Las estadísticas del tardofranquismo

Esta es la "salud" social que se disfrutaba durante el tardofranquismo. El trabajador Francisco Téllez, residente en Santa Coloma de Gramanet, fue torturado salvajemente por la policía franquista. Francisco Téllez. Cuando sufrió la represión franquista, el dictador hacía 22 días que había muerto. Téllez, fontanero que trabajaba en la construcción, fue detenido por la Guardia Civil el 12 de diciembre de 1975 durante una jornada de lucha convocada por CCOO. Él militaba en el sindicato y en el PSUC y era el encargado del aparato de propaganda en la agrupación de Santa Coloma de Gramenet. Estuvo 72 horas en el cuartel de Badalona sufriendo todo tipo de torturas. «Estuve horas y horas tendido en una mesa y ellos dándome con gomas en los pies, en las manos, puñetazos... Me pusieron una vela bajo los testículos. Me amenazaron con matarme y tirarme al mar. Y con hacerle lo mismo o algo peor a mi mujer»

Francisco Tellez en la actualidad. Todavía no se ha hecho justicia. La justicia no es revanchismo. Es simplemente justicia

Si actualmente existe lo que se ha denominado el franquismo sociólógico; a la muerte de Franco ese franquismo enquistado en la sociedad, igual que un cáncer, era más que obvio. Solo tenemos que ver las muestras de afecto, en señal de duelo, que miles de ciudadanos le mostraron a su muerte. Pero no podemos pensar que la totalidad de los españoles, o un alto porcentaje, pensó que la muerte del dictador fue "una gran pérdida", a pesar de esto y según el historiador Fernando Paz:

"para los españoles que vivieron durante la época de Franco, el balance del régimen a la muerte del Caudillo era, sin embargo, muy distinto. En noviembre de 1975, un 80% de españoles calificaban de gran pérdida su fallecimiento" (editorial FNFF).

El Propio rey Juan Carlos I no consentía que se hablase mal del dictador delante de su presencia. En una entrevista que Juan Carlos I concedió en 1988, a Selina Scout, para la televisión inglesa soltó aquella famosa frase: "No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia". El escudo que el rey eligió a la muerte de Franco para la bandera española fue el mismo escudo que el franquismo mantuvo durante la Guerra Civil y la dictadura, no en vano en los primeros ejemplares de la Constitución aparece el escudo típicamente franquista (Una, Grande y Libre).

Cuando murió Franco no hubo una ruptura traumática con el régimen dictatorial, hubo una continuación interesada: los mismos jueces, los mismos generales, los mismos torturadores; en definitiva, las mismas caras que habían colaborado de buen grado con la dictadura. A los represores no se les juzgó, ni tan siquiera se les señaló: el famoso Tribunal de Orden Público, brazo represor del franquismo, de la noche a la mañana se convierte en la Audiencia Nacional. No solo eso, miles de jueces de tribunales ordinarios admiradores del 18 de julio siguieron impartiendo "justicia". La justicia que se impartió durante muchos años a la muerte de Franco la explica claramente y sin tapujos Francisco Espinosa Maestre en Callar al mensajero.

¿Es fiable esa encuesta que dice que el 80% de los españoles calificaban de gran pérdida la muerte de Franco? Tan fiable como los plebiscitos del franquismo: cero patatero. A la muerte de Franco -y algún tiempo después- seguían los mismos franquistas en los mismos puestos políticos y sociales que habían mantenido durante la dictadura, esta situación la conoce perfectamente Fernando Paz, pero es mejor obviarla ya que no encaja bien dentro de la concepción del franquismo con la que se pretende intoxicar a la sociedad.

Cuando el dictador Francisco Franco Bahamonde -cerillita lo llamaban en su tierna infancia- murió, muchos lloraron su muerte,¿cuantos respiraron aliviados? Prueba clara es que en las primeras elecciones democráticas el franquismo quedó relegado a su mínima expresión, aunque seguían siendo muchos, no fueron los suficientes para dejarse notar en las urnas.

