Hay dos noticias en la prensa, de estos días, que hacen que sienta vergüenza de pertenecer al género humano. Si vemos lo que está pasando en Ucrania, o la barbarie del ISIS: quemando vivo a un ser humano, parece restarle importancia a la tragedia de estas dos personas: Esther C. y Julio Martínez Jiménez. Pero no, no es así.
Esther era una mujer de 42 años que había perdido el trabajo e iba a ser desahuciada en breve. Amaneció una fría mañana muerta en la casa donde los cuerpos de ¿seguridad? la iban a desalojar en breve. Todo apunta a que Esther C. decidió acabar con las desdichas y el infortunio de una vez por todas.
Julio Martínez Jiménez es el tercer indigente que muere en Valencia este mes. A Julio, otro indigente lo recogió del suelo, lo sentó y le prestó su manta para que recuperara el calor perdido. Ya era tarde, el frío gélido le había arrebatado la vida y hasta la dignidad.
Dos muertes, aparentemente distintas, pero con un nexo común: La inhumanidad del sistema capitalista. Dinero para vivir, sin él estás excluido, sin él... La crisis está produciendo víctimas pero según los estudiosos en España es difícil saber el número de suicidios porque "en numerosas ocasiones tienen "que esperar años para tener las tasas de suicidio, mientras que la información de los datos económicos se da trimestral o incluso mensualmente"
Historia real
Un amigo cubano decidió huir del socialismo castrista para abrazar el liberalismo capitalista. Imbuido por las historias que le contaban los turistas decidió abandonar su patria cubana. Sueños de "libertad" y prosperidad económica. Nada de eso ocurrió, el capitalismo aparentemente le da las mismas oportunidades a todo el mundo. pero solo aparentemente. Hoy está sin trabajo, con mujer y dos niñas pequeñas. Atrapado. Necesita 3.000 euros para volver a Cuba, allí tiene calor y cobijo. Paradojas de la vida, necesita dinero para huir de el.
El sistema capitalista se vende bien, parece democrático, y hace alardes de ser la verdadera libertad. Pero cuando te falta parné, ya no eres libre de vivir donde quieras; ya no eres libre para comer cuando y lo que quieras. ¿Para que queremos la libertad si no tenemos para comer? ¿Todavía piensas que no existe la lucha de clases? Unas clases luchan para ser más ricas y otras, sencillamente, luchan por sobrevivir.
Maldice todo lo que quieras pero no gastes ni un átimo de tiempo ni de tienta en preguntar dónde está Dios.
ResponderEliminarDios está donde están los gamusinos. Dos entelequias. Dos inventos del bicho humano.
(El uno, perverso, vengativo y cruel; el otro, simpático y huidizo).
Por lo demás, aplaudo y suscribo tu artículo, a la vez que me seco de un manotazo, un hilillo salado y caliente que me corre por la cara.
Es totalmente vigente lo que dijo el gran maestro Lenin en 1921 a un prócer del socialismo español:"¿Libertad, para qué?... ya vemos para que se utiliza la "libertad" bajo el capitalismo. un saludo
ResponderEliminarrafael granados.