sábado, 6 de abril de 2024

La traición de Unamuno al Gobierno republicano y el blanqueamiento de su biografía



Se dice que Unamuno no traicionó a la II República, sino que mostró su descontento apoyando a los militares en el golpe de Estado. El descontento de Unamuno era con Azaña y los gobiernos republicano/burgueses, como si eso justificara de alguna manera la actitud del filólogo español. Claro que Unamuno no quería traer de vuelta a Alfonso XIII, ¿y...? 

En un ensayo escrito para blanquear a Miguel de Unamuno, el doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, Francisco Blasco Prieto escribe:

Igualmente, en la entrevista concedida a Knickerbocker a mediados de agosto pone de nuevo en evidencia su ingenuidad al decirle que «Esta lucha no es una lucha contra una República liberal, es una lucha por la civilización», porque para Unamuno, el gobierno republicano no representaba el socialismo, ni la democracia, ni el comunismo siquiera, sino el «alegre anarquismo, lleno de cráneos y huesos de tibias y destrucción...». Acusa sin reservas a los dirigentes de haber desvanecido sus sueños de  una República liberal, llegando a recomendar el suicidio de Azaña, como hizo el chileno Balmaceda, porque a su entender era el único culpable y responsable de todos los horrores que se estaban cometiendo, a quien califica como monstruo de frivolidad. Y declara con firmeza que él no ha cambiado sus ideas: «Es el régimen de Madrid el que ha cambiado». Afirmación que repite a primeros de septiembre al hispanista holandés Brouwer: «Yo no he cambiado, soy el mismo Unamuno de siempre», pero decepcionado con los gobiernos republicanos, como expresa de nuevo a Giusso el 21 de noviembre: 

A través de todo esto, descosido, atropellado, contradictorio –dialéctico– verá usted que sigo siendo el que fui y que los que creen que he cambiado es que ni se dieron cuenta de lo que yo era ni se dan cuenta de lo que soy. Leer más...👈

Como curiosidad, anotar que el historiador Francisco Blanco Prieto es el fundador de la Asociación Amigos de Unamuno de Salamanca (ver enlace...👈).

El Sr. Unamuno fue culpable de auxilio a la rebelión. De haber ganado la guerra el Gobierno de la II República, el escritor español tendría que haber sido juzgado y es bien seguro que habría sido condenado por un delito de alta traición. Su inquina hacia la figura Manuel Azaña, lo hacía decir tales barbaridades de un viejo lleno de ponzoña y odio. Unamuno era un ególatra prepotente. La culpa de que estallase la revolución en la zona republicana (Madrid, Barcelona, Valencia...), la tenía el golpe de Estado del 17/18 de julio. Sin golpe de Estado no hubiera habido necesidad de armar a las facciones obreras y no se hubiera producido esa vorágine de asesinatos. 

Quienes asesinaron a todas sus amistades como el alcalde de Salamanca Casto Prieto, el pastor protestante Atilano Coco Martín o su alumno Salvador Vila, no fueron los falangistas (aunque de buen agrado apretaban el gatillo), estos cumplían las órdenes de Franco, el mismo Franco que él mismo había justificado hasta el final de sus días. Culpabilizar al anarquismo de lo que sucedía en Madrid es una de las ensoñaciones de Unamuno.

En democracia los gobiernos y por ende los estados, no tienen que ser liberales como hubiera sido del agrado de Miguel de Unamuno y Jugo, sino que quien gana las elecciones implementa las políticas que ellos creen oportunas. El primer bienio fue el bienio de las reformas estructurales. El segundo bienio gobernó el centro derecha republicano de la mano de la derecha de la CEDA, y trataron de neutralizar las reformas del primer bienio republicano/socialista. 

Todos sabemos que ha pasado en EE. UU. cuando llegó Trump al poder. La sociedad norteamericana sufrió una terrible polarización que ha llegado a manchar hasta la legislatura de Joe Biden. Donald Trump es un político de extrema derecha, llegó a las urnas democráticamente, y fueron las mismas urnas las que les mandaron a la oposición. Así debieran de funcionar todas las democracias.

Cuando la CEDA llegó al Gobierno de Alejandro Lerroux, el PSOE en octubre de 1934, junto a los anarquistas, hicieron una huelga revolucionaria para echar del Gobierno a la derecha. Eso es un golpe de Estado. 1.300 muertos costó la dichosa huelga, la inmensa mayoría de ellos los pusieron los revolucionarios. Antes, en agosto del 32, José Sanjurjo Sacanell quiso dar un golpe de Estado con la excusa de que la patria se desintegraba por el mero hecho de haberle concedido la autonomía a Cataluña. En realidad fue el primer intento de acabar con la II República y traer de vuelta a Alfonso XIII.

