Por Antonio Alfonso Hernández.
He leído recientemente, El naufragio de la II República. Una democracia sin demócratas, escrito por Inger Enkvist, hispanista y pedagoga sueca. Hombre, se puede decir que el subtítulo peca de injusto y ya sabemos, todas las generalizaciones acarrean injusticias. No obstante, no deja de ser cierto que entre los líderes principales que actuaron durante la II República, no abundaron los demócratas, como veremos ahora.
Empecemos con la principal fuerza de la izquierda, o sea, el PSOE. Como bien sabemos, existían tres corrientes ideológicas que encabezaban; Largo Caballero, líder del PSOE y de la UGT durante aquellos años, que representaba la línea preponderante, Indalecio Prieto y Julíán Besteiro, siendo esta última la minoritaria. En el caso de Largo Caballeo, al igual que Prieto, demostraron con sus actos y a través de la palabra que eran partidarios de ir a la revolución para implantar una dictadura del proletariado, si bien existieron matices diferenciadores entre una corriente y la otra. Besteiro, sin duda el más moderado de ellos, curioso que Inger Enkwist, lo considere menos socialdemócrata que revolucionario. Me pregunto, acaso son compatibles ambos términos ?, fue un socialista moderado que desde tendencias más extremistas fue evolucionando hacía lo que hoy llamaríamos la socialdemocracia, aunque esto último pueda ser matizable.. Fue la persona que sustituyó de facto en la dirección socialista al Pablo Iglesias y participó en la huelga general de 1917, hecho por el que fue encarcelado en Cartagena. Posteriormente nos lo encontramos defendiendo una postura colaboradora con la dictadura de Primo de Rivera, sin dejar por ello de lado sus convicciones tendentes a defender políticas que favorecieran a la clase trabajadora. Elegido presidente de las Cortes constituyentes en los inicios de la II República, se mostró absolutamente contrario a la llamada revolución de octubre de 1934, en el que si participaron Largo Caballero y Prieto.
Es justo detenernos en Indalecio Prieto, que también tuvo su evolución ideológica, tal vez por darse cuenta de los errores cometidos en el pasado o por una cuestión de pragmatismo o por ambas cosas a la vez. Es importante subrayar que Prieto no se comportó de igual forma que Largo Caballero, afortunadamente. Al menos hay que reconocerle la humildad y honestidad de reconocer como un error su participación en la huelga general de 1934. Lo hizo públicamente en mayo de 1942, en el Círculo Cultural Pablo Iglesias de México, donde aseguro; “ Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el partido socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro como culpa, como pecado, no como gloria. Estoy exento de responsabilidad en la génesis de aquel movimiento, pero la tengo plena en su preparación y desarrollo” (…)
En una actitud que le honra, fue capaz de reconocer los errores del pasado y pedir perdón. Pocos hicieron tal cosa.
También considero interesante recordar sus celebres palabras en su memorable intervención radiofónica del 8 de agosto de 1936.” Os lo ruego, os lo suplico. Ante la crueldad ajena, vuestra clemencia, ante los excesos del enemigo, vuestra benevolencia generosa(…) ¡ No los imitéis! Superadlos en vuestra conducta moral; superadlos en vuestra generosidad” (…). Parece que aparte de asumir sus errores o precisamente por ello, evolucionó hacia ideas más democráticas y que apostó por la reconciliación. Se reunió en 1947, con su otrora rival político, José María Gil Robles. También llevó a cabo negociaciones con partidarios de Juan de Borbón, conversaciones que culminaron con la ratificación el 29 agosto de 1948 con el conocido como pacto de San Juan de Luz. La idea de Prieto era unirse a los monárquicos para intentar un gobierno provisional en España, el cual convocaría un referéndum para preguntar a los españoles sobre su futuro político. Al parecer, fue traicionado por los monárquicos que le ocultaron que Franco y Don Juan se habían reunido en fechas anteriores y habían llegado a algún acuerdo de colaboración.
