Homenaje a los 675 desaparecidos por la represión franquista en Cáceres.

José Manuel Corbacho (presidente de la ARMHEX) ha tenido la gentileza de compartir, para todos los que le seguimos, una emotiva imagen del homenaje realizado el sábado 13 de marzo a los 675 desaparecidos en Cáceres. Dos matizaciones: los críticos con toda la gente que estaban y están alrededor -desinteresadamente- de las asociaciones de la recuperación de la memoria histórica, aquellos que difamaban desde sus blogs o desde cualquier foro a la memoria histórica y los llamaban "devoradores de subvenciones" (entre otras lindezas), tendrán que meterse la lengua allá donde la espalda pierde su nombre. El Gobierno de Rajoy ha desactivado la Ley de la Memoria Histórica y ha retirado las subvenciones de toda índole para estos nobles menesteres. Ya no hay dinero pero los actos memorialistas se siguen sucediendo, José Manuel Corbacho sigue trayendo a historiadores para que nos den charlas sobre el franquismo y sus consecuencias. En fin, la ultraderecha más tramontana parece que se ha retirado a sus aposentos a descansar del hercúleo esfuerzo realizado durante estos últimos años. Parece que se hizo la paz. Pero esa paz será hasta que algún gobierno de izquierda recupere la Memoria Histórica, ni Ciudadanos ni PP están por la labor, Podemos sí.

La siguiente matización es que en Cáceres el golpe de Estado contra la República triunfó desde el primer momento; en la ciudad cacereña no hubo resistencia, ni días "rojos", tampoco murieron derechistas. En Cáceres no conocieron las mal llamadas checas, pero eso no fue impedimento alguno para que la derecha de toda la vida y el fascismo español hicieran desaparecer a 675 personas. Es lamentable que investigadores, tal vez inducidos por su ideología, refiriéndose a Franco hayan escrito recientemente: "Si alguna cabeza sensata de aquel gobierno insensato hubiera tanteado la posibilidad de poner fin a aquel levantamiento militar “Cuantos males se hubieran evitado si se le hubiese escuchado [a Franco] ,y cuanto sangre economizado si se le hubiese creído”. No, Franco en ningún momento hubiese puesto fin a ese "inútil derramamiento de sangre"; primero, por que en fechas tan tempranas del 17, 18 ó 19 de agosto, Franco era uno más dentro de la subversión militarista y dependía de una junta militar; segundo, porque como se demostrará después, cuando consiguió todo el poder en la zona  nacionalista, no accedió a las peticiones de Juan Negrín de una rendición pactada y sin venganzas. La sangre española a Franco como buen militar del Rif, le importaba menos que nada.