ARTÍCULO DE ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ
Este mito sigue circulando hoy en día con más o menos
éxito. Lo demuestra el hecho de que de cuando en cuando, nos encontramos con
algún trabajo que desde la perspectiva franquista, relatan lo sucedido en el
Alcázar de Toledo.
Como sabemos, el 22 de Julio de
1936, el coronel José Moscardó a la vez
director de la Escuela de Gimnasia ante el fracaso del golpe militar en Toledo,
se hace el fuerte en el Alcázar que por
entonces albergaba la Academia de Infantería con un buen contingente de miembros de la Guardia Civil, militares
falangistas, civiles y sus familiares. En total 1900 personas. Un considerable número
de ellos eran rehenes que fueron utilizados como escudos humanos, entre los que
se encontraba el gobernador civil de la provincia, Manuel María González López.
La decisión de Franco de
desviarse hacia Toledo en vez de proseguir el avance hacia Madrid generó una
enorme polémica que a día de hoy no ha sido del todo aclarada. Sabemos que el
por entonces Coronel Yagüe, que hasta
ese momento dirigía las tropas de África fue sustituido por el General Varela,
por haber mostrado aquel disconformidad
con esta idea. El pensaba con razón, que el desvío haría ganar un tiempo
precioso a los defensores de Madrid para poder organizar su defensa, perdiéndose por tanto un tiempo vital. Por
otra parte consideraba que el mismo ataque a la capital de España, generaría
por parte republicana el detraimiento de fuerzas desde Toledo para defender
Madrid. Por tanto, este ataque por si sólo acarrearía la casi segura liberación
del lugar. Hay que subrayar que la
conquista de Madrid hubiera supuesto con
casi total seguridad , el final de la guerra. aunque ciertamente en esto no se
ponen de acuerdo los especialistas en temas militares.
Pero Franco tenía otros planes.
En primer lugar no podía sustraerse a la oportunidad propagandística que le
brindaba la ocasión. Hay que tener en cuenta que en la fecha en que se
produjo la entrada de las tropas
fascistas en Toledo –finales de septiembre- coincidió con los días previos en
que los golpistas decidieron nombrar un mando único y Jefe de Estado,cosa que
se produjo el 1 de Octubre . Por tanto, la popularidad y efectos
beneficiosos que habría de generar la
operación le vendría de perlas para su entronización como jefe único y supremo
Tampoco conviene perder de vista,
la idea que el dictador tenía en cuanto a la necesidad para sus fines
personales de una guerra larga. Esto suponía para el la ocasión de consolidarse
suficientemente en el poder. También hay que tener en cuenta que al general, le
iba más una contienda de aniquilamiento, pueblo a pueblo, ciudad a ciudad… sin
descuidar la retaguardia. Fue esta la
razón por la que se desvió a Badajoz en vez de continuar el avance a Madrid y
en el mismo contexto decidió apartarse para tomar Toledo.
Por cierto, hace algún tiempo me
atreví a discutir este asunto con Francisco Pilo en su blog, y éste me
respondió en plan muy altanero- tenía necesidad de conseguir los aplausos de la
concurrencia ultra que a menudo le
rodea- que la razón por la que el futuro Generalísimo se atrevió a entrar en la
ciudad Imperial no fue otra que la
necesidad de hacerse con la fábrica de armas que albergaba la ciudad. Atónito
me quede. Una de sus muchas teorías descabelladas.
El asedio que duraría setenta
días, aparte del innegable aspecto heroico que tuvo, no fue desaprovechado por
la propaganda franquista para convertirlo en un auténtico símbolo de la
resistencia.
Convirtieron al coronel Moscardó
en una especie de Guzmán el Bueno. Sabemos que este ante el asedio de la plaza
fuerte de Tarifa, fue amenazado por los moros con matar a su hijo si no
entregaba la plaza. Lejos de amedrantarse
Guzmán arrojó con furia desde las murallas un puñal para que se dieran
prisa en darle muerte. Algo parecido
intentó la propaganda fascista en pleno
siglo XX. Veamos como sucedieron los hechos y como se fraguó la leyenda.
En la mañana del 23 de Julio, un
jefe de milicianos de Toledo, Candido Cabello, abogado del tribunal y decano
del colegio de Abogados de dicha ciudad, contactó con Moscardo al que conocía,
para exigirle que depusiera su actitud o en el plazo de diez minutos darían
muerte a su hijo Luis que se encontraba detenido. Según la versión de los
vencedores de la guerra, este habló con su padre el cual le explicó que era imposible
la rendición y a continuación oyó los disparos del fusilamiento de Luis
Moscardó. La realidad fue que este sería fusilado treinta días después pero por
causas completamente distintas, ya que su asesinato se debió a un acto de
represalia, como consecuencia de unos bombardeos de la aviación franquista.
Fueron ejecutados unos cuarenta prisioneros en la Sinagoga del Transito y en
los callejones adyacentes. Por tanto, no hubo una relación entre esta muerte y
el asedio.
Pero
la versión que la propaganda fascista transmitió fue la primera, llegando a traspasar nuestras fronteras;
McNeill-Moss adoptó la versión del
asesinato inmediato.”Algunos minutos más tarde, volvieron a llamar al coronel
Moscardó por teléfono y se le informó de que su hijo había sido fusilado”.
