llegó a las librerías. A ésta le faltaron veinte páginas, precisamente las que corresponden a esa parte de la historia. La presión de la familia consiguió que, en plena democracia y sin mediación judicial alguna, se destruyeran veinte mil ejemplares en los que se contaba la historia completa. Por cierto que, en ↩
ResponderEliminar2. aquellos mismos días, Pasqual Maragall aparecía en un acto de apoyo al juez Garzón, en la Universidad de Barcelona, en el que, al grito de «No nos callarán», se criticaba a «quienes pretenden borrar la memoria del franquismo». " http://www.revistadelibros.com/articulos/la-izquierda-el-nacionalismo-y-el-guindo
Yo creo que Dionisio Ridruejo no debería tener una calle en Madrid. Ni en Madrid ni en ninguna parte. Aunque luego se orientase políticamente hacia la opción democrática, es evidente que se significó bastante en los primeros años del franquismo.
ResponderEliminarAunque esto es así, si debemos no obstante reconocer que algún aspecto diferenciador encontramos en su biografía con respecto a otros destacados franquistas que cambiaron de bando en un momento determinado. Ridruejo comenzó a ser una nota discordante del régimen en los primeros años, al igual que hiciera Pedro Sainz Rodríguez y algunos más. En cambio, hubo otros que lo hicieron mucho, pero que mucho más tarde, cuando ya se presentía el cambio político en nuestro país. Ridruejo, tuvo el valor de mandarle una carta al dictador donde le exponía sus quejas y las razones por las que abandonaba el barco. Su oposición al régimen le costó cinco años de destierro y algún tiempo en la cárcel.
Con todo, su involucración con el bando golpista pesa mucho y llegó al extremo de convertirse en director general de Propaganda durante la guerra civil, puesto del que cesó en 1941. Por tanto, desde mi punto de vista hay en su biografía una enorme sombra que no dulcifica lo suficiente su contribución a la normalización democrática en nuestro país.
Empezamos mal....Clara Campoamor tiene una calle en Madrid, empieza en la calle General Ricardos y termina en Camino Viejo de Leganes...(Carabanchel). Y no bordea cualquier cosa.
ResponderEliminarEn fin....
Tengo que reconocer que he metido la pata hasta el Corvejón. Trapiello dijo literalmente:
Eliminar"Me quedé impresionado cuando me enteré de que Clara Campoamor -que luchó por el sufragio femenino en España- no tiene un hueco en el callejero. Debería estar presente en todas las ciudades españolas y no sólo en Madrid. ".
No pasa na....
EliminarBueno, no sólo Clara, muchas más....lo merecen y no están.
Trapiello, descubridor de Manuel Chaves Nogales: A Sangre y Fuego: lectura obligada sobre la guerra civil. Algo que a los ortodoxos de ambos bandos no gusta, porque no dice lo que quieren que se diga.
ResponderEliminarAbsolutamente incierto, el sr. Trapiello no descubrió a Chaves Nogales. A Sangre y fuego, novela que muy gustoso tengo entre mi colección. Veo que no te has leído el enlace que proporciono en la entrada es una lástima.
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