Cada vez que oigo decir a un periodista progre refiriéndose a la bandera franquista, como bandera preconstitucional, se me llevan los demonios. Anda que no existen símbolos preconstitucionales legítimos y/o democráticos. Porque cuando dicen preconstitucional, obviamente se están refiriendo a la Constitución del 78. Como si hubiera sido la única Constitución vigente en España. En el periodo republicano tuvimos una Constitución que definía España como "una República democrática de trabajadores de toda la clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia". Un régimen democrático dónde había alternancia de poder que se dirimía mediante las urnas, donde por primera vez se aplicaba el voto universal femenino. Un sistema donde el jefe de Estado no se elegía por los caprichos genéticos de una dinastía monárquica.
"En la Segunda República (1931-1939), durante el Gobierno Provisional, el 27 de abril de 1931 se promulgó un decreto que determinaba la adopción de la bandera nacional tricolor formada por "tres bandas horizontales de igual ancho, siendo la roja la superior; amarilla la central y morada oscura la inferior" (Moncloa...👈).
Hay un debate con el color morado. Según el ABC, el color morado tendría que haber sido en realidad el carmesí: "La enseña de la Segunda República habría sido rojigualda, si se hubiese acertado a representar correctamente en ella el color del pendón de Castilla, el rojo carmesí"(ABC...👈). Se dice que el color morado quiere representar al reino de Castilla (¿dónde está el problema pues?) que en realidad era carmesí, pero que con el sol había perdido su color original convirtiéndose en morado, y por ello los republicanos confundieron el color. Una explicación un poco enrevesada.
Izquierda Carmesí, y derecha rojo. |
Hay otra teoría que dice que el color morado viene por "unas tropas reclutadas por un obispo castellano. Es el morado el color que identifica a los obispos dentro de la jerarquía de la Iglesia católica." (ver enlace...👈), y no por el Tercio Morado Viejo, que "fue una guardia real en cuyo uniforme destacaba el color morado, cuya bandera ostentaba los atributos del Conde-Duque de Olivares. Con ese nombre, se incorporó al ejército del nuevo rey Felipe V en el año 1700" (ver enlace...👈).
En realidad todo son teorías, pues no han encontrado documento alguno que explique de donde sacaron los republicanos dicho color morado, Tal vez fuera porque "el morado [es] un color asociado al federalismo y al liberalismo clandestino y radical del XIX, la tendencia tricolor del republicanismo" (ver enlace...👈).
Un debate absurdo, en mi opinión, porque, ¿qué significado tiene el rojo y el amarillo? Ninguno, son unos colores chillones que eran muy distinguibles a los lejos en los pabellones de los barcos, que es en un principio para lo que se diseñaron. Fue Isabel II, quien hizo extensible a todos los ejércitos la bandera que hoy tenemos. Por tanto, nuestra bandera es de muy creciente creación en términos históricos.
Durante la II República se añadió un color más de forma legítima por un gobierno democrático (y no fue derogada cuando la derecha accedió al Gobierno). Sin embargo, la bandera roja y amarilla fue una decisión la monarquía borbónica. Así que la legitimidad de la bandera republicana debiera de estar fuera de toda duda.
Cuando dieron el golpe de Estado de 1936, al mes, el 15 de agosto, se cambió de bandera en un acto en Sevilla presidio por Queipo de Llano y Franco. En el bando franquista volvían a los colores monárquicos impuesto por la dinastía borbónica. Pero hemos de deducir que el plan de cambiar de bandera ya estaba planificado con bastante anterioridad. Gracias a un artículo del 13 de agosto, escrito por Mario Neves, podemos deducir que antes del 15 de ese mismo mes las fuerzas golpistas y fascistas tenían pensado en volver a izar la bandera roja y amarilla...
... Desde la 1 de la tarde [del día 13] ondean en Caya, último reducto gubernamental, la bandera del antiguo régimen (roja y amarilla) y la de la revolución: roja y azul. La matanza de Badajoz, Pág. 36
La columna de Madrid (o la columna de la muerte como la bautizó Espinosa Maestre) ya llevaban banderas monárquicas en sus alforjas. El rojo y el amarillo (y no el gualda, que es una hierba de color amarilla) fueron los colores con los que Franco ganó la Guerra Civil; fueron los colores con los que Franco reprimió a liberales e izquierdistas; fueron los colores por los que Clara Campoamor murió en el exilio (como miles de españoles más). Y por último, fueron los colores con los que se realizó una transición con una Constitución monárquica que a muchos no nos representa.
Solo se ven banderas rojas y amarillas en la izquierda, cuando el PSOE gana las elecciones y los militantes van a Ferraz a celebrarlo. Un PSOE, que no olvidemos, se declara republicano (es un republicanismo asintomático). Esas mismas banderas se ven en todas las manifestaciones conservadoras y de la extrema derecha, o de los ultracatólicos manifestándose contra el aborto o el matrimonio entre personas LGRBIQ+.
Cuando la izquierda convoca manifestaciones en defensa de los derechos sociales, no vemos ni una banderita de España. Si acaso se tolera más los colores celebrando una victoria futbolera de la selección española. ¿Por qué? Cuarenta años de dictadura han conseguido que el patriotismo tenga mala fama. Y una vez que estudias la historia contemporánea hay todavía menos dudas.
Alguna gente de izquierdas se enfada y opina que no debemos dejar de que la derecha nos robe y se apropie la bandera, y se preguntan que por qué la izquierda no puede tener bandera. La izquierda hace muchos años que tiene bandera (si es que necesita tener banderas), y desde luego que no es la roja y amarilla. Ahora bien, la izquierda debe de tener un talante liberal, en el sentido de tolerancia. Si hay quien se siente representado con los colores actuales, no somos quienes para reprochar nada a nadie ni de imponer nuestras ideas.
Hay algo que debe de quedar claro, no todos los que llevan la bandera roja y amarilla son fascistas, pero sí todos los fascistas llevan la banderita de España. Cada cual es libre de tomar sus propias decisiones.
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