Aparte de Julián Besteiro, es justo puntualizar que no todos los líderes socialistas estaban incluidos en las corrientes más extremistas. Un caso significativo es el de Fernando de los Ríos, personalidad muy destacada en el socialismo de aquellos años y que ocupó distintos cargos importantes durante la República. Él era de tendencia reformista y absolutamente contrario a la revolución. Es decir, pensó que dentro de una República democrática se podía alcanzar los objetivos políticos que defendía. Hay un hecho significativo en su vida que influyó poderosamente en que viera más claras las cosas. Encabezó una delegación que visitó la Unión Soviética en los años veinte. De aquella visita sacó conclusiones negativas de cómo se vivía en el santuario del comunismo. Se entrevistó con Lenin y al preguntarle a este para cuándo estaba previsto que llegaran las libertades a su país, le respondió, ¿Libertades? ¿ Para qué? Al parecer, se quedó perplejo. .Elaboró un informe que facilitó a los dirigentes del PSOE donde contaba la realidad que había encontrado en tierras rusas. Es decir, desde ese momento los socialistas sabían cómo se materializaban en la URSS las ideas que ellos defendían. Es decir, no podían alegar posteriormente que ignoraban esta realidad.
Se puede asegurar, pues, que para los que defendían posturas radicales, la II República, no era más que una estación intermedia hasta alcanzar finalmente sus verdaderos objetivos . Variaba la metodología, claro. No podemos obviar que los socialistas tenían una enorme influencia entre la clase trabajadora e inevitablemente las palabras de sus líderes tenía que hacer mella entre los ciudadanos que los apoyaban.
En cuanto a los comunistas, eran claramente revolucionarios y actuaban bajo la tutela de la Komintern que controlaba Josef Stalin. Aunque contaron con un débil apoyo electoral , sólo alcanzaron cierta importancia durante la guerra civil, sus principales líderes, por citar sólo a algunos, José Díaz, secretario general del PCE, Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, no ocultaron en aquella época sus intenciones. Al igual que en el caso de los socialistas, sus actos y palabras los delatan.
El POUM, de influencia trotkista, Esquerra Republicana de Cataluña y PSUC, entre otras, serían otras formaciones políticas que tampoco apostaban precisamente por una sociedad democrática.
Decir que los anarquistas eran claramente revolucionarios sería una obviedad innecesaria. Sabemos perfectamente que luchaban por un sistema donde desapareciese el Estado y donde la sociedad se organizaría a través de lo que ellos llamaban comunismo libertario.
Y la derecha? Pues más de lo mismo. Por citar sólo dos ejemplos y centrándonos en los líderes más destacados en el Parlamento de la época, José María Gil Robles y José Calvo Sotelo, de la CEDA y Renovación española respectivamente, difícilmente los podríamos considerar demócratas. En este caso, los retratan sus palabras y especialmente sus actos, pues aunque no está probado que el primero participara en los preparativos del golpe de Estado del 17 de Julio de 1936, si sabemos que posteriormente actúo de intermediario para hacer llegar a los golpistas fondos económicos En cualquier caso, sabemos que no apostó precisamente por el diálogo . En cuanto al segundo, si sabemos que casi con toda seguridad participó en los preparativos del golpe. No obstante, debemos señalar el execrable y repugnante asesinato que padeció. Sobra decir que nada tuvo que ver una cosa con la otra pues en las fechas de su muerte nada se sabía de su colaboración con los golpistas.
Estaríamos en las mismas que con la izquierda. Pues al igual que ella la mayoría de los líderes de la derecha, consideraban la II República como una camino intermedio para llegar a otra cosa. Esto es, que las cosas no cambiaran prácticamente nada y llegar a cierto autoritarismo o algo peor que cortara de raíz con las pretensiones de cambios que impulsaba una parte de la sociedad.
Falange Española, liderada por José Antonio Primo de Rivera, fue una organización fascista que no ocultó nunca sus verdaderas intenciones. Ya dijo su líder en una manifiesta declaración de intenciones que el fin último de las urnas debía ser su destrucción. Los carlistas y su líder, Fal Conde, tampoco apostaron nunca por la democracia.
Llegaríamos a la conclusión de que escasas personalidades de la política de aquellos años tuvieron una conducta razonablemente democrática . Y en cualquier caso, representaban opciones políticas con escasa relevancia en los momentos más cruciales . Podríamos citar a Manuel Azaña, jefe de gobierno y presidente de la República, que lideró Izquierda Republicana, Niceto Alcalá Zamora, quien ingresó en su juventud en el Partido Liberal, fundó poco antes de la II República el Partido Republicano Progresista, partido de tendencia republicana y liberal conservadora. Alejandro Lerroux, de Unión Republicana y Partido Republicano Radical. También alcanzó la jefatura del gobierno. Portela Valladares, presidente del gobierno y considerado de ideología liberal y centrista y que militó en diversos partidos políticos; Liga Agraria de Acción Gallega, Partido Demócrata, Partido Liberal y Partido del Centro Democrático y por último, Diego Martínez Barrios, presidente de la II República en un breve espacio de tiempo, jefe de gobierno y presidente de las Cortes. El Partido Republicano Radical, Partido Radical Demócrata y Unión Republicana, fueron las formaciones políticas en donde estuvo inscrito.