Esa España prospera de la que hablan los hagiógrafos pro-franquistas solo la ven ellos en el papel. En España se pasó de la alpargata al seiscientos, como diría Eslava Galán, pero muchísimos españoles tuvieron que seguir calzando esas alpargatas, y muchísimos más las tuvieron que calzar fuera de España (el "desarollismo" franquista basado en un capitalismo feroz, produjo 2.000.000 de emigrantes oficiales y otros tantos más extraoficiales). Se abandonaron las zonas rurales y los desplazados se hacinaron en los cinturones industriales donde proliferó el chabolismo.

Durante el franquismo se pagaban muy pocos impuestos, y ese "socialismo" que pregonaban los falangistas era más que cuestionable. La Seguridad Social era muy precaria y necesitaba de la Beneficencia para atender a los "parias" del sistema. Sueldos bajos y una clase media débil incapaz de crear una sociedad realmente prospera. Las televisiones en color en los barrios obreros brillaban por su ausencia.

Me acuerdo cuando de niño viajaba de Logroño a Badajoz durante las vacaciones de verano (era todo una odisea). Todos tenemos en la retina los grandes movimientos que se producen por carretera durante los puentes y las vacaciones: millones de ciudadanos colapsan las carreteras en sus desplazamientos a los lugares de ocio (a pesar de la crisis, cada vez que hay un puente en España las plazas hoteleras están llenas al 90%. Llenas de Españoles). En el tardo franquismo los que podían permitirse el lujo de viajar, efectivamente, los hacían con su "flamante" seiscientos, pero en realidad lo que se colapsaban eran los trenes. Se vendían más billetes que plazas existían y era muy típico ver los pasillos repletos de viajeros cargados con sus maletas aguardando pacientemente la llegada a su destino. Hoy a esto como somos muy modernos lo llamamos overbooking

Cuando en los documentales pro-franquistas quieren hacer hincapié del desarrollo franquista no dudan en enseñarnos imágenes del NODO (propaganda del franquismo), donde se ven grandes ciudades con un tráfico denso. Son ciertas, no se trata de un montaje, pero ese tráfico era típico solo en las grandes ciudades. En el resto de España la situación  era distinta.

Para terminar este diserto quiero haceros partícipes de cómo se le dan las vueltas a las cifras estadísticas para justificar la dictadura franquista. Escribe Fernando Paz:

 Por otro lado, sólo un alto grado de salud social explica que en la España de 1975 la cifra de presos no llegase a 9.000 reclusos: menos de la décima parte de población carcelaria de la que existe en esta España del 2015 (y la tercera parte que la de la república). Con unas leyes más duras de las actuales, la tasa de población carcelaria era –teniendo en cuenta la diferencia poblacional- unas siete veces inferior a la de hoy día. Pocos datos más demoledores. 

Tendremos que nombrar a otro Francisco Franco e instaurar la pena de muerte para que la población reclusa disminuya a niveles de 1975. Claro que la población de 1975 era de 35.723.408 de habitantes y actualmente estamos en los  46.464.000 de personas, 10.000.0000 más de habitantes, es normal que crezca la población reclusa. España es  uno de los países con más presos por habitante de Europa, En ese vergonzoso ranking estamos muy cerca de Serbia, Reino Unido, Bulgaria Portugal o Francia. En estos países necesitan otro Franco que restablezca el "alto grado de salud social" que los españoles "disfrutábamos" con el franquismo.

Las condiciones sociales de una época. son distintas a las condiciones sociales que se dan en otra. Por eso no se puede medir el grado de "salud social" gracias a la población reclusa. Con el franquismo eramos más buenos que con la democracia. Parece ser que en la España de Franco no éramos libres ni para delinquir. De todas formas para el espanto de los neofranquistas la población carcelaria en los últimos tiempos ha descendido un 15%.