INTERVIU - Un genocidio que aterró al mundo (primera parte)

En 1980 la revista amarillista Interviú publico un extenso artículo sobre la gran matanza de Badajoz. Muy en su línea, se exageró el número de asesinados por la huestes fascistas y se dejaron llevar por la propaganda de la "fiesta" en la plaza de toros. Fiesta que en la Columna de la muerte, Francisco Espinosa Maestre desmonta convenientemente.

Por José luis Morales y Rotha MacKay

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La matanza de republicanos en la Plaza de Toros de Badajoz en los días 14 y 15 de agosto de 1936 ha pasado a la historia como una auténtica pesadilla o como una increíble leyenda. Miles de republicanos, comunistas, socialistas y demócratas, entre los que se encontraban mujeres, hombres y niños, fueron lidiados como reses bravas y luego rematados con el fuego de las ametralladoras emplazadas en los tendidos. Moros, regulares y falangistas, ávidos de sangre, dieron satisfacción a sus ansias, mientras para tan macabro festín extendían "invitaciones" a señoritas falangistas, cruzadistas notables y terratenientes vengadores. INTERVIU ha tratado de recomponer tan sangrientos acontecimientos para construir aquella historia, historia que nos ayudará a comprender mejor la situación de Extremadura.

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A raíz de las primeras elecciones generales legislativas y de otros acontecimientos democráticos de la segunda mitad de la década de los setenta, muchos republicanos, comunistas, socialistas y demócratas extremeños recibían amenazas escritas y telefónicas donde les "sentenciaban" a muerte con afirmaciones como las siguientes: "La plaza de toros de Badajoz no se llenó de rojos la otra vez, esta vez la llenaremos" ó "Si en el 36 acabamos con los rojos como se merecían en una sola plaza, ahora acabaremos con ustedes en las dos", refiriéndose al nuevo coso taurino inaugurado en los años cincuenta. Amenazas de este color recibieron -y algunos las siguen recibiendo- el secretario del Partido Socialista del pueblo extremeño, Alfonso González Bermejo, la sindicalista Isabel Monterrey, el republicano Carlos Espada, y muchos otros demócratas reconocidos.

Y es que el recuerdo de los acontecimientos que culminaron en la vieja plaza de toros de Badajoz pone los pelos de punta a todos los que lo conocen. Durante años estos hechos fueron premeditadamente ocultados por la propaganda franquista. Solo se hablaba de ellos en los círculos reducidos y siempre con mucho cuidado. La mayor carnicería humana de la Guerra Civil española se cebó en Extremadura. Pueblos enteros fueron masacrados: ancianos, mujeres y niños fueron al matadero con todos los sospechosos.

Las atrocidades que allí se cometieron son incontables y, a veces, increíbles. Los historiadores señalan los acontecimientos con cierta ligereza. Para Hugh Thomas, que escribió un libro sobre la Guerra Civil veinte años después, la "cifra de los muertos en la plaza de toros de Badajoz no llegaba a los dos mil". Hay que tener en cuenta que Thomas escribió su libro apoyándose sobre todo en fuentes oficiales. Herbert Southworth señala que "la realidad de las matanzas de Badajoz ha sido evidente". Mario Neves escribía en el "Diario de Lisboa" que "acabo de ser testigo de auténticas escenas de desolación y horror de las que no me olvidaré mientras viva. Cerca de los establos todavía pueden verse muchos cuerpos yaciendo como resultado de la implacable justicia militar. En las avenidas principales, una no muy larga larga mirada como la que he echado esta mañana, muestra una larga hilera de cadáveres insepultos tirados allí. los legionarios extranjeros y las tropas moras que están encargados de las ejecuciones quieren los cuerpos en las calles para que sirvan de ejemplo, consiguiendo el efecto deseado".

"NO PODEMOS DEJAR ROJOS ATRÁS"

El filósofo cristiano Jacques Maritain protestó contra los "crímenes de muchísimos hombres, mujeres y niños", mientras James Cleugh, que simpatizaba con los rebeldes dice que "solo en la plaza de toros hubo más de dos mil ejecuciones". Pero la confirmación de estos horrorosos sucesos la tenemos del propio teniente corones Yagüe, contestando a una entrevista para el "New "York Herald Tribune", realizada por el periodista John T. Whitaker. Entre otras cosas respondía que "naturalmente que hemos matado en Badajoz. ¿Qué suponía usted, que iba a llevar 4.000 prisioneros rojos con mi columna teniendo que avanzar a contra reloj? ¿O iba a dejarlo en la retaguardia para que Badajoz fuera rojo otra vez?".

Y aunque las matanza en Extremadura se repitieron en cada pueblo y en cada aldea, ninguna ha transcendido como las que se hicieron en la plaza de toros.

"La gente no quiere hablar por el pánico que tienen todavía metido en el cuerpo, tantos años después. Aquella ha sido la mayor salvajada del mundo -señala el farmacéutico Alfonso González Bermejo-, y es que en Extremadura murieron más de cincuenta mil personas. Los moros y los legionarios violaban a las mujeres y a las niñas, castraban a los hombres y sin ningún escrúpulo se ponían los testículos en la boca como trofeo. 

La cita de Mario Neves no es exacta. Neves escribió cosas parecidas pero en dos artículos distintos: uno del día 15 y el otro del día 16:

Desolación y Pavor

Frontera de Caya, 15.

...Acabo de presenciar tal espectáculo de desolación y de pavor que tardará en borrarse de mis ojos.

La Inflexible justicia militar

Frontera de Caya, 16.

...En el patio [del cuartel de la Bomba] cerca de las caballerizas, todavía se ven muchos cadáveres: la inflexible justicia militar...

...Nos aseguran personas que nos acompañan que los legionarios del Tercio y los regulares marroquíes encargados de ejecutar las decisiones de la justicia militar solo quieren mantener expuestos los cadáveres durante algunas horas, en uno o en otro punto, para que sirvan de ejemplo.

Que los moros y legionarios castrasen a los muertos; y que, para más inri, después se metieran en la boca tan sádico trofeo, es algo que suena a cuento chino. En la guerras rifeñas los legionarios cortaban las cabezas a sus enemigos y es posible que algún episodio similar -aunque no lo tengo documentado- se diera durante la Guerra Civil, mas lo que cuenta Alfonso González Bermejo es parte de la leyenda.

Tampoco es cierto que en Extremadura asesinaran a más de 50.000 personas. Según el Premhex  13.203 personas murieron en Extremadura a causa de la represión franquista, 11.205 tan solo en la provincia de Badajoz que fue la segunda más castigada detrás de la provincia de Sevilla. No fueron 50.000, pero las cifras que se barajan en Extremadura siguen siendo espeluznantes