JOHN T. WHITAKER AND MARY MAVERICK (LLOYD) WHITAKER |
"Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Que iba a llevar 4.000 prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?".
La razón que nos ofrece Moisés Domínguez es más que simplista:
...podemos afirmar con total rotundidad que durante el mes de septiembre de 1936 en sus tres artículos firmados en Cáceres, Torrijos y Talavera de la Reina (publicados, respectivamente, el 17, 19 y 25 de septiembre en la edición parisina del New York Herald Tribun) no hay una sola referencia a la matanza de Badajoz ni por supuesto al entonces teniente coronel Juan Yagüe Blanco pero es que tampoco hay referencia alguna a este hecho en sus artículos posteriores hasta su salida de España. Un repaso a la hemeroteca del New York Herald Tribune ha dado como resultado que tal declaración no consta por ningún lado...Ya comentamos en otro escrito esta triste exposición. Si Whitaker no escribió nada y tan solo lo hizo varios años después en sus memorias, entonces Whitaker estaba mintiendo. ¿Porqué y cual era el objetivo? pues según Moisés Domínguez, para que Franco no entrase en la II Guerra Mundial a favor del Eje:
El trabajo de Whitaker, desde el punto de vista mediático, fue un rotundo exito y tuvo una gran repercusión en EEUU. Su trabajo consistió en influir en la opinión pública de su país ante el peligro de que España pudiera entrar en la Segunda Guerra Mundial. Pero de esta cuestión escribiremos en la II parte de este trabajo que presentaremos en los próximos días.Lamentable y patético, ¿Qué influencia podría tener las memorias de un corresponsal de guerra en Franco? Evidentemente que hubiera existido la matanza de Badajoz no iba a influir para nada en la opinión internacional si Franco se unía al Eje Roma Berlín. No era necesario la cita de un libro, para que la opinión pública cargara contra Franco si este se unía a sus aliados nazi/fascistas. Donde había que influir era en la opinión de los españoles -sobre todo en la de sus generales- y no en la de los estadounidenses para que Franco no entrase de lleno en la II Guerra Mundial, y el libro de Whitaker como es lógico no se leería en España y si se hubiese leído hubiese sido irrelevante. Hubo una inyección económica a ciertos generales franquistas para que estos no se proclamaran adictos al totalitarismo de la II Guerra Mundial.
Dice Moisés Domínguez que John T. Whitaker era afecto a la causa republicana:
Que Whitaker sentía verdadera pasión por el Frente Popular da idea esta información que recoge Paul Preston: «A partir de los primeros meses de 1938, junto con Ernest Hemingway y los corresponsales John Whitaker y Edgar Mowrer, Fischer se involucró en los esfuerzos para repatriar a los voluntarios norteamericanos de las Brigadas Internacionales» (Paul PRESTON, ob.cit., p. 300)El periodista norteamericano a pesar de trabajar para un diario conservador estaba con la legalidad del Gobierno republicano, postura que le honra. Si tan legalista era Whitaker y tanta devoción sentía por la República española ¿porqué no publicó esa cita en su día, sin lugar a dudas en el 37 hubiese sido más útil para la causa republicana que no años después cuando escribió el libro We Cannot Escape History.
Moisés Domínguez aclara que "Whitaker viaja a Paris [en 1937] donde coincide con el activista frente populista Jay Allen. Es allí donde quizás pergeñe con su gran amigo lo que sería después la supuesta entrevista a Yagüe". Lo lógico hubiese sido entonces que Whitaker hubiese publicado la famosa cita para ayudar al Gobierno de la República. Entonces esto nos confirmaría que el periodisra estadounidense no pudo publicar nada referente a Yagüe y a la matanza de Badajoz. Solo pudo hacerlo cuando escribió sus memorias.
Las intoxicaciones de esta falsa historiografía suele calar en muchas personas, y una vez insertadas en ciertos colectivos y en personas individuales resulta muy difícil hacerles ver que ciertos autores usan gran cantidad de datos sin pericia de historiador ni nada que se le parezca.
Lo mismo ha sucedido con Jay Allen, para este tipo de intoxicadores Allen no estuvo en Badajoz, sin embargo el periodista informó de detalles que no salieron en la prensa internacional y que para hacerse de ellos no tuvo más remedio que acercarse a Badajoz.
