sábado, 30 de marzo de 2024

La historia de la torre de Espantaperros y la Guerra Civil en Badajoz

 

Imagen 1
 

Así quedó la torre de Espantaperros tras la llegada de Yagüe a Badajoz. Se notan claras secuelas de que allí se refugiaron militares y/o milicianos para hacer frente a las tropas golpistas. Allen escribió que los asaltantes trataron de asfixiar con humo y dispararon a los defensores de la torre. Me dijeron que eso no ocurrió en Badajoz sino en Almendralejo. Demostré que algo parecido ocurrió en Llerena, y que ese era el proceder de los facciosos. Pero me volvían a desmentir que en la torre no había nadie porque era maciza. 

Primero me aseguraron que la torre era maciza, y después que dicha construcción musulmana, tan solo sirvió como cárcel para detener a las tropas y milicias leales. Algo íbamos avanzando: de la torre es hueca y allí no había nadie, a se uso como centro de reclusión.

También me aseguraron que a finales del siglo XIX la torre estaba en muy mal estado, y que si faltaba aquella almena de la torre, era porque no se había restaurado. Enseñé una postal de los años 20 del siglo pasado

Imagen 2

La respuesta fue que así era como estaba la torre a finales del siglo XIX. Y eso era totalmente cierto. Rebuscando por Internet me encontré un fotograbado del año 1887.

Imagen 3

Obsérvese que el deterioro de la torre en 1887, era exactamente igual que el de la postal que yo afirmaba que era de los años XX, con lo cual mi interlocutor que habría visto las imágenes de como estaba la torre a finales del sigo XIX, en su imaginación debió seguir pensando lo mismo, que la torre no había sido restaurada y que la fotografía no se correspondía a los años XX. Lo que pasa es que se le pasó un detalle por alto. El sello de la postal.

Imagen 4

Como puede observar el lector, el sello de cinco céntimos con el que se franqueó la postal, tiene la efigie de Alfonso XIII ya adulto, con lo cual la fecha de los años 20 es bastante correcta. Y no creo que los vendedores de postales usaran un fotograbado de año 1887 para reflejarlo en una postal de los años 20 del siglo XX. Sencillamente harían una nueva fotografía. Se habían pegado tal vez cuarenta años o más con la valiosa torre de Espantaperros (hoy orgullo patrimonial de Badajoz) en un estado deplorable. Menudos gobernantes.

Imagen 5

Este debiera de ser el aspecto de la torre una vez restaurada, antes de que los asesinos de Yagüe entraran en Badajoz como un elefante en una cacharrería. Observe el sufrido lector que están todas las almenas de lo alto de la torre reconstruidas debidamente. Y si volvemos a la primera fotografía, la imagen número 1, que hemos subido a este artículo, todas las almenas tienen un aspecto casi impecable, pero anotamos que la torre tiene una mella, debido seguramente, a que la hicieron saltar por lo aires.

Imagen 6

Esta otra fotografía, imagen número 6, la hicieron después de la toma de Badajoz. Se puede ver como el adarve estaba totalmente restaurado (marcado en rojo), pero de lo alto de la torre faltaba una almena. En la fotografía de los años 20 la muralla estaba totalmente mellada como se observa en la imagen inferior. 👇

Imagen 7
En los años 20 (imagen 7), la muralla, o adarve, que protegía la torre no tenía ni una almena (señalado en rojo). Y la propia torre le faltaban varias de ellas. En la posterior restauración, en los años 30 (imagen 5), la torre tenía todas sus almenas, pero la muralla seguía sin ellas. En la imagen 6, después de la toma de Badajoz, en una fecha imprecisa, tal vez después de la Guerra Civil, las almenas del adarve están totalmente restauradas, pero seguía faltando una almena en lo alto de la torre que fue destruida por las tropas de Yagüe. Esto puede ser debido a que estaban restaurando la torre y habían empezado por la muralla. Pero no hay ninguna duda de que según la fotografía número 5, habían arreglado todas la mellas de la torre antes de la entrada de Yagüe a Badajoz, pero seguía la muralla sin las las almenas pertinentes. y luego en la fotografía número 6 se precisa que a la torre le faltaba una almena, pero el adarve había sido totalmente restaurado. Solo hay que usar la masa encefálica.

Imagen 8
Hay todavía más. Me aseguraron que no tenía ningún sentido apostar cierto número de soldados en la torre para detener a los asaltantes. Se puede ver que la torre, que mide 30 metros hasta el punto más alto, está protegida por un adarve (muro de fortaleza). ¿Qué no tiene ningún sentido poner en tan sitio estratégico ametralladores u otro armamento para parar a los asaltantes?

Imagen 9. Brecha de la Trinidad

Este es el lugar por donde entró una bandera de la Legión, cuando otras fuerzas ya habían penetrado en la ciudad por los cuarteles o por las propias puertas de las murallas. Dicha brecha se cubrió con sacos terreros y se apostaron soldados con ametralladoras. El mismo sentido tenía poner allí ametralladoras que en la torre de Espantaperros. Es más, la torre de Espantaperros por su altura debió de ser un punto estratégico. Digan lo que digan los pseudoexpertos militares. Que en cuestiones de la Guerra Civil se reproducen como setas. 