Sin duda, me dejo a muchos en el tintero pero he pretendido señalar a algunos de los más destacados políticos que yo considero de talante más moderado que el resto. Entiéndase que al hablar de moderados no podemos juzgarlos tal y como lo vemos ahora. Es decir, eran al menos moderados o más moderados que el resto y creo que perfectamente podían haber encajado en una sociedad democrática de esa época.
Llegados a este punto, no podemos olvidar que miles de ciudadanos, nunca sabremos cuántos, dieron su vida o acabaron en los horribles presidios franquistas o en el exilio, por defender la justicia social y vivir en paz y libertad. No lo olvidemos ni los olvidemos.
No es menos cierto que con la barriga llena y las necesidades vitales cubiertas, es más fácil considerar prioritario la consecución de las libertades y el estado de derecho, pero amigo, cuando no hay un trozo de pan que llevarle a la boca y se vive en condiciones infrahumanas es lógico que las prioridades sean otras. Y no fueron pocas las familias que se encontraban en esta dramática situación.
Esta innegable realidad social, no justifica el comportamiento radicalizado e irresponsable de muchos, pero si lo explica. Esto me lleva a una consideración que deseo resaltar. Todos hemos incurrido alguna vez, yo el primero, en el error de mirar con los ojos de hoy los acontecimientos vividos en España en los años precedentes a la sangrienta guerra civil que vino después. No hay casi nada de la situación actual del país que se pueda comparar a la de entonces, y a veces, es fácil dejarse llevar y opinar estableciendo comparaciones o algo peor, proponer posibles soluciones con arreglo a la experiencia de lo vivido en nuestro país durante las últimas décadas. Es decir, sin tener en cuenta que el contexto histórico es completamente diferente.
Volviendo al tema del libro que nos ocupa, hay que decir que la autora ofrece un panorama de lo ocurrido en la II República donde se afana en culpar de prácticamente todos los males a la izquierda. Su visión partidista es innegable. Sólo dedica cuatro o cinco líneas a Falange Española y a su líder, José Antonio Primo de Rivera. En ningún momento refiere ninguno de los asesinatos que protagonizaron los falangistas y que contribuyeron al clima de desestabilización que se produjo, especialmente en los meses previos al golpe de Estado de Julio de 1936. Conviene recordar que Falange tenía una sección especifica llamada la Falange de sangre. De los tradicionalistas, más de lo mismo, no más de un par de líneas y no habla de las acciones violentas que realizaron en esas mismas fechas.
En realidad, se diría que de forma algo sospechosa, olvida que el clima de terror que se desató fue un continuo toma y daca entre extremistas de un lado y del otro. Insisto. Me estoy refiriendo al periodo inmediatamente anterior que derivó en la cruenta guerra civil. Esto hubiera sido conveniente resaltarlo para que pueda dar una impresión más objetiva de los hechos.
Dice en la página 75; “ Los levantamientos y atentados anarquistas fueron muchos y diferentes, pero se suelen destacar tres”
- Los sucesos de Castilblanco, el 31 de diciembre de 1931.
- El levantamiento anarquista en Casas Viejas en enero de 1933
- Los atentados anarquistas en 1933.
Pues bien, llama la atención que cuando trata el primero, los sucesos de Castilblanco, no aborda las consecuencias posteriores que se produjeron tras este hecho y que son conocidos como la semana trágica del bienio reformista.
Como sabemos, el 31 de diciembre de 1931, en la población badajocense de Castilblanco se produjo una revuelta por parte de campesinos de esta población que finalizó con el linchamiento y muerte de cuatro guardias civiles.
El caso es que en fechas posteriores , ocurrieron distintos actos sangrientos en diferentes poblaciones españolas. Esta vez la Guardia Civil se emplearía con gran dureza ante las protestas o huelgas que protagonizaron los campesinos. Poco después de los de Castilblanco, en la población perteneciente a la provincia de Badajoz, Zalamea de la Serena, la intervención de la Guardia Civil acabó con la vida de dos campesinos e hirió a otras más.
En Épila, Zaragoza, el 2 de enero de 1932, los obreros de una fábrica azucarera se declaran en huelga. Al día siguiente se concentran en la plaza del pueblo unas quinientas personas. Interviene la Guardia Civil para dispersarlos produciéndose un enfrentamiento con el resultado de dos muertos.
