Millán Astray gritó: ¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!

Lo que dijo o no dijo Miguel de Unamuno el 12 de octubre de 1936 está siendo controversia desde que Severiano Delgado, desde la memoria histórica, asegurara que lo ocurrido en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca no tuvo la mayor relevancia y que el "loco histrión que es Millán Astray" no dijo ¡Viva la Muerte! ni ¡Muera la Inteligencia!

Para Severiano Delgado aquel acto no tuvo excesiva relevancia y fue algo muy habitual en aquellos  días de exaltación patriótica. Delgado cuenta que "Fue un acto brutalmente banal, donde se dieron cuatro voces y se despidieron a la salida, un tumulto habitual en discursos y charlas de los años treinta, donde la gente se exaltaba con facilidad. Se ha exagerado muchísimo el dramatismo de lo que sucedió allí". Un acto banal que acabó con dos expulsiones: del Ayuntamiento de Salamanca -era concejal- y de la Universidad de Salamanca -lo golpistas habían nombrado  rector vitalicio-

Los biógrafos de Unamuno, Colette y Jean-Claude Rabaté, aseguran todo lo contrario: "No, no fue un acto "banal" ya que acabó con la exclusión de Unamuno transformándolo, según sus propias palabras, en "un español desterrado en España". Y no tuvo que ser banal. No acabó en una cuneta por ser quien era y porque meses antes el escándalo que provocó el asesinato de Federico García Lorca fue mayúsculo.

Esta excelente fotografía se está usando para afirmar que dentro del paraninfo de la Universidad no pasó nada, porque Miguel de Unamuno estaba dándole amablemente la mano a Millán Astray. También han asegurado que fue la guardia personal del creador de la Legión española quien protegió de los vociferantes falangistas a Unamuno.

El problema de las fotografías es que son mudas y tan solo captan un minúsculo instante de una secuencia. Un film está confeccionado con millones de imágenes. Por tanto querer explicar un relato completo con una imagen es una osadía de ignorantes. En efecto, vemos a Astray, al obispo Pla y Deniel y a Unamuno frente a frente, es posible que el "loco histrión que es Millán Astray", después de azuzar a los fascistas de la Falange contra el afamado intelectual y viendo la monumental bronca que se montó dentro del paraninfo -que no acabó allí, sino que el acoso de los vociferantes fascistas siguió produciéndose hasta en la misma calle-, tuviera que salir a calmar el ambiente. Esta otra imagen muestra más ampliamente a los falangistas:

No es de extrañar que la propia escolta de Astray tuviera que proteger a Unamuno: no olvidemos que el afamado intelectual iba acompañado de Pilar Franco y del obispo de la "cruzada". ¿Realmente escoltaron los militares a Unamuno? Es algo muy difícil de asegurar con solo dos imágenes. Es muy posible que la escolta de novio de la muerte tan solo acompañara al afamado tuerto. Nos falta la secuencia completa.

¿Venceréis pero no convenceréis? o vencer no es convencer. ¿Y ambas frases no quieren decir lo mismo ? Si vencer no es convencer es porque venceréis pero no convenceréis. Esto es un debate absurdo.

Severiano Delgado afirma que  ha logrado aclarar que la versión más utilizada sobre lo que ocurrió el 12 de octubre en Salamanca "no se corresponde con la realidad". A demás dice demostrar que “el periodista Luis Gabriel Portillo” es en realidad Luis Portillo Pérez, profesor de derecho civil de la Universidad de Salamanca. Demuestro que Portillo no fue testigo presencial del acto del paraninfo". Este periodista al que hace mención Severiano Delgado no fue testigo de aquel acto y pasó toda la guerra al lado de la II República,"y (...) después salió al exilio, refugiándose en Inglaterra, donde publicó en 1941 el relato Unamuno’s Last Lecture, traducido al inglés por Ilse Barea, en el que Portillo hace una evocación dramática del acto del paraninfo, sin voluntad de recreación histórica, lo cual fue confirmado por su hijo Michael Portillo (The Guardian, 11 de mayo de 2018)". Severiano Delgado también dice demostrar que "Unamuno’s Last Lecture fue copiado casi al pie de la letra por Hugh Thomas y por Ricardo de la Cierva en sus historias de la Guerra Civil española, dando origen a una versión mitificada y alejada de la realidad del acto del 12 de octubre".

Esto es cierto, pero Alberto Reig Tapia en La cruzada de 1936, nos informa que...

...El hispanista británico Hugh Thomas, tras consultar diversas fuentes, ofrece la reconstrucción de las palabras de Unamuno (...), basadas fundamentalmente en la obra de Emilio Salcedo, uno de los más competentes biógrafos de Unamuno.

Anteriormente, Thomas se había basado en otras fuentes, pero en la edición citada acepta la versión de Salcedo, quien rechazara la de Thomas en su primera edición de 1961...

