La derecha reduccionista y la gran matanza de Badajoz

 

Comandancia de la Guardia Civil, en la plaza de Santo Domingo en Badajoz. :: pakopí

Desde que se tuvo conocimiento de la gran matanza de Badajoz en el propio verano del 36, los franquistas la negaron, como negaron el bombardeo de Gernika. La propaganda de guerra de la época exageró los acontecimientos acaecidos en la capital pacense, y en esa exageración se han basado las derechas españolas y los neofranquistas para negar o reducir hoy la matanza de Badajoz.

En 2003, Francisco Espinosa Maestre editaba con Crítica, La columna de la muerte (la última edición ha sido en 2017), donde se desmitificaba la exageración del Gobierno republicano sobre la masacre de Badajoz y se aclaraba lo que sucedió de manera profesional y con rigurosidad historiográfica. Espinosa desmontó que en la plaza de toros se asesinaran a 4.000 personas o que en la misma plaza se baranderilleara a ningún preso. Sin embargo, el libro nos deja ver que en Badajoz se cometió una gran escabechina, donde las cifras exactas son difíciles de precisar pues se ha borrado cualquier dato que pueda aclarar a cuanta gente se asesinó en Badajoz.

Mario Neves, el joven periodista portugués que visitó Badajoz un día después de que Yagüe masacrara a los "comunistas" (todos eran comunistas en el 36) que capturó vivos, pudo preguntarle a Yagüe que si era cierto que habían sido fusiladas 2.000 personas (eran los propios militares quienes barajaban aquellas abultadas cifras). Yagüe le contestó a Neves que no debieron de ser tantos pero tampoco concreto cifra alguna.

Dos días después de que Yagüe no concretara la cifra de asesinados en Badajoz, es decir el día 17, Yagüe tuvo una recepción en Caya, donde  allí sí quisieron concretar el número de óbitos a causa de la entrada de la columna de la muerte en Badajoz. Así contaba UP dicha recepción:

Lisboa 17, UP.-  Anuncian desde Caia [Caya] que un oficial del Estado  Mayor del coronel Yagues (sic), ha confirmado la muerte de 2.000 comunistas en Badajoz (...)

Yagues (sic) conferenció con las autoridades portuguesas, así también con los oficiales de la Cruz Roja. Durante el desarrollo de la conferencia, tres aeroplanos de la Cruz Roja Portuguesa aterrizaron en la ciudad...

No es que la Cruz Roja portuguesa fuera muy neutral. No obstante, para desmentir la matanza y minimizar el número de víctimas, en 2010, Pilo, Domínguez y De la Iglesia publicaron un trabajo. La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda, para hacernos ver que Yagüe en realidad era una buena persona y un leal patriota, y que solo cayeron víctimas de la represión 250 milicianos. No niegan la masacre pero rebajan todo lo posible el número de asesinatos.

Aunque hay que reconocer que en dicho libro se hacen un verdadero lío. En la Pag. 265 afirman que "son 1.000 los que podemos llamar represaliados"; cuando antes, en la Pag. 184, declaraban que: "El número total de fallecidos en combate el día 13 y 14 de agosto, y fusilados entre el día 14 y el 18 [días en los que permaneció Yagüe en Badajoz], podría cifrarse en un abanico entre 450 y 500, pudiendo aventurarse que la mitad de ellos fueron fusilados". En un lugar del libro nos dicen que los represaliados (asesinados) fueron entre 200 y 250, y más adelante suben la cifra a 1.000. Este estudio más bien parece la obra de unos tristes aficionados. Lo que hacen es confundir al lector.

El libro recopila mucha documentación, en efecto, pero se basan en las fuentes periodísticas portuguesas para desmentir la matanza o al menos reducirla lo máximo posible. Tenemos que tener en cuenta que la prensa de Portugal estaba bajo la censura de la dictadura de Salazar. Dictador aliado de Franco y por donde sus fronteras entraba material para el Ejército golpista.

