Miguel de Unamuno confiaba en Franco hasta el final de sus días.

 

Miguel de Unamuno en el centro, a la izquierda Largo Caballero y en su derecha Indalecio Prieto

En 1896, el prestigioso escritor y profesor Miguel de Unamuno fue candidato del PSOE por los distritos de Elche y Alicante, sin resultar elegido, y concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Salamanca el 12 de abril de 1931 por una conjunción republicano/socialista (ver enlace...👈). Según RTVE: "después [fue] denostado  por estos mismos [socialistas]" (ver enlace...👈) . A principios del sigo XX fue elegido rector de la Universidad de Salamanca. El "20 de agosto Francisco Bergamín destituyó de forma fulminante a Miguel de Unamuno del Rectorado del Estudio salmantino. El titular del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes justificó su controvertida decisión, amparándose en unas presuntas faltas administrativas cometidas por la máxima autoridad del Estudio" (ver enlace...👈), Fue desterrado en 1924 en Formentera (Canarias) por el dictador. Exilio del que fue indultado ese mismo año, pero a la vez se autoexilió en Francia no regresando hasta la llegada de la II República siendo elegido como hemos añadido anteriormente concejal en el Ayuntamiento de Salamanca.

Durante la II República fue diputado de las Cortes republicanas entre 1931 y 1933, por la conjunción republicano/socialista, enfrentándose a Manuel Azaña por la reforma agraria, la política eclesiástica, por la Ley de la Defensa de la República y hasta por el estatuto de autonomía a Cataluña. 

Según Andreu Navarra:

El pensador vasco considera un error arrancar los crucifijos de las aulas, no porque sea católico, sino para que no dejen de serlo los españoles. Llegó a escribir CTXT...👈

Ya entrada la II República se empezaba a notar un giro aunque liberal, también se giraba al conservadurismo nacionalista: "yo no soy un diputado de Castilla, ni siquiera, en rigor, creo que me haya traído aquí la República, aunque sea un diputado republicano. Aquí me ha traído España, Yo me considero un diputado de España, no un diputado de un Partido, no un diputado castellano, no un diputado republicano, sino un diputado español". Y También: "Cuando aquí se habla de la República recién nacida y de los cuidados que necesita, yo digo que más cuidados necesita la madre, que es España, que si al fin muere la República, España puede parir otra nueva, y si muere España no hay República posible".  Se le notaba cierto resquemor por los partidos políticos, tal vez por su paso por el PSOE: "Se dice que qué manía tengo contra los partidos. En efecto. Si creo tener alguna autoridad es por representar una gran parte de opinión española, de la España entera y no partida, y me temo que si los partidos se empeñan —que creo que no— en hacer cosas de ideología y de disciplina de problemas en que eso no puede hacerse, corren el riesgo de cambiar de sexo, es decir de convertirse de partidos en partidas, lo cual sería muy peligroso"… (ver enlace...👈).

Dicen los medios falangistas que el "fundador de la Falange, en el Teatro Bretón (...), dos horas antes del comienzo, acudió al domicilio de Miguel de Unamuno, en compañía del escritor falangista Rafael Sánchez Maza y del dirigente local Francisco Bravo, también falangista, donde sostuvieron una entrevista en la que salieron a relucir las viejas querellas del rector de la Universidad de Salamanca con su padre, Miguel Primo de Rivera. Después, dicen los biógrafos de Primo de Rivera, que tras el mitin Unamuno tomó parte en la comida que ofrecieron a los oradores en el Gran Hotel, ya desaparecido".(ver enlace...👈).

Según los biógrafos de Unamuno, Colette y Jean Claude Rabaté, es cierto que el escritor salmantino fue al mitin de la Falange acompañado  de José Antonio Primo de Rivera. Lo que no puedo documentar es que después se fuera de parranda con los fascistas. Por ello se le ha llegado a tachar de fascista a Miguel de Unamuno, algo de lo que no existe prueba evidente. Pero a pesar de esto los falangistas han tratado de agenciarse de la figura del escritor bilbaíno de adopción salmantina. Hasta en la Wikipedia dan por hecho que Unamuno militó en la Falange. Siendo esto una enorme falsedad.

Fuente: Wikipedia.

Con la deriva liberal conservadora, y de oponerse a todo casi por sistema, no es de extrañar que Miguel de Unamuno se alineara con los golpistas, a los que veía como la salvación de España. Según Andreu Navarra:

A partir del 24 de julio de 1936, Unamuno es uno de los once miembros que continuaría en el nuevo Concejo Municipal de Salamanca. Aún cree que el golpe es un correctivo para el sistema nacido en 1931, no una ruptura sangrienta. Cree que la guerra no va a durar y confía en un triunfo rápido e incruento de Franco. El elemento más incomprensible de la biografía del último Unamuno es la fe y la conexión personal que le unían a Franco. Hay que recordar que el 12 de octubre de 1936, abandonó el Paraninfo de la Universidad de la mano de Carmen Polo. Cuando Unamuno abrió los ojos, tras el asesinato de Lorca y de su amigo Casto Prieto Carrasco, continuó creyendo que Franco estaba mal asesorado, y que su causa seguía siendo cristiana. CTXT...👈

