La editorial filofranquista SND publicará en breve, Soldados de papel, un ensayo de Moisés Domínguez Núñez, uno de los autores que nos la quiso colar con el libelo La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda. Esta editorial tiene entre sus autores a Blas Piñar, Francisco Torres García (quien se dejó caer por Callosa del Segura con el brazo estirado para defender una cruz franquista) o a la hija del asesino Juan Yagüe Blanco, Mª Eugenia Yagüe. Esta editora tiene publicado un título curioso que despejará todas las dudas del lector: HOMENAJE A UN CAUDILLO
La caspa franquista de esta editorial es más que evidente. Con estos antecedentes editoriales SND le publica a Moisés Domínguez Núñez una obra sobre dos periodistas, John Thompson Whitaker y John Elliot, ambos compañeros de prensa. Según M. Domínguez "la supuesta entrevista entre Whitaker y Yagüe, es falsa porque esta "nunca tuvo lugar y a partir de ahí "todo se desmorona como un castillo de naipes". Según él, vuelve a explicar en este libro "cómo, cuándo y por qué Whitaker se inventó la falsa entrevista con el militar soriano". Esto suena a refrito en toda regla, porque en el libro La matanza de Badajoz ante... ya daba explicaciones, pero muy poco convincentes. Domínguez le da "las gracias a Álvaro por confiar nuevamente" en él. A buen seguro que no lo ha defraudado.
Whitaker y su esposa Mary Maverick (Lloyd) Whitaker |
Domínguez Núñez afirma que "John T.Whitaker fue un activista a favor del Frente Popular". Otro aficionado a la historia que no sabe que el Frente Popular solo fue una coalición formada exclusivamente para las elecciones de 1936. Y no tenemos constancia de que el periodista norteamericano hiciera campaña en las elecciones del 36 a favor del Frente Popular. Lo que no sería de extrañar es que John Thompson Whitaker, como demócrata y antifascista durante la II Guerra Mundial, estuviera con el Gobierno de la II república y en contra de los facinerosos que dieron un cruento golpe de Estado. Pero el filofranquismo ve la historia del revés. Nada nuevo bajo el sol.
¿Se pude criticar un libro antes de leerlo? No se debe, pero conociendo los resultados de otras obras sabemos la orientación del autor y sus intenciones. Ejemplo sería Pío Moa o César Vidal, por no hablar de Jiménez Losantos. Todos estos personajes han perdido toda credibilidad si es que acaso alguna vez la tuvieron. De Domínguez me empapé en su estudio sobre Badajoz que realizó junto a dos amigos; me he leído numeroros artículos suyos y también un pequeño libro, Una visión Histórica en el Badajoz "Rojo". Este pequeño libro no es otra cosa que la transcripción literal de la "Causa abierta contra los Jefes y Oficiales del Regimiento de Castilla nº3 por su actuación durante el periodo entre el 17 de julio de 1936 al 14 de agosto de 1936 (Causa 397/1936)". Un juicio sesgado y sin garantías para ajustar las cuentas a los militares que no se sublevaron. Según M. Domínguez, los datos que recoge el capitán retirado Feliciano Ortega Pérez "son de un valor incalculable dado de la frescura con la que fueron relatados".
Los juicios franquistas hay que examinarlos con lupa y con todas las alarmas posibles, cosa que no hace M .Domínguez, algo que ya hiciera con la autopsia del general Balmes, a la que no le pone ningún pero para afirmar que el general murió en un accidente. Autopsia que posteriromente sería rebatida por un forense en un libro de Ángel Viñas, El primer asesinato de Franco.
El epilogo de este libro de M. Domínguez acaba "con las conclusiones a las que llegó el Teniente Coronel Juan Membrillera Beltrán". El veredicto fue contra José Cantero Ortega, Enrique Alonso García, Juan Terrón Martínez, Benito Méndez Lemo, y Salvador Márquez "que tan activa actuación tuvieron en favor del Gobierno rojo de Madrid". Según las conclusiones del capitán retirado, "aparecieron muertos en la plaza de Badajoz el día de la toma de ella por el Ejército Nacional ALCANZANDO ASÍ EL CASTIGO A QUE SE HABÍAN HECHO ACREEDORES POR SU FUNESTA ACTUACIÓN DE LA PATRIA". Aparecieron muertos por que fueron asesinados por los golpistas a la órdenes de Yagüe por oponer resistencia a los moros y legionarios. Su funesta actuación no fue otra cosa que actuar dentro de la ley.