Hugh Thomas se desdijo de la versión de Luis Portillo y adoptó la otra versión de Emilio Salcedo. Precisamente es este periodista y en otros testimonios más es donde se basa Severiano Delgado para reconstruir lo que pudo suceder el 12 de octubre.

El País:

... Delgado cree que se pueden acotar los temas que abordó [Unamuno] y el tono en que los expuso a partir de tres testimonios presenciales publicados: el de Eugenio Vegas Latapié, dirigente de Renovación Española; el de José Pérez-López Villamil, psiquiatra de Millán Astray, y el de Esteban Madruga, vicerrector (este último, recogido por Emilio Salcedo, el primer biógrafo de Unamuno). Todos se alejan del relato inventado de Luis Portillo.

Vegas Latapie y el "loquero" de Astray no deben de ser testimonios demasiado fiables como no lo es José Mª Pemán, auténtico publicista del franquismo. En Pemán se han basado para negar que Astray gritara ¡Muera la inteligencia!

el 26 del 11 de 1964, el ABC publicaba un artículo de José Mª Pemán negando que Millán Astray quisiera "matar" la inteligencia:

Luis Portillo escribió la reconstrucción de lo ocurrido en el paraninfo de la Universidad de oídas: no cabe dudas de que Astray gritó algún muera, pero Pemán lo justifica con "mueran los intelectuales", para luego añadir "los falsos intelectuales traidores". Esto me suena a justificación.

Una vez que Unamuno se había recluido en casa le escribió a su amigo Quintín de la Torre:

...Y luego la lepra espiritual, el resentimiento, la envidia, el odio a la inteligencia...

Escribía Pemán que "Cuando terminó y se sentó [Unamuno], se levantó como movido por un resorte, el general Millán Astray..." No es cierto, el general interrumpió al intelectual y no esperó a que este se sentase.

Testimonio de Francisco Serrat Bonastre, primer ministro de asuntos Exteriores de Franco (ignorado hasta ahora, y según Ángel Viñas, testigo presencial):

...Por desgracia estaba entre los presentes el general Millán Astray, encarnación suprema del patriotismo irreflexivo, que, excitado sin duda por tanta palabrería para el hueco de sentido, cedió a su impetuosidad y, sin respeto a la solemnidad del acto ni a la representación del orador [en esos momentos estaba hablando Unamuno], le interrumpió bruscamente para largar una arenga suya esas del Tercio.... Salamanca 1936. Edición Ángel Viñas. Pag, 105

Serrat Bonastre, es menos condescendiente que Pemán con el novio de la muerte y confirma que Astray interrumpió a Unamuno. Este testimonio lo hemos obtenido de las memorias de Francisco Serrat Bonastre, memorias que no fueron escritas para publicarse y que recientemente Ángel Viñas las ha recuperado.

No podemos extrañarnos de que Astray gritara ¡Viva la Muerte!, el necrófilo grito legionario y que deseara la muerte de la intelectualidad -la inteligencia-. Alberto Reig Tapia nos lo confirma. Durante los últimos meses de su vida y en los  que Unamuno estuvo recluido en su hogar, el afamado intelectual fue reuniendo ideas y apuntes  con  intención de escribir un posible libro sobre la Guerra Civil,  pensaba titularlo El resentimiento trágico de la vida. En esas notas, dice Unamuno sobre el resentimiento la revolución y la guerra: 

"Viva la muerte!", grita Millán Astray. Lo que quiere decir "¡muera la vida!", poder magnetizador de los locos (lisiados) [?] "Muera la intelectualidad y viva la muerte", Millán Astray. La cruzada de 1936. pag. 305.

Ahora, olvidemos por un momento que ha sido el propio Unamuno quien nos ha confirmado las palabras de Millán Astray, y nos hacemos caso de Vegas Latapie y de José Mª Pemán. Supongamos que tomamos las tesis de los negacionistas y afirmamos que el novio de la muerte dijo muera la intelectualidad traidora después de interrumpir las palabras de Unamuno: ¿No estaba diciendo, matad a Miguel de Unamuno que es un intelectual traidor? ¿A caso esa frase no seguiría siendo igual de grave?

Aunque tardó en demostrarlo en la prensa y en público (tal vez por orgullo o miedo, o ambas cosas), Unamuno en la temprana fecha del 10 de agosto de 1936, ya se había percatado de su tremendo error:

No dudo en que muchos se precipitarán a difundir las nuevas: "Unamuno nos ha traicionado. Ha repudiado ignominiosamente el concepto soberano de la democracia socialista, por oportunismo o por puro miedo".

No, no permita que propaguen esa leyenda. Sé que han hablado de mí en los periódicos de su país y algunos me han juzgado muy severamente. Tal es su derecho a exigir la verdad, pero yo también tengo el derecho a exigir la verdad. No me abochorna confesar que me he equivocado. Lo que lamento es haber engañado a muchos. (Carta a un socialista Belga). La cruzada de 1936. Pag, 334