El alcalde de Salamanca Casto Prieto, amigo de Unamuno y asesinado por Franco, al enterarse de que su querido colega se puso de parte de los militares felones escribió en su diario:

Nos anuncian acontecimientos para el día de mañana que harán memorable la fecha, que un patriotismo ruidoso quiere sacar del olvido hacia donde caminaba. Por el periódico sabemos que mañana tendrá Salamanca un Ayuntamiento al que van nombrados, graciosamente, todo el Estado mayor de los figurones locales; con ellos, luciendo sarcásticamente su elección popular, la parte incompatible del Ayuntamiento del 12 de abril nacido tan limpiamente; esta parte es la osamenta: dos hombres incalificables por hoy, Unamuno y Marcos Escribano, que nos abandonaron en las responsabilidades pasadas tan enormes y se suben hoy al carro del triunfador. No puedo menos de confesar que me amarga la traición, a sí propios; la de D. Miguel, claro, no la del otro botarate. (Ibidem)

Casto Prieto pensaba que Unamuno se había traicionado a si mismo, a si mismo y al Gobierno republicano que no del Frente Popular. A Miguel de Unamuno se le perdona o justifica hoy que fuese afín a los golpistas por ser quien era, es obvio que el gran escritor no era un fascista o un monárquico alfonsino radicalizado, pero también es cierto que se puso fuera de la ley. De justificar a Unamuno, estamos justificando de la misma manera a quienes en 1934 trataron de derribar de manera antidemocrática al Gobierno de Lerroux/Gil Robles.

Si Unamuno quería orden, debería de saber que ese orden fue también violado por las derechas, y que los militares traidores eran los menos apropiados para traer paz. Debió de tomar como ejemplo la brutalidad de los legionarios en Asturias durante la revolución de octubre. Amigos suyos estuvieron con el orden constitucional y fueros asesinados por Franco.

Paradójicamente Unamuno responsabilizaba a Mola de la represión y no a Franco. Según Alberto Reig Tapia:

Unamuno al principio exculpaba a Franco de la represión que tenía lugar en la retaguardia nacional y concretamente en su querida Salamanca

(...) Unamuno visitó a Franco en su sede oficial (el palacio cedido por monseñor Pla y Deniel) para interceder por determinadas personas y tomó rápidamente conciencia de su inutilidad. La Cruzada de 1936, Pág.298

De Franco escribió en una carta a su amigo el escultor Quintín de Torre el 13/XII/1936, muy cercano a su fallecimiento: 

En cuanto al Caudillo -supongo que se refiere al pobre General Franco- no acaudilla nada de esto de la represión, del salvaje terror de retaguardia. Deja hacer. Esto, lo de la represión de retaguardia, corre a cargo de un monstruo de perversidad, ponzoñoso y rencoroso. El es el general Mola, el que sin necesidad alguna táctica, hizo bombardear nuestro pueblo. Ese vesánico no ha venido -al revés de Franco- sino a vengar supuestos agravios de tiempo de la dictadura primo-riverana, y a satisfacer los odios carlistas de los que en las anteriores guerras civiles se ensañaron con nuestro Bilbao. Leer más...👈

Miguel de Unamuno no quería abrir los ojos y reconocer la realidad de la represión en la retaguardia golpista. Represión que no cesó cuando en agosto nombran a Franco como jefe del golpe de Estado, y mucho menos en diciembre del 36. Reconoció que fue muy cándido al adherirse al bando golpista. Si hubiera vivido varios años más hasta la represión de posguerra, se hubiera dado cuenta aún más de su terrible error al legitimar a los militares traidores y a Franco en particular.

Lo que dijo Miguel de Unamuno y Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca jamás lo sabremos con certeza. La prensa no recoge las palabras de Astray y de Unamuno. La versión más extendida de aquella famosa frase es: venceréis pero no convenceréis hablando en plural, la recogió el periodista Luis Portillo que no estuvo presente en el acto del 12 de octubre y de la que se hace eco Hugh Thomas. Las otras versiones que tenemos son totalmente de parte: Eugenio Vegas Latapié, dirigente de Renovación Española; José María Pemán amigo de Astray y José Pérez-López, psiquiatra de Astray. También el periodista (de la dictadura franquista) Emilio Salcedo ha servido como fuente, en su biografía del escritor: Vida de Don Miguel. Unamuno en su Tiempo, en su España, en su Salamanca. Un Hombre en Lucha con su Leyenda (1964). Prologado por Pedro Laín Entralgo. Este periodista confecciona el desencuentro en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca con testigos de la época, con lo cual es una obra muy de parte escrita en la dictadura franquista.

Lo más probable que Unamuno dijera vencer no es convencer, porque en sus notas personales aparecían esa palabras, las mismas que en su carta a Quintín de Torre:

... Y el pobre Franco, que ya una vez rechazó -si bien tímidamente aquello de Primo de Rivera de «los de nuestra profesión y casta refiriéndose a nuestra oficialidad de carrera, que no es el ejército, como el clero  no es la iglesia, el pobre Franco se ve arrastrado  en ese camino de perdición. Y así nunca llegará  la paz verdadera. Vencerán pero no convencerán; conquistarán pero no convertirán... Ibidem.

