martes, 12 de marzo de 2024

Unamuno, el intelectual reaccionario visitó al golpista Sanjurjo en Portugal

Estoril (Portugal), 1935 (CA). El general Sanjurjo, con su esposa, recibe la visita de los ilustres españoles, señores Unamuno y Wenceslao Fernández Flórez. ABC...👈

Rebuscando por internet imágenes de Sanjurjo durante su exilio en Estoril (Portugal). Me he encontrado esta fotografía de Sanjurjo donde aparece Miguel de Unamuno junto a Wenceslao Fernández Flórez, visitando al general golpista en 1935. Por lo visto Unamuno fue invitado por el régimen dictatorial de Antonio Salazar para ofrecerles unas charlas divulgativas, a lo que el Sr. Unamuno aceptó de buen grado. Fue alojado en Hotel Palace de Estoril donde vivía el exgeneral Sanjurjo con todo lujo de detalle...

... Con el fin de difundir los principios de la nueva política portuguesa, Salazar organizó en el verano de aquel año unas jornadas divulgativas dirigidas a personalidades de la cultura de varios países, a las que ofreció charlas y excursiones por diversos puntos del país, como Cintra, Busaco, Porto, Viana do Castelo, Braga, Guimaraes, Aveiro y Coímbra. Entre ellos, además de Unamuno, invitó al novelista Wenceslao Fernández Flórez, a la chilena Gabriela Mistral, al dramaturgo Luigi Pirandello, a quien Unamuno ya había conocido en Paris en 1924, y a Fernando Gallego de Chaves, director de Acción Católica, revista financiada por el empresario Juan March, quien también sufragará más tarde el alquiler del avión Dragón Rapide, que trasladaría a Franco desde Canarias a la península para la sublevación militar de 1936. Leer más...👈

El novelista portugués Adolfo Correia da Rocha, que escribía con el seudónimo de Miguel Torga, y que era admirador del escritor y filósofo español, "no quiso conocer a Unamuno porque se quedó decepcionado al saber que venía al encuentro de escritores europeos invitado por Salazar" (ver enlace...👈)

Antonio Oliveira Salazar y Francisco Franco. El dictador portugués le prestó una inestimable ayuda a Franco.

Miguel de Unamuno no tuvo sonrojo en dejarse fotografiar por el ABC sonriendo amistosamente junto al general golpista y a Wenceslao Fernández Flórez, escritor que "había trabajado como periodista en varios órganos de prensa hasta recalar en el monárquico ABC, donde fueron célebres sus crónicas parlamentarias" (ver enlace...👈). Fernández Flórez salvó la vida durante la Guerra Civil, gracias a que se refugió en distintas embajadas en Madrid donde le ofrecieron protección. El Gobierno republicano quería impedir la salida de España de este escritor para evitar su colaboración con la propaganda franquista. La embajada de Holanda propició la salida de Wenceslao Fernández Flórez con destino a Portugal, donde escribió el libro propagandista, O terror vérmelho, donde se recogían las crónicas de su estancia en Madrid durante la Guerra Civil antes de su partida, y publicadas en el lisboeta filofranquista Diario das Noticias.

En los libros que he leído donde se habla de Miguel de Unamuno, obvian el viaje del escritor y filósofo a la dictadura de Antonio Salazar, y que se retratara con el general golpista que salvó el cuello porque Azaña lo indultó. Es incomprensible que alguien que criticó a Miguel de Primo de Rivera viajara para blanquear el régimen salazarista.

Este viaje de Unamuno invitado por el dictador portugués, se justifica aduciendo que el escritor se había reunido con Sanjurjo para que le explicase en que consistía el golpe de Estado, pero Unamuno fue engañado: "el general golpista engañó a Unamuno sobre los planes del golpe militar del 36 y la creación de un Estado fascista" (ver enlace...👈). 