Ni la Sanjurjada, ni la revolución de Asturias ni las insurrecciones anarquistas tienen justificación en periodos democráticos. Los asuntos se dirimen en los parlamentos dentro de los parámetros de las constituciones. He leído en infinidad de ocasiones como justifican el golpe de Estado de Sanjurjo o las insurrecciones anarquistas, por no decir la escabechina sangrienta de octubre de 1934.

Las insurrecciones anarquistas no tenían justificación por que cuatro campesinos mal armados no podían proclamar de ninguna de las maneras el comunismo libertario. La autonomía catalana estaba lejos de dividir la patria, y porque entrase la CEDA en el Gobierno de Alejandro Lerroux (además la CEDA había ganado las elecciones de 1933) no podían las milicias republicanas y anarquistas echarse a la calle armados con pistolas, rifles y dinamita, porque eso mismo es lo que hicieron los golpistas del 36.

En las democracias, es la ciudadanía la que con sus votos pone y quita gobiernos. Si a Unamuno no le gustaba la deriva de los gobiernos de la II República, sobre todo los gobiernos de las izquierdas republicanas, porque parece que todas sus críticas van en un solo sentido, pues no tendría más remedio que aguantarse. Eso es lo que hacemos lo ciudadanos cuando ganan los representantes de la opción política que no nos gusta. Nos fastidiamos.

Unamuno hasta antes de su muerte concedió una serie de entrevistas a la prensa que sirvió de base para justificar el golpe de Estado a nivel nacional e internacional. Aquí la prensa que publicó las palabras de Unamuno: Le Petit Parisien (París), El Adelanto (Salamanca), Diario de Burgos, Falange Española (Sevilla), Le Matin (París), La Prensa (España nacionalista), Repertorio Americano (Puerto Rico), Cacimerini (Atenas), Candide (París), Kurier Warszawski (Varsovia).

El Sr. Unamuno sirvió de base para legitimar a los militares golpistas. Tanto es así, que el investigador Moisés Domínguez Núñez, en 2017, publicó un artículo donde exponía una entrevista a Unamuno realizada a principios de septiembre (antes del enfrentamiento con Millán Astray) por el periodista Merry Bromberger para el diario parisino Le Matin. Entre otras lindeces Unamuno loaba a los golpistas:

Afortunadamente, el ejército ha demostrado una gran habilidad. Franco y Mola tuvieron la prudencia de negarse a hablar en contra de la República. Ambos son hombres pausados, con determinaciones reflexivas. Franco ha tenido la oportunidad, sirviendo en Marruecos de forjarse como un líder de primer orden.

Y agregaba sobre el dictador: 

Militarmente, "por lo menos, este soldado puede salvar a España". Leer más...👈

M. Domínguez titulaba al artículo "Cuando Unamuno era un “españolazo franquista”. Y se preguntaba que si a Unamuno "¿LE APLICARÁ LA ULTRAIZQUIERDA LA "LEY" DE MEMORIA HISTÓRICA?". Un servidor, sin pertenecer a la ultraizquierda le aplicaría la Ley de la Memoria Democrática, porque a pesar de todos los pesares, Unamuno apoyó desde el mismo principio el golpe de Estado del 36.

Moisés Domínguez es la prueba viviente de como ha servido Miguel de Unamuno para justificar a los golpistas del 36. Lo que omite el Sr. Domínguez, es que tras la masacre que se produjo en Salamanca, Unamuno le retiró el apoyo a los facciosos. Por cierto, en Castilla y León, que es donde pertenece Salamanca, los franquistas asesinaron a 16.252 personas y los leales a 575

Hubo algunos intelectuales de diverso pelaje como Unamuno o Pemán que apoyaron el golpe de Estado. Cuando Unamuno vio que había apoyado a una camada de impresentables asesinos se arrepintió, pero ya era tarde: "¡Qué cándido y qué ligero anduve al adherirme al movimiento de Franco!", escribió días antes de su muerte. Pero también nos encontramos a otros intelectuales que apoyaron al Gobierno de la II República y se tuvieron que exiliar para que Franco no los asesinara. No todos los intelectuales eran "cándidos y ligeros". Decir que él fue un incauto por apoyar el golpe de Estado, era una forma que tenía el propio Unamuno de justificar su ideología reaccionaria y su apoyo a los asesinos golpistas.