Venceréis pero no convenceréis, viene a ser lo mismo que vencer no es convencer, aunque eso sí, Unamuno sabe que Franco va a vencer por la fuerza bruta, pero afín de cuentas el general se ha visto arrastrado a tal trágico desenlace entre españoles. Muy patético. O estaba muy desinformado o había perdido el juicio.

Unamuno fue elegido concejal en el Ayuntamiento salmantino el 12 de abril de 1931, pero tras el golpe de Estado contra la República se designó por decreto una nueva corporación municipal para sustituir a la existente, elegida democráticamente. Unamuno conservó entonces su puesto alegando “una razón de continuidad, pues soy concejal desde el 14 de abril de 1931 designado por el pueblo”. Aparte de aceptar públicamente el golpe de Estado, formó parte del consistorio elegido por los golpistas...

... Estoy aquí por una razón de continuidad, pues soy Concejal desde el 14 de Abril de 1931 designado por el pueblo. En todo momento he servido a España por la República y mi posición es bien clara: no quiero extenderme en consideraciones sobre el momento presente que no es pugna de ideas ni de doctrinas, es sencillamente un estallido de malas pasiones, y para que España viva hay que salvar la civilización occidental que está en peligro.

Aquí estoy en lo que lo permitan otras atenciones y la edad. Este espectáculo lamentable y triste es debido no sólo a esas malas pasiones, sino a que se está creando una generación de idiotas con juventudes cuya mentalidad es de chicos de corta edad.

Al ir diariamente a mi despacho de la Rectoral, contemplo y admiro la estatua de Fray Luis de León, una de las mejores que tiene Salamanca, y su gesto admirable, la mano tendida como aconsejando calma y meditación, me parece la encarnación más acertada del consejo que puede darse en los momentos actuales.

Hay que salvar la civilización occidental, la civilización cristiana tan seriamente amenazada; mi posición es de todos bien conocida, consecuencia de ver muchos pueblos regidos de forma tal que puede asegurarse que entre los dirigentes no falta ningún presidiario. Actas de las Sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. Sesión extraordinaria de constitución celebrada el día 25 de julio de 1936, fol. 402 recto y vuelto. Fuente...👈

El  Gobierno republicano destituyó a Unamuno como rector de la Universidad de Salamanca por apoyar el alzamiento de los golpistas. Era inconcebible que un personaje de la inmensa relevancia que hasta pasó por el socialismo marxista acabara del lado de los militares felones:

EL DECRETO DEL GOBIERNO:

«El Gobierno ha visto con dolor que don Miguel de Unamuno, para quien la República había reservado las máximas expresiones de respeto y devoción y para quien había tenido todas las muestras de afecto, no haya respondido en el momento presente a la lealtad a que estaba obligado sumándose de modo público a la facción de las armas. En vista de ello, de acuerdo con el Consejo de Ministros y a propuesta del de Instrucción Pública y Bellas Artes, vengo en decretar:

•  Artículo 1º Queda derogado y nulo en todos sus extremos el decreto por el que se nombraba a don Miguel de Unamuno y Jugo rector vitalicio de la Universidad de Salamanca.
• Artículo 2º: Queda asimismo separado de cuantos otros cargos o comisiones desempeñara.

Firmado, D. Manuel Azaña, Jefe de Estado de la II República.

Esto ocurría el 23 de agosto de 1936. Ahora supongamos que a los dos meses de producirse el golpe de Estado, después del baño de sangre que ocurrió en lugares como Badajoz y Sevilla y en centenares de poblaciones, el Gobierno republicano controla el golpe de Estado y encarcela a sus principales líderes: Mola, Queipo, Franco... También se detendrían a los intelectuales que secundaron el golpe como Pemán. ¿Se podría detener también a Miguel de Unamuno? No habría sucedido el encontronazo con Astray en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. Lo más seguro es que un juzgado lo podría haber condenado por auxilio a la rebelión con todas las de la ley. No lo hubieran fusilado pero algún año de cárcel le hubiera caído. También después de juzgarlo lo podrían haber indultado.

Miguel de Unamuno no apoyó el golpe de Estado para que una guerra civil desangrara a España. El debió de pensar más en un pronunciamiento decimonónico, o si acaso en un golpe de Estado como el del Miguel Primo de Rivera, dictadura contra la que por cierto, él se rebeló. Pero también es cierto que se puso del lado de los militares golpistas, aunque después se retractara. Su postura sobre Franco se debía más a su cabezonería que a una lógica racional, por lo que tampoco se le podría catalogar de franquista. Pero también es cierto que cometió un delito, y su arrepentimiento vino tres meses después durante el día de la Raza por un discurso del "histriónico" Millán Astray. Y en cualquier código penal el arrepentimiento no te exime de la culpa del delito. ¿Unamuno inocente o culpable? ¿Habría que aplicarle la Ley de la Memoria Democrática en sentido contrario? Cada cual que dicte su veredicto, yo al menos tengo mis dudas.