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Fusilamiento en Badajoz. Foto, Moisés Domínguez Núñez. Un legionario desvalija a un asesinado en Badajoz |
Siempre se ha dicho que en el punto medio está la virtud. Es mejor comerse dos pringosos filetes a la semana que dos pringosos filetes todos los días. Si bebes dos litros agua al día tendrán los riñones sanos, si en un solo día te pimpas seis litros de agua acabarás intoxicado. Una cervecita cuando sales alguna noche no es perjudicial, hincarse ocho cubatas en dos horas te puede llevar al hospital.
Esta moderación hay quien la transporta a otros aspectos sociales como la política o a la historia. Estar en el centro político puede reportar votos pero no da soluciones a quienes peor lo pasan. Y en la historiografía ese centrismo se traduce en equidistancia: ni para ti ni para el otro. Graso error, porque lo que se busca en los relatos históricos es acercarse lo más a la realidad posible. Es obvio que alguien tiene que tener la razón, si no toda al menos acercarse más a ella.
En los hechos luctuosos de la Guerra Civil, y en datos que podrían ser no muy claros, hay quien prefieres irse al centro equidistante, como en el caso de la matanza de Badajoz, no creer a nadie. Las grandes masacres que hubo por donde iba triunfando el Ejército golpista, no quedaron documentación alguna, por razones obvias. Por el contrario, para saber que hicieron los "rojos", existe la Causa General y miles de juicios con sus respectivos expedientes. Los historiadores han tenido que hacer un enorme esfuerzo para acercarse lo más posible a la verdad.
En el año 2000, Francisco Pilo Ortiz escribió Ellos lo vivieron, un trabajo de memoria oral donde explicaba porque Badajoz amaneció lleno de muertos: "En el palacio de la Diputación también se había refugiado un nutrido grupo de personas que, al ser desalojadas, muchas de ellas fueron asesinadas en la esquina de las calles Felipe Checa y Hernán Cortés". "Bastantes de ellos [de los milicianos] se refugiaron en la Casa del Pueblo en la calle Doblado, aunque no tuvieron mejor suerte ya que, cuando fueron desalojados con bombas de mano fueron asesinados a medida que iban saliendo". Y también recopiló dos testimonios que confirmaban que en la plaza de todos se asesinó. Uno era el de un joven que estuvo allí varios días recluido, y otro el del conductor de una camioneta que estuvo retirando muertos de la plaza de toros para enviarlos al cementerio.
Cuando saltó a la prensa internacional que en Badajoz se estuvo asesinando, y posteriormente quemando los cuerpos gracias a las imágenes que grabó René Brut el 18 de agosto por la mañana. La propaganda franquista internacional y nacional lo estuvo desmintiendo, y la propaganda republicana, sin datos fehacientes, exageró lo que ocurrió en Badajoz. En una guerra se entiende que se actúe así porque la propaganda es un arma más.
Al acabar la Guerra Civil se corrió un tupido velo y no se pudo hablar de escabechina alguna perpetrada por los golpistas, pero en el imaginario republicano quedó latente la leyenda de la plaza de toros de Badajoz. Como no se investigó cuando se pudo hacer, al acabar la guerra, era normal que la leyenda fuera un relato veraz para muchas personas.
En 1963 la editorial en el exilio el Ruedo Ibérico le publicó a Herbert. R Southworth El mito de la cruzada de Franco, obra que no se pudo leer en España hasta los años 80, donde después de tantos años se hablaba de la matanza de Badajoz y citaba a Jay Allen y su artículo publicado en agosto de 1936. También menciona a René Bru, Jacques Berthet, Marcel Dany, Mario Neves y John Thompson Whitaker. Y a un periodista francés, Emile Crondoyer, del Journal de París, que no pudo visitar Badajoz...
... Y no he podido ir a Badajoz, y son incomprensibles los motivos que dictan esa negativa obstinada... Pero conozco a un fotógrafo que estuvo allí, indiscreción que estuvo a punto de costarle la cara, por otra parte, al haber sido denunciado por un colega celoso de su proeza fotográfica". El mito de la cruzada de Franco. Pág, 379
Según Southworth, "Condroyer escribió que aquel fotógrafo le contó"...
... La toma de Badajoz se recordará como el colmo del horror. Acarreó la ejecución de más de mil sospechosos en la plaza de toros de la ciudad y en las cercanías del cementerio. Ibidem, Pág. 380
Después de la política del olvido de la transición, donde los archivos siguieron cerrados bajo siete llaves, y todavía había miedo a hablar dentro de España, se editaron dos libros sobre la masacre de Badajoz. A principios de los ochenta, dos obras vieron la luz, una de Justo Vila y otra de Mario Neves. El periodista portugués exponía todos los artículos que escribió durante su estancia en Badajoz. Justo Vila tiraba de la leyenda y cifraba en 9.000 los muertos en Badajoz, y de ellos, 4.000 asesinados en la plaza de toros.