Para Blanco Pietro, Unamuno  "Creía en una república liberal y era contrario a la lucha de clases". Eso sería en 1936, porque en 1894 se afilió al PSOE de Pablo Iglesias Posse (que por aquella época era un partido marxista), y empezó a colaborar con la revista La lucha de clases...

... aunque abandonó el PSOE en 1897, nunca dejó de colaborar en la prensa socialista. Junto a Pedro Dorado fue elegido concejal del ayuntamiento de Salamanca en las elecciones municipales de 1895 pero quedó empatado a votos con el candidato conservador Sandalio Esteban favoreciéndole a este último el sorteo efectuado entre ambos para ver quien ejercía finalmente como concejal. En 1896 fue candidato del PSOE por los distritos de Elche y Alicante, sin resultar elegido. Leer más...👈

No hay dudas de que el joven Miguel de Unamuno a la edad de 30 años, parece que sí creía en la lucha de clases al ingresar en el seno de un partido marxista, pero el golpe de Estado que apoyó, no se organizaba en contra de un Gobierno marxista, sino a la izquierda moderada azañista, que era al menos tan burguesa como Miguel de Unamuno. El escritor vasco al final de su vida se había convertido en un personaje reaccionario de lo más furibundo.

Esto también lo escribe  Blanco Prieto para justificar a Miguel de Unamuno:

Ante la situación de desgobierno y anarquía que padecía España en la primavera del 36, Unamuno no veía ningún político con capacidad para recuperar la normalidad republicana. "Apoyó inicialmente la actuación militar, entendiendo que se trataba de un golpe de bisturí que podía remediar la situación en unos días".. El Faro de Vigo...👈

En la primavera del 36 ni había desgobierno ni mucho menos un estado de anarquía. Lo vamos a volver a repetir por millonésima vez. Ante los desmanes, algaradas o simples manifestaciones de las izquierdas y de las derechas (sobre todos los de las izquierdas) los gobiernos republicanos del 36 sacaban a la calle a las fuerzas del orden y estas, de gatillo flojo, produjeron decenas de víctimas (sobre todo en las izquierdas). Lo repetiré todas las veces que haga falta: el libro Cifras cruentas de González Calleja, refleja la violencia política desde el inicio de la II República hasta el 17 de julio de 1936. Y podemos asegurar que jamás la II República fue un régimen secuestrado por las hordas revolucionarias.  Durante la transición, ETA, el GRAPO y varias bandas fascistas como el Batallón Vasco Español y Fuerza Nueva causaron numerosísimas víctimas entre heridos y muertos, y a nadie se le ocurre decir que la mirífica transición fue un desgobierno anárquico.

Se neutralizó la Sanjurjada, la revolución de Asturias, las tres insurrecciones anarquistas, y todo ello con ayuda del Ejército y las fuerzas del orden. En el 36 una gran parte del Ejército (con el beneplácito de Unamuno) fue quien acabó con la Constitución de 1931. Si el Ejército, que tiene que estar a disposición de la sociedad civil, coge las armas para saltarse el mandato constitucional y democrático, es más que obvio que se están poniendo fuera de la ley. Y esto es lo que hizo Unamuno en Salamanca en 1936, ponerse fuera de la ley. Por eso Azaña destituyó de todos sus cargos a Unamuno.

Unamuno podría pensar lo que le diera la gana y podría estar manipulado como lo estuvo gran parte del Ejército con ayuda de la UME y los alfonsinos, pero apoyar un golpe de Estado iba en contra de cualquier atisbo de democracia.

Para Blanco Prieto: "Su desencanto con los gobiernos de la República comenzó a raíz de la obligatoriedad de la lengua catalana que establecía el Estatuto Catalán, lo que le llevó a enfrentarse a Azaña". Y Unamuno también se enfrentó por la cuestión religiosa con los gobiernos reformistas: "La presencia del Crucifijo en las escuelas no ofende a ningún sentimiento, ni aun al de los racionalistas y ateos; quitarlo, ofende al sentimiento popular, hasta el de los que carecen de creencias confesionales. ¿Qué se va a poner donde estaba el tradicional Cristo agonizante? ¿Una hoz y un martillo? ¿Un compás y una escuadra? O ¿qué otro emblema confesional? Porque hay que decirlo claro, y de ello tendremos que ocuparnos: la campaña es de origen confesional. Claro que de confesión anticatólica y anticristiana. Porque lo de la neutralidad es una engañifa". En lugar de los crucifijos en las aulas de enseñanza en un Estado laico o aconfesional, no es ni era necesario poner absolutamente nada. ¿Hoz y martillo? ¿Compás y escuadra? Ya dejó claro Unamuno que sentía animadversión por el marxismo que abrazó en su juventud, pero parece ser que también podría ser antimasónico en línea con los golpistas. ¿También cayó Unamuno en la engañifa de la conspiración del contubernio judeomasónico comunista? (ver enlce...👈)

Como buen españolista trató de desmentir las ideas del nacionalismo vasco:

Escritor y filósofo. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, donde se licenció en 1883 y se doctoró el año siguiente con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, donde anticipó su idea sobre el origen de los vascos contraria a las afirmaciones del nacionalismo vasco que propugnaba «una raza vasca no contaminada por otras razas".

