Es sobradamente conocida la obsesión que tuvo el dictador con la
masonería. Se dedicó a culparles de
todos los males acaecidos en España desde el reinado de Felipe II. Según el
dictador, las pérdidas de los territorios en América se debieron a la mano
negra de los masones, así como lo de Gibraltar o el desastre de Filipinas y
Cuba en 1998, entre otros.
No hay datos concluyentes pero se
ha barajado la posibilidad de que él mismo intentara entrar en una Logia en 1926
cuando tenía el rango de teniente
coronel. El rechazo a su ingreso habría tenido mucho que ver en su
obsesión hacia los masones. En ese
sentido hay que tener en cuenta que su acomplejamiento enfermizo lo pagaba
siempre con aquellos que consideraba que lo hubieran ofendido . El odio hacia
Manuel Azaña por las reformas militares que acometió, hacia su mismo padre por
haberle abandonado junto a su madre y hermanos cuando era un chiquillo, hacia
Serrano Suñer por sentirse inferior a él
intelectualmente, hacia el conde de Barcelona desde que este redactó el
Manifiesto de Laussana que consideró una
afrenta a su régimen, hacia Queipo de Llano al cual no le perdonó nunca que se
le subiera a las barbas… Es decir, se vengaba con creces de aquellos que le
hubieran hecho algo. Desde esta
perspectiva aún admitiendo que no está suficientemente demostrada, pudiera ser
que su odio a la masonería naciera de
esta negación a dejarle entrar. Todo esto como se puede apreciar tendría
mucho que ver con la psicología personal del personaje. Hasta se ha llegado a
decir que su paso por la Academia militar de Toledo donde sus compañeros le
bautizaron Franquito por su más que evidente baja estatura, pudo influir en su
comportamiento posterior debido a este complejo. Ya sabemos de lo peligroso que
resultan a veces los acomplejados.
Para más inri está suficientemente comprobado que su padre perteneció a la masonería al
igual que su hermano Ramón , así como su hermano Nicolás que se quedo en las
puertas de entrar al no superar la fase inicial.
Hay que decir en primer lugar que
el concepto
del contubernio judeo- masónico
en España no fue invención del dictador, pues la delirante frase
proviene del siglo XIX y al parecer intervinieron algunos jesuitas en el
dislate. Por lo tanto en este tema como en otros muchos tampoco fue muy original.
Ya se vislumbra la persecución a
la que les va a someter en la temprana
fecha del 24 de Julio de 1936, cuando declaró a El defensor de Córdoba. “Luchamos para formar un solo frente nacional contra
los judíos y las logias de masones, contra Moscú y las sociedades obreras de
tipo marxista”. Toda una declaración de intenciones.una declaración de intenciones.
Según has desvelado estudios
recientes el franquismo llegó a confeccionar 80.000 expedientes de masones y
simpatizantes, donde se consignaban todos los aspectos relacionados con la vida
privada de estas personas. Incluso llegaron a realizar un estudio de aquellos
que pertenecieron a la masonería en el siglo XIX.
No se sabe con certeza las cifras
de masones asesinados por el bando
franquista en la guerra civil, pero sin duda alguna se pueden contar por varios
miles, así como otros tantos que pagaron con la cárcel el ejercer libremente el
derecho de asociarse. Por este simple hecho se les encarceló, torturó o mató.
Al finalizar la contienda civil se aprobaron distintas leyes como instrumento
de represión sobre la masonería como la Ley de Responsabilidades Políticas de
1939. Con el agravante de que esta ley permitió juzgar a los acusados de
comunistas, masones… que hubieran obtenido su afiliación desde la temprana fecha
de 1934. Es decir, esta aberración jurídica permitió condenar a personas que se
limitaron a inscribirse en determinadas organizaciones cuando éstas eran perfectamente legales. El
propio régimen franquista las ilegalizó, pero mucho más tarde. Más tarde, en
1940, se promulgó la Ley para la represión de la masonería y el comunismo,
creándose un tribunal especial para juzgar estos “delitos” con penas de hasta
treinta años de cárcel.
El propio Franco escribió multitud de artículos
en el diario falangista Arriba, donde se dedicaba a criticar duramente a la
masonería, parapetado bajo el seudónimo de
Jakin Boor. No escapó a sus delirantes críticas ni el mismísimo presidente estadounidense
Harry S. Truman, lo cual provocó
diversas quejas de los norteamericanos que conocían sobradamente quién era
realmente Jakin Boor.
Luego está la acusación sin base alguna, de que la
masonería estaba estrechamente relacionada con la izquierda. En ese sentido
cabe decir, que en las cortes constitucionales de 1931, 150 de los 470
diputados que existían en aquel momento, pertenecían a la masonería y entre los
cuales había gente de derecha, de izquierda y de centro. Como dato altamente
anecdótico hay que señalar que tanto Augusto Pinochet como Salvador Allende,
ingresaron en la masonería y
curiosamente en la misma logia.