Tienes razón cuando dices que no es relevante el hecho de que la entrevista no fuera publicada en su momento. No son pocas las ocasiones en las que, por las razones que sean, una información sobre un determinado hecho o acontecimiento histórico han aparecido mucho después de producirse sin que por ello haya dejado de tener su importancia. Es algo que ocurre incluso en nuestros días y podría citar diversos ejemplos. El argumento de que la información aportada por Whitaker en 1942 pudo influir en la opinión pública norteamericana para que España no entrara en la guerra me parece absolutamente débil y muy inconsistente.
ResponderEliminarSobre Jay Allen. Si me permites me atrevo a disentir contigo en el último párrafo de tu entrada. Yo creo que Jay Allen no estuvo en Badajoz. Aparte de los "errores" de bulto que comete en su crónica sobre la matanza de Badajoz, para mi hay un dato definitivo que demuestra que no estuvo. Me refiero cuando dice ver las almenas de la catedral de Badajoz destruidas cuando sabemos que tal hecho no ocurrió como demuestran las imágenes que filmó la productora de cine francesa Pathé en aquellos días, donde se ve que el estado de la catedral no se corresponde con el que escribió Allen.
Allen fue un periodista que tenía muy buenas fuentes de información y a través de ellas obtuvo los datos necesarios para escribir sobre lo ocurrido en Badajoz. El problema bien pudo deberse a que confundiera unos datos con otros. En cualquier caso, en su crónica ofrece datos constrastados y fiables con otros que no lo son para nada. Además, él conocía perfectamente la catedral de Badajoz pues había estado en la ciudad algunos años antes de 1936.
Qué Allen mintiese o exagerase en su crónica no es prueba de nada, podemos pensar que quiso darle más contundencia a su artículo. Eso de la torre de la catedral -que Allen dice que faltaba un trozo- fue otra de las polémicas que en su día introdujo a debate nuestro amigo Pilo.
ResponderEliminarEstoy pergeñando otra entrada sobre Jay Allen. No sé si al final lo publicaré. Ya he escrito mucho sobre el tema y me he cansado.
Cada uno puede tener la opinión que más concuerde con su lógica, pero un servidor lo tiene claro. Pudieron hacerme dudar durante un tiempo, las intoxicaciones a todo el mundo pueden afectar, pero he seguido dándole vueltas al asunto y he llegado a la conclusión que en el libro de los tres autores no demuestran nada de nada: primero no desmontan la matanza de Badajoz, ni a Whitaker, a Jay Allen y por supuesto a Shothwort.
Jeje, resulta curioso. Yo que creo que Allen no estuvo en Badajoz, en el asunto de la catedral de Badajoz adopto una actitud algo benévola hacia Allen, algunos me pueden tachar de ingenuo, cuando escribo que probablemente equivocaría los datos que le suministraron sus fuentes y por eso escribió que la catedral tenía las almenas destrozadas o algo similar. No tengo el famoso artículo a mano y hablo de cabeza. No hay que descartar que confundiera lo ocurrido en Badajoz con lo que pasó en una iglesia de Almendralejo que esta si quedó destrozada. Como bien sabes él se refiere en varias ocasiones en su crónica a lo ocurrido en Almendralejo con lo cual pudo confundir unos datos con otros. En cambio tú que si piensas que estuvo en Badajoz más bien vienes a afirmar que mintió o exageró en este asunto para darle más contundencia a su artículo.
ResponderEliminarDe todas formas, creo que estamos en ambos casos en las mismas que con lo de Whitaker. Si a estas alturas se pudiera haber demostrado que Yagüe mandó fusilar a 4000 personas en los cinco días que estuvo en Badajoz, posiblemente nadie hablaría de si Whitaker lo entrevistó o no o por qué no lo publicó en su momento.Esto último pasaría a ser menos relevante. En el caso de Allen ocurre lo mismo. Si en algún momento se hubiera podido demostrar que en la plaza de toros los fascistas asesinaron a 1800 personas en doce horas y que fueron 4000 el número total de personas que fueron asesinadas en Badajoz en aquellos días, muy probablemente nadie discutiría si el periodista norteamericano estuvo en Badajoz o no o si mintió o se equivocó cuando escribió que las almenas de la catedral quedaron destrozadas o de otros "errores" de su crónica.
En ambos casos, el meollo de la cuestión radica en las cifras de la represión que ofrecen estas informaciones. Por eso ambos casos siguen siendo tan controvertidos a día de hoy.
Si los datos fundamentales que aporta Jay Allen en su crónica y a los que ya me he referido, los hubiera podido demostrar citando las fuentes y que se pudiera haber verificado, yo te aseguro que no tendría ninguna relevancia si estuvo o no en Badajoz