Repasemos la prensa portuguesa a través de los diarios franquistas. Ceuta estuvo desde el minuto uno en manos de los golpistas. El diario Faro de Ceuta se nutría de los artículos de la prensa lusitana. Poco antes de que Yagüe invadiera Badajoz, se produjo un motín de miembros de la Guardia civil en el cuartel de Santo Domingo. Así engañaban a sus lectores los periodistas de Portugal y de España:

SE CONFIRMA LA PRISION DE PUIGDENDOLA POR LOS GUARDIAS DE ASALTO, QUE SE HAN HECHO FUERTES EN EL CUARTEL DE LA BENEMÉRITA

Lisboa.—Se ha recibido un telegrama confirmando que los guardias civiles y de Asalto de Badajoz, se sumaron al movimiento nacional y aunque en no muy gran número se enfrentaron con una poderosa columna, que contaba incluso con artillería mandada por Puigdendola (sic). Las fuerzas de Asalto y Guardia civil atacaron valientemente haciendo retroceder a los rojos después de causarles bastantes pérdidas y haciéndoles algunos prisioneros entre los que figura  Puigdendola. Como las fuerzas enemigas  volvían a reorganizarse los guardias se refugiaron en el Cuartel de la Benemérita donde se han hecho fuertes, esperando la llegada de las anunciadas columnas nacionales.

La Guardia Civil se sublevó el día 6 de agosto en su propia sede, el cuartel de Santo Domingo.  Acuartelamiento donde se encontraba retenido el teniente Silveira Nieto, quien a principios de agosto protagonizó un levantamiento junto a otros 73 guardias civiles, dos sargentos y un oficial de complementos en Fregenal de la Sierra. Pero en la capital de Badajoz no hubo ninguna batalla con una columna de Puigdengolas

Lo que si pasó fue que, el comandante Vega Cornejo, el tres de agosto junto a una columna mixta (milicianos y militares) a su mando neutralizó sin mayores problemas a los insurrectos de Fregenal de la Sierra. Todos los golpistas sin sus respectivas familias fueron trasladadas al cuartel de Santo Domingo en Badajoz, acción que favoreció el ambiente golpista entre la Guardia Civil pacense. Según explica Francisco Espinosa,  el teniente Silveira Nieto a su llegada a Badajoz se pone en contacto con el teniente de Asalto Fernando Acosta, quién días después su sublevaría junto a la Guardia Civil en Badajoz.

Después de que un grupo de milicianos tratara de asaltar la prisión Provincial instalada en el palacio Godoy, entre 8 ó 10 guardias de Asalto, bajo el mando del teniente Fernando Acosta que habían participado en la defensa de la prisión Provincial, se instalaron en el cuartel de la Benemérita. La milicias republicanas, según relata Julián Chaves Palacios, pedían que se les entregase a los guardias  de asalto, y el comandante previendo males mayores ordenó cerrar la comandancia de la Guardia Civil.

Esta decisión llevó a que las milicias rodearan el cuartel de la GC. Los atrincherados en la Comandancia eran unos 150 guardias civiles y un grupo reducido de guardias de Asalto. Contaban con dos ametralladoras 100 fusiles, escopetas y pistolas que habían traído los golpistas de la Guardia de Asalto, que como  cuenta Espinosa, según se dirigían al al cuartel de la GC iban dando gritos "de ¡Viva España! ante el estupor del vecindario". Cuando se supo de la sublevación de la Guardia Civil, el Gobernador Civil se puso en contacto telefónico con el comandante Vega Cornejo exigiéndole que se trasladara a las dependencias del Gobierno junto al resto de jefes y oficiales. A lo que este se negó en rotundo.

El Gobernador Civil, Manuel Granados, se puso en contacto con Puigdengolas y este junto al capitán  Guillermo de Miguel Ibáñez y el comandante de la Guardia de Asalto, Luis Benítez Ávila se dirigieron al cuartel de Santo Domingo para entrevistarse con las autoridades allí sublevadas. Lejos de entrar en razón,  Puigdengolas con sus acompañantes fueron detenidos a traición por los golpistas. A pesar de la detención de los militares leales el asedio continuaba. A primeras horas del día 7 se pidió la rendición de los insurrectos amenazando con detener a la familia del teniente Acosta y de los demás sublevados si no ponían en libertad a Puigdengolas y sus dos compañeros y otros "diez milicianos que tenían retenidos".

El cuerpo de Carabineros se sumo al asedio de los milicianos. El tiro de los morteros efectuado desde el edificio de Correos, el mismo día 7, hirió en un pie al comandante Vega Cornejo. Fue evacuado del hospital e ingresado en el hospital civil. El cuartel sublevado quedó al mando del capitán Justo Pérez Almendro.

El asedio era duro y debido a las pocas expectativas que tenían de triunfar y de salir con vida de aquel embrollo golpista, (según Espinosa a los golpistas los "advirtieron [de]  que un grupo de mineros de Azuaga dirigidos por Antonio  Bugarín habían comenzado lo preparativos para la voladura del cuartel") decidieron liberar a los rehenes, y poco después se rindieron; pero no a las milicias por miedo a ser asesinados, sino al cuerpo de Carabineros. Dos días duró la sublevación de la Guardia Civil en la Comandancia. Los golpistas fueron trasladados primero al Cuartel Menacho, posteriormente al convento de Las Descalzas y después a la Iglesia de San Agustín, donde quedaron presos en espera del juicio por rebelión.

