Los que defendemos la libertad de expresión para las procesiones del coño insumiso; para los que se alegran de la muerte de los toreros, o para los que hacen alusiones infames de la ETA, debemos ser igual de tolerantes con los ultraconservadores de Hazte Oír, con su repugnante autobús y con sus intolerantes campañas. No quiero decir que debamos estar de acuerdo con ellos: ni tan siquiera consideramos que sus opiniones nos merezcan algún tipo de respeto, pero no debemos pedir que la justicia intervenga. La libertad de expresión consiste precisamente en eso, en tolerar algunos comentarios que por repugnante que nos parezcan, tienen cabida en la libertad de expresión.
Los ultracatólicos de Hazte Oír, se pasaron una veintena de pueblos al atacar la mano que les da de comer. No les tembló el pulso al organizar un campaña contra Cristina Cifuentes y afirmar que "sí votas Cristina Cifuentes, votas aborto". El Tribunal Supremo avaló aquella escandalosa campaña contra Cifuentes. Ahora con el autobús del odio parece que se querían quitar una espinita. No olvidemos que fue el PP quién declaro de utilidad pública la asociación de Hazte Oír, este nuevo estatus de los ultracotólicos propició que sus ingresos aumentaran en un 69%, o lo que viene a ser lo mismo, el Gobierno mediante exenciones fiscales estaba financiando de forma indirecta el ultramontanismo casposo de la asociación ultracatólica. Ahora se baraja la posibilidad de retirarle los privilegios que Fernández Díez, exministro del Opus Dei, les concedió.
Tampoco comprendemos esta actitud que Hazte Oír mantiene contra los niños trans. Recordaremos que todo esto viene a raíz de una campaña de concienciación a favor de los niños trans en el País Vasco:
Durante seis días, del 10 al 16 de enero, 150 carteles en el que se ve el dibujo de cuatro niños desnudo sonriendo fueron desplegados en algunos buses y estaciones de metro de Euskadi y Navarra,
Debajo del cartel decía: "Hay niñas con pene y niños con vulva. Así de sencillo".
"La mayoría sufre cada día porque la sociedad desconoce esta realidad".
La organización detrás de los carteles es Chrysallis Euskal Herria, que es la sección del País Vasco y Navarra de la Asociación de familias de menores transexuales Chrysallis.
“Mi hijo de 5 años trató de cortarse el pene con una tijera..." Noticia completa
Tampoco es de recibo que Charlotte Goiar, mujer transexual, haya salido en defensa de estos fanáticos de la sacristía y haya confirmado que a ella no le ofende la campaña del autobús del odio, y no es de recibo porqué según explicaba ella misma en Actuall: "Vivió un verdadero calvario: le hicieron bulliyng en el colegio, sus dos hermanos varones le decían “vete de casa, maricón”, estuvo más de 20 años con antidepresivos, e incluso llegó a pensar en suicidarse". De esto trata precisamente la campaña de Chrysallis, de concienciar a los intolerantes. Intolerantes que por muy pazguatos que sean, también tienen derecho a la libertad de expresión.
Entonces la "libertad de expresión" es como el campo....que no se le puede poner puertas?
ResponderEliminarSí se puede. Lo que atente a la dignidad humana, lo que busque el desprecio o menoscabo de otro no se puede ni debe tolerar.
La palabra puede ser una medicina o un arma....y algunas tienen más filo que una navaja.
La libertad de expresión: ¡el eterno dilema!
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