Por la puerta o la brecha de Trinidad, es por donde entró una compañía de legionarios, que la leyenda cuenta que murieron más o menos 300 aguerridos novios de la muerte. Pero esta historia fantasiosa no fue cosa de la historiografía republicana, marxista la llaman algunos, sino de los propios vencedores de la guerra. Fue el el periodista del ABC, Manuel Sánchez del Arco, quien contribuyó a crear la leyenda del heroísmo de la Legión española:
Los legionarios seguían su avance, saltando por los caídos, en los labios del Himno del Tercio (...). El capitán, un cabo y catorce legionarios fueron los únicos que alcanzaron la gloria de penetrar en Badajoz, restos de la 16ª compañía, encargados de franquear la brecha de la puerta de Trinidad. La columna de la Muerte (Espinosa, 2003), Pág. 93
Esto lo escribió Manuel Sánchez del Arco en 1937, en el libro El sur de España en la reconquista de Madrid. Esta leyenda inducida por los vencedores de la Guerra Civil, llega, aunque parezca imposible, hasta nuestros días.

Según Mario Neves después de visitar el cementerio el día 16, y publicado en su artículo censurado el día 17:
... A un lado, 30 cadáveres de paisanos aguardan su turno [para ser incinerados], en frente, 23 legionarios los que cayeron bajo el fuego intenso de las ametralladoras en la brecha de la puerta de Trinidad, esperan a si mismo que les llegue la hora de su solemne enterramiento. 

Según F. Pilo, fueron 18 los legionarios muertos en la brecha de la puerta de la Trinidad, y no 23, esos cinco de más que contó Neves en el cementerio, debieron de caer en otro lugar. En otro artículo, refiriéndose a la compañía que entró por "por una abertura que hay cerca de la carretera de Mérida", Neves Escribió...
... solo esta compañía tuvo 80 bajas, entre las que se contaron más de 25 muertos.

A los 44 muertos que informó Castejón que tuvo dicha compañía, les descontamos los 25 que asegura Neves que murieron en la abertura de la Ctra. de Mérida, nos dan 19 óbitos, una cifra parecida a la que nos ofrece F. Pilo. Neves no estaba demasiado mal informado en algunos aspectos. Pero la leyenda franquista es que había perecido casi una compañía de heroicos asaltantes.

La leyenda de que casi aniquilan a una compañía de militares en la puerta de Trinidad, se empezó a gestar en agosto del 36 después de la toma de Badajoz. Esto lo escribió Allen de lo que le contaron desde Elvas:

Llegamos a la puerta de la Trinidad atravesando las antaño invencibles fortificaciones. La luna lo iluminaba todo. Una semana antes, entró por ella un batallón de 280 legionarios. Sólo veintidós vivieron para contar la historia de cómo se encaramaron a los cuerpos de sus propios muertos para silenciar con granadas de mano y cuchillos dos ametralladoras asesinas. ¿Dónde estaba la aviación del gobernador? Es un misterio. Hace que uno se estremezca pensando en Madrid. Leer más...👈

Esta historia es parecida a la que contó Sánchez del Arco. Repetimos la cita: "Los legionarios seguían su avance, saltando por los caídos, en los labios del Himno del Tercio (...). El capitán, un cabo y catorce legionarios fueron los únicos que alcanzaron la gloria de penetrar en Badajoz, restos de la 16ª compañía, encargados de franquear la brecha de la puerta de Trinidad"

En realidad, según ha escrito Francisco Espinosa Maestre, las bajas que sufrieron los asaltantes no fueron excesivas: 185 (139 heridos) de las cuales murieron 44. Había que exagerar las víctimas para, de alguna manera, justificar la masacre con la que Yagüe "regaló" a las izquierdas y defensores pacenses del Gobierno republicano.

Si el sufrido lector se ha liado con las pruebas de las fotografías que venían a demostrar que los asaltantes que ocuparon Badajoz dispararon y cañonearon la torre de Espantaperros, porque dentro de la torre habían apostados soldados y/o milicianos. Veremos otra vez lo que escribió M. Domínguez en su libro, Una visión histórica en el Badajoz "Rojo", sobre la Causa 397/1936 que se abrió contra el Coronel Cantero y los oficiales del Regimiento de Infantería Castilla nº 3 que no se sumaron al golpe de Estado. En la página 95 del libro, escribe M. Domínguez:
En la declaración del sargento Barragán encontramos que en la torre de Espantaperros se hicieron fuertes el cabo de tambores Martínez, con el cabo José Bogace, siendo el encargado de vigilarlos por orden de la Casa del Pueblo el cabo Ramón Tapias. 
El libro que escribe M. Domínguez, es prácticamente un copia y pega de la causa contra el coronel Cantero. Si los propios defensores de Yagüe y de su camarilla de criminales, solo se van a creer la parte de los documentos que les son beneficiosos, apaga y vámonos.

Hacerse fuerte en un fortificación no tiene una segunda lectura y es imposible reinterpretar. Hacerse fuerte significa: "Fortificarse en algún lugar para defenderse de una violencia o riesgo". Y no hay más; ya no sabemos si es peor un cabeza hueca o un cabeza cuadrada y dogmático.


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