El juez militar que iba a enjuiciar a los golpistas presos era el oficial Enrique Segura Otaño, quien como era afín a los golpistas, demoró todo lo que pudo el juicio hasta que siete días después fueron liberados por las tropas de Yagüe.

Esta es la historia de la detención del coronel Puigdengolas, donde no hubo lucha contra ninguna columna comandada por el coronel, y por tanto no hicieron retroceder a los "comunistas" causándoles grandes bajas para después hacerse fuerte en la Comandancia de la Benemérita. Y tampoco el mismo día 7, como afirma el titular de El Faro de Ceuta, Badajoz estaba a punto de "rendirse a las tropas nacionales". Sí, Puigdengolas fue detenido, pero fue hecho preso a traición mientras parlamentaba con los golpistas en el cuartel de Santo Domingo. No hubo épica en la sublevación de la Guardia Civil en Badajoz, ni en la detención del coronel Puigdengolas.

Ahora bien, nada que reprochar a El Faro de Ceuta por tergiversar la información. Dicho periódico estaba en poder de los franquistas, y como en cualquier guerra la prensa es un arma con la que se tiene que insuflar moral a los combatientes y a la población en general. Lo mismo pasaba en la zona republicana. Sabiendo esto, que lo sabe cualquier principiante, es absurdo desmentir o minimizar la matanza de Badajoz con infinidad de artículos de la prensa que se publicaba en Portugal. Alemania, o Italia. En el libro La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda usan esta táctica.

En el libro de Pilo, Domínguez y De la Iglesia, La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda, se ataca inmisericordemente a Jay Allen, al cual le dedica un un capitulo entero a su persona. Se trata del capitulo XII; "JAY ALLEN EL GRAN ENGAÑO":

Jay Allen fue probablemente el propagandista, favorable al Gobierno frentepopulista, más activo y comprometido de entre los corresponsales extranjeros. Pág. 203

Sin embargo el artículo de Jay Allen que corrió como la pólvora por las potencias democráticas europeas estaba repleto de información veraz:

Allen esta bastante bien informado de lo sucedido en Badajoz, si estuvo o no en persona en la ciudad pasa a un segundo plano, y convendría mantenerlo alejado del foco del debate. El artículo de Jay Allen está lleno de datos auténticos:

Saqueo y rapiña en los comercios de Badajoz.

Devolución de huidos a Portugal por el Gobierno de Salazar.

Intento de rapto del Gobernador civil, Manuel Granados. Este suceso no aparece reflejado en la prensa.

Asesinato ceremonial de Madroñero y Nicolás de Pablo. El "HOY" informó del fusilamiento ("Se ha hecho justicia..."), pero no citaba nombres.

Asesinatos de militares leales.

Intercesión de los hermanos Pla para salvar a los presos de la cárcel provincial. Tampoco hemos encontrado este hecho en la prensa.

Asesinato de los hermanos Pla.

Quema de cadáveres. Leer más...👈

Si Allen era un propagandista, que me dicen de Rádio Club Português, citado en el libro de los tres autores...

 ... Este artículo se interroga sobre la función propagandística desarrollada por la emisora portuguesa Rádio Club Português (RCP) en la Guerra Civil española, durante la cual Portugal apoyó el golpe de Estado contra la II República. Los objetivos fundamentales del trabajo son tres: analizar los contenidos radiofónicos de la emisora. Antonio Pena Rodríguez...👈

O de todos lo periódicos controlados por el dictador portugués Antonio Salazar (O Século, Diario da Manhá, Diario de Lisboa, Diario de noticias)...

... Este trabajo se centra en la descripción y análisis de la estrategia política del gobierno salazarista y su reflejo propagandístico en la prensa portuguesa durante los momentos previos y posteriores a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre España y Portugal, el 23 de octubre de 1936, cuando Salazar decidió suspender unilateralmente el marco de convivencia e intercambio político entre los dos Estados ibéricos, algo más de tres meses después de la eclosión de la Guerra Civil española. Antonio Pena Rodríguez...👈

En la prensa lusitana se basan Pilo, Domínguez y De la Iglesia para decir que en Badajoz pasó muy poco. Toda una engañiza solo apta para los muy "cafeteros".