De ahí que dentro del falangismo, Miguel de Unamuno fuera tan citado y celebrado. Por eso no debe de extrañarnos que en febrero de 1935, Unamuno fuera acompañado, de Primo de Rivera, de Sánchez Mazas y de algún que otro gerifalte fascista, al mitin que Falange celebró en Salamanca. Primo de Rivera le dijo a Unamuno cuando lo visitó en su domicilio:

Yo quería conocerle, don Miguel, porque admiro su obra literaria y sobre todo su pasión castiza por España, que no ha olvidado usted ni aun en su labor política de las Constituyentes. Su defensa de la unidad de la Patria frente a todo separatismo nos conmueve a los hombres de nuestra generación. Leer más...👈

Decía Unamuno sobre la religión y los símbolos religiosos en los centros de educación que,  "... lo de la neutralidad es una engañifa". Lo que es una engañifa es la presencia de símbolos de cualquier religión en los centros de enseñanza, y convertir en cooficial el catalán en Cataluña, no era ni es ningún pecado. Pero siempre el nacionalismo español (Unamuno era un furibundo nacionalista, autoritario y excluyente) ha puesto el grito en el cielo cuando se ve amenazado por otras identidades nacionalidades que no son la Española dentro del solar patrio.

Para Blanco Prieto  "Si [Unamuno] no hubiese asistido a aquel mitin [de la Falange], le hubiesen dado el premio Nobel, pero después de aquello quedó estigmatizado". ¿Y que esperaba Miguel de Unamuno después de ir acompañado  por Primo de Rivera y otros primeros espadas fascistas a un mitin en Salamanca? ¿No sabía este avispado escritor que era el fascismo y que era la Falange Española y de las JONS? Pero es que después del mitin, se fue a comer a un restaurante con José Antonio Primo de Rivera y demás fascistas de Falange. Por no hablar de su visita a Portugal invitado por el régimen de Salazar en el año 1935 en donde visitó al golpista José Sanjurjo (ver enlace...👈)

Cuando más vueltas le doy al asunto Unamuno, no concibo comprender cuantos ríos de tinta se han escrito para salvarle los muebles al filólogo español. Está claro que Unamuno no quería aquel baño de sangre, pero es que ni aunque el golpe hubiera sido incruento, el apoyo para derrocar el gobierno republicano tenía justificación alguna. Paradojas de la vida, haber sido un gran intelectual te redime de la pena. Y a un servidor no le gusta comulgar con ruedas de molino, por muy bien que escriba nadie o destaque en otra faceta social, cultural o artística.

Que nadie tire los libros de Unamuno a la basura, eso sería un sacrilegio intelectual. Pero llamemos a las cosas por su nombre.


Adenda. Los fascistas canarios tenían en alta estima a Miguel de Unamuno. En un diario de La Laguna, Arriba España, en su primera tirada inaugural el 12 de septiembre de 1936, recordaron unas palabras de Unamuno en su discurso de jubilación a los alumnos de la Universidad de Salamanca:

Como aprendizaje en esta elevada escuela, copiamos su adiós a los estudiantes españoles en su despedida de la Universidad de Salamanca. Sus palabras nos llevan como el vuelo del pájaro hacia el nido donde se empolla la joven Patria. En él quedamos con el Maestro de España, con España y con el Dios de España, unidos, como las flechas de nuestro haz, por el yugo de la labor común y de la unión entre los españoles todos. Helas aquí:

(...)  Salvadnos por España, por la España de Dios, por Dios, por el Dios de España, por la Suprema Palabra creadora y conservadora. Leer más...👈

No vamos ahora a convertir a Unamuno en un fascista, pero que la mentalidad reaccionaria se había alojado en su ideología, es muy evidente. Y que conste que ser de derechas y/o reaccionario no es ni será ningún delito, es perfectamente legítimo, pero apoyar un golpe de Estado sí que es un delito por muy Unamuno que seas. En el 34 Largo Caballero e Indalecio Prieto se pusieron fuera de la ley, y en el 36 lo hizo Miguel de Unamuno.

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