Y que la gente de izquierdas siga empeñada en defender al Islam no hay por donde cogerlo. Es de juzgado de guardia que estos paletos se escandalicen porque enseña el tobillo. Si la catedral de Córdoba cayera en sus manos, las visitas de las mujeres serían bajo un burka. Los hombres no saldríamos mal parados en una sociedad en que el hombre es el amo. Ellos verán lo que hacen.
Todo esto removió mi memoria y me llegó el recuerdo de un caso más ultrajante todavía, pero esta vez el causante del despropósito era el integrismo católico.

En Sorihuela un familia denunció al párroco de la localidad porque se “negó” a darle le comunión a su hija por no ir vestida “de forma adecuada”. Según relata un diario digital de Jaén:
Los hechos se remontan al pasado 7 de agosto [2014]. La hija de Alfonsa Rubio, de 16 años, asistió al funeral del abuelo de un amigo, a las ocho de la tarde, en la parroquia de Santa Águeda. Según argumenta la madre, al acercarse a recibir la eucaristía, “le fue negada” por el párroco, Jesús Fernández Rodríguez. “Le dijo que no podía dársela porque no iba adecuadamente vestida”, critica. Este hecho produjo, según sus palabras, una “gran tensión ambiental” en el templo. Al acabar la misa, Alfonsa Rubio se acercó hasta la sacristía para hablar con el cura. “Le recriminé la situación tan vergonzosa y humillante en la que puso a mi hija, con la iglesia abarrotada, sobre todo, de mayores, que son los que habitualmente van a las misas, pero él se justificó con lo de la ropa”, relata la madre de la menor.
La alcaldesa de la ciudad salió en defensa del cura y dijo que "son muchos los templos en los que los turistas deben taparse los hombros para poder entrar y que ella misma lo hace cuando tiene que acudir a misa". Parece ser que el cura no se negaba a darle la comunión a la adolescente de 16 años, "sino que le pidió que se cubriera los hombros y, después, regresase. Explica, además, que el cura ya avisó, en varias ocasiones, a la joven de que no podía acudir en tirantes a misa y considera “una provocación”, que lo hiciera el día del funeral".


En esta instantánea vemos la indumentaria escándalosa que llevaba la adolescente de 16 años, prácticamente la misma que portaba la madre. Vivimos en un país que pedimos respeto para las costumbres católicas, pero ese mismo respeto es el que obvian cuando se trata de otras religiones. Sin lugar a dudas, para al cura de Sorihuela una indumentaria muy adecuada debería de ser aquella de la España de la mantilla y de la peineta, aquella que Franco supo preservar durante cuarenta años, y que a más de uno le gustaría que jamás desapareciera. Y es que intransigentes los hay en todos lados.



La izquierda, o al menos parte de ella, ni defiende el islamismo ni por supuesto el catolicismo, eso sí, si pedimos respeto, respetemos todas las costumbres.