En 2003 la editorial Crítica le publica a Francisco Espinosa Maestre el libro La Columna de la muerte, donde desmota con eficacia toda la mitología sobre la plaza de toros, pero advierte, después de hacer unas comparaciones con la represión en Huelva y Sevilla...
... aplicando esta proporción a Badajoz tendríamos que los 688 equivaldrían a unos 3.800 casos, cifra nada descabellada como punto de partida y que pondría en su sitio la matanza de Badajoz en relación con los datos (...). Ahora bien, debe de quedar claro que con lo que tenemos, con los nombres en 1936 y 1945, fueron eliminadas 1.349 personas. La columna de la muerte, Pág. 233
La matanza no acabó con la partida de Yagüe, sino que se estuvo asesinando, como dice Espinosa Maestre, hasta la posguerra: "en 1936 y 1945, fueron eliminadas 1.349 personas". Pero bien pudieron ser 3.800 (cerca de 4.000).
Desde 2003 hasta 2010, se estuvo gestando otro libro, La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda, escrito por Francisco Pilo Ortiz, Moisés Domínguez Núñez y Javier de la Iglesia, donde tratan de reducir la matanza a la mínima expresión: 240 ó 250 asesinados y 450 ó 500 en total. Estos números no encajan, ya que durante varios días tres o cuatro camiones y alguna carreta que otra estuvieron llevando muertos al cementerio. No pueden negar la matanza porque existen pruebas gráficas del cementerio lleno de cadáveres calcinados y otra fila de cadáveres amontonados esperando a ser quemados (el día 18 todavía seguían quemando cadáveres). Pero si pueden decir que serían 250 los asesinados sin explicar como llegan a esa cifra. Francisco Espinosa usa un método para llegar a esos 3.800, se podrá estar de acuerdo o no, pero explica porque llega a esos números, y los tres autores ofrecen una cifra sin más. Dijeron que 250 ó 225, como podrían haber dicho 150 ó 175.
Y sabiendo todo lo que sabemos me dicen : "Uffff, yo no digo que asesinaran a 250 personas. Eso lo dice Pilo and company. Yo dudo de los dos relatos". Esto es el ser de centro, el equidistante que prefiere tirar por la calle de el medio, el que no es ni feminista ni antifeminista, ni fascista ni antifascista, ni de izquierdas ni de derechas. O sea, de centro centrado o ni fu ni fa.
En la historiografía no hay que pretender creerse un relato u otro por afinidad ideológica, sino leerse las obras, empaparse de ellas, es decir estudiarlas con serenidad y sacar conclusiones. Alguien siempre se acercará más a la realidad. El libro La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda no es una obra historiográfica, sino más bien un trabajo periodístico, donde se exponen cierto recortes de prensa, dándoles veracidad a algunos (los que les son proclives) y quitándosela a otros (los que distorsionan sus sesgos). Francisco Espinosa cita dos veces a Jay Allen y ninguna para hablar del número de muertos. Los tres autores le dan tanta importancia a Jay Allen, que hasta le dedican un capítulo completo. Podrían dedicarle otro artículo completo a Radio Club Portugués. Emisora de radio que los tres autores usan para desmentir la matanza, y emisora de radio que era más fascista que Mussolini (ver enlace...👈).
No quedarse con el estudio de Francisco Espinosa Maestre, pero tampoco con el estudio de los tres autores, es poner la profesionalidad de Espinosa Maestre, doctor en historia con una impresionante obra a sus espaldas, en la misma balanza que los tres cantamañanas que escribieron el libro La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda. La equidistancia tiene estas cosas. Menuda desvergüenza
Aprovecho la ocasión para recordar a todos los lectores pacenses, que hasta octubre estará Museo de Bellas Artes pacense (MUBA), el cuadro del pintor antifascista Joaquim Martín-Bas, sobre la matanza de Badajoz. El pintor realizó la obra en 1937, año en el que fue adquirida por el Museo Nacional de Arte de Catalunya, exhibida desde 2021 en una de las salas que poseen estas instalaciones sobre el arte en los tiempos de la Guerra Civil.El cuadro también fue expuesto desde noviembre de 2024 hasta el 10 de marzo de 2025, en el Museo Nacional Reina Sofía en la exposición "Esperpento. Arte popular y revolución estética"...
... Hoy os hablamos de una de las obras más impactantes que forman parte de la exposición “Esperpento. Arte popular y revolución estética”, los “Fusilamientos en la Plaza de Toros de Badajoz” del artista catalán Joaquim Martí-Bas. Este cuadro retrata uno de los episodios más brutales de la Guerra Civil española, la masacre de Badajoz, un capítulo oscuro que marcó los inicios del conflicto que se llevó por delante la vida de miles de ciudadanos.
La exposición sitúa el lienzo en la sección “El ruedo ibérico”, inspirada en el proyecto literario de Valle-Inclán. La plaza de toros se convierte aquí en una metáfora de España como un escenario donde se entrecruzan violencia, política y espectáculo. Museo Nacional Reina Sofía...👈
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