Las conclusiones no tienen desperdicio: más adelante afirman que los Jefes y oficiales "se distinguieron por su ayuda manifiesta a los revolucionarios", y que "unos HAN ESPIADO EN LA MUERTE, LAS FALTAS A LA ENTRADA DEL EJÉRCITO NACIONAL EN BADAJOZ, y otros procesados, HAN HUIDO PRETENDIENDO ELUDIR LA ACCIÓN DE LA JUSTICIA". Más mentiras en tan corto espacio no se pueden decir. Los militares no ayudaron a ningún revolucionario. Precisamente fueron los militares quienes garantizaron la vida de los presos de derechas y de los guardia civiles que se sublevaron en el cuartel de Stº Domingo. No huyeron para eludir la justicia sino para no morir asesinados por sus compañeros golpistas. Estos pequeños detalles son los que M. Domínguez prefiere evitar y expone sin crítica alguna las conclusiones falsarias del juicio.
Según reconoce M. Domínguez, Francisco Espinosa Maestre utiliza esta misma Causa para el libro La Columna de la muerte. Pero hay grandes diferencias: Espinosa sabe utilizar las fuentes primarias y M. Domínguez hace un uso desastroso de ellas.
John Thompson Whitaker fue un escritor y periodista estadounidense que se desempeñó como corresponsal de varios periódicos prominentes en diferentes partes del mundo. Se formó como periodista en la Universidad del Sur, en Sewanee, Tennessee, y comenzó su carrera como reportero en el Chattanooga News. Se unió al New York Herald Tribune, donde fue enviado como corresponsal a Ginebra (Suiza) de 1931 a 1935, para informar sobre la Sociedad de Naciones.
A principios de 1936, cubrió la Segunda Guerra Italo-Abisinia para CBS, acompañando a las tropas italianas. El gobierno de Benito Mussolini le otorgó la Croce di Guerra ("Cruz de Guerra") por sus reportajes sobre la conquista italiana de Etiopía.
Poco después de ser destinado por su periódico a España, que coincidió con su colega y amigo Jay Allen, del Chicago Tribune, cubrió la Guerra Civil Española, donde fue visto en varias atrocidades y, tras uno de los hechos más sangrientos de toda la contienda, la Masacre de Badajoz, logró entrevistar al responsable del incidente, General Yagüe. También entrevistó a Mohamed Mizzian, un general moro que trabajaba con los fascistas, e informó sobre Mizzian entregando a sus tropas a una adolescente capturada encontrada con una tarjeta sindical por violación masiva.
Regresó a Europa a mediados de 1939, en relación con la Segunda Guerra Mundial, trabajando para el Chicago Daily News y el New York Post. Se trasladó a Roma, desde donde informó sobre la guerra y las actividades del fascismo. Como demócrata convencido, sus artículos criticaban las atrocidades de los regímenes de Mussolini y Hitler. Eran incómodos para el régimen fascista, y en 1941 se le ordenó abandonar Italia. En el momento de su expulsión de la Italia de Mussolini, Time informó que los despachos de Whitaker eran "desagradables" para el gobierno. El gobierno italiano se mostró reacio a expulsar formalmente al reportero al que le habían otorgado la Cruz de Guerra Italiana cinco años antes, y los funcionarios le dijeron a Whitaker que no tenían "nada personal" contra él y le aconsejaron: "No estás expulsado, pero debes irte". Según los informes, Whitaker insistió en ser expulsado formalmente.
El problema para los neofranquistas es que Whitaker contó atrocidades cometidas por el bando franquista, y aquí es cuando entran en labor los limpiadores de imagen del franquismo. Algo de lo que que en SND tienen bastante experiencia
Whitaker murio el 11 Sep 1946, a los 40 años de edad en Chattanooga, Hamilton County, Tennessee, USA. Su sepultura está ubicada en Forest Hills Cemetery, Chattanooga, Hamilton County, Tennessee, EE. UU. PARCELA, Sect K.
Whitaker y Mary Maverick |
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