El 4 de Enero, en Jeresa, Valencia, campesinos que protestaban por las condiciones propuestas por los patronos, acarrea la intervención de la Guardia Civil que es recibida con insultos y piedras. Se produjo una carga de estos y como consecuencia de la misma se produjeron cuatro muertos y trece heridos.
El 5 de enero, en Arnedo, La Rioja, mueren once personas y treinta resultan heridas por disparos de la Guardia Civil. Trabajadores de una empresa de calzado se habían puesto en huelga. Es decir, evita hablar de las consecuencias posteriores de la muerte de cuatro guardias civiles en Castilblanco. ¿ Por qué?
Se dice que si bien lo de Castilblanco despertó muchas muestras de simpatía y solidaridad por parte de la población hacia la Guardia Civil, los hechos posteriores llevó a esta a posiciones de condena y rechazo hacia el este cuerpo de seguridad del Estado.
Conclusión. La obra de Inger Enkvist, me ha parecido fallida. Desde mi punto de vista no contribuye al esclarecimiento de lo ocurrido realmente en aquellos difíciles años. Nada nuevo, eh, pues desde una posición netamente partidista que es lo que abunda en la bibliografía sobre los hechos dedicados a la II República y la Guerra Civil, salvo honrosas excepciones, es muy difícil llegar a la verdad de lo ocurrido. O dicho de otra manera. Contar un montón de verdades obviando otras, no es lo más recomendable si se pretende hacer un trabajo serio al respecto.
En definitiva. quien pretenda encontrar la verdad objetivo sobre los hechos narrados, aquí tampoco la encontrará.
Notas: (…) El obrero. Periodismo transversal.
ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ, 22 de diciembre de 2024
Hay un libro que se llama Cifras cruentas que aborda toda la violencia política desde 1931 hasta el golpe del 36. Con ese trabajo se desmonta la obra de esta señora. Excelente artículo.
ResponderEliminarGracias, Tony. Si, ese libro que citas lo tengo en la lista para leerlo pronto.
EliminarEs muy bueno.
ResponderEliminar¡Estimado Juan !:
ResponderEliminarHe vuelto a seguir tu blog que es excelente por el trabajo que tiene, pero me llama la atención tu obsesión reiterativa con la Unión soviética y Stalin .
Tú le das mucha importancia a los datos y la evidencia verificable, y esta evidencia muestra que Stalin ó cualquier dirigente antimperialista como Mao .Fidel castro ,etc son ursulinas al lado de los dirigentes psicópatas anglosionistas que gobiernan el mundo hoy.
La retórica de la "democracia " y la libertad occidentales se ha convertido en una hojarasca indecente para tapar todo tipo de crimenes a escala global y ponernos al borde de la III guerra mundial.
Fue Stalin ,"la maldición de Stalin " con su economía de comando la que rompió el monopolio tecnológico-militar que Occidente mantenía desde el siglo XVII, el que posibilitó la descolonización de los humillados pueblos coloniales, incluído el ascenso y recuperación de China, asi cómo el poder militar actual de Rusia que mantiene a raya a EEUU en su insaciable "Libido dominandi" mundial y recordemos que España no es mas que un estado vasallo prescindible cuándo lo diga el amo de la "Casa blanca".
La propia URSS a punto de ser agredida por Japón y Alemania, salvó a la República de caer en pocos meses en manos del fascismo, entonces Fernando de los Rios se tragó todos los sapos antisoviéticos embebido cómo estaba en su ideología tipicamente occidentalista, no es nada raro que todos estos socialdemócratas acabarán trabajando para la CIA cultural en la guerra fría ( ver reciente artículo en Conversaciones en historia).
Sobre la retórica de la democracía y la libertad te recomiendo los libros de Luciano Canfora en editorial crítica ó el de Domenico Losurdo ."El marxismo occidental ", editorial trotta, 2018 , por no hablar de los bien conocidos de Noam Chomsky ó William Blum.
Para el estado actual del mundo y no las ilusiones demoliberales que tenemos en los "paises ricos", te recomiendo el blog del sociólogo Andrés Piqueras y el de Mikel Itulaín,"Es posible la paz.blogspot" .
Sobre la superioridad militar rusa , heredada en gran medida de la URSS, te recomiendo los libros de Andrei Martyanov.
https://resistir.info/v_carvalho/martyanov_resenha_1.html
Un saludo muy cordial.
Rafael granados. Alicante.