“Foss y Gerathy sugieren la ejecución inmediata”. Harold G. Cardozo escribe en
1937, “Se cree que el joven fue ajusticiado inmediatamente después de la
conversación telefónica”. Edward H. Knoblaugh escribió en uno de sus libros”
Antes de que pudiera colgar el teléfono, sonaron los disparos. El muchacho
había muerto. El periodista italiano
Sandro Volta escribió: “Y varios disparos de revólver, los que habían
matado a su hijo, fueron oídos por el heroico oficial a través del teléfono.
Otro escritor italiano, Luigi Moresco, afirmaba: “Una detonación seca oído por
teléfono confirmo al padre que la infame amenaza había sido ejecutada”( EL MITO
DE LA CRUZADA DE FRANCO, HERBERT R. SOUTWORTH,pag. 176. Edición bolsillo.)
En la postguerra la leyenda siguió
creciendo. Manuel Aznar, abuelo del que fuera presidente del gobierno, fue de
los que más empeño puso en la tarea y así lo transmitió en su historia militar
de la guerra. Sin embargo el periodista Joaquín Arrarás si dio la versión
correcta de los hechos en un libro que publicó en 1937 sobre el Alcázar. Además
se sabe que un desconocido le dio el pésame por la muerte de su hijo a José
Moscardó, cuando este bajaba la cuesta del Alcazár, tras la liberación de la
fortaleza. Esta persona le informó asimismo de que el suceso se produjo el 23
de Agosto. Su sorpresa e indignación ante lo que le acababan de contar, expresa
de forma inequívoca la falsedad que se había propagado.
Pero la cosa no quedó ahí. Nada
menos que 32 autores distintos expresaron que la edad del fallecido se
correspondía más bien a la de un hermano de Luis, Carmelo, que contaba por
entonces con dieciséis años, mientras que aquel tenía veinticuatro. Con esto el
mito tenía aún mayor fuerza, pues se trataba de expandir la idea de que se
había fusilado a un menor. Se sospecha incluso que con quien realmente habló el
militar fue con este hijo pequeño, de ahí que aprovecharan la ocasión para
presentar los hechos de la muerte de Luis – la cual realmente se había
producido- pero colocándole la edad de su hermano.
Otro falso dato que contribuyó a
realzar la heroicidad de la defensa de la fortaleza estuvo en decir que esta estuvo protagonizada
por un innumerable número de cadetes. Después se ha sabido que participaron
sólo siete, pues era verano y la escuela se encontraba cerrada por vacaciones.
El poeta José María Pemán dedicó un
encendido discurso a estos muchachos , el mismo día que acabó el asedio
. Asimismo la propaganda franquista difundió un libro de Massis y
Brasillach, “ Les Cadets de l Alcázar”
que exaltaba de forma exagerada la contribución
de estos chicos. Con el tiempo el asunto de los cadetes se fue sumergiendo en
el olvido por parte del régimen, tal vez conscientes de que la historia no daba
más de si, o tal vez debido a las quejas
de la Guardia Civil y los falangistas que se sintieron ninguneados.
Cuando tratamos el asunto de los
rehenes que tomó el coronel Moscardó, la idea que quisieron transmitir de
heroica resistencia a ultranza, pierde bastante fuerza. Se han podido conocer
los distintos intentos que el gobierno republicano hizo para lograr la
liberación de todas las mujeres y niños que se encontraban en el Alcázar. Para
ello se mandaron distintos emisarios con la órden de negociar la salida de
estas personas, entre ellos el embajador chileno Núñez de Morgado. Incluso
Largo Caballero llegó a enviar a un sacerdote, el padre Camarasa. Este hombre
llegó a entrar en el recinto e intentó convencer al militar que depusiera su
actitud o al menos dejara en libertad a las mujeres y niños. Pero no accedió,
lo cual demuestra que parapetados bajos estos escudos humanos, confiaron en que
los gubernamentales no se atreverían a volar el edificio . Es decir, que el
heroísmo de este señor, está un poco en tela de juicio, cuando te estás
valiendo de seres humanos para proteger tu propia vida. Por otra parte resulta
revelador, que los familiares de los defensores que no entraron en el recinto
fuesen los de los oficiales. Estos dejaron a su familia a buen recaudo,
mientras que los demás entraron con ellos. Curioso ¿No?.
El 28 de Septiembre de 1936 se
produjo la liberación del emblemático lugar. La frase con la que pasó a la
historia el tenaz defensor , habría de dirigírsela a Varela de la siguiente
forma:
-
Mi general, sin novedad en el Alcazar.
El resultado de la defensa del
recinto fueron, 82 muertos, más de 400 heridos, tres suicidios, 30 desertores y
57 “desaparecidos”.
El entrecomillado de los
desaparecidos no es gratuito, ya que resulta del todo imposible de entender
como pudieron desaparecer tal número de personas en una fortaleza que estuvo en
todo momento rodeada. De esto lógicamente nunca ha hablado la historiografía
franquista, aunque es fácil suponer la
suerte que corrieron.
Libros, películas y hasta un
diario se crearon en torno a este mito tan perdurable. El periódico de ideología ultraderechista El
Alcázar nació de forma muy primitiva por razones obvias, en aquellos días de
asedio. Desde entonces se publicó de manera continuada hasta entrados los años
ochenta, cuando alguien decidió que aquello ya no tenía futuro. Poco podían
imaginarse los precursores de tan feliz iniciativa, que pasados los años,
llegaría la parroquia ultraderechista a controlar tantos medios de
comunicación. tal y como ocurre en la actualidad.
ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ
14 de Abril de 2012