Según Ángel Lozano Heras de la USAL...
... En su último viaje a Portugal (junio de 1935), Unamuno se entrevistó con el general Sanjurjo, exiliado en Estoril, Lisboa, que murió un año después, el 20 de julio de 1936, a los dos días del comienzo de la rebelión militar (...). Don Miguel y Sanjurjo charlaron dando paseos entre el Casino y la playa de Estoril, lo documenta muy bien Remesal. Unamuno pretendió obtener información de primera mano sobre las intenciones del general y sus amigos militares golpistas a un año vista. Y en esos paseos preguntó al militar sobre la deriva que la II República y el Gobierno de Azaña estaban llevando a España. Pero creemos, como Remesal, que Sanjurjo engañó a Unamuno sobre los preparativos del futuro golpe militar y la creación de un Estado fascista. Esto justificaría ese afán de Unamuno de creer empecinadamente en el primer mes de la Guerra Civil del 36 que el golpe de Estado era desde la República para corregirla en sus excesos y para dar un giro de timón al populismo radical y al anarquismo violento que él no compartía. Leer más...👈

Chorradas justificatorias. Si todos los intelectuales hubieran pensado como Miguel de Unamuno, el golpe de Estado de 1936 hubiera sido tremendamente popular en toda la nación Española. Las insurrecciones anarquistas fueron todas controladas sin el mayor problema y los que se sublevaban eran los verdaderos populistas. La verdad es que sonroja ver como se trata de lavar la imagen a Miguel de Unamuno por haber sido un gran intelectual. De lo que no hay que tener ninguna duda, es que el escritor sabía perfectamente que se estaba fraguando un golpe de Estado, y que no tubo ningún inconveniente en ponerse al lado de los facciosos. Luego cuando vio que los militares con la ayuda de Falange estaban asesinado a diestro y siniestro dijo: "Qué cándido y que ligero anduve al adherirme al movimiento de Franco". ¿En qué mundo vivía Unamuno? En el mundo de una mente reaccionaria.

Unamuno como intelectual merece ese honoris causa que le acaban de conceder en la Universidad de Salamanca que él tanto amó, pero como persona que apoyó un levantamiento contra la primera democracia española, en contra de la posición de otros muchos intelectuales que acabaron en el exilio, ese honoris causa debe de serle retirado inmediatamente.

Algo de lo que un servidor ya no tiene dudas, es del giro ideológico de Miguel de Unamuno: de enfrentarse a una dictadura como la de Miguel Primo de Rivera y pasar por el PSOE (partido por aquel entonces marxista), a acercarse al dictador Antonio Oliveira Salazar y "compadrear" con el doblemente golpista, el exgeneral José Sanjurjo Sacanell. Pero el insigne Unamuno goza del comodín del libre pensador, una especie de cajón de sastre donde caben todo tipo de ideologías y posturas por antagónicas que sean.

Otro modo de justificar los saltos ideológicos del filósofo español es decir que Unamuno vivía en una constante contradicción:

De un hombre que vivió permanentemente en la contradicción y en la duda, como tantas veces se ha dicho, señalar que el periodo final de su vida fue una contradicción permanente, rodeado de incertidumbre, no es decir nada nuevo. Pero sus vivencias durante aquellos violentos seis primeros meses postreros y las especiales características de sus últimas contradicciones merecen una atención y un estudio pormenorizado, porque hubo un salto más que cuantitativo, cualitativo. Y no porque fueran sus contradicciones no solo fueran más numerosas, sino más sangrantes. Esta salvaje pesadilla. VV. AA., Pág. 233

Contradictorio, librepensador..., más que un historiador, sociólogo o politólogo, el Sr. Unamuno necesitaría de la profesionalidad de un psicoanalista. Miguel de Unamuno y Jugo fue un nacionalista español que prefirió los modos del Ejército golpista, al sentir de las urnas, que era y es la voluntad del pueblo español. 

Según Luciano G. Egido...

... He contado hasta veintisiete apariciones de la palabra España en un texto de apenas veinte páginas, más de una vez por página. Como el eje nuclear de su pensamiento en aquellos momentos. La idea clave. Debemos deducir que era su obsesión de entones, después de haberlo sido con frecuencia en el pasado, entremezcladas con sus preocupaciones personales, sus reflexiones filosóficas Y sus arrebatos políticos. Esa salvaje pesadilla, Pág. 238

Todo el derecho del mundo tienen las personas a cambiar de forma de pensar, no es el motivo de un servidor criticar pensamiento alguno, sino de analizar porqué Unamuno apoyó un golpe de Estado. Sería difícil tildar a Miguel de Unamuno como un fascista convencido, pero es cierto que el 10 de febrero de 1935 compartió un mitin con Falange Española y de las JONS, y posteriormente una amigable comida. Previamente José Antonio Primo de Rivera había visitado a Unamuno en su domicilio:

Al respecto, cabe aquí y ahora evocar un asunto en extremo polémico e inesperado, a saber, la visita que José Antonio Primo de Rivera y otros dirigentes falangistas le hacen el 10 de febrero de 1935 a su domicilio salmantino de la calle Bordadores. El mismo Unamuno, terminada la cita, se presta a acudir en su compañía al mitin que iban a dar en el Teatro Bretón y a renglón seguido acepta la invitación a comer y departir amistosamente en el Gran Hotel de la ciudad del Tormes. Ante el escándalo suscitado, poco después diría: “son como los otros, los de la otra banda, que salen con que ya no estoy con ellos”. Conversación con la Historia...👈

Imaginemos por un momento que un famoso intelectual, liberal o de izquierdas, cada cual que piense en quien quiera, recibe la visita de Santiago Abascal y posteriormente lo acompaña a un mitin y acaba comiendo con Abascal y compartiendo amablemente sobremesa. ¿Qué diríamos de ese intelectual? Nada bueno a buen seguro, y no es cuestión de sectarismos ni de librepensadores, ni mucho menos de pensadores contradictorios, sino de que se estaría blanqueando a Vox. ¿Por qué con Unamuno habría de ser distinto? Si Unamuno estaba en contra del pistolerismo de la CNT y la FAI, ¿no estaba en contra del pistolerismo de los falangistas? Vargas Llosa pasó de apoyar a Fidel Castro a preferir a Jair Bolsonaro, por no hablar de Ramón Tamames y de toda esa pléyade que admiraron a la extrema izquierda y han acabado en posiciones contrarias. El cambio que sufrió Unamuno ya lo hemos observado en otras ocasiones, y parte de ese giro ideológico se debe al nacionalismo español.

Aprovecharemos este artículo para homenajear a tantos intelectuales que tuvieron que exiliarse por culpa de los golpistas que apoyó Miguel de Unamuno y Jugo. La lista la he obtenido del diario El Español: Rafael Alberti, María Teresa León, María Zambrano, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Francisco Ayala, María de la O Lejárraga, Arturo Barea, Severo Ochoa, Elena Fortún, Max Aub, Luis Buñuel, Rosa Chacel, Ramón J. Sender, Margarita Xirgú, Manuel Chaves Nogales, Clara Campoamor, Jorge Semprún y Roberto Gerhard (ver enlace...👈).

Una lista a todas luces incompleta (echo en falta a Luis Jiménez de Asúa, al eminente doctor Juan Negrín López y a otros muchos más), pero sirva como muestra un botón. El caso del poeta granadino Federico García Lorca es distinto. A esta eminencia de las letras españolas no le dio tiempo a exiliarse por culpa de Queipo de Llano y su camada de fascistas, lo asesinaron antes y lo enterraron en una fosa común. Se me ocurren muchos más honoris causa, muchísimo más merecidos que el de Miguel de Unamuno.

Adenda. A Clara Campoamor y a Manuel Chaves Nogales, la falsa y equidistante supuesta tercera España que pretende encabezar Andrés Trapiello, los han usado como ariete contra la II República y la izquierda. Sin embargo, ambos intelectuales abandonaron, sin mayores problemas, meses después del 18 de julio (en lo peor de la represión "roja") el Madrid de la retaguardia republicana. 

Campoamor logró el voto de la mujer antes que otras democracias occidentales gracias a la II República, y a pesar de la oposición de la izquierda (Indalecio Prieto consideró que era una puñalada contra la II República), los votos positivos de los diputados del PSOE, que paradójicamente rompieron la disciplina de voto, fueron esenciales para que en las elecciones de 1933, por fin las mujeres españolas pudieran votar. Tanto Chaves Nogales como Campoamor murieron en el exilio.

Según José María Pemán, testigo presencial en el Paraninfo de Salamanca (testigo más que dudoso), el 12 de octubre de 1936, Día de la Raza, Millán Astray le gritó a Miguel de Unamuno:  "¡Muera la inteligencia!" y "¡Abajo los intelectuales traidores!". Desear la muerte está muy mal, pero en lo de intelectuales traidores no iba muy mal encaminado, pero no en el sentido que pensaba Millán Astray, porque Unamuno antes había traicionado a la Constitución de 1931.


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