Hay que prohibir las manifestaciones de los negacionistas del SARS-CoV-2

 

El 16 de agosto se manifestaron en Madrid entre 2.500 y 3.000 personas en contra de las medidas por el SARS-CoV-2. La manifestación incumplió cualquier medida de seguridad contra el coronavirus (mascarillas y distanciamiento interpersonal). Precisamente en la comunidad madrileña los datos no son muy halagüeños. En Madrid del 19 al 26 de agosto han registrado 13.658 casos positivos por PCR. Medir la gravedad de la pandemia tan solo por el número de casos nuevos es algo que no habría que hacer, también tenemos que medir la situación sanitaria y en Madrid también este parámetro se está complicando. La capital de España "Desbanca a Aragón con una tasa de 416 positivos por 100.000 habitantes mientras la cifra de fallecidos se multiplica por ocho y la incidencia se triplica en menos de dos semanas, y sus hospitales se sitúan como los que acogen a un mayor número de afectados y los que más enfermos atienden en sus UCIs" (Público). Es evidente que aquella manifestación no es la responsable total de esta incidencia del coronavirus, pero si que pudo ayudar a que el virus se haya descontrolado en Madrid.

Otro problema fue que un juez tumbó las últimas medidas para controlar el virus.

 El magistrado sustituto del Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 2 de Madrid, Alfonso Villagómez Cebrián, ha anulado la orden del Gobierno de la Comunidad de Madrid que prohíbe, entre otras cosas, el ocio nocturno y fumar en la calle si no hay distancia de seguridad, según ha avanzado El País y ha confirmado Europa Press. El Independiente

Para el juez que anuló las medidas de Ayuso "no se pueden limitar derechos fundamentales con carácter general sin una previa declaración de la alarma". No sé donde vio el juez que fumar es un derecho fundamental, fumar lo que es una desgracia. Como la justicia y los jueces son muy "caprichosos", posteriormente el TSJ dio la razón a la Comunidad de Madrid en las medidas contra el tabaco y el ocio nocturno y anuló el auto del juez Alfonso Villagómez Cebrián. El Tribunal afirmó que  "las autoridades sanitarias de cada comunidad pueden acordar acciones preventivas y adoptar las medidas y limitaciones que consideren cuando concurren razones de urgencia". 

La justicia parece que nunca aprende. Veamos un caso reciente en Berlín. El 1 de agosto se manifestaron 30.000 personas en una marcha que se iniciaba en la Puerta de Brandenburgo y que congregaba a ultraderechistas, neonazis y conspirapollas, además de comerciantes descontentos con la situación en Alemania. La policía tuvo que disolver la manifestación porque miles de los congregados hicieron caso omiso de las medidas para evitar los contagios.

Las autoridades de Berlín tuvieron que prohibir este miércoles pasado varias manifestaciones convocadas para el sábado pasado, entre ellas una planificada por grupos negacionistas de la pandemia de Covid-19, por la sospecha de que no se respetarán las reglas básicas para impedir la propagación del coronavirus, como ya sucedería anteriormente. 

El viernes, no obstante, el Tribunal Administrativo de Berlín derogó  la prohibición y la manifestación pudo celebrarse con la condición de que se respetasen ciertas condiciones de seguridad y medidas de higiene. La manifestación se llegó a realizar pero, como era previsible por situaciones anteriores, las condiciones de seguridad y las medidas de higiene brillaron por su ausencia.

Igual que sucediera el 1 de agosto, el 28 la policía se tuvo que emplear a fondo para disolver la manifestación. Mientras que la policía tenía que bregar con descerebrados sin mascarillas, los jueces alemanes estaban sentados en las salas de los tribunales con sus cojones bien panchos y las puñetas de sus togas bien blancas. 

Algunas imágenes de la manifestación de este sábado pasado:

No es consuelo, sino todo lo contrario ver como igual que en España, majaderos negacionistas salen a la calle en masa poniendo en peligro la vida de los demás. Si un tarado de estos se contagia, él después puede contagiar en su trabajo o en cualquier otro lugar a gente que no tiene nada que ver con estos grupos de imbéciles. Cuando alguien es imbécil, como es el caso de las personas que estamos hablando, no estamos insultando a nadie, lo estamos definiendo. La libertad es un derecho que se cuestiona cuando ponemos en peligro la vida de los demás. En España mucha gente (demasiada a mi juicio), apoyaron a un dictador; en Alemania pasó lo mismo, solo que para colmo lo votaron en las urnas.

La situación actual no es como la de los primeros meses de la pandemia, al menos en Europa, pero todavía puede morir mucha gente sino andamos con cuidado hasta que se encuentre un remedio para la COVID-19. Es mucho mejor prevenir que curar.