Por si cupiera alguna duda, es
digno de reseñar que los comunistas soviéticos
así como los países satélites que crearon tras la segunda guerra
mundial, también persiguieron a los masones. Queda demostrado en los siguientes
datos.
-
En el IV Congreso
Mundial de la Internacional Comunista en 1922, se declaró a la masonería
contraria a la ideología. Los intervinientes en dicho Congreso aprobaron por
mayoría una ponencia en la que se exigía o bien darse de baja de la masonería o
bien del partido comunista. Es decir, se declaró que eran incompatibles.
-
León Trotsky sobre
la masonería: “ Es una ideología de concepción burguesa contraria en sus
principios a la dictadura del proletariado”.
-
En 1926 se procedió
al arresto, tortura y encarcelamiento de treinta conocidos masones en la Unión
Soviética. Desde estas fechas la masonería despareció totalmente en los años
que duró el comunismo en la Unión Soviética.
-
En 1940 tras la
ocupación de Letonia es declarado ilegal la masonería, al igual que ocurriera
en Lituania.
-
En Hungría fue
proscrita por ley por los comunistas en 1920. En Bulgaria se prohibió en 1941.
-
En Checoslovaquia
fue ilegalizada durante la etapa que va desde 1951 hasta 1991.
Y así podría seguir.
Hace apenas dos años, apareció un trabajo de Javier
Domínguez Arribas , “El enemigo judeo-masónico en la propaganda franquista
(1939-1945), en donde aportó el revelador dato de que la obsesión de Franco por
la masonería se debió a unos informes
falsos que le facilitaron durante más de veinte años, una red de espías
denominada Apis (abeja en latín). Detrás de esta trama habría estado Luis
Carrero Blanco, al que el autor le adjudica los adjetivos de, católico
integrista, antimasón y antisemita.
Francisco Franco
le contaba a su primo Pacón que disponía de información privilegiada que
demostraba la conexión del comunismo con la masonería, así como los planes
según él muy avanzados para derribar el régimen.
Aunque nunca
entraba en más detalles, poco podía imaginar el dictador de que la información
que le suministraba la red capitaneada por Luis Carrero no eran más que una
sarta de mentiras .
Todo esto viene en el libro Mis conversaciones privadas
con Franco, interesante libro que le publicaron a su primo Francisco Franco
Salgado tras la muerte de Franco y que acarreó diversas críticas por parte de
la familia del generalísimo que no
estaba de acuerdo con algunas partes de este trabajo. En cualquier caso
recomiendo su lectura.
Por tanto, se
podría concluir que según esta versión
habría sido Carrero el que debido a sus fuertes convicciones católicas quien
habría influido en Franco negativamente
hacia la masonería.
Cualquiera sabe.
Lo único cierto, es que nunca se ha logrado demostrar con datos fehacientes y concluyentes
que la masonería participara en ninguna conspiración . Ni durante la segunda
república, ni durante la dictadura del sátrapa. Por tanto, es fácil llegar a la
conclusión de que en esta historia se mezclaron por un lado, la fijación de
Franco con la masonería por la hipotética negativa de ésta a admitirlo, la
necesidad del régimen de inventar enemigos para condicionar a la opinión
pública de la necesidad providencial del
dictador (propaganda tendenciosa y manipulada de los enemigos del régimen; comunistas,
masones…) y los más que probables informes falsos que preparó Carrero que habría agudizado la enfermiza obsesión
del dictador hacia la masonería.
Por otra parte es obvio que destacadas
personalidades pertenecientes a la masonería, han entrado en todas las épocas
en la política pero esto no significa que esté la masonería detrás. Este hecho lo utilizó el
franquismo para hacernos creer que esta
asociación pretendía controlar las
instituciones. Pondré un ejemplo, ¿Alguien medianamente sensato se atrevería a
sospechar que el Opus Dei controlaba el gobierno de José María Aznar por más
que en él estuvieran, destacados
miembros de la obra, como Federico Trillo y Loyola de `Palacio? Pues claro que
no.
Sea como fuere,
el general se fue al otro mundo con su
obsesión intacta como demuestran sus palabras en su última intervención
pública, el 1 de Octubre de 1975, es decir apenas dos meses antes de morir. Se
refirió a las protestas internacionales que se produjeron tras los
fusilamientos de tres miembros de ETA y dos del FRAP en Septiembre de ese año,
con estas palabras:
“ Todas las protestas obedecen a una conspiración
masónica-izquierdista, de la clase política en contubernio con la subversión
comunista-terrorista en lo social, que si a nosotros nos honra a elles les
envilece”.
ANTONIO ALFONSO
HERNÁNDEZ